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La filosofía es iniciar el camino hacia la sabiduría.
Da igual quien seas, a qué te dediques, de dónde vengas: puedes ser filósofo.
Es más, debes serlo.
Si emprendes este camino, como también lo he hecho yo, mejorarás tu vida. Porque la sabiduría es la cura de las enfermedades del alma. Y no hace falta alcanzarla para ser feliz. Si entendemos felicidad como disminución del sufrimiento, podrás ser feliz mientras persigues la sabiduría.
Porque de eso se trata.
La sabiduría es la única cura de las enfermedades del alma.
Marco Aurelio es un gran ejemplo de que no hace falta dejar toda tu vida para ser filósofo —aunque él si lo hubiera querido. A lo largo de todas sus Meditaciones podemos notar un tono melancólico que expresa un deseo frustrado: el de haber dedicado completamente su vida a la filosofía
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