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AMIGOS QUE NO SON AMIGOS: Actividades en la red, conspiración, traición
AMIGOS QUE NO SON AMIGOS: Actividades en la red, conspiración, traición
AMIGOS QUE NO SON AMIGOS: Actividades en la red, conspiración, traición
Libro electrónico280 páginas4 horas

AMIGOS QUE NO SON AMIGOS: Actividades en la red, conspiración, traición

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Información de este libro electrónico

Suwarna, una chica sencilla de la India, ni rica ni pobre, vive una vida corriente en la India. Ama a la vida y a sus amigos. Después de un acontecimiento crucial a la corta edad de diez y nueve años se va a Alemania con su madre, donde vive una vida despreocupada y se encuentra muy a gusto. A continuación va a Austria, donde conoce a su futuro marido. Ella tampoco renuncia después de experiencias fatales, sigue su camino y consigue al final una posición muy buena en su profesión. Por razones profesionales unos años más tarde la familia se muda a Yakarta. Por desgracia tanta suerte y muchas vivencias positivas también conllevan cosas negativas – ante todo atraen la envidia. Un grupo de mujeres se junta por razones distintas y con la ayuda de algunas personas toman como blanco la red social de Suwarna especialmente sus páginas más populares privadas y profesionales. Después de la primera historia inventada no quieren echarse atrás y siguen difamando. El resultado son reproches construidos, testigos ficticios, una penetración masiva en la esfera privada, intentos de calumnia con historias manipuladas y de esto resulta un destrozo y una divulgación de su esfera privada, la traición de sus propios amigos y parientes, y el destrozo de cualquier confianza. Así por desgracia llega a conocer este lado oscuro de la naturaleza humana. Una de los objetivos más importantes: ¡Las redes sociales! La historia de Suwarna es una novela autobiográfica que alterna entre pasado y presente moviéndose sutilmente entre los géneros de la novela negra y historia psicológico y conspirativo.
IdiomaEspañol
Editorialtredition
Fecha de lanzamiento6 ene 2021
ISBN9783347191723
AMIGOS QUE NO SON AMIGOS: Actividades en la red, conspiración, traición

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    AMIGOS QUE NO SON AMIGOS - Suman Lederer

    Prólogo

    Abril 2020

    »Sepa que donde sea que estés en la vida en este momento, es transitorio y a la vez es exactamente donde debes estar. Has llegado a este momento para aprender lo que has de aprender así que puedas llegar a ser la persona que tienes que ser y para lograr la vida que realmente quieres. Aunque la vida sea difícil y desafiante – especialmente si la vida es difícil y desafiante – el presente para nosotros siempre es una oportunidad de aprender, de crecer y de llegar a ser mejores que jamás hemos sido.«

    - Hal Elrod en Miracle Morning

    Suvarna escribió estas lineas en su cuaderno y volvió a leerlas una y otra vez. Tengo que asimilar estas lineas de algún modo en mi interior, pensaba ella. Pronunció las lineas en voz alta – varias veces. Tenía sentido, pero era tan difícil, adoptarlas, aceptarlas y de verdad asimilarlas. A lo mejor debería mandarlas a Maximilián. Así podría presionarme a mi mismo un poco para aceptarlas. Pues escribió una nota a Max en WhatsApp con el texto y añadió:

    »Por favor, lea estas lineas. Parecen tener sentido; voy a intentar memorizarlas.

    Después volvió a leer las lineas unas cuantas veces en voz alta. Alguna vez tenía que salir bien!

    Era el primer día que se había levantado más pronto que de costumbre y había bajado para hacer footing. De vez en cuando en su vida anterior había tenido fases de empezar a hacer jogging – no durante mucho tiempo - quizás media o tres cuartos de hora. Esto lo mantenía algún tiempo, hasta que lo interrumpió por una u otra razón. Entonces lo dejó. Año y medio más tarde volvió a hacer footing.

    De noche había llovido y las calles aún estaban mojadas. En Yakarta, las aceras casi siempre eran muy resbaladizas cuando estaban mojadas. Por eso tenía que tener cuidado, esto lo sabía. Por tanto no era correr de verdad, más bien un lento trotar, luego andar un rato y otra vez correr un poco. Pues no estaba mal – para empezar.

    La noche anterior había pensado, que ir a hacer footing la mañana siguiente le ayudaría a empezar una nueva vida y pasar de todo y de todos. Sólo para poder escribir en las redes sociales habían simplemente pasado de la amistad o de la relación con ella – sea lo que sea. Pues que escriban lo que quieran en la red y con tanta gente como sea y que sean felices el uno con el otro – ¡pero sin ella!

