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Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli: Tomo 1
Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli: Tomo 1
Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli: Tomo 1
Libro electrónico195 páginas1 hora

Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli: Tomo 1

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El presente libro es una mirada a las huellas, casi impalpables, y a la vez ineludibles, del patrimonio prehispánico de la región de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México. Es el resultado de la investigación, observación, experiencias de vida, tránsito por sus lugares y curiosidad intelectual, con el fin de responder a algunas interrogantes de tipo arquitectónico y urbano, respecto de las condiciones que llevan a la creación de espacios, así como las condiciones de permanencia de ciertos inmuebles a través del tiempo, testigos incorruptibles de la sociedad, como suelen ser el trazo de las calles, la construcción de obras públicas y, en términos generales.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 may 2024
ISBN9798227015853
Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli: Tomo 1

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    Huellas del Patrimonio Prehispánico de la Región de Cuautitlán Izcalli - Iván Peregrina Vasconcelos

    INTRODUCCIÓN

    El presente libro es una mirada a las huellas, casi impalpables, y a la vez ineludibles, del patrimonio prehispánico de la región de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México. Es el resultado de la investigación, observación, experiencias de vida, tránsito por sus lugares y curiosidad intelectual, con el fin de responder a algunas interrogantes de tipo arquitectónico y urbano, respecto de las condiciones que llevan a la creación de espacios, así como las condiciones de permanencia de ciertos inmuebles a través del tiempo, testigos incorruptibles de la sociedad, como suelen ser el trazo de las calles, la construcción de obras públicas y, en términos generales, la selección de los lugares para diferentes actividades, es decir, los asentamientos humanos a lo largo de un periodo.

    Es difícil tener la mirada en un pasado casi totalmente oculto ante nuestros ojos, escondido en un entorno y paisaje urbanizados; en un contexto donde el concreto y el asfalto del siglo XX, así como el automóvil y las dinámicas sociales contemporáneas de nuestro siglo XXI, permiten estimular la imaginación sobre cómo pudo ser el espacio que hoy nos atañe, para hacer un estudio de la época que nos interesa, aquella previa al contacto con el viejo mundo.

    Mucho se ha hablado y se conoce respecto de la vida virreinal de Tepotzotlán, junto con sus haciendas, o de la vida porfiriana de Cuautitlán, la importancia y problemática de su río, su histórico mercado, las industrias recientes de la zona de Tultitlán, la vida agrícola y ganadera que se impulsó en la región, entre otros aspectos. Sin embargo, justamente el periodo prehispánico ha recibido poca atención por parte de los especialistas. Por esta razón, el presente documento se suma a los esfuerzos de los cronistas e interesados en el tema del patrimonio cultural edificado, tangible e intangible, de esta región de estudio, del que se tiene escasa información, en ocasiones repetitiva, en otras dispersa.

    En el capítulo 1, para lograr el objetivo del presente estudio, fue preciso ahondar en tres puntos principales: el primero, sobre la terminología, es decir, el entendimiento del significado de lo que es y lo que representa un monumento histórico, sus clasificaciones, así como la palabra patrimonio, considerando el natural, cultural, mixto, tangible e intangible, además de las rutas, itinerarios, entre otros aspectos. El capítulo 2 se orienta a una serie de análisis respecto del medio físico y natural, la condición hídrica de la cuenca lacustre, sus modificaciones paleoambientales, desde un punto de vista biocultural, el aprovechamiento de recursos por parte de los primeros pobladores, hasta el inicio de la arqueología de la arquitectura. Todo esto da pauta a un tercer capítulo, en donde prácticamente se resumen los años de estudio en las aulas de arquitectura, restauración y educación, de varias prácticas de campo, de infinitas curiosidades, de extrañas coincidencias, de gustos culposos diversos, de múltiples pláticas con varias personalidades de toda índole, desde vagabundos, extraños, amigos entrañables, maestros, entre otros. Todo resumido en un breve compendio de edificios, asentamientos, lugares, espacios e historias sumergidas en el periodo prehispánico, a lo largo y ancho de la zona que hoy comprende el municipio de Cuautitlán Izcalli.

