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Hoy vamos a leer una de mis cartas favoritas de Séneca.
Básicamente trata de convencer a Lucilio de que no hacen falta las costumbres cínicas para cultivar una buena vida.
Para quien no lo sepa los cínicos eran filósofos que despreciaban todo lo que no fuera la virtud. Todo era un impedimento para la misma.
Entonces eran bastantes descuidados con su aspecto y sus pertenencias, y tenían poco respeto para con el prójimo.
El enfoque estoico es distinto. Estas cosas no son impedimentos para la virtud, son indiferentes. Es decir ni benefician ni perjudican la virtud. Pero su uso es lo que es bueno o malo.
Así que Séneca defiende esta postura del filósofo; la de alguien que forma parte de su pueblo, no trata de llamar la atención, mostrándose semejante por fuera pero siendo muy distinto por dentro.
Sin más, vamos a ello.
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