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Argentina - Brasil: Una amistad desarrollista
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Libro electrónico175 páginas2 horas

Argentina - Brasil: Una amistad desarrollista

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Argentina-Brasil. Una amistad desarrollista aborda los vínculos bilaterales sostenidos por ambas naciones, desde la colonia hasta fines del siglo pasado, a través de un recorrido histórico por las iniciativas políticas que procuraron cimentar la asociación, sobre todo comercial, entre estos países y que constituyen la base del bloque subregional del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Así, el presente libro resulta atractivo sobre todo a aquellos lectores que deseen ampliar los debates acerca de las relaciones entabladas entre los Estados latinoamericanos en nuestro actual contexto histórico-político y que confluyen en una nueva manera de mirar y comprender la política de nuestro continente.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 may 2016
ISBN9789876992176
Argentina - Brasil: Una amistad desarrollista

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    Argentina - Brasil - Daniel Amicci

    Editor.

    Introducción

    El presente libro está integrado por cuatro artículos. El artículo primero aborda el estudio de los vínculos entre Argentina y Brasil, desde la colonia hasta comienzos del siglo XX. Dentro de ese marco cronológico general, el énfasis fue puesto en la etapa comprendida entre el derrumbe del régimen de Juan Manuel de Rosas, hasta la plasmación del acuerdo del ABC. En ese ciclo, se desarrollaron enredadas y oscilantes relaciones caracterizadas por factores desestabilizadores, de origen e índole disímiles. Sorteando los efectos de tales fuerzas centrífugas, la tendencia hacia la convergencia de intereses mantuvo su rumbo.

    Durante el transcurso de esa positiva evolución hacia la cooperación en el Cono Sur germinaron novedosas iniciativas que buscaban algún tipo de asociación, sobre todo comercial. Sin embargo y pese a que los resultados no fueron los proyectados, constituyen los antecedentes remotos que componen la extensa cadena de eventos que condujeron a la integración entre Brasil y Argentina, base del bloque subregional del Mercado Común del Sur -MERCOSUR-, ahora ampliado a escala regional con la incorporación de Venezuela.

    El segundo texto analiza los esfuerzos por dotar de capitales estratégicos a los dos mayores países sudamericanos, trazando lineamientos comparativos entre la inconclusa iniciativa de Raúl Alfonsín en 1986 por trasladar hacia la Patagonia la sede nacional argentina, y la meta alcanzada por Juscelino Kubistchek en 1960 al fundar Brasilia. Se proponen una serie de factores para explicar este contraste, los que conjugan cuestiones de índole económica, política y social, así como las vinculadas al rol de la prensa y las construcciones simbólicas.

    La investigación permitió determinar que, más allá de las diferencias propias de cada curso histórico, (en particular los numerosos antecedentes de traslado de capitales que experimentó Brasil y que desconoció Argentina) las causas principales del fracaso del plan del gobierno radical radicaron en la puesta en marcha de una decisión claramente extemporánea, ejecutada con imprudente espontaneidad, sin un adecuado análisis de factibilidad así como tampoco un necesario debate público. Todo ello, en un clima de tensión social y profunda crisis económica, heredadaso de la dictadura más extrema que conociera el país.

    En el tercer caso, pretendemos demostrar que entre 1958 y 1962, Brasil y Argentina convergieron hacia un proyecto nacional de similares características, que alcanzó su máxima expresión en los Acuerdos de Uruguayana. Este desenlace exitoso de la colaboración promovida por Kubistchek y Frondizi, luego profundizada por Quadros, fue el resultado de una recíproca decisión por dejar atrás las tradicionales relaciones competitivas y evolucionar hacia una fase de notables acciones compartidas.

    Para comprender ese cambio paradigmático hemos explorado los aspectos relativos a la configuración e influencia del contexto local y del externo: la implementación de una política exterior independiente y la persecución de metas para superar la dependencia económica. Todo ello sin dejar de evaluar los disímiles enfoques teóricos que identificaban a los actores principales.

    El último escrito describe los resultados alcanzados luego de las negociaciones de la Cumbre de Uruguayana de 1961. Su rúbrica dio lugar a acciones recíprocas tendientes a lograr, por un lado, la implementación de los créditos norteamericanos hacia las áreas productivas y, por el otro, a la continuación de una política exterior independiente que debió lidiar con las presiones del gobierno del Norte para excluir a Cuba del sistema de naciones americanas.

