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Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos
Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos
Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos
Libro electrónico295 páginas3 horas

Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos

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Las cinco cartas imaginarias a Freud recogidas en este libro son su columna vertebral y los efectos que producirán en la comunidad psicoanalítica están aún por verse. Pero las cartas no agotan los aportes de esta obra. Alberto Fergusson, médico, psiquiatra y psicoanalista, tiene toda una historia vital dedicada al estudio y el tratamiento de pacientes psicóticos. En los años ochenta creó el Instituto de Autorrehabilitación Acompañada, inspirado en las premisas del freudomarxismo de la Escuela de Frankfurt y en el mal llamado "movimiento antipsiquiátrico" (mal llamado en la medida en que no se opone a la psiquiatría, sino más bien a una mala práctica psiquiátrica) y en los trabajos y experiencias de Laing, Cooper, Basaglia y Szasz. La materialización de los conceptos del Instituto se produjo en una singular experiencia denominada Fungrata, pero conocida en el mundo académico y profesional como "La granja". Esa institución, pionera en nuestro país, sigue produciendo asombro en varias partes del mundo por haber llegado, desde ya hace décadas, adonde muchos otros dispositivos dedicados a la intervención psicosocial con pacientes psicóticos hoy aspiran llegar". (Extracto del "prólogo")
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 jun 2015
ISBN9789587385915
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    Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos - Alberto Fergusson

    Fergusson, Alberto

              Cartas imaginarias a Freud y otros ensayos / Alberto Fergusson. - Bogotá : Editorial Universidad del Rosario, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, 2015.

    xiii, 204 páginas. – (Colección Textos de Medicina y Ciencias de la Salud)

    ISBN: 978-958-738-590-8 (rústica)

    ISBN: 978-958-738-591-5 (digital)

    Freud, Sigmund, 1856-1939 – Crítica e interpretación / Psiquiatría / Psicoanálisis / Sociología / Inteligencia / I. Título / II. Serie.

    150.1952  SCDD 20

    Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

    amv                                                                         Enero 29 de 2015

    Cartas imaginarias a Freud

    y otros ensayos

    Alberto Fergusson

    Colección Textos de Medicina y Ciencias de la Salud

    ©  Editorial Universidad del Rosario

    © Universidad del Rosario, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

    © Alberto Fergusson

    © Miguel Gutiérrez-Peláez, por el  prólogo

    Editorial Universidad del Rosario

    Carrera 7 Nº 12B-41, oficina 501

    Teléfono 297 02 00

    editorial.urosario.edu.co

    Primera edición: Bogotá D.C., junio de 2015

    ISBN: 978-958-738-590-8 (rústica)

    ISBN: 978-958-738-591-5 (digital)

    Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

    Revisión de la edición: Naysla Yahuar Pacheco

    Diseño de cubierta: Miguel Ramírez, Kilka DG

    Diagramación: Margoth de Olivos S.A.S.

    Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S

    Impreso y hecho en Colombia

    Printed and made in Colombia

    Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

    Tabla de Contenido

    Portada

    Portadilla

    Créditos

    Prólogo

    Introducción

    El interés del psicoanálisis para la sociología

    Consideraciones acerca de algunos aspectos de la investigación psicoanalítica

    Elaboración del concepto de sublimación a partir del pensamiento de Freud

    Carta imaginaria No. 1. Sobre la inconsciencia de lo represor

    Atención flotante e interpretación

    La transferencia y el preconsciente dinámico en la relación psicoanalítica

    Carta imaginaria No. 2 Sobre los derivados y los registros mentales

    Carta imaginaria No. 3 Sobre la necesidad de diferenciar el punto de vista sistémico del punto de vista tópico

    Carta imaginaria No. 4 El autopsicoanálisis

    La literatura continúa anticipando al psicoanálisis

    El consumo de drogas, los afectos y el cuerpo

    La industria del placer: (El pleno placer narcisista)

    La estupidez Otra vía regia al inconsciente psíquico

    ¿Qué es estar en forma para psicoanalizar?

