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Pensamientos: 100 Golondrinas
Pensamientos: 100 Golondrinas
Pensamientos: 100 Golondrinas
Libro electrónico211 páginas2 horas

Pensamientos: 100 Golondrinas

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Información de este libro electrónico

«Te amo hasta donde los números no saben contar».

Pensamientos. 100 Golondrinas es un recopilatorio de los más bellos e íntimos sentimientos escritos por el autor, Mendi av.

«Te amo hasta donde los números no saben contar» o «Te borrarás, como se borran las palabras en la arena cuando pasan por encima el agua y la sal» son algunas de las profundas y románticas frases que podemos encontrar en las entrañas de esta obra, de este mundo interior repleto de golondrinas, campos en primavera, toneladas de amor y mar.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento3 oct 2018
ISBN9788417483609
Pensamientos: 100 Golondrinas
Autor

Mendi A.V.

Mendi A.V. es un ser humano que nació en el 1988, en Barcelona, España. De familia del sur, apellidos del norte y, según su ADN, es un 16% judío sefardí. Le apasiona todo lo existente en este universo, especialmente las ciencias y el arte. Cree que la respuesta para absolutamente todo es el amor. Convierte sus pensamientos y sentimientos en poemas que supuran sensibilidad, y las vivencias traumáticas y el romanticismo que viven en su interior, en canciones.

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    Pensamientos - Mendi A.V.

    Introducción

    Cuando veo que un libro que voy a leerme tiene introducción, me pongo algo nervioso. No sé si será la impaciencia por empezarlo de una vez y sin preludios o si será el temor a que me desvelen parte del contenido y de la magia de la obra que estoy a punto de leer.

    De todas maneras, quería escribir una introducción para poder explicarte qué es lo que vas a encontrar desde el punto final de este breve texto en adelante.

    Algo antes de la adolescencia, cuando mi corazón empezó a sentir más allá de los sentimientos primarios que hay antes de ella, empecé a escribir.

    Escribir sobre los nuevos sentimientos, sobre como veo las situaciones a mi alrededor, sobre el amor y el desamor. Sobre la tristeza, la melancolía y la nostalgia. Y también escribir sobre la búsqueda de uno mismo, entre tantos otros temas o sentimientos.

    Tras más de diez años de textos, poemas y desahogos en papel, recopilo en esta obra los que, a mi parecer, son los más emotivos o significantes.

    Aparecen en este libro ordenados cronológicamente, así pues, quiero que sepas que los primeros que encontrarás fueron escritos por un adolescente, y que vas a leer el paso de sus años y de sus sentimientos hasta la persona que hoy soy.

    A estos escritos les llamo pensamientos, pero también podría llamarles emociones, encuentros o desencuentros. Podría también llamarles, de una forma mucho más romántica, pájaros que, impulsados por el latir de mi corazón, salieron volando de mi interior en forma de letras.

    Cien sentimientos, cien poemas, cien golondrinas.

    1. Mi secreto es paraíso

    Por más que lo intente evitar la verdad me alcanza, me tira al suelo y me abre los ojos, me grita:

    —Despierta David. Zarpa de nuevo, huye. Recoge la madera del suelo y construye un barco, recoge tu amor y ponlo como vela roja. Recordarás todo cuando vuelvas a navegar, sabrás quién eres en el reflejo del océano. Las preguntas volarán sobre tu cabeza como gaviotas en el puerto, pero el viento soplará, guiándote allá donde nacen las respuestas que necesitas.

    »Encuentra las mil tierras desconocidas, aprende, comercia con el amor. Los animales te contarán todos sus secretos, serán tu madre y tu padre, serán tu bien y tu mal. Tu hogar serán las cascadas, las rocas, las hierbas que pises. Duerme sobre mojado y podrás secar tu locura. Conoce a las personas, habla con ellas buscando, como siempre has buscado, algo nuevo. Las personas seguirán jugando a la maldad, pero tú busca el resplandor divino, pues siempre triunfaste en eso, lo sabes bien.

    »Vuelve a navegar y recuerda lo bello, y lo horrible de lo bello, puesto que todo es inevitable, y todo pasa porque está escrito. Recuerda que tu vela es el amor más grande del planeta. Pregúntate qué hay detrás del sol, y de noche, te encontrarás con la luna, y de nuevo será una grata sorpresa. Abandona las tierras donde el dolor nace en silencio y a traición, donde la luz no ciega la maldad ni llena todos tus oscuros deseos. Huye de nuevo si es necesario. Zarpa cuando sople el viento. Sopla, sopla fuerte.

    »Encuentra las mil tierras desconocidas que necesitas, y cuando te ciegue la luz, aparta con tus manos el sol, y si no encuentras la plata en la luna, habrás llegado al paraíso. Ahora no te importan las personas ni sus juegos, ya has elegido una madre y un padre para tu nuevo hogar. Has elegido ese mismo hogar, montañas o playas. Deshaz el barco y guarda para siempre esas maderas, son tus recuerdos, tus vivencias, todo lo que has aprendido en tus viajes. Recoge la vela y arrójala hacia la luz. Ella sabrá plegarla y guardarla, para cuando necesites zarpar. Quizás cuando la luz se apague y el sol siga puesto, con la luna detrás, quizás.

