Placebos del Estado

Por Adolfo Sagastume

El despertar da la consciencia requiere profundos estudios y análisis de nuestra psicología y comportamiento individual, familiar, político, religioso y social. Ahora profundizamos en la clasificación de los comportamientos regidos por los programas estatales locales, estatales y federales. La humanidad es producto de programas estatales a largo plazo. Somos configurados para producir dentro del engrane social y económico. Y para que nos aferremos a la vida el Estado inventó muchos placebos o alicientes que producen dentro de nosotros el sueño de la consciencia. Conocerlos es urgente para desencadenar el despertar aquí y ahora y ser libres permanentemente.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Escobar Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 3 jul 2014
• ISBN: 9781311646569

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos Literarios Ciudadano Latinoamericano Ciudadano de la República de Liberland Ciudadano de Asgardia The Space Kingdom

Vista previa del libro

Tabla de Contenidos

Presentación

Placebo Civilizatorio

Placebo Económico

Placebo Cultural

Placebo Político

Placebo Artístico

Placebo Religioso

Placebo Mediático

Placebo Académico

Placebo Turístico

Placebo Genérico

Placebo Alimenticio

Conclusión

Presentación

Los seres humanos somos cultivados y germinados en serie. El gobierno nos uniforma, la iglesia nos uniforma, la escuela nos uniforma y la cultura busca nuestras condiciones más secretas para producir sus obras en serie. Este es el sueño del que hay que despertar para conseguir nuestra individualidad sagrada. Solamente los seres integrados en sí mismos son capaces de conquistar la luz de la verdad y la cumbre de su propia libertad. Este libro es un grito en la oscuridad: queremos vivir, queremos ser, queremos libertad…

Despertar del sueño en que vivimos es posible si nos damos cuenta de nuestro propio sueño y de sus múltiples funcionalismos que mantienen entre nubes de fantasías nuestra consciencia. El primer paso para despertar es saber que estamos dormidos. Entre todos los sueños el más fatal es el sueño de la consciencia.

En su estado natural la consciencia tiene la capacidad de moverse consciente, voluntariamente y por decisión propia, en las distintas dimensiones del espacio interno de la naturaleza. Nuestra consciencia es una con el universo, es luz, vida, alegría y felicidad. Sin embargo, ahora está encadenada, fue hecha prisionera, sucumbió en la gran batalla contra la oscuridad y ahora vive encadenada entre sus sombras, está escondida en las cavernas del dolor. Toda persona al nacer viene al mundo con las herramientas para ser feliz, unirse con la divinidad y alcanzar las alturas del cielo. Si la humanidad actual se extravió en el camino no es culpa de Dios, los ángeles de luz o los Venerables Maestros de Consciencia Despierta. No señores. La culpa está en la estructura que rige el comportamiento del conglomerado humano. Es hora de saber que toda la humanidad es regida por costumbres, dogmas, leyes y estructuras sociales, religiosas y políticas que lo marcan, lo definen, lo moldean y lo estructuran para el mejor funcionamiento como personas.

Sin embargo, esos moldes han demostrado sus resultados lamentables en la humanidad actual. Con una mirada sencilla cualquier persona un poco consciente puede ver lo lamentable del esquema mental, psicológico, religioso, político y social de la humanidad. Toda su estructura está dirigida a conseguir para sí el mayor número de bienes que le permita alcanzar la abundancia material, la fama, el poder y la libertad que proporciona el dinero. En los aspectos religiosos y políticos se manifiestan con mayor fuerza los desenfrenos de la bestialidad humana. Es histórico que las religiones en contubernio con los gobiernos de todo el orbe siempre están armando su maquinaria bélicas para que la humanidad se mate entre sí. Ellos los hacen asesinarse por una idea sembrada en sus cabezas. Los conducen a la muerte y al sufrimiento. Y al que no les obedece lo juzgan con sus leyes, lo tildan de loco y lo persiguen, lo asesinan o lo desaparecen.

La humanidad actual es como esos animalitos amaestrados, que corren detrás de un objetivo con la esperanza de recibir el premio, la cocky, la galleta, el regalito que alimente su ego, su personalidad y su psicología. La psicología humana es reactiva, sometida y obediente y en su misma obediencia cree que está conquistando el universo. Los amos son los arquitectos de esa docilidad. A ellos solo les interesan y les convienen las personas dóciles, obedientes, sumisas y sometidas para mantener sobre ellos su poder de mando y dominio absolutos.

En cada corral humano, llamado nación, se amaestran a las bestias que les habrán de servir en sus programas de conquista y hegemonía mundial. Los más destacados recibirán como premio las cockis o placebos que satisfagan sus necesidades básicas. Así es como en todos los países las élites y las capas sociales están configuradas para mantener una imagen fabricada de una nacionalidad y de una raza que vive entre sueños y muere soñando.

Este es el caso de las élites políticas, educativas, artísticas y culturales de las naciones. Si funcionan sincrónicamente con los programas nacionales son premiados con buenos sueldos que les permitirán alcanzar la abundancia material y económica. Y si aportan poco o nada al mejoramiento de la humanidad también son premiados. Lo importante es pertenecer a