    La técnica del autoanálisis acompañado (Au.Ac.) y la teoría de la psicosis entendida como destrucción y descomposición psicológica (D.D.P.)

    La paradoja de las relaciones humanas

    Carta imaginaria a Freud No. 5 Represión del psicoanálisis,

    Prólogo

    A lo largo de su vida, Sigmund Freud mantuvo una correspondencia constante con colegas, familiares, amigos y pacientes, que ha sido fundamental para entender su pensamiento y comprender cómo se construyó esa nueva ciencia llamada psicoanálisis. No cabe duda de que el principal intercambio epistolar fue el que sostuvo en su juventud con Wilhelm Fliess, aquel amigo de la juventud con quien desarrolló su autoanálisis, por ser el más estudiado en relación con el psicoanálisis;  aunque no menos importante es la correspondencia con Ferenczi, Jung, Jones y Abraham; las hermosas cartas dirigidas a sus hijos y a su esposa Martha Bernays; las innumerables cartas que cruzó con personajes como Gustav Mahler y Albert Einstein, al igual que con pacientes y con personas interesadas en el psicoanálisis y otras que encontraban en él una inspiración vital para la puesta en marcha de movimientos que transformarían el mundo (como las que recibió del joven y entusiasta pintor español Salvador Dalí).

    Lo que aquí resulta novedoso es que al inmenso historial de cartas que poblaron la vida Freud se sumen otras, pero no porque hayan sido publicadas una nuevas que hasta ahora se desconocían, sino porque han sido escritas en las postrimerías del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, más de setenta años después de su muerte. Este hecho no es simplemente un ejercicio literario, ni tampoco una vía para adular o rendir tributo a Freud; es más bien un brillante recurso del cual se sirve para desplegar su pensamiento, para, en un diálogo profundo con Freud, revelar los aspectos más destacados y controversiales de la teoría freudiana y dejar ver el modo singular mediante el cual se ha apropiado de ella. 

    En 2012, en el seno de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, Alberto Fergusson y yo creamos un grupo de estudio e investigación de psicoanálisis, que ha evolucionado al Instituto de Investigación Psicosocial, y que nos ha permitido conversar extensamente de nuestros intereses comunes sobre los orígenes del movimiento psicoanalítico y sobre ese crisol en el que hervían la ciencia, el arte, la política, la filosofía y la literatura que era la Viena de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Hemos conversado también sobre cómo, con el auge del nazismo, que llevó al exilio a la gran parte de los psicoanalistas, Freud incluido, el psicoanálisis fue en gran medida reprimido (como bien lo expuso Russell Jacoby en su libro The Repression of Psychoanalysis).

    Los psicoanalistas vieneses (como los de Budapest, Berlín y otros países de Europa), sobre los que recaían varios estigmas tanto en Europa como en América (eran en su mayoría judíos, de izquierda y, como si fuera poco, ¡psicoanalistas!), se vieron obligados a moderar sus posturas para lograr ser acogidos por la cultura propia de los países a los que llegaban, moderación que provocó no pocas pérdidas para el psicoanálisis. Por eso pienso este libro no como un retorno a la Viena de Freud, sino como una contribución decidida al levantamiento de la represión de ese psicoanálisis, del cual aún no conocemos su alcance definitivo. Y con ese psicoanálisis dialoga Alberto Fergusson; son esas las premisas que interroga, con las que trabaja y a las que hemos querido, dentro de nuestro grupo de estudio, sumar otros interlocutores.

