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China y América Latina en una nueva fase: desafíos en siglo XXI
China y América Latina en una nueva fase: desafíos en siglo XXI
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Libro electrónico429 páginas5 horas

China y América Latina en una nueva fase: desafíos en siglo XXI

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Esta obra promueve la reflexión y el debate sobre la complejidad de las relaciones entre China y la región, con análisis centrados en estudios de casos por medio de enfoques multidisciplinarios. Cuenta con la participación de destacados especialistas, quienes enriquecen el conocimiento sobre las relaciones sino-latinoamericanas, destacando la originalidad de cada capítulo y sus contenidos, que proporcionan una lectura con amplitud y profundidad temática sobre los escenarios actuales y las perspectivas de las relaciones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jun 2022
ISBN9789561126459
China y América Latina en una nueva fase: desafíos en siglo XXI

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    China y América Latina en una nueva fase - Editorial Universitaria de Chile

    China y América Latina en una nueva fase: Desafíos en el siglo XXI

    © 2019. PAMELA ARÓSTICA, WALTER SÁNCHEZ.

    Inscripción N° 306.936. Santiago de Chile.

    Derechos de edición reservados para todos los países por

    © EDITORIAL UNIVERSITARIA, S.A.

    Avda. Bernardo O’Higgins 1050, Santiago de Chile

    Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor.

    Texto compuesto en tipografía Palatino 11/13

    Se terminó de imprimir esta

    PRIMERA EDICIÓN

    en los talleres de Salesianos Impresores S.A.

    General Gana 1486, Santiago de Chile,

    en septiembre de 2019.

    DIAGRAMACIÓN

    Yenny Isla Rodríguez

    DISEÑO DE PORTADA

    Norma Díaz San Martín

    ILUSTRACIÓN ORIGINAL DE PORTADA

    Pamela Aróstica F.

    Logo oficial de la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM)

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    ÍNDICE

    Prólogo

    Amelia Sáiz López

    Agradecimientos

    Introducción

    Pamela Aróstica y Walter Sánchez

    PRIMERA PARTE

    LA NUEVA FASE DE LAS RELACIONES ENTRE CHINA Y AMÉRICA LATINA

    CAPÍTULO I

    La nueva etapa de China y sus implicancias para América Latina

    Andrea Pellandra

    CAPÍTULO II

    China y América Latina en la nueva normalidad: elementos de análisis en perspectiva sur-sur

    Fabricio Rodríguez

    CAPÍTULO III

    Hacia una asociación estratégica: Las inversiones de China en América Latina

    R. Evan Ellis

    CAPÍTULO IV

    China y América Latina en el siglo XXI: asimetría y política exterior en la globalización económica

    Pamela Aróstica

    SEGUNDA PARTE

    ENFOQUES SOBRE LAS RELACIONES TRIANGULARES

    CAPÍTULO V

    Las relaciones triangulares: ¿La hegemonía de Estados Unidos ha afectado la asertividad de China en América Latina?

    Francisco Urdinez

    CAPÍTULO VI

    China en Latinoamérica: El rol de la Unión Europea

    Detlef Nolte

    CAPÍTULO VII

    La competencia entre China y Rusia en América Latina: ¿Alianza o confrontación?

    Victor Jeifets

    TERCERA PARTE

    SELECCIÓN DE CASOS

    CAPÍTULO VIII

    Desafíos para los bloques regionales latinoamericanos frente a China

    Ignacio Bartesaghi

    CAPÍTULO IX

    Un tren que no salió: Las relaciones entre México y China durante la administración de Enrique Peña Nieto

    José Luis León-Manríquez y Eduardo Tzili Apango

    CAPÍTULO X

    Las relaciones económicas y comerciales entre China y Brasil: Balance y perspectivas

    Francisco Luiz Corsi y José Marangoni

    CAPÍTULO XI

    América Central y la Región del Mar Caribe en el mapa geoestratégico de China

    María del Pilar Ostos

    CAPÍTULO XII

    Los efectos de China en el crecimiento de la economía uruguaya y futuros escenarios