    Correr, andar y volver a correr durante media hora le venía bien. La brisa fresca de la mañana, los árboles, las plantas mojadas y entretanto la hierba verde con bonitas flores de colores – todo parecía fresco y hermoso – y también le hacía bien.

    Mucho sudor, un pulso elevado, moverse algo y espero pensar pronto en otras cosas y ¡no en todos ellos! Bien hecho, pensaba dándose palmaditas en sus propios hombros.

    1.

    Suvarna

    2020

    Suvarna tenía cuarenta y cuatro años, medía un metro sesenta y cuatro, tenía ojos de color marrón oscuro, pelo negro largo, una tez morena – ni demasiado oscura ni clara – y medidas corporales habituales. Más bien parecía tener treinta y cinco años – en todo caso menos de cuarenta. Bueno, aparecer más joven tenía sus ventajas, pero también desventajas. Era consciente de ello, ya que siempre había parecido más joven. A veces pensaba que podría afectarla negativamente en su trabajo – que a lo mejor no la tomarían en serio – pero por suerte a lo largo del tiempo no había sido el caso.

    Desde pequeña su padre le había enseñado la importancia de la disciplina en todos los ámbitos de la vida. Después de haberse alejado un tiempo de su vida corriente, se volvió a su orígenes – a su vida disciplinada aprendida. Su madre nunca le había impedido hacer lo que le gustaba – tenis de mesa, bádminton, jogging, pintar, dar clases de

    baile o clases privadas de tutoría. Suvarna podía decidir libremente lo que le gustaba y a continuación discutirlo con su madre. Su madre le dejaba participar en todo lo que quería. A su madre le importaba mucho que Suvarna terminara sus estudios y consiguiera un trabajo, para ser económicamente independiente.

    Había trabajado en el sector privado, en grandes empresas internacionales así como de profesora en universidades técnicas. Entretanto tuvo incluso una vez la oportunidad de trabajar para las Naciones Unidas. Ahora llevaba ya algunos años trabajando independientemente para una gran empresa internacional. Trabajaba desde su casa. En realidad podía trabajar en todas partes – desde la playa, una cafetería, en una estación, un aeropuerto o desde un avión – cosa que hizo a veces.

    Suvarna sabía disfrutar todo lo que hizo. Si estaba de vacaciones, gozaba a tope de sus vacaciones, si estaba trabajando, disfrutaba de la vida del trabajo, cuando estaba con sus amigos, gozaba de lleno del tiempo que pasaba con ellos. Y cuando holgazaneaba, disfrutaba con ello, ya que a veces había de dedicarse al ocio. Pues así era Suvarna.

    Solía hablar en voz baja y suave – casi nunca levantaba la voz. Por supuesto ocurrió un par de veces o tres que levantaba la voz, pero entonces la gente debía haberse esforzado mucho para que ella reaccionara de esta manera. Siempre era amable y cortés con todo el mundo sin importarle el estado social, económico o jerárquico de la gente.

    Era aplicada y muy organizada – casi parecía como si hubiera nacido con el talento de la excelente gestión del tiempo. Su manera de pensar estaba bien estructurada, a veces diplomática y a veces muy directa, solidaria y servicial. Todo el mundo puede ayudar a su manera, pues ella era dispuesta a ayudar escuchando atentamente y dando buenos consejos. Le gustaba escuchar a la gente – esto lo sabía hacer muy bien y daba consejos, si se lo pedían.

    Era deseosa de aprender – leía libros de distintos ámbitos de la vida y del trabajo. Sin embargo no tenía ningún hobby en especial – a veces hacía deporte, le encantaba viajar a otros países – y ¿a quien no? – le gustaba encontrarse con la gente y disfrutaba hablando por teléfono con sus amigos en todas partes del mundo – al menos antes era así; total – era un ser humano alegre.

    Sus conocimientos del Alemán era excelentes. Hablando por teléfono la mayoría de la gente pensaba que el Alemán era su lengua materna. Luego, cuando la veían por primera vez, se sorprendían. Después de sus muchos años en Alemania hablaba a veces con un tono algo dura que no todo el mundo notaba, pero a veces les daba una mala impresión.

    Precisamente por todas estas características y habilidades y además por las grandes expectativas de la gente respeto a ella, tenía a veces y sin querer problemas con la gente – no con toda la gente ni con la mayoría, pero de vez en cuando.

