Breves escritos

Por Diego Santos Fregoso

Nació con una extraña forma de ver el mundo.
Aprendió a utilizar el lápiz y lo básico de escritura; para cuando beber de la botella era un hábito, supo cómo destilar de las malas rachas algo embriagante y bello.

• Idioma: Español
• Editorial: Letrame Grupo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 30 abr 2024
• ISBN: 9788410684706

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© Diego Santos Fregoso

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

Diseño de cubierta: Rubén García

Supervisión de corrección: Celia Jiménez

ISBN: 978-84-1068-470-6

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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A todos los que aún me acompañan y brindaron apoyo.

También, a todos los que compartieron su alimento conmigo cuando no lo tuve.

A la familia que siempre estuvo.

En especial a todo lo vivido.

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Introducción:

Como el titulo lo menciona, Breves escritos es un cumulo de experiencias que se viven en el día a día, lo que hay dentro en la cabeza de un sujeto solitario y reservado. Lo difícil que le es tratar de relacionarse con el mundo y lo que el mundo puede hacer con aquel que prefiere el silencio y actuar. La facilidad con que se pueden cometer errores al sentirse desesperado y la severidad con la que los vicios suelen golpear.

Sollozos y caladas

Todo resulta ser una absoluta obscenidad…

Ella demuestra su lealtad cuando caminan de la mano,

pero cuando no se ven, se porta mal;

el tipo raro, siempre o en la mayoría del tiempo se encuentra solo.

O escribe o lee. Disfruta de la vida y sus tonos.

Del cielo a la tierra cae una libélula,

pareciera que al revés volara;

Dios manda señales o el universo

-no sé, como tú le llames-.

Suena el piano con Erik Satie.

Será cansancio o solo es que está triste,

pronto llegará a los treinta y dejará los veinte.

Es triste conocer personas que llegan solo con la intención de marcharse.

Vitalicia juventud, vitalicia la gracia, la belleza,

pues siempre hemos de terminar en el ataúd.

Un cable eléctrico cruza por sus pies,

el suelo lleno de agua. Piensa una estupidez...

Hormigas devoran las sobras de la comida de antier,

toda esa podredumbre asta al más rudo le quitaría el hambre.

No sé. Es más probable que el tinto te ame, aunque no seas nadie.

Tampoco la soledad siempre es la mejor opción, aunque sí ayuda.

Existe esa creencia «siempre hay a quien esperar o quien te espera».

Una lagrima es válida para una mejor vida…

Para esta buena noche solo hay sollozos y caladas.

El momento

Llegas a casa, dejas tu mochila enciendes la música que te encanta.

No hay nadie. Te sientes bien, nada falta.

Amas tanto esa canción que puedes repetirla por horas y no te cansa.

De la nada, comienzas por bailar a solas

-mi estimado lector o lectora, bienvenido al paraíso-.

Desnudas partes de tu cuerpo, desnudas toda tu alma,

dejas los problemas atrás.

No hablas, solo cantas, solo sueñas.

No hay tristeza, no burlas o malas caras, solos tú y tu intimidad,

sin preocupación por algo que ya pasó,

olvidándote de las tareas, la renta o las facturas.

Disfrutando este breve momento de tu vida.

Tan libre como aves en el cielo, como caballos en pradera.

Tan incontrolable como el viento y la marea.

Tan especial como tú y nada más.

Repites sin parar tus pasos favoritos de baile,

no hay nada que pueda detenerte.

Esto es algo que necesitas bastante.

Es la vitamina que libera tu mente, equilibra tus emociones;

no importa si lloras mientras ríes, o si solo lloras o solo ríes,

sabes que cada uno de estos segundos lo vale…

Ya después de un rato, una vez que pudiste calmarte,

vuelves a la rutina

con ese notable aspecto diferente, agitado pero cargado de energía

-es bonita la vida-.

Una buena ducha relaja, luego te postras sobre el sofá o la cama.

Nada mejor que una buena película, una buena botana;

luego de mucho tiempo sin un espacio solo para ti mandas todo al carajo.

Mañana será otro día, tendrás tiempo para todo,

hoy solo te amas.

Termina la peli, la noche está entrada, apagas el televisor,

limpias, observas el orden, cada cosa en su lugar.

Apagas la luz,

ya en el lugar más cómodo de casa, que es la cama, descansas.

A medio pensamiento

La tinta estuvo perdida hasta que se encontró.

Se busco el cuaderno, también el silencio;

ahora no se encuentran las palabras para satisfacerlo.

Sin ideas, sin anhelos.

Existe quienes gastan cientos de palabras

en una charla que solo para ellos tiene sentido.

Otros que utilizan un mínimo de palabras,

los mismos que difícilmente son entendidos.

Ciegos suben al autobús a pedir ayuda.

Otras personas caminan por la calle en busca de una oportunidad.

La mayoría, después del trabajo solo quieren llegar a casa.

Tantos relatos que en las calles han quedado.

Cuántos sueños por la calle flotan porque fueron descuidados.

Desde hace años, no se ha visto un arcoíris en verano.

Los melancólicos días ya pasaron.

La oportunidad nueva está frente a la puerta.

Es la única buena o quizá la primera de muchas;

hubo batallas que se ganaron de manera limpia,

otras que no necesitaban ser luchadas,

simplemente se planearon para hundir cada vez más.

Personas cantan poemas que fueron escritos en silencio.

¿Por qué?

Música alegre sobre el dolor de alguien.

Qué función tiene, si ese alguien de dolor se muere. Amenizar…

¿Amenizar, qué?

Sobre la cama

Solo unas cuantas monedas sobre la cama quedan.

Una relación que no se sabe si futuro tendrá.

No hay algo que importe menos;

es verdad, la soltería cansa pero no por ello te casarás a la primera.

Pasaron muchas noches desde la última vez que pude enamorarme.

Pasaron inviernos, inclusive los días de escases;

soñando despierto con los besos de una señorita fantasma,

una que jamás existió. Una que solo fue un invento en la imaginación.

No recuerdo a los nuevos amigos, tampoco a los viejos,

aunque de verdad su existencia la siento.

Tantos bailes que bailé solo, algunas veces con botella en mano,

otras he reído a carcajadas después de