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Masculinidades al plato: Mix de textos desde América
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Libro electrónico219 páginas2 horas

Masculinidades al plato: Mix de textos desde América

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Este libro implica un ejercicio colectivo de producción de saberes y haceres en nuestra Ámérica profunda, de alianzas y empatías, de reciprocidades. Cada texto es un plato sabroso de diversos ingredientes como son las masculinidades, plurales, diversas.
El plato único no existe en este desarrollo, se adapta a esa diversidad como puede, pero aún está vivito y coleando entre nos, generando violencias y dolor.
Esa diversidad de masculinidades deben ser vistas como situadas, ese ser está en un tiempo y espacio específico, las significa, les da sentido y realidad.
Da cuenta de un activismo preciso articulado en diferentes redes de incidencia política, desde cárceles hasta trabajo con pueblos originarios, desde estar siendo jóvenes hasta los adultos mayores.
Recorrer este menú empático interpela nuestras formas de acción, visibiliza lo oculto bajo el poder de nuestras culturas, muestra que no todo está perdido en la búsqueda de igualdad y no violencia.
Quienes participamos de este emprendimiento no estamos solos ni solas, somos parte de colectivos que nos contienen y nutren, es fundamental este punto desde mi mirada, ser parte de redes continuas de indagación crítica de lo que vamos haciendo.
La mesa está servida, los platos también.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 may 2024
ISBN9786316612052
Masculinidades al plato: Mix de textos desde América

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    Masculinidades al plato - Hugo Huberman

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    Masculinidades al plato

    Mix de textos desde América

    Masculinidades al plato

    Mix de textos desde América

    Coordinador:

    Hugo Huberman

    Autores:

    Daniel Montes Pimentel, Jesús Israel Nieves Romero, Vinicio Buitrago, Ariel Sanabria, Gustavo A. Escobar, Hugo Alberto Varas Yance, Javier Lobaton Vargas, Angélica Rodríguez Abad, Hugo Huberman

    Placa

    Colección Proyectos de investigación

    Índice de contenido

    Portadilla

    Legales

    Prólogo

    Cuando no encuentras las palabras, está el arte. El trabajo con varones de La Otra Banda. Dr. Daniel Montes Pimentel. Mtro. Jesús Israel Nieves Romero

    La educación popular en el trabajo de masculinidades. Vinicio Buitrago

    ESI en clave de masculinidades. Aspectos para trabajar con jóvenes en educación y salud en la relación de los varones con los cuidados. Ariel Sanabria

    Masculinidades, referencias y prácticas escolares en los adolescentes varones de González Catán. Lic. Gustavo A. Escobar

    Masculinidades, violencias de género y socio teatro, en comunidades indígenas de Oaxaca, México.Hugo Alberto Varas Yance

    Antecedentes. Machismo e Impunidad. Javier Lobaton Vargas

    Migración de retorno, paternidades y vejeces: una mirada analítica desde los estudios de género de los hombres y las masculinidades. Angélica Rodríguez Abad

    Patriarcado, jerarquías y reputaciones. Poner en crisis lo obvio. Hugo Huberman

    Sobre los autores

    Título:

    Masculinidades al plato. Mix de textos desde América

    Coordinador:

    Hugo Huberman

    Autores:

    Daniel Montes Pimentel, Jesús Israel Nieves Romero, Vinicio Buitrago, Ariel Sanabria, Gustavo A. Escobar, Hugo Alberto Varas Yance, Javier Lobaton Vargas, Angélica Rodríguez Abad, Hugo Huberman

    Primera edición otoño de 2024

    I.S.B.N.: 978-631-6612-05-2

    © por La Hendija ediciones

    Panamá 726 (C.P.3100)

    Paraná. Provincia de Entre Ríos.

    República Argentina.

    Tel:(0054) 0343-154381539

    e-mail: lahendijaediciones@gmail.com

    www.lahendija.org.ar

    Diagramación: Martín Calvo

    I.S.B.N.: 978-631-6612-05-2

    Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

    Digitalización: Proyecto 451

    Prólogo

    Queridos lectores:

    Este libro implica un ejercicio colectivo de producción de saberes y haceres en nuestra Ámérica profunda, de alianzas y empatías, de reciprocidades.