    Gustavo Bittencourt

    Sobre los autores

    PRÓLOGO

    AMELIA SÁIZ LÓPEZ

    UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

    En enero de 2018 tuvo lugar la Segunda Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China, en la que se elaboró el Plan de Acción Conjunta de Cooperación en Áreas Prioritarias entre los Estados miembros de la CELAC y China (2019-2021). Este plan supone un salto cualitativo con respecto al anterior (2015-2019), porque define ocho ámbitos de trabajo con proyección sectorial, circunstancia que permite afirmar que las relaciones entre China y América Latina han iniciado una nueva fase, como sugiere el título del presente volumen. Sin embargo, la atenta lectura de las colaboraciones recopiladas indica que en esta nueva fase de las relaciones entre las dos regiones hay algo más que, sin duda, está estrechamente relacionado con el ciclo económico chino.

    Los economistas expertos en China afirman de forma generalizada que la fase de la desaceleración económica ya ha comenzado en el país. Esta circunstancia modula un escenario de relaciones China-América Latina fundamentalmente asimétricas y caracterizadas …por ser fuertemente desiguales, complejas, crecientes, multidimensionales, y que se desarrollan en un escenario de globalización económica (Aróstica P.: 69). El gran crecimiento de la economía china experimentado en las últimas décadas ha sido de vital importancia para el fenómeno de la globalización. Así, ambos procesos –globalización y expansión económica china– se han desarrollado de forma paralela reforzándose recíprocamente. Posiblemente por ello la economía China ha alcanzado un importante protagonismo en los foros internacionales y medios de comunicación occidentales y, debido a ello, en el imaginario de las relaciones entre China y el resto del mundo, las inversiones, la balanza de pagos, las relaciones comerciales, etc., son elementos primordiales que ocupan un lugar prominente. Y aunque sabemos que el poder económico es el que sustenta en la actualidad al poder político, no se suele hablar mucho, o no se menciona habitualmente, la agenda política internacional de China, entre otras razones porque siempre ha hecho gala de no injerencia en la política interna de los países con los que mantiene relaciones económicas. La no injerencia en asuntos internos –uno de los cinco principios de la coexistencia pacífica que guía a su política exterior– ha sido expuesta por parte de China como una muestra de respeto mutuo y de trato igualitario. Algunas de las consecuencias de esta estrategia ya las conocemos: por un lado China desea distanciarse de la imagen de país neocolonial y depredador de materias primas ajenas, y, por otro, procura neutralizar los debates internacionales sobre la calidad y el respeto a los derechos humanos que la acusan de violarlos. Y todo ello redunda en la aparente opacidad de la agenda política de China en otros países y regiones, como en el caso de América Latina.

    Sin embargo, algunas de las colaboraciones de este libro arrojan luz sobre el alcance geopolítico de las relaciones China-América Latina y el Caribe para ambos actores implicados. Por un lado, la presencia económica china en la región latinoamericana proporciona elementos –y argumentos– suficientes para mantener un itinerario de ascenso geopolítico, que a la vez contribuye a situar a la región en una posición subordinada y atrapada entre una nueva relación centro-periferia y una narrativa Sur-Sur de beneficios mutuos aún no consumados (Rodríguez F.: 31). Por otro lado, la asociación estratégica establecida con la región comporta un nivel de cooperación en diferentes ámbitos basado en la mutua confianza. La cooperación militar es uno de ellos, y China ya ha mostrado su interés, pero no ha sido así por parte de los países de la región, eventualidad preocupante y que, en cierto sentido, incide en la desigualdad en los objetivos y beneficios de las relaciones China-América Latina y el Caribe. Y no es un tema menor, dada la tradición de relaciones bilaterales en las que el apoyo militar ha sido uno de los pilares fundamentales y decisivos de la bilateralidad, como recuerda Víctor Jeifets en su capítulo sobre las relaciones triangulares entre China, Rusia y América Latina.

    Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, la globalización también ha conllevado la alteración del juego de influencias regionales. Por ejemplo, este libro ofrece un análisis en este sentido en la segunda parte, titulada Enfoque sobre las relaciones triangulares, que arroja un balance, cuando menos interesante, del resultado de la mayor presencia de China en América Latina y el Caribe: pérdida de hegemonía de Estados Unidos en la región, desplazamiento económico de la Unión Europea a manos de China, y posible competencia entre China y Rusia por sus propios intereses económicos. En definitiva, han sido desplazados los liderazgos previos en la zona: Estados Unidos y la Unión Europea. Dicho así resulta un tanto radical y excesivo porque, en efecto, la desaparición de los anteriores actores no es total y, seguramente, no sucederá a medio plazo. La lectura de los tres artículos que componen esta parte, al menos para una observadora europea, produce una sensación ambigua. De un lado sugiere un cierto fracaso en la gestión de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y América Latina y entre la Unión Europea y América Latina, como si la interacción mantenida por estos actores fuera prototípica de etapas anteriores al nuevo orden estratégico, corroborando de alguna manera la propuesta que encierra el título del libro. Sin embargo, por otra parte supone un llamamiento a esos mismos actores a revisar y fortalecer los aspectos singulares que aportan cada uno de ellos, en especial los que la vinculan a Europa, debido a …razones históricas, sus lazos con América Latina son más profundos y amplios especialmente en ámbitos sociales y culturales (Nolte, D.: 103). Y sí, la Unión Europea debería hacerse eco de estos análisis si quiere continuar siendo un actor geopolítico importante en América Latina. Y también debería apostar por una estrategia diferenciada en sus relaciones con América Latina cimentadas especialmente en la diplomacia cultural con especial atención a factores sociales, un reclamo en los análisis sobre las relaciones multilaterales realizadas desde América Latina, que a su vez marca el itinerario político entre ambas regiones apelando al aspecto probablemente más distintivo con respecto a otras regiones el mundo, que puede ofrecer la Unión Europea en las relaciones con América Latina en el siglo XXI.

    En su parte final el libro complementa los enfoques previos con análisis y valoraciones de las relaciones entre China y distintos países de la zona de estudio. Si las relaciones multilaterales de China con América Latina, aún siendo asimétricas, permiten obtener ciertas ventajas a la región, las relaciones bilaterales no proporcionan igual retribución, significativamente representado en el título de uno de los capítulos: Un tren que no salió… (León-Manríquez, J y Tzili Apango, E.: 156). Ahora bien, tanto en la contribución dedicada a analizar las relaciones entre México y China y las que se han desarrollado entre Brasil y China, los autores responsabilizan a los gobiernos de los respectivos países latinos de la mala gestión política de estas relaciones. Este análisis crítico, al igual como decíamos sobre las relaciones con la Unión Europea, comporta una guía para establecer los puntos más relevantes de una futura buena gestión política de las relaciones bilaterales entre los actores implicados. Este tipo de aporte añade un plus de calidad a los textos de este libro, fruto de trabajos caracterizados por el uso de diversas fuentes, la utilización de muchos datos y detallados análisis que ilustran acertadamente los argumentos y razonamientos, con independencia del punto de vista del ámbito analizado (político, económico, relaciones triangulares…). Otro de los motivos por los que recomendamos su atenta lectura.

    No quisiera acabar este prólogo sin mencionar que pese a la persistente relación desigual entre China-América Latina, esto pueda ser una oportunidad política y económica para los países de la región. La más evidente parece focalizada en la Nueva Ruta de la Seda Marítima; pero también estas páginas apuntan a la creación de estrategias comunes en diversos frentes, como las infraestructuras, la innovación, exportación, etc., que posibiliten acabar con el modelo de desarrollo paradigmático del siglo XX de centro-periferia. Confiamos en que así sea.

    Barcelona, enero de 2019

    AGRADECIMIENTOS

    Expresamos nuestro especial agradecimiento a Editorial Universitaria de la Universidad de Chile, y al puente de cooperación establecido entre la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM) y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, que en un esfuerzo conjunto han hecho posible esta publicación. También hacemos extensiva nuestra especial gratitud a los especialistas de diversos países y prestigiosas instituciones, que se sumaron al desarrollo de este libro y que participaron en la Conferencia Internacional La Nueva Fase de China: Implicaciones para América Latina, desarrollada en la Casa Central de la Universidad de Chile, en conmemoración de los 50 años de la fundación del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad. Igualmente agradecemos a los actores de los sectores público, privado y académico, cuyas valiosas intervenciones enriquecieron los debates abordados en la Conferencia referentes a la estratégica relación entre China y América Latina y el Caribe.