    Viéndola se tenía ciertas expectativas – automáticamente y sin pensarlo mucho – ya que automáticamente metemos la gente en ciertos cajones – pero su comportamiento no correspondía en absoluto a la imagen que presentaba. Lo que se veía, era una pequeña mujer india con facciones suaves, ojos oscuros, tez morena y pelo oscuro. Cuando hablaba, casi parecía una alemana – más tarde incluso se había adaptado al alemán austriaco. Su imagen era incompatible con esto y encima este tono duro, estas exigencias, estas soluciones que ofrecía y incluso sabía de inmediato, esta manera de actuar de manera estructurada – todo esto no encajaba con su imagen. Alguna gente tenía problemas con esto. Algunos no entendían su comportamiento. Les confundía y a veces incluso se volvían

    agresivos con ella, sin entender realmente porque.

    Suvarna sabía esto y Max también lo sabía, pero nunca han podido cambiar estas expectativas referente a ella. Suerte que no pasaba a menudo. Por desgracia no pudieron prever la enorme extensión que iba a tomar lo que les venía encima. Estas expectativas, que tenían con ella, eran una importante razón por los problemas que ella iba a tener con el grupo de mujeres en la red.

    2.

    Alemania, India

    Años 60 y 70

    El matrimonio de sus padres era algo insólito, ya que los dos eran de totalmente diferentes partes de la India y pertenecieron a distintas religiones – en el momento de su casamiento una relación muy inusual. Su padre era de la religión Hindú-Jain del estado federal Bihar en el norte de la India y su madre era una católica de Kerala en el sur de la India.

    Los Jain pertenecían a la antigua religión del Jainismo y creían en el universo, en la no violencia, y la renunciación. Los Jain creían que todos los seres vivos tenían un alma, incluidos las plantas y los insectos. De hecho se podía reconocer los Jain hasta en una foto, pues andando por la calle la barrían primero, para quitar las hormigas para no matarlas al pasar. En toda regla, los Jain eran vegetarianos estrictos.

    Por eso Suvarna fue educada como vegetariana desde su nacimiento. Había probado la carne mucho más tarde en su vida, pero no le gustaba ya que no le era familiar. Su madre no había sido vegetariana, pero después de casarse con Suren se había vuelto vegetariana, ya que le importaba mucho a él y a su familia.

    Su padre Suren era de la pequeña ciudad Arrah en el norte de la India. Había sido criado junto a dos hermanas y había estudiado física nuclear. El centro estatal de investigación nuclear (Atomic Energy Research Centre) de renombre, que entonces disponía de ocho centros en la India, había anunciado un puesto como físico nuclear en su universidad. Suren solicito el trabajo, consiguió el puesto y se mudó a Mumbai para vivir y trabajar allí. Después de un tiempo su jefe le preguntó, si no tuviera ganas de ir a Alemania por dos años, para participar en un programa de intercambio internacional de investigación. Y así llegó a Karlsruhe en Alemania.

    Su madre Madita era de un pequeño pueblo en Kerala. Allí la mayoría de la gente se ganaron la vida con la pesca. Un día el cura de su iglesia le preguntó a su padre, si alguna de su hijas no debería hacerse enfermera, para ir al extranjero y ayudar a los enfermos. Sus padres tenían en total ocho hijos vivos y se eligió a ella que con sus 17 años aún era joven, no obstante bastante mayor

    para aprender una profesión y ayudar a a gente. Vino a Karlsruhe en Alemania en un grupo de 20 chicas, para aprender la profesión de enfermera, para luego trabajar en un hospital y ayudar a la gente.

    En Octubre la sociedad alemana-india en Karlsruhe había invitado a la festividad del Diwali.

    Diwali, la fiesta de la luz, es la mayor fiesta de la India que celebra cada año el regreso del príncipe heredero Rama después de 14 años en el exilio. Se celebraba en toda la India con grandes fuegos artificiales.

    Los Indios en el extranjero tampoco dejaban de celebrar el Diwali. Las chicas guapas de Kerala eran muy felices de conocer a otra gente de la India. Aunque no sabían hablar Hindi y no podrían charlar con nadie, les daba igual. Les bastaba encontrarse con gente de la India y festejar el Diwali.

    Y allí se conocieron los dos. Luego siguieron varios encuentros en la ciudad para hacer caminatas y visitas turísticas. Hablando no podían entenderse, a no ser con manos y pies, pero a veces en las cosas del amor tampoco es necesario. En Bihar, de donde era Suren, se hablaba Hindú y Bojpuri, pero en Kerala, de

    donde era Madita, la lengua era el Malayalam. Como es sabido, en la India se hablan 22 idiomas que son todos bien distintos, con sus propias letras, su propia escritura y su propia gramática.