    Cada texto es un plato sabroso de diversos ingredientes como son las masculinidades, plurales, diversas.

    El plato único no existe en este desarrollo, se adapta a esa diversidad como puede, pero aún está vivito y coleando entre nos, generando violencias y dolor.

    Esa diversidad de masculinidades deben ser vistas como situadas, ese ser está en un tiempo y espacio específico, las significa, les da sentido y realidad.

    Da cuenta de un activismo preciso articulado en diferentes redes de incidencia política, desde cárceles hasta trabajo con pueblos originarios, desde estar siendo jóvenes hasta los adultos mayores.

    Recorrer este menú empático interpela nuestras formas de acción, visibiliza lo oculto bajo el poder de nuestras culturas, muestra que no todo está perdido en la búsqueda de igualdad y no violencia.

    Quienes participamos de este emprendimiento no estamos solos ni solas, somos parte de colectivos que nos contienen y nutren, es fundamental este punto desde mi mirada, ser parte de redes continuas de indagación crítica de lo que vamos haciendo.

    La mesa está servida, los platos también.

    Mi agradecimiento especial a Carmen Chuchuy Juarez de Fundación Gema por su confianza y paciencia.

    Hugo Huberman

    Buenos Aires

    ENERO 2024

    Cuando no encuentras las palabras, está el arte.

    El trabajo con varones de La Otra Banda

    Dr. Daniel Montes Pimentel (1)

    Mtro. Jesús Israel Nieves Romero (2)

    Introducción

    Cuando tenemos tantas historias por contar y acompañar, a veces las palabras no salen, a veces los hombres no tienen las palabras para expresar lo que han vivido, no saben poner en palabras los sentimientos que han experimentado, las violencias que han ejercido y los problemas que les ha ocasionado el ejercicio de la violencia hacia sus parejas, hijos, hacia sí mismos y la comunidad. Estas historias también son acompañadas por las historias de los barrios de La Otra Banda. Por eso, para conocer lo que son los varones con los que trabajamos es importante reconocer los barrios donde nacieron y crecieron; no podemos borrar nuestro pasado el cual fue forjando y construyendo lo que hoy somos.

    El presente capítulo de libro explica cuál es la historia de los varones de los barrios de La Otra Banda que acuden al grupo terapéutico y a diversas actividades del colectivo sobre masculinidades y del por qué de la decisión de trabajo desde el arte que se condensó en un monólogo llamado ya no vuelvo contigo frase que replantea el encuentro consigo mismo, y si realmente un varón quiere volver consigo mismo.

    El capitulo se divide en tres partes, la primera en entender cuál es la historia de La Otra Banda y del espacio del Centro Cultural La otra banda, la segunda parte un recorrido de las diversas acciones artísticas realizadas y cómo todo este caminar, cómo es que estas historias y los contextos de los barrios llevaron a una metodología de trabajo con ellos desde el arte y la salud mental comunitaria. Por último, unas reflexiones para seguir el trabajo con hombres en los barrios entendiendo las diferentes posibilidades de cada varón para trabajarse y se posibilite la realización de acciones de violencia.

    ¿Qué es La Otra Banda?

    Para hablar del colectivo de La Otra Bandita donde se realizan las actividades de masculinidades, es necesario hablar de los Barrios de La Otra Banda; su origen se remonta a la época de la colonia donde la gente se asentó en los barrios a partir de la migración de las comunidades aledañas y de quienes fueron desplazados del centro de la ciudad de Querétaro, México. Existía una división natural que era el Río Universidad que dividía la ciudad entre dos poblaciones; la primera de la gente del centro de la ciudad que era de la clase política y adinerada, y la segunda la gente de la Otra Banda gente campesina, migrante, obrera e indígena que fue excluida de la ciudad.