    Las cinco cartas imaginarias a Freud recogidas en este libro son su columna vertebral y los efectos que producirán en la comunidad psicoanalítica están aún por verse. Pero las cartas no agotan los aportes de esta obra. Alberto Fergusson, médico, psiquiatra y psicoanalista, tiene toda una historia vital dedicada al estudio y el tratamiento de pacientes psicóticos. En los años ochenta creó el Instituto de Autorrehabilitación Acompañada, inspirado en las premisas del freudomarxismo de la Escuela de Frankfurt y en el mal llamado movimiento antipsiquiátrico (mal llamado en la medida en que no se opone a la psiquiatría, sino más bien a una mala práctica psiquiátrica) y en los trabajos y experiencias de Laing, Cooper, Basaglia y Szasz. La materialización de los conceptos del Instituto se produjo en una singular experiencia denominada Fungrata, pero conocida en el mundo académico y profesional como La granja.  Esa institución, pionera en nuestro país, sigue produciendo asombro en varias partes del mundo por haber llegado, desde ya hace décadas, adonde muchos otros dispositivos dedicados a la intervención psicosocial con pacientes psicóticos hoy aspiran llegar.

    Alberto Fergusson ha hecho excepcionales aportes tendientes a eliminar el estigma de la psicosis y ha tenido esa sensibilidad fundamental necesaria en todo clínico: dejarse enseñar por la locura. En esta línea, el capítulo titulado La técnica del autoanálisis acompañado (A.u.A.c.) y la teoría de la psicosis entendida como destrucción y descomposición psicológica (D.D.P.) presenta aspectos centrales de cómo los años de estudio y el tratamiento de pacientes graves le han permitido forjar una teoría propia sobre el funcionamiento de la psicosis. Como testimonio del Instituto de Autorrehabilitación Acompañada y modelo que creó, implantó en experiencias prácticas y denominó precisamente autorrehabilitación acompañada, se publica simultáneamente otro libro titulado Accompanied Selfrehabilitation.

    Alberto Fergusson, al igual que Freud, es ante todo un humanista y sabe que cada médico y cada estudioso de la mente humana no extrae su conocimiento únicamente de los tratados de medicina y de los artículos publicados en revistas indexadas, sino también de los artistas y escritores, esos sujetos excepcionales que han llegado a las profundidades del alma humana y en su descenso han logrado conquistas a las que el psicoanálisis solo ha podido llegar después de un arduo trabajo. Por eso  la presencia del arte en los capítulos Elaboración del concepto de sublimación a partir del pensamiento de Freud y La literatura continúa anticipando al psicoanálisis. A propósito de la novela Irene de Jorge Eliécer Pardo, es un ingrediente imprescindible de la minuta de este libro.

    Por otro lado, el título de algunos capítulos, como La industria del placer: (El pleno placer narcisista) y La estupidez. Otra vía regia al inconsciente psíquico, anticipan al lector la pluma original, mordaz y aguda de Alberto Fergusson, que hacen de este estudio una producción inédita (incluso diríamos cierta desfachatez, esa que le permite contarle a Freud, en una de sus cartas, el asesinato de Guillermo Cano). Otros, como ¿Qué es estar en forma para psicoanalizar? Algunos aspectos poco estudiados de la capacidad analítica; Consideraciones acerca de algunos aspectos de la investigación psicoanalítica y La transferencia y el preconsciente dinámico en la relación psicoanalítica, recogen su interés y sus aportes a la teoría y técnica psicoanalítica, así como su entusiasmo por la formación de psicoanalistas.

    Durante años Fergusson ha trabajado en la formación de estudiantes de psicología, de medicina y de otras profesiones en distintas universidades colombianas, y en los últimos años con los estudiantes del Programa de Psicología de la Universidad del Rosario, acercándolos a su modo particular y fértil de comprender los avatares de las pulsiones humanas.

    Cabe resaltar que por los comentarios de psicoanalistas colombianos  -algunos de ellos pioneros del movimiento psicoanalítico en Colombia- a las presentaciones de los escritos aquí incluidos, este libro representa además un documento histórico. Los escritos recopilados en esta edición se constituyen en la bitácora de viaje de un psicoanalista a las profundidades de la teoría psicoanalítica y de la mente humana. No solo es un compendio de estudios rigurosos, originales, impecablemente escritos, con aportes originales (pocas veces nos encontramos con ensayos que lean con tal precisión los estudios metapsicológicos de Freud), sino también un documento necesario e imprescindible para el pensamiento psicoanalítico de nuestro país y, en general, para todo el movimiento psicoanalítico.