    Esta publicación es el resultado de la concurrencia de aportes por parte de reconocidos especialistas que integran la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM), y quienes desde distintos ángulos analíticos, han contribuido desde su expertise para abordar las múltiples dimensiones que presentan las relaciones entre China y América Latina y el Caribe en el contexto de una nueva fase. Sus contenidos ofrecen reflexiones desde diversas perspectivas multidisciplinarias que enriquecen el análisis en torno a la nueva etapa que experimentan las relaciones entre China y América Latina, sus desafíos y proyecciones para el siglo XXI. Los artículos seleccionados presentan debates de vanguardia en las dimensiones política, económica, geopolítica y sociocultural, aportando renovados enfoques sobre relevantes aspectos de las relaciones sino-latinoamericanas. Esperamos que esta publicación estimule y promueva el diseño de mejores políticas públicas nacionales y regionales, que contribuyan a potenciar el protagonismo de América Latina y el Caribe en sus relaciones con China.

    INTRODUCCIÓN

    China cumplió 40 años desde el comienzo de su proceso de reforma y apertura iniciado en 1978. El camino trazado en la actualidad esta marcado por su posicionamiento como potencia en el siglo XXI, en un escenario de globalización. En este nuevo contexto China ha reforzado sus relaciones con América Latina y el Caribe, las que se encuentran en una nueva etapa. Así lo demostró la Segunda Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China, que tuvo lugar en Santiago de Chile en enero de 2018. En dicha oportunidad se presentó un segundo plan de acción conjunto para el periodo 2019 a 2021, y frente a ello surge la pregunta: ¿cómo se proyectan las relaciones entre China y América Latina y cómo será la próxima etapa? Al respecto, el Canciller Wang Yi sostuvo durante la inauguración del Foro CELAC 2018, que en la siguiente etapa. …China está dispuesta a trabajar junto con la región a la luz del objetivo acordado por el Presidente Xi Jinping y los mandatarios de la región de establecer una asociación de cooperación integral de igualdad, beneficio mutuo y desarrollo común, tomando en consideración cinco grandes dimensiones:

    1.Potenciar una mayor conexión terrestre y marítima entre China y América Latina: Esto implica la construcción de nuevas infraestructuras de transporte, energía, así como corredores como el Ferrocarril y Túnel Bioceánicos, abriendo más rutas marítimas y vuelos directos para una mejor interconexión entre China y la región.

    2.Incubar un gran mercado abierto y mutuamente beneficioso: Con este enunciado China propone facilitar el comercio e inversión con América Latina y el Caribe, a fin de generar un gran mercado común de 2.000 millones de personas.

    3.Forjar una gran industria independiente y avanzada: Bajo el supuesto de que el principal cuello de botella para alcanzar un mayor nivel de autonomía económica en la región radica en la promoción de industrias competitivas; por tanto, China se plantea como un socio estratégico en este campo, ofreciendo las condiciones y capacidades de proporcionar equipos, tecnologías, capitales y capacitaciones que la región necesita.

    4.Tomar la oportunidad del desarrollo propulsado por la innovación: A manera de invitación, China espera acoplar con la región su plan de acción y de cooperación en ciencia, tecnología e innovación de la Franja y la Ruta de la Seda. Uno de los principales hitos de este esfuerzo radicaría en construir la Ruta de la Seda online y digital entre China y América Latina y el Caribe.

    5.Promover el intercambio sobre la base de la igualdad y la confianza mutua: Considerando las condiciones de la región, China está dispuesta a fortalecer y ampliar el intercambio de experiencias entre partidos políticos, prensa, think tanks y centros culturales. Este no es un tema menor, dado que China está apostando a la futura generación de líderes latinoamericanos por medio de becas para estudiar en China, la enseñanza del mandarín en los colegios, y el aumento exponencial de los Institutos Confucio en la región.

