Hay un tema fascinante desde mi punto de vista y, a menudo, controvertido en el mundo de la nutrición cetogénica: la introducción de frutas. En mi caso, lo hice en paralelo con la retirada de verduras y, en mi experiencia personal, la reducción de fibra vegetal ha mejorado significativamente mi digestión y bienestar general. Contrariamente a las recomendaciones habituales de la dieta keto que sugieren evitar sabores dulces, incorporar frutas como plátanos, melocotones y fresas ha satisfecho mi necesidad de dulzura, mejorando mi saciedad y bienestar durante las comidas. Eso sí, teniendo en cuenta que ya estés habituado a esta nutrición habiendo dejado las ansias psicológicas de dulce.
El impacto psicológico de comer frutas en comparación con alimentos ultraprocesados es palpable, y la presencia de fibra, polifenoles y minerales en las frutas ofrece beneficios que no se encuentran en los azúcares procesados. Este enfoque ha permitido no solo satisfacer un hipotético gusto por lo dulce de manera saludable, sino también mantener un equilibrio nutricional sin renunciar completamente a los placeres gastronómicos. Es importante conocerse a sí mismo y entender nuestras reacciones a los alimentos puede ser clave para una dieta efectiva y satisfactoria.

Mi programa nutricional y de entrenamiento:
Keto optimizado

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