    En ese sentido dialogamos, sobre todo, acerca de las reuniones de cancilleres americanos realizadas en Uruguay (enero de 1962) y de sus implicancias. De allí se destacarán las vinculadas a las abstencionesón de Argentina y Brasil al momento de votar la expulsión de Cuba, promovida por los Estados Unidos, bajo el gobierno del demócrata John Kennedy, del sistema continental. Tales medidas alimentaron los movimientos golpistas en la región y son las que conducirán a una nueva involución en el proceso de convergencia de ambos vecinos del Cono Sur.

    Constitución de los vínculos bilaterales entre Argentina y Brasil: génesis del MERCOSUR

    Introducción

    Mucho se ha escrito acerca de los vínculos entre Argentina y Brasil en las últimas décadas y, particularmente, sobre los orígenes recientes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). A contramano, los que están focalizados en la etapa formativa de estas relaciones escasean. Así, los antecedentes remotos de este importante regionalismo americano no ocupan el espacio de proporciones que se merecen a fin de obtener una comprensión holística de su trayectoria. Este artículo pretende ofrecer un aporte para ayudar a subsanar ese desequilibrio investigativo.

    Uno y otro país, a lo largo de su historia, se han dispensado recíprocamente las mayores atenciones en cuanto a política exterior se refiere. Basta con revisar la delineación de la diplomacia de Buenos Aires para con Brasil para darse cuenta, rápidamente, de la intensidad expuesta en el tratamiento de los temas vinculantes, así como su persistencia a través del tiempo y los gobiernos. A su turno, al repasar la directriz brasilera, saltan a la luz claras similitudes. La documentación de Itamaraty, en particular los Relatorios expuestos por los cancilleres, son prueba fehaciente de los continuos cuidados brindados a los temas de su vecino rioplatense. Incluso con frecuencia preceden en orden de prioridad a los relacionados con las potencias de turno.

    Pese a la vastedad y complejidad de esa trayectoria de vinculación mutua, es posible identificar algunos lineamientos recurrentes que permiten caracterizarla. El enfoque del proceso, en función de la multiplicidad e interrelación de los componentes, no puede ser otro que sistémico. Los elementos de orden político y económico, tanto de orígenes autóctonos como foráneos, la puja geopolítica durante la fase de construcción y consolidación de los patrimonios soberanos de los Estados nacionales, así como los preconceptos emanados de emulaciones ideológicas de tinte europeístas, que forjaron las mentalidades de época componen el sistema donde se retroalimentan los impulsos que le dan personalidad.

    Una vez separados y analizados esos elementos sistémicos recurrentes, fue posible llevar adelante una selección que engloba a los antecedentes remotos del MERCOSUR, elegidos a partir de su originalidad y trascendencia. En todos los casos se trató de iniciativas que no superaban el nivel retórico o que lo sorteaban apretadamente, materializando pactos con alcances limitados y de efímera vida.

    Sin embargo, esa aparente superficialidad e improductividad de la dinámica integracionista entre Brasil y Argentina durante el período seleccionado resulta engañosa. De allí que, en la medida en que consideramos que la integración constituye un proceso multidimensional y gradual¹, planteamos como tesis central del trabajo que las diferentes medidas esgrimidas para alcanzar una cooperación subregional valieron como experiencias formativas de la futura asociación.

    Así, el escrito está organizado en dos bloques. El primero ensaya un repaso histórico de la trayectoria bilateral, desde la colonia hasta comienzos del siglo XX, indagando acerca de los pormenores de la conflictividad en la Cuenca del Plata y sus efectos en las relaciones entre ambos pueblos. El restante, analiza los antecedentes que hemos seleccionado y su valor en el curso que conllevó al bloque regional.

    El Cono Sur: macro escenario de las competencias geopolíticas

    Brasil y Argentina heredaron los antagonismos propios de la lucha entablada por parte de las potencias conquistadoras ibéricas, que pretendían alcanzar un control hegemónico sobre Sudamérica en general y el Cono Sur en particular. Su profundidad histórica alcanzaba las raíces mismas de las tramas coloniales competitivas, inclusive con anterioridad a la llegada de los navegantes pioneros a la costa brasileña (1500) y rioplatense (1516).

    Los tempranos litigios en pos de la soberanía de las tierras descubiertas en América del Sur tuvieron un primer principio de acuerdo, a grandes trazos, con la rúbrica del Tratado de Tordesillas (1494); línea invisible que atravesaba inconmensurables espacios desconocidos por los europeos a lo largo de buena parte de este escenario. La mayor colonia lusitana nació a partir de aquella lejana acta internacional, considerada como el hito originario y decisivo en la historia diplomática del país: Brasil es un producto de la diplomacia².