    Estas cinco dimensiones se enmarcan dentro del macroplan propuesto por China en la iniciativa de la Franja y la Ruta, extendiendo una clara invitación para que la región forme parte de ella. Además, la propuesta de China para la región incluye el trabajo operativo en torno a planes de trabajo y que diera lugar al Plan de Acción Conjunta de Cooperación en Áreas Prioritarias entre los Estados miembros de la CELAC y China (2019-2021). Este plan lleva la cooperación China-CELAC un paso más adelante en comparación con el primer Plan de Acción (2015-2019) aprobado en la Primera Reunión Ministerial de Beijing; la relevancia de este segundo plan es que define ocho ejes de trabajo con proyección sectorial: 1. Política y seguridad, 2. Infraestructura y transporte, 3. Comercio, inversión y finanzas, 4. Agricultura; 5. Industria, ciencia y tecnología, 6. Cooperación en materia ambiental, 7. Intercambio cultural, y 8. Cooperación en otras áreas.

    Más allá de esta nueva dinámica de trabajo conjunto, uno de los puntos más destacados es el enunciado por China en relación con promover …la consumación a la brevedad de un sistema industrial independiente y plural en América Latina y el Caribe. Ello se puede analizar desde distintos planos: a) en el plano de la profundización de las relaciones económicas, comerciales y de inversión entre China y la región, b) en el plano del paulatino, alejamiento de América Latina del ámbito de influencia de los actores tradicionales en la región y el refuerzo de su proximidad con China; c) en el plano geoestratégico, a través del cual China envía un mensaje indirecto sobre su renovado posicionamiento en la región con los actores tradicionales (Estados Unidos + Unión Europea) de quienes históricamente América Latina ha dependido, y d) en el plano que China propone acelerar la cooperación en capacidad productiva, a nivel logístico, eléctrico e informático, ampliando los canales de financiamiento y explorando el establecimiento de consorcios de instituciones financieras de desarrollo China-América Latina.

    Lo que finalmente está en juego es el objetivo estratégico que China define como autonomía industrial de América Latina. Aquí yace, sin duda, un mensaje de trascendental importancia para el futuro de una región carente de una perspectiva concertada y de larga duración frente a China. Responder a esta nueva fase de relaciones con China implicará un esfuerzo mancomunado entre los sectores público, privado y académico y el conjunto de sociedades latinoamericanas: una tarea desafiante de cara a la III Reunión Ministerial CELAC-China en Beijing el 2021.

    El propósito central de este libro es presentar el nuevo contexto de las relaciones entre China y América Latina y sus perspectivas. El libro está estructurado en tres partes: en la primera se plantean los principales puntos de inflexión en la nueva fase de las relaciones sino-latinoamericanas en las dimensiones económica, política y cultural y las implicancias de la nueva normalidad de China para la región. La segunda parte contribuye con un análisis centrado en las relaciones triangulares entre China, América Latina y actores como Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. La tercera parte del libro aporta con una selección focalizada de estudios de casos, que desde distintos ángulos analíticos contrastan las relaciones con China bajo el prisma de los bloques regionales latinoamericanos, de potencias regionales como México y Brasil, desde la renovada relevancia de América Central y la región del Mar Caribe, y desde la perspectiva de un país pequeño como Uruguay.

    Los autores son destacados especialistas cuyos aportes analíticos y empíricos son un aporte para la comprensión de los desafíos actuales y de las proyecciones futuras de las relaciones entre China y América Latina. Esta publicación tiene lugar en un año de especial relevancia, como es el año APEC-Chile 2019, cuya agenda incorpora las temáticas de economía digital y servicios, conectividad, mujer y crecimiento económico.