    La primera gente indígena que se asentó en la Otra Banda se remonta al S. XVI y desde entonces se marcaba esta gran división debido a que existían pocos puentes para cruzar el río hacía el centro, lo que ocasionó que la calle de Invierno, donde se encuentra ubicado La Otra Bandita, fuera una de las pocas calles de acceso al centro donde los indígenas se bañaban, se vestían (3) y preparaban la mercancía para vender en el centro de la ciudad o se quedaban en los barrios de La Otra Banda a realizar trueque de mercancías. Esta segmentación de la ciudad fue muy marcada y los Barrios de la Otra Banda fueron creando su identidad a partir de la migración, la exclusión, de espacios para adecuarse para entrar al centro de la ciudad, de vivir del comercio y del trueque y de una gran devoción hacía la religión católica que se manifiesta en construcciones que hacen referencias a esta devoción religiosa.

    La modernidad también ha contribuido a la trasformación de los barrios. En 1903 se marcó un hito en la historia de Querétaro. Ese día, el presidente Porfirio Díaz presenció la inauguración del Ferrocarril Nacional de México, promoviendo un notable desarrollo económico y social en la región; convirtiéndola en un emblema de prosperidad y modernización en Querétaro. Sin embargo, mientras el ferrocarril avanzaba hacia el progreso, la ciudad se transformaba y para 1963, la modernización urbana trazó la calle de Corregidora Norte abriendo un nuevo momento histórico porque dividió los nueve barrios de la Otra Banda en dos espacios. Por una parte, los barrios de San Sebastián, San Roque, El Cerrito, San Gregorio y Santa Catarina. Y por otra, La Trinidad, El Tepetate y El Retablo.

    Al igual que al ser un lugar de transito para el centro de la ciudad y estar fuera de la dinámica de la clase social del centro se crearon diversas cantinas y pulquerías en los barrios de La Otra Banda, los cuales se convirtieron en espacios de prostitución, de mala muerte, bravos. Es ahí en la calle Invierno, la calle de transito hacía el centro de la ciudad, donde se abre la cantina La Chapala, cantina de mala muerte y prostitución, donde los varones podían contar sus historias, de cómo pasaban sus días en la borrachera, como invitaban a las ficheras una copa para enamorarlas, donde los varones hablaban de sus dolencias de corazón, los varones del centro de la ciudad acudían para poder estar fuera de las normas religiosas o los usuarios del tren podían pasar por una copa y caricias para después seguir su camino.

    Es en la Cantina la Chapala que tiene una historia de alcohol, de cantina brava, incluso de prostitución, entonces a partir de ahí establecimos la dinámica de que estábamos en un lugar emblemático con una problematización que es parte del propio entorno y la primera propuesta que hicimos fue que este espacio tenía que tener una nueva significación. José Guadalupe Nieves López, José Ramón Morales Hernández y María luisa Nieves Medrano, originarios de los barrios de La Otra Bandita, deciden comenzar un viaje creando el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. e inaugurando el Centro cultural La Otra Banda en 2007.

    El proyecto se inicia con un enfoque en las artes, especialmente en el teatro, y poco a poco ganamos la confianza de la comunidad a través de acercamos a las personas de la iglesia, los cronistas del barrio, y cualquier alma amante de la cultura que quisiera unirse a nuestra causa. Nuestro primer objetivo era claro: poner la cultura al alcance de todos. A medida que crecimos nos percatamos que la salud mental era importante y no estaba al alcance de todos.

    Así que en 2018, después de dos años de trabajo y replanteamiento, volvimos a transformarnos bajo tres elementos cruciales. I) dentro de la otra banda, hay otras banditas que también se encuentran en desigualdad, de ahí nace el colectivo La otra bandita para retomar la idea que en los mismos barrios existen diversas banditas que tienen que ser atendidas, que existe muchas diferencias también en los barrios. II) al trabajar desde la salud mental comunitaria, nos percatamos que la violencia era un tema recurrente, que teníamos que empezar a hacer actividades en el territorio y hablar de las violencias en los barrios; especialmente la que ejercen los varones. Y III) retomamos el logo de la tortuga porque antes era común ver tortugas de río en los barrios de la Otra Banda y una tortuga siempre lleva su casa en su espalda (su caparazón), por eso retomamos la frase el caparazón se cuida entre todxs haciendo alusión que los habitantes del barrio son los que tienen que cuidar su casa, sus barrios.

