Aunque a lo largo de cinco décadas la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha sido un instrumento eficaz para la difusión y preservación de los bienes culturales y naturales del mundo, en nuestro país hay circunstancias como el extractivismo (del petróleo), megaproyectos como el Tren Maya, turismo masivo, violencia y narcotráfico que ponen en riesgo las designaciones.
Es el resumen que se desprende de la evaluación del doctor en arquitectura Francisco López Morales, fundador de la Dirección del Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien habla en entrevista con Proceso del libro 50 años de la Convención del Patrimonio Mundial en México e Iberoamérica. Medio siglo en la gestión del Valor Universal Excepcional, que coeditó con la arqueóloga Nelly Robles García.
En el apacible silencio de su casa de San Ángel, el ahora exfuncionario, quien representó por más de tres décadas a México en las reuniones del Comité del Patrimonio Mundial (CPM), muestra con satisfacción el volumen de 514 páginas en papel couché, profusamente ilustrado con fotografías de Adalberto Ríos Szalay, quien le cedió los derechos, y publicado con apoyo de instituciones como la propia UNESCO, la Secretaría de Cultura, el INAH, el Consejo