    Cuando llegó el momento para Suren de regresar a la India, Madita también se decidió a regresar pues los dos querían casarse. A continuación vino la oposición de ambos familias, discusiones y disputas, ya que el idioma, las tradiciones, la comida – simplemente todo era diferente. A pesar de todo los dos se juntaron y se casaron. ¡El amor había vencido! Tuvieron dos hijos, un chico, Sandip y una chica, Suvarna.

    3.

    Nueva Delhi

    Julio 2019

    Por razones de trabajo, Suvarna estaba en la India, en la capital Nueva Delhi. Una semana en Nueva Delhi, después casi una semana en Mumbai y luego vuelta a Yakarta – esto era su plan de viaje. Toda la semana tenía conferencias – de mañana a noche. Se había encontrado con varios personas preestablecidas en su plan de viaje. En cada reunión tenía que concentrarse pues más tarde debía incluir el contenido de las conferencias en su informe. A pesar del día agotador para no omitir nada y para agregar el contenido de las conferencias, normalmente trabajaba en su informe por la noche durante dos horas en la habitación del hotel. Después de eso solía dormir bien. Pero no esta noche.

    Había llegado el Lunes y debía seguir su viaje a Mumbai el Martes una semana más tarde.

    Entretanto le quedaba un fin de semana que pensaba pasar en Nueva Delhi. El Viernes estaba pensando como iba a pasar el fin de semana allí, bueno … que iba a hacer? Pues,levantarse tarde, desayunar muy despacito y tomar dos o tres tazas de Masala indio – un té indio con leche y especias – luego trabajar en la presentación, que había de entregar el Lunes. Luego la comida de mediodía, más trabajo y después como recompensa ir al Spa del hotel, es decir al masaje ya que el lado izquierdo de su cuello le volvía a doler bastante. Cena – quizás sí, quizás no, telefonear a casa y a dormir, pensaba. Y el domingo otra vez el mismo curso de los acontecimientos. Esto era el plan para el fin de semana. Hasta que llamó a Prabhakar.

    Como siempre hablaban un poco del trabajo, de sus respectivos hijos, de sus planes para las próximas vacaciones, cuando serán y si serán cortas o de duración normal, cuando se podría hacer unas vacaciones de un fin de semana, y sus planes generales para el fin de semana. Suvarna le contó que se encontraba en Nueva Delhi por el trabajo y que pensaba pasar un fin de semana tranquilo: Un poco de trabajo, relajarse un poco y, si fuera posible, poca comida.

    De repente preguntó a Suvarna: »¿Por qué no vas a ver a Harshwardhan? No vive en Nueva Delhi con su familia? Sería genial, si podrías visitarlo a él y a su familia.«

    Suvarna aún no había pensado en esto. Hace unos meses que le había enviado un mensaje y él le había escrito que él y su familia se habían mudado a Nueva Delhi y que ahora vivían allí. Sí, podría hacerlo, pero de que iban a hablar que no se habían visto en veintidós años y se habían escrito pocas veces, aunque ahora ya no era tan difícil – con las redes sociales. Ella ni siquiera conocía a su mujer y a sus hijos. Por otro lado no tenia nada planeado. Bueno, podría escribirle un mensaje que yo estaba en la ciudad y que tenía tiempo. Si concertaran una cita – bien – de todas formas había planeado un día relajado. Pues le escribió. ¡Qué casualidad! El sábado a partir del mediodía tenía tiempo.

    »Nos encantaría mucho saludarte en nuestra casa. ¡Quién hubiera pensado que nos encontraríamos aquí en Nueva Delhi! Voy a venir mañana con los niños a recogerte alrededor del mediodía. Estate preparada.«

    Asombrosamente todo el mundo estaba despreocupado y amable. Su mujer, Mandina, era muy simpática, relajada y locuaz. Al principio, sus hijos de catorce y doce años estaban algo reservados, pero con cada minuto que Suvarna estaba con ellos, se volvieron más habladores. En un momento que Suvarna estaba a solas con el hijo en la sala, él la preguntó si antes en la universidad su padre Harsh había tenido una novia y si había tenido algún lío. A ella le parecía todo muy simpático; le gustaba su familia y pensó en seguida que sería bonito, venir con Max y Mausi en las vacaciones a Nueva Delhi y volver a encontrarse con todos ellos, para que Mausi pudiera conocer a los dos hijos de Harsh. Suvarna era así; en seguida le gustaba la gente y de inmediato pensaba en como quedar en contacto con ellos para reforzar aún más su amistad.