    ¿Cómo trabajar con los varones escuchando sus historias y las historias de los barrios? El arte como formas de acercamientos

    El uso del arte en el colectivo de La Otra Bandita ha sido en diversos momentos. El primero (4) de ellos fue el tejido colectivo acompañados de la Colectiva Hilos, donde en las calles se invitaba a tejer una mancha roja que representaba sangre por las desapariciones, los feminicidios y las acciones de violencia. Este tejido colectivo tenía como objetivo mostrar que la mancha roja, si no prestábamos atención se haría cada vez más grande o, por el contrario, si empezábamos a realizar actividades en los barrios podríamos pararla o reducirla. El fenómeno que pasó fue que eran pocos varones tejiendo y muchas mujeres atendiendo el llamado, pero permitió empezar a trabajar con las mujeres y hacer evidente desde un tejido colectivo puesto en las calles la violencia que se ejerce.

    El segundo fue la creación de un rap referente a los grupos de hombres llamado "sin nombre: tú nómbrala como te convoque (5) el cual se busco distribuir a través del WhatsApp en los habitantes de los barrios. El tercer producto fueron dos minidocumentales sobre el grupo terapéutico de hombres y de mujeres (6). El cuarto producto fue un poema actuado por un artista de Querétaro y escrito por la compañera Gabriela Sarahi Vilchis Moreno llamado Ser un macho no tiene sentido", que se realizó en el marco del día del hombre: nada que festejar para hablar de las acciones de violencia de los varones (7). El quinto fue una canción de Luna mexicana llamada nuestra sombra (8) que buscaba plasmar en una canción la violencia hacia las mujeres. El sexto fue otro rap llamado ni una menos (9) escrita por Leack Gyal, con segunda voz de Alexia Bizarre. Se hizo otro documental llamado nombrarse hombre (10). Posteriormente, se montó una obra de teatro llamada Mi sombra es rosa de Scoot Stuart que invita a la reflexión y a atreverse a ser diferente.

    Estos productos permitieron ir colocando al colectivo de La Otra Bandita como referencia de que las masculinidades podían trabajarse desde el arte y que era una forma de trabajo porque todas las actividades anteriores ayudaron a que hombres acudieran al grupo, se empezaran a llenar los talleres sobre las masculinidades, especialmente de paternidades, nos buscaron diferentes asociaciones para dar talleres, pláticas, conferencias, pero al final estaban siendo mujeres actuando, cantando o realizando su arte para enunciar la violencia, se involucraban más mujeres en las actividades del colectivo y los varones que se acercaron eran mayoritariamente fuera de los barrios de La Otra Banda.

    El espacio cultural se volvió un espacio de trabajo de las masculinidades, de encuentro desde el arte; permitiendo fortalecer la dinámica del colectivo en esta búsqueda constante de renovación, creatividad, recuperación de ideas y buscar constantemente nuevas formas de encuentro con la gente de los barrios. Todo lo anterior nos hizo replantearnos ¿qué pasaba con los varones de la otra banda? Y ¿qué teníamos qué hacer con los varones que no quieren ir ni buscan un cambio, que están en las cantinas, en el barrio haciendo su vida, haciendo acciones de violencia? Lo primero que se replanteó es que, si bien teníamos los enfoques de la salud mental comunitaria, la cultura de paz, las masculinidades, aún nos faltaba hacer la conexión entre estos saberes con los saberes de los contextos de los barrios.

    Primero, recordamos que la historia de los varones de La Otra Banda viene desde la exclusión y pocas oportunidades de trabajo o de crecimiento. Esta idea aún permanece porque es común escuchar a la gente decir que el centro no es de ellos y del barrio es donde pertenezco lo que ha ocasionado

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