    PAMELA ARÓSTICA y WALTER SÁNCHEZ

    Santiago de Chile, enero de 2019

    PRIMERA PARTE

    LA NUEVA FASE DE LAS RELACIONES ENTRE CHINA Y AMÉRICA LATINA

    CAPÍTULO I

    LA NUEVA ETAPA DE CHINA Y SUS IMPLICANCIAS PARA AMÉRICA LATINA

    ANDREA PELLANDRA

    Resumen

    El surgimiento de China ha causado un verdadero cambio estructural en la economía mundial, desplazando la mayoría de la producción manufacturera global hacia Asia, y trayendo consigo una enorme demanda de materias primas que benefició sustancialmente el crecimiento regional. A la luz de la reciente desaceleración de la economía China, el objetivo es destacar oportunidades para los países de América Latina y el Caribe, de crear estrategias comunes y aprovechar la relación con China para cerrar las brechas aún presentes en términos de infraestructura, innovación e integración, y agregar mayor valor a sus exportaciones, rompiendo así el viejo modelo de desarrollo centro-periferia.

    Palabras clave: crecimiento, integración, comercio, deuda.

    1.Introducción

    El surgimiento de China como uno de las más importantes potencias en la economía mundial ha sido sin duda uno de los hechos más relevantes en las relaciones económicas internacionales de este siglo. En las tres décadas posteriores al inicio de las reformas económicas de 1978 que orientaron el país hacia el mercado internacional, China creció en promedio un 10% anual, representando una cuarta parte del crecimiento de la economía mundial entre 2000 y 2016. Gracias a la fuerte inversión extranjera directa de empresas transnacionales, la incorporación y adaptación de la tecnología, y una fuerte y eficaz política industrial, China se convirtió en la fabrica mundial de bienes manufacturados.

    En 2010 China desplazó a Estados Unidos como el principal productor industrial del mundo, y actualmente representa un cuarto de la producción mundial de manufacturas. Además, después de un crecimiento promedio anual de sus exportaciones superiores al 20%, en 2011 China pasó a ser el primer exportador del planeta, alcanzando el 10,4% del total mundial. En 2016 China representaba el mayor exportador y el segundo importador del mundo, con porcentuales del comercio total que alcanzaron el 13,2% y 9,8%, respectivamente.

    El cambio estructural en la jerarquía económica mundial generado por la emergencia de China tuvo fuertes implicancias para América Latina y el Caribe. Por un lado, China se ha transformado en un importante consumidor e importador de materias primas. En 2013 representó el 75% del consumo mundial de hierro, la mitad del consumo mundial de aluminio, cobre y zinc, y casi un 30% del de soja (CEPAL, 2016a). El apetito de China por la importación de materias primas tuvo un efecto directo sobre el precio de las mismas, lo que trajo beneficios sustanciales para América Latina al aumentarse el valor de sus exportaciones de recursos naturales y productos relacionados. Para varios países China se convirtió en uno de los principales socios comerciales y principal destino de las exportaciones de bienes. Por otro lado, el surgimiento de China ha creado también un importante competidor en los mercados de productos industriales de sus principales socios comerciales, especialmente en Estados Unidos, e inclusive en los mercados domésticos de los propios países de América Latina, donde las industrias nacionales han tenido crecientes dificultades para competir con las importaciones originarias de China.

    A la luz del reciente cambio en el modelo de desarrollo Chino y de la consecuente desaceleración de su economía en los últimos años, este capítulo analiza sus posibles efectos y cuáles serán las perspectivas en el medio-largo plazo para las economías de la región. Estas han quedado en una situación muy vulnerable, especialmente después del proceso de desindustrialización que tuvo lugar por efecto de la enfermedad holandesa –causado por la apreciación de las divisas que siguió el auge de las exportaciones de commodities– y la competencia de las importaciones manufactureras chinas baratas.

    El artículo se organiza de la manera siguiente. El próximo punto analiza las características del boom en las exportaciones regionales impulsado por la emergencia de China y su consecuencia por la estructura comercial y productiva de los principales países, en especial en América del Sur. El punto 3 analiza los cambios en el modelo de desarrollo chino en los años sucesivos a la gran recesión, y los desbalances aún pendientes que amenazan sus perspectivas de crecimiento futuro. El punto 4 presenta las principales consecuencias que la desaceleración china tuvo sobre el comercio regional en los últimos dos años, en particular por la deceleración de su demanda externa y su consecuente efecto negativo en los términos de intercambio de muchos países de la región. El punto 5 plantea unas posibles oportunidades que, aunque en el contexto de un difícil escenario, podrían brindarse para América Latina. Finalmente, el punto 6 presenta las conclusiones.