    Comentaba al inicio de este prólogo que Freud tuvo un séquito de interlocutores destacados con quienes intercambió cartas a lo largo de su vida. No hay duda que Sigmund Freud hubiera considerado a Alberto Fergusson un corresponsal a la altura. No hay duda de que le hubiera encantado asumir el reto de responder las cartas aquí publicadas y que hubieran sido para él un gran estímulo para continuar su interminable investigación sobre los laberintos de la mente humana. Esas respuestas, de haber existido, habrían sido auténticos cimientos de la doctrina freudiana, aportes primordiales para el pensamiento psicoanalítico. Por ahora no contamos con ellas y por fortuna eso no significa que el diálogo haya terminado. En eso radica la maravilla de este libro, pues cada lector que se anime a recorrer estas páginas será el depositario de ese diálogo imaginario con Freud. El efecto que produzca este libro en cada uno de ustedes, curiosos, estudiosos y entusiastas del pensamiento psicoanalítico, será la extensión de ese diálogo. Esperamos que nutran esta conversación, fundamental para el devenir futuro del psicoanálisis.

    Miguel Gutiérrez-Peláez, PhD.

    Ubaté, Cundinamarca (Colombia),

    2 de abril de 2015

    Introducción

    Hasta cierto punto, todos los trabajos psicoanalíticos constituyen un diálogo imaginario con Sigmund Freud. Luego de presentar en el 2012 mi Carta Imaginaria número 5 en el Instituto Psicoanalítico de Londres*, durante el encuentro del Freudian Study Group, tuve la sensación de que mi conversación psicoanalítica llegaba a su fin. Debía dedicar mis energías a avanzar en la descripción de lo que denominé la autorrehabilitación acompañada y la comprensión de la psicosis como un fenómeno de destrucción y descomposición psicológica, tema que es objeto de otro libro que se publica simultáneamente con el presente. Era justo que quedara un testimonio de mi larga conversación con Freud. Ese es el sentido de este libro. Comparto la idea de quienes piensan que Freud dejó casi terminados la mayor parte de sus conceptos. Sus lectores tratamos de completarlo sin lograrlo realmente. Pertenezco a aquel grupo de personas que —a la manera de una especie en extinción— consideramos, con Russell Jacoby, que, por diferentes motivos psicológicos individuales y sociopolíticos, el psicoanálisis —que quisiera denominar vienés, vigoroso y liberador— fue reprimido, principalmente dentro de las sociedades psicoanalíticas, y reemplazado por lo que merece el calificativo de un psicoanálisis light. Afortunadamente, a pesar de lo anterior, el pensamiento freudiano original quedó incrustado para siempre en la intelectualidad occidental.

    Notas

    * Carta publicada en Bulletin, British Psychoanalytic Assocciation –BPAS–, Londres, 2012.

    El interés del psicoanálisis para la sociología*

    Qué tanto le interese a la Sociología el Psicoanálisis, depende en buena parte del interés que el Individuo tenga para el sociólogo.

    Si el Individuo que se entiende como un accidente inespecífico, a través del cual se produce el devenir social, estamos frente a una reducción de lo individual a lo social, situación ante la cual el psicoanálisis poco es lo que puede aportar a la Sociología. Si por el contrario el individuo, y de ahí el psiquismo, se entiende como un producto del proceso de interacción de lo biológico y lo social, que cobra sin embargo una relativa independencia de sus fuentes, estamos entonces no solamente en la posibilidad, sino en la necesidad de interesarnos simultáneamente por lo psicológico, lo social y lo biológico.