    Debajo de todo el asfalto, de cada calle pavimentada, entre los archivos perdidos de los permisos de obras, los testimonios de los salvamentos arqueológicos, las anécdotas de la gente mayor, así como la constancia de hechos de transeúntes indeterminados, las confesiones históricas testamentarias de los archivos, las citas bibliográficas, los mapas antiguos, códices, certificaciones notariales y fuentes de información diversas encontramos la materia que nutre este estudio.

    Finalmente, es imprescindible resaltar y agradecer a las amistades y la familia por las intensas charlas, en ocasiones interminables, que hemos tenido para compartir estos temas. Gracias a esta vertiente de experiencia, pudimos reconocer juntos, a lo largo del tiempo, el destino de muchos de los lugares aquí presentados, pues, al ser oriundos de la región y ser testigos de sus paulatinas transformaciones, somos aún receptores de importantes testimonios de tradición oral que sólo podemos transmitir en parte a través de estas líneas, en nombre de todos y para todos.

    CAPÍTULO I

    MONUMENTOS Y EL PATRIMONIO DE CUAUTITLÁN IZCALLI

    1.1 Patrimonio natural, cultural (arqueológico, histórico, artístico e inmaterial), mixto (paisajes culturales, rutas e itinerarios)

    De acuerdo con la Carta ICOMOS para Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural (2008, p. 3), el patrimonio abarca todo aquello que hemos heredado de nuestros antepasados, considerando los bienes materiales e inmateriales que nos dan identidad, y que, por lo tanto, conservan nuestra memoria (monumentos), lo cual nos permite recordar la vida de nuestros ancestros, explorar sus caminos y disfrutar de sus paisajes en constante evolución. Los monumentos son testigos fieles e incorruptibles del paso del tiempo y la evolución de las sociedades en un espacio dado, representan las huellas de diversas identidades y la integración de la familia, la comunidad y el Estado. Asimismo, en algunos casos, como lo ha reconocido la Unesco, constituyen el Patrimonio de la Humanidad¹.

    De manera oficial, y en cumplimiento de las normas internacionales y nacionales, tanto estatales como municipales, se ha creado una taxonomía para el reconocimiento de los distintos tipos de patrimonio: paleontológico, arqueológico, histórico y artístico². Sin embargo, no en todos los casos logran obtener la distinción oficial. A pesar de no contar con la declaratoria gubernamental, no significa que no debamos considerarlos como patrimonio y esperar hasta que, de manera institucional, se le otorgue dicho reconocimiento.

    Los organismos oficiales han establecido clasificaciones que resultan de gran utilidad para el presente estudio. Esta tipología permite abordar el tema del patrimonio de manera estructurada de la siguiente manera:

    a) Natural: se refiere a todos los monumentos que no han sufrido modificaciones artificiales.

    b) Cultural: abarca todo aspecto material e inmaterial que, aunque sea mínimamente, han sido modificados por la actividad humana.

    Entre los aspectos naturales, podemos mencionar los paisajes, cuerpos de agua, ríos, montañas, bosques, desiertos y otros espacios que han sido poco alterados por la actividad humana (una situación difícil de encontrar en nuestra área de estudio). Es común hallar espacios naturales desde tiempos inmemoriales, que han sido transformados por el hombre y que a menudo pasan desapercibidos.

    Es importante destacar que el patrimonio también incluye aspectos intangibles, como las tradiciones, danzas, fiestas, música, relaciones sociales, artes, oficios, saberes, entre otras prácticas. Además, estos elementos están presentes en nuestra área de estudio y serán abordados de manera general en este documento, aunque no cuenten con declaratorias patrimoniales oficiales.