    Por la tarde Harsh, Mandira y Suvarna se fueron a un bar popular. La temperatura en el exterior era agradable. Decidieron quedarse en la terraza del tejado. después de dos cócteles que no eran muy fuertes, el ambiente se puso algo más alegre. Mandira y Suvarna se pusieron de acuerdo y empezaron a burlarse de Harsh – por minucias – como que nunca encontraba aparcamiento, que siempre intentaba tener un aspecto genial, si otras mujeres estaban cerca, y todo lo que Suvarna podría contar de antes, pero lo que no hizo. Y las dos se rieron y rieron y rieron de sus propios chistes.

    Harsh le dijo a Mandira que no se pase con la bebida; a eso dijo Mandira:

    »Mira, todo está en orden, aún no he revelado nada.«

    Suvarna acaba d volver del lavabo, cuando escucho esto. Harsh dijo aún: »Sí, todos nosotros sabemos todo esto; sabemos lo de la adopción, la historia de los inquilinos, de sus historias de relaciones, de la crisis matrimonial, pero ella no sabe que nosotros lo sabemos, y así la vamos a dejar. No tiene sentido, ahora empezar de nuevo. Lo estamos pasando bien y esto está bien. ¡De manera que contrólate!«

    En este momento Suvarna llegó en la mesa. No dijo nada, pues en este momento pensó, si lo quisieran contar, ellos mismos ya lo habrían contado. ¿Por qué iba a avergonzarlos con preguntas? Era una noche tan bonita, pues dejó ahí el asunto.

    »Mandira y yo estamos en este momento en un restaurante con ella. Sí, ya ha tomado algo, pero Mandira también«, escribió Harsh con su teléfono móvil.

    »Para nosotros es interesante que Suvarna haya bebido.«

    »Es sábado noche, nos volvemos a vemos después de veintidós años y las dos mujeres disfrutan de la noche, no hay nada malo en ello.«

    »Tú no la tienes que proteger. Ya os contamos a todo el mundo, como están las cosas. Tú sigues observando, haces fotos e nos informas«, escribió Deborah.

    Los dos llevaron Suvarna de vuelta al hotel. En el camino Mandira y Suvarna se rieron entre dientes como colegialas. Se rieron de todo y de nada, y se lo pasaron bomba. Cuando llegaron al hotel, dijeron Mandira y Harsh, si tuvieran tiempo, también podrían salir a cenar la próxima noche.

    »Sí, esto sería fantástico« , dijo Suvarna de inmediato y enseguida le dio una gran alegría.

    Era ya después de medianoche. Preguntó en la recepción del hotel, hasta qué hora había desayuno, ya que tenía intención de dormir hasta el último minute sin perderse el desayuno. Bueno, habrá bastante tiempo para dormir.

    Cuando ya estaba metida en la cama, le escribió un mensaje a Max.

    »Estoy otra vez de vuelta en el hotel. Era un día precioso con toda la familia y una noche muy bonita con los dos. Podemos telefonear mañana, vaya, quiero decir hoy, dentro de unas horas. Es un poco tarde, ahora me voy a dormir. Pero ha sido muy divertido. ¡Qué duermas bien! Buenas noches.«

    Luego llamó a Prabhakar en los Estados Unidos. No tenía tiempo y sólo dijo que estaba conduciendo y no podía hablar. Por tanto simplemente le mandó unas cuantas fotos de la tarde.

    El contestó escribiendo: »¡Bonito!«

    Bueno, ¿solo bonito? pensó ella. ¡Pues, vaya día que habrá tenido! Pero entonces se acordó que él estaba en camino – probablemente era por eso. Ella no podía saber que esto había sido su penúltimo intercambio y que el último contacto dentro de dos meses sería igual de breve. Tampoco podía saber que su encuentro en Singapur en Noviembre, que habían acordado, no tendría lugar.

    La red y el grupo de mujeres le habían contactado y esta gente ya había envenenado su relación con Suvarna con éxito. Más tarde Suvarna se asombraría, por qué dejaría que una amistad de veintiséis años se arruine – bueno, una amistad con una interrupción de diecinueve años – sin embargo hacía tres años que volvían a tener contacto regularmente. Y todo eso por historias manipuladas de gente que tan sólo conocía unos pocos meses por las redes sociales. Y eso después de decirle que se alegraba mucho volver a tener contacto con ella después de diecinueve años, y que no quisiera perder su amistad

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