    Cabe anotar que en un sentido estricto el psicoanálisis, la sociología y la biología no se requieren entre sí para desarrollarse, entendidas como cuerpos de conocimiento de un aspecto de la realidad. Sin embargo considero que en la práctica del psicoanalista, del sociólogo y del biólogo, sí se requiere la complementariedad de cada disciplina. Por ejemplo quiero decir, que aunque la Sociología puede no necesitar del psicoanálisis, sin embargo el sociólogo sí, y así en cada caso. Entiéndase que no hablo en este momento de la llamada cultura general que se supone bienvenida para cualquier ser humano, sino que hablo de la necesidad de una disciplina en la práctica diaria de otra.

    Pero limitémonos por ahora a una pregunta:

    ¿Qué del psicoanálisis le interesa a la Sociología, o mejor al Sociólogo?

    Tengo la impresión de que en un sentido estricto esto lo debe responder el sociólogo y no el psicoanalista; sin embargo veamos en qué podemos avanzar.

    Freud (1913. Múltiple interés del psicoanálisis) planteaba: El psicoanálisis ha hecho desde luego objeto de su investigación la psique individual; pero en esta labor no podían escaparle los fundamentos afectivos de la relación del individuo con la sociedad. Ha hallado así que los sentimientos sociales reciben una aportación de carácter erótico, cuya superacentuación y ulterior represión vienen a constituirse en características de un determinado grupo de perturbaciones anímicas

    … más adelante: El intenso sentimiento de culpabilidad, dominante en tantas neurosis, resulta ser a sus ojos una modificación social de la angustia neurótica. Por otra parte ha descubierto el psicoanálisis cuán ampliamente participan las circunstancias y exigencias sociales en la causación de la neurosis. Las fuerzas que producen la limitación y la represión de los instintos por el Yo, nacen esencialmente de la docilidad del mismo con respecto a las exigencias culturales y sociales.

    A mi entender, este planteamiento de Freud, con el cual me identifico, coincide con lo que Parra Sandoval en su columna La resurrección de Robinson Crusoe, apoyándose en Defoe, afirmaba recientemente (Magazín Dominical de El Espectador, Nov. 15 de 1981): … es importante mirar cómo la sociedad vive en el individuo, cómo este ha procesado su experiencia de la estructura social, cómo es la sociedad vista por los ojos y desde adentro de un individuo y cómo la misma realidad histórica puede no tener mucho que ver desde la subjetividad de dos hombres que viven en el mismo espacio y en el mismo tiempo.

    Sin caer en el psicologismo, afirmaría en relación a la última cita, que hasta cierto punto también podemos afirmar cómo algunos fenómenos individuales viven en lo social.

    Me refiero a que la práctica del psicoanálisis muestra cómo existen una serie de vicisitudes que sin que sean hereditarias, y aún sin recurrir a lo biológico, se reproducen inevitablemente en el desarrollo psicológico, en forma universal, y hasta cierto punto independientes del tipo de cultura. Como psicoanalistas no podemos pensar en una cultura donde no tuviera trascendencia en el ser humano lo inconsciente, lo edípico, el complejo de castración, la sexualidad infantil, los sueños y la represión. Hay que aclarar solamente, que hablo de estos últimos conceptos en el sentido específico que han adquirido en la investigación psicoanalítica. Hago esta aclaración, pues la mayor parte de críticas que se le han hecho a dichos conceptos, hablan de las mismas, en un sentido bien distinto al psicoanalítico. El psicoanálisis puede entonces aportar conocimientos a la relación del individuo con la sociedad, al procesamiento interno que de lo social se da en lo individual, puede diferenciar algunas variaciones según el tipo de cultura, puede hablar de algunos universales del psiquismo humano, pero jamás puede, ni debe, convertirse en una sociología.

    Para terminar, basta con señalar, que otra área en mi opinión fundamental para el interés mutuo, es la psicología de la vida cotidiana. El quehacer y las vivencias diarias del ser humano, aún aquellas aparentemente triviales, son siempre objeto de un interés explícito o implícito tanto del psicoanálisis como de la Sociología.