    2.El surgimiento de China y el auge de los recursos naturales

    No cabe duda que para los países de América Latina y el Caribe, China en la primera década de este siglo significó una verdadera bonanza, al representar un impulso importante para sus exportaciones de bienes primarios, especialmente en los países de América del Sur, región que cuenta con importantes dotaciones de recursos naturales. En Sudamérica, China sostuvo en particular la demanda de los países exportadores de petróleo, gas, cobre, carbón y hierro entre los productos energéticos; y de soja, madera, lana y cuero entre los productos agrícolas y silvoagropecuarios. Para América Central y los países del Caribe los impulsos de la demanda china han sido también importantes para productos agrícolas como azúcar, café, banano, además de productos pesqueros y metales, mientras que México se diferencia por ser más bien un competidor directo con China por la similitud de sus estructuras exportadoras, intensivas en productos manufactureros.

    El Cuadro 1 compara el lugar que ocupaba China en 2000 y 2015 entre los países de destino de las exportaciones, y de origen de las importaciones, para cada país de la región. Como se puede apreciar, en 2000 China no se encontraba entre los primeros tres destinos de exportaciones en ningún país de la región, siendo por lo general un destino de baja importancia. En 2015 este panorama cambia radicalmente y China se convirtió en el primer lugar de destino de las exportaciones de Brasil, Chile y Perú, el segundo para las de Argentina y la República Bolivariana de Venezuela, y el tercero para las de Colombia, México, y Uruguay. Inclusive para los países centroamericanos, China sube de manera importante y se ubica entre los diez primeros lugares de destino de las exportaciones en países como Panamá, El Salvador, Guatemala y Honduras, mientras que en Costa Rica el ranking bajó considerablemente en 2015 con respecto a lo que habría sido en el año anterior por efecto de la salida de la planta de INTEL. Un fenómeno aún más pronunciado se verifica para las importaciones, donde, en efecto, China –que en general no era un país de origen relevante para la región en 2000– se configura en 2015 entre los primeros tres lugares de origen para cada uno de los países de Centro y Sudamérica, lo que podría en principio justificar las preocupaciones sobre la competencia China en sus mercados nacionales de los productores latinoamericanos.

    Empero, hay que señalar que la expansión de las exportaciones de la región hacia China se concentró en pocos productos básicos y en un reducido grupo de países, especialmente aquellos con mayor dotación de productos primarios. En las exportaciones de casi todos los países hacia China un único producto es responsable de gran parte de las exportaciones de cada país a dicho mercado. Por lo general, en el caso de América del Sur se trata de productos primarios agrícolas (soja, carne, crustáceos y cueros), petróleo y minerales (cobre, hierro, minerales metálicos). En el caso de los países centroamericanos, aunque se trata también de un único producto principalmente agrícola (azúcar, aceite de maní) o minero (minerales metálicos, desechos de metales), aparecen también algunos productos de mayor elaboración como lo son los circuitos electrónicos exportados por Costa Rica a China. El denominador común en todos los casos es la alta proporción de las exportaciones de un único producto, la cual varía entre 17% y 96% (véase el Cuadro 1).

    Cuadro 1. Lugar que ocupa China en destinos/orígenes del comercio en valor por país, 2000 y 2015.

    Fuente: Autor, sobre la base de datos de COMTRADE.

    La contracara de este auge de los recursos naturales ha sido un cambio en la estructura exportadora de los países de América Latina. Esto ha llevado a muchos analistas a manifestar su preocupación por lo que consideran una verdadera desindustrialización regional, expresada en la reprimarización de las exportaciones de bienes, y la pérdida del peso de la manufactura en el total del PIB. En casi todos los países de América Latina la estructura exportadora ha mostrado un aumento en el peso de las materias primas y de la manufactura basada en recursos naturales, cuya participación en el total de las exportaciones de América Latina y el Caribe pasó desde 45% hasta casi el 60% entre 2000 y 2015.

    El proceso de desindustrialización se puede además evidenciar utilizando datos de empleo, que muestran que en la primera década de nuestro siglo hubo una caída de entre 1

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