    1.2 Sitios y monumentos con declaratoria

    De acuerdo con la Secretaría de Cultura, el municipio de Cuautitlán cuenta con 37 registros en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) (INAH, s. f.). Esta cifra comprende 27 monumentos históricos³, nueve conjuntos arquitectónicos⁴ y un bien inmueble con valor cultural⁵.

    Es importante mencionar que, hasta la fecha, esta región no se cuenta con ninguna declaratoria internacional por parte de la Unesco, por lo que el patrimonio aquí mostrado es únicamente en el ámbito nacional. Por ahora, no hay una declaratoria oficial, ni nacional ni internacional, a pesar de tener dentro de su perímetro monumentos y patrimonio inmaterial, paisajes o rutas e itinerarios culturales.

    La discriminación no sólo corresponde a los tiempos inmemoriales, también abarca el patrimonio artístico del siglo XX, e incluso del actual XXI, obras que han dejado una huella significativa en el municipio, gracias a destacados genios, artistas y figuras de renombre, como Pedro Ramírez Vázquez o Fray Gabriel Chávez de la Mora, entre otros.

    De acuerdo con el escenario antes descrito, nuestro objetivo en este estudio es dar a conocer y reconocer el valor de este patrimonio, que no siempre es considerado o declarado de forma oficial, como es el caso de la Cuenca del Valle de México, específicamente la sección noroccidental: la zona de Cuautitlán-Tepotzotlán, que, sin duda, al identificar y revalorar los orígenes de muchos de los sitios contemporáneos, se podrá comprender lo que ocurrió en determinado lugar, apreciar el paso del tiempo, identificar las huellas de las sociedades pretéritas que han transitado y, por ende, enriquecer la documentación de los espacios construidos en la región.


    1 La Unesco, a través del ICOMOS (Consejo Internacional de Sitios y Monumentos), pugna por la valoración y conservación del patrimonio internacional, estableciendo acuerdos a través de los comités científicos de investigación en cada país.

    2 En México, la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se encarga de atender y vigilar el patrimonio nacional. El INAH es responsable de los trabajos paleontológicos, arqueológicos e históricos (vestigios y construcciones hasta 1900), mientras que el INBAL se ocupa de lo referente a lo artístico (manifestaciones de 1900 a la fecha). En el ámbito de sus respectivas atribuciones, tomando en cuenta el vasto patrimonio existente, los esfuerzos y presupuestos para lograr tan titánica misión siempre se quedarán cortos, ante el grado de atención que se requiere para su conservación.

    3 De los monumentos históricos registrados en el Catálogo, nueve son parroquias o capillas (parroquia de San Francisco de Asís, ubicada en el pueblo de San Francisco Tepojaco; de Santa Bárbara Virgen Mártir, en Santa Bárbara; de San Martín Obispo, en San Martín Tepetlixpan; de San Sebastián Mártir, en Sebastián Xhala; de San Juan Apóstol y Evangelista, en el pueblo de San Juan Atlamica; de San Mateo, en San Mateo Ixtacalco; de la Asunción de María, en Santa María Tianguistenco; de Santiago Apóstol, en Santiago Tepalcapa, así como la capilla de la Hacienda de San Miguel), ubicadas, principalmente, en los pueblos que dieron origen al municipio y que la mayoría fueron construidas entre los siglos XVI y XIX. A estos monumentos históricos se suman 14 inmuebles: la Troje Sala de Exposiciones, que formaba parte de la Hacienda de la Venta (actualmente Parque de las Esculturas); Salón La Aurora, en el pueblo de La Aurora; la Pila Real, distribuidor de agua del siglo XVII en San Juan Atlamica; el puente Santa Teresa, en Santa Rosa de Lima, y la Biblioteca Pública Efraín González Luna, en la colonia Rancho San Antonio; también la Casa Chica (inmueble ganadero y forrajero en Jardines de la Hacienda), así como la ex hacienda

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