    Notas

    * Publicado en Bibliowicz A. y Sandoval R. (comp.). (1983). La sociología y el país. Una experiencia en sociología y periodismo. Bogotá: Asociación Colombiana de Sociología.

    Consideraciones acerca de algunos aspectos de la investigación psicoanalítica*

    Contemplemos para comenzar, algunos apartes de un proceso que sin duda es ampliamente conocido por cualquier psicoanalista: Una persona busca nuestra ayuda, atraído de alguna forma por un difuso conocimiento de aquello que el psicoanálisis podría aportar a la solución de su sufrimiento, bien sea éste evitable o inevitable. Iniciamos entonces el tratamiento psicoanalítico, en la forma en que lo relataba Freud en 1909, al describir un caso de neurosis obsesiva: "Al día siguiente, una vez comprometido a observar la única condición del tratamiento, esto es, la de comunicar todo lo que se le viniera a las mientes, aunque fuera desagradable hablar de ello, o le pareciera nimio, incoherente o disparatado, y habiendo dejado a su arbitrio la elección del tema inicial…" (Freud, 1909).

    No tardamos sin embargo mucho tiempo en observar que, en forma para cada caso inesperada, se nos presentan dos fenómenos que influyen en la mencionada Regla Fundamental: la resistencia y la transferencia.

    La primera de ellas (la resistencia) a través de toda suerte de maniobras más o menos hábiles, siempre se opone en mayor o menor grado al cumplimiento de la Regla. La segunda, o sea la transferencia, presenta un interesante comportamiento: por un lado de ella surge la capacidad para vencer las resistencias, pero también ella misma puede, convertirse en la resistencia más intensa; pero a su vez ésta transferencia resistencial, si es interpretada, se convierte nuevamente en el origen de la única posibilidad de vencer las resistencias más severas.

    En la Iniciación del Tratamiento 1913, decía Freud: En tanto que las comunicaciones y las ocurrencias del paciente se suceden sin interrupción, no debemos tocar para nada el tema de la transferencia, dejando ésta labor, la más espinosa de todas las que se nos plantean en el análisis, para el momento en que la transferencia se haya convertido ya en resistencia. Y más adelante en el mismo trabajo: "El tratamiento merece tan solo éste nombre¹ cuando la transferencia ha empleado su intensidad para vencer las resistencias. Solo entonces queda hecha imposible la enfermedad, aun cuando la transferencia sea suprimida como debe serlo" (Freud, 1913).

    Pero continuemos con el relato del proceso que cada psicoanalista observa una y otra vez con cada paciente.

    La convicción interna del analista acerca de la importancia de la Regla Fundamental, produce en él en forma inevitable la contrapartida de ésta, o sea el principio de acogerlo todo con igual atención equilibrada (Freud, 1912).

    Dicha actitud del analista, muy pronto le permitirá a su vez al paciente, el obtener una inesperada convicción de la impresionante trascendencia de la regla, y cada vez le será más difícil alegar ignorancia o falta de interés, para justificar su frecuente incumplimiento. Cada vez aparecerán más interesantes motivos para explicar dicho incumplimiento, los que a su vez abren infinitas posibilidades de conocimiento. No tarda mucho el analista en reconocer, también en forma inesperada, que en él surgen la transferencia y la resistencia ante el material de su paciente. Planteaba Freud, (1910): Se nos ha hecho visible la —transferencia recíproca— que surge en el médico bajo el influjo del enfermo sobre su sentir inconsciente, y nos inclinamos a exigir, como norma general, el reconocimiento de esta —transferencia recíproca— y su vencimiento.

    Considero que en base a lo anterior, es evidente que al igual que en el paciente, también en el analista dicha transferencia es en ocasiones el motor del tratamiento y del interés en el paciente, pero que puede también en ocasiones convertirse en una gran resistencia, que al igual que ocurre en el paciente, si logra ser superada, proporciona un importante impulso al tratamiento.

    Hemos resaltado a través del trabajo el término inesperado; es ésta una interesante característica del quehacer analítico, que debemos precisar. ¿Cómo

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