    La delimitación imprecisa y conflictiva repartía espacios todavía sin descubrir, suscitando efectos positivos y contraproducentes. Por una parte, evitó una temprana guerra colonial en la región y, por la otra, actuó como valla de separación entre los espacios de colonización de la América española y portuguesa durante siglos, hecho que, sumado a la inmensidad de un paisaje agreste, fortaleció las divisiones y el desconocimiento mutuo, alimentando las desvinculaciones culturales de pueblos hermanos³.

    En comparación con el resto del territorio sudamericano situado por encima del paralelo de los veinte grados, el Cono Sur ocupa el espacio más estrecho, puesto que el continente toma mayor anchura hacia el septentrión. Seis Estados se encuentran dentro de sus lindes, cuatro casi íntegramente: Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Los dos restantes, Bolivia y Brasil, comparten parcialmente este subsistema continental. Sin embargo, son precisamente las vastas tierras del Sur del Brasil las que participan de esta área; tierras a su vez fronterizas con los vecinos que más litigios han sostenido, es decir, Argentina, Paraguay y Uruguay.

    A su vez, dentro de esa subregión, la Cuenca del Plata es el marco natural donde se desataron las mayores tensiones y, reduciendo aún más el escenario de este extenso sistema hídrico, resulta posible encontrar el foco de los enfrentamientos en la Banda Oriental y su ribera fluvial, puesto que el control del Río de la Plata conforma la llave maestra del sistema y también su salida obligada al océano. De hecho, para una nación mediterránea como Paraguay y, para otra como Argentina, cuyo único puerto de salida fue el de Buenos Aires hasta el siglo XX, el Mar Dulce, más que una vía de comunicación representaba una vía de supervivencia.

    La distribución poblacional y productiva, tanto de Brasil como de Argentina y Paraguay, brinda un claro reflejo de la trascendencia que posee la Cuenca del Plata, tan así que hasta el presente la mayor parte de sus centros urbanos y económicos tienen asiento en áreas que le pertenecen. Vale la pena recordar que Brasil, en función de su ubicación central dentro de la geografía de América del Sur y de la vastedad de su patrimonio territorial, además de participar en el control de la cuenca rioplatense, domina la amazónica⁴.

    La lucha por monopolizar el manejo de esa área desencadenó la dinámica propia del juego geopolítico. Así, la vía fluvial hacia el Atlántico llegó a ser un verdadero polo de conflictos de poder durante siglos. Las dilatadas disputas se originaron cuando los portugueses juzgaron a su favor las delimitaciones establecidas por el Tratado de Tordesillas, pasando a requerir soberanía sobre la ribera norte de la desembocadura del Río de la Plata -entrada natural a la subregión del Cono Sur por el Atlántico-, llegando al punto tal de fundar, en 1680, una avanzada militar -Colonia del Sacramento- enfrente mismo de Buenos Aires, futura capital virreinal. Por su parte, para contrarrestar esa cercana amenaza, los españoles edificarán Montevideo hacia 1726.

    Enfrascado en esa lucha, Brasil se comprometía de lleno con esa subregión continental. De la mano de aquel interés, inició la expansión hacia su interior, franqueando el meridiano de Tordesillas hacia el Oeste (Guaira) y hacia el Sur (Colonia de Sacramento), en lo que sería la fase primaria de la trayectoria de su política exterior.

    La disputa por el controldel espacio rioplatense

    A diferencia de otras subregiones, el proceso aquí estuvo huérfano de choques armados significativos, excepto entre los años 1825-1828. El efecto de esa guerra, más allá de la victoria argentina contra el Imperio de Brasil, potenció la interferencia diplomática británica que, en línea con su política de dominación de los litorales marítimos, empujaba el nacimiento de un estado tapón, Uruguay, provisto de un excelente puerto atlántico. Resultó una clásica estrategia de balcanización, cuyo leit motiv apuntaba a disminuir, tanto territorial como políticamente, los países de la periferia capitalista, alimentando la competencia regional. La independencia de la provincia oriental constituyó una trascendente victoria geopolítica de la potencia inglesa en el Cono Sur⁵.

    Durante el extenso período de gobierno de Juan M. de Rosas (1829-1852), quien se posicionó como el dirigente dominante de la Confederación Argentina, las rivalidades con el Brasil imperial fueron una constante, obstaculizando cualquier posibilidad de mínimo entendimiento. Tras la caída violenta del caudillo y luego de participar decididamente en la coalición internacional que lo derrotó, el gran país tropical alcanzaba sus dos objetivos principales en el escenario rioplatense. Por un lado, detener las pretensiones militares de Rosas, tendientes a ocupar los viejos límites virreinales que, según el Barón de Río Branco, representaba O

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