    Por más que lo intente evitar la verdad me alcanza, me tira al suelo y me abre los ojos, me grita:

    —Despierta David.

    2. Para que te sientas única y especial

    Para que te sientas única y especial, piensa.

    Mira tu cara delante de un espejo, acércate un poco más, fíjate en tus ojos.

    No es la forma, las pestañas, ni el color. Es el dibujo que tienen dentro, obsérvalo.

    Contémplalo bien, pues es un dibujo precioso y, sobre todo, es único, personal, intransferible e irrepetible.

    Es el dibujo de tu mirada, un dibujo que dice todo de ti sin hacer el más mínimo ruido.

    Juega para divertirte, duerme para descansar.

    Llora para aliviarte, habla para hacerte escuchar, escucha para poder entender.

    Y vive, vive para que no se cierren nunca lo que tú llamas ojos,

    eso a lo que yo llamo, el precioso dibujo único de tu mirada.

    3. La mitad

    Mezclando nuestra genética

    en un colchón sin acolchar,

    desbordando los costados,

    extremidades,

    par e impar.

    Flotando entre las nubes

    mi humo blanco al fumar,

    nos respira y contamina

    mientras duerme

    la ciudad.

    ¡Calla cuco! No despiertes la mañana,

    ¡Quiero noche! ¡Eternidad!

    Y con los ojos aún cerrados,

    siento al lado

    mi mitad.

    Y si me despiertas, despiertas conmigo

    los rayos de luz de nube,

    recoges el agua en cazos de lluvia

    y haces sopa envenenada para desayunar.

    ¡Que zumben truenos, que rompan rayos y las maderas del lugar!

    Si despierto y me arrebatas

    lo que solo puedo soñar.

    Que no es mucho, pero es todo

    lo que puedo alcanzar.

    Mientras duermo —y eso es mucho—,

    de mi vida,

    la mitad.

    4. Tu silencio y tus palabras

    Con la imagen que idealizaba en mi mente desde que tengo suficientes ganas de amar de verdad:

    tu copa, tu tronco y tus raíces, tu savia.

    Tu voz revienta mis lágrimas, apalea mi oscuridad y sosiega mis nervios. Esquía por la nieve de mis oídos hasta llegar a mi cerebro, y proceso el sonido, es música, al menos me hace sentir igual.

    Tus ojos no me importan, tu mirada no se mueve, lo ve todo sin mirar. Y tus labios cerrados dicen todo, absolutamente todo lo que necesito saber de ti.

    Tu cuerpo es solo un bloque que interrumpe la presión de aire que cae hacia el suelo.

    Tu ropa, azul o blanca, negra o rosa, con capucha o sin capucha. Ropa cara o barata, nueva o vieja. Solo me importa si te abriga y si te deja respirar.

    Cuánto sabes no me importa, cuánto quieras aprender sí.

    Cuánto hagas no me sorprende, cuánto arte derroches con tus manos sí.

    Dejando escritas tus razones escribes el nombre de tu alma en cada texto, en cada frase y expresión conoces la sinceridad, conoces la corriente de palabras, sabes muy bien qué es desconectar y cómo dejar fluir las palabras para que surjan solas y creen tu pensamiento en color y forma, frase a frase.

    Porque tú piensas, piensas mucho, y descifras enigmas, cientos cada día, y así escribes, y así sabes, y así haces.

    Y así tus manos. Y así tus manos sí tienen mucho arte.

    Todo lo más grande del mundo no tiene respuesta. Todo lo más grande del mundo no tiene sonido, ni fondo, ni razón.

    Es perfecto y desperfecto, es fácil y difícil.

    Es cerrar los ojos y dormir, para así morir, pero seguir con vida.

    Es sonido mudo.

    Es volverme loco en mis pensamientos y no sacar nada en claro, para terminar comprendiendo que todo es perfecto tal y como viene, tal y como llega y se va; cada grito, cada enfado, cada golpe.

    Cada beso es tan necesario como el siguiente factor, desconocido pero escrito, o uno cualquiera que esté por llegar.

    Es como un choque perfecto y brutal entre tu silencio y tus palabras.

    Quiero vivir, viajar, y estar contigo.

    Quiero morirme cada noche entre tu silencio y tus palabras.

    Quiero aprender, mezclar nuestros ángulos de vista y ver cómo se hacen más perfectos que tu silencio y tus palabras.

    Quiero no entender, ni descifrar, ni saber leer, ni escuchar, ni odiar ni amar jamás,

    todos tus silencios y todas tus palabras.

    5. Ahora, yo, ahora

    Yo, una persona de la que aún dudo, una persona a la que aún miento. Siempre así podré mejorar.

    Yo, una persona que todavía me sorprende, una persona a la que ya no temo al encontrarme en el espejo.

    Yo, una persona que aún tiene que tragar mucha saliva del pasado, y superar gigantes baches y malos tragos que aún me guardan todos los gritos que ayer provoqué, y que aún hoy, rebotan como ecos en mí.

    Yo, una persona que no tenía ni creía en la familia, y que poco a poco se está construyendo una propia.

    Yo, una persona que sentía la vida como algo gris y carente de motivación, y que de repente ha descubierto que en el mundo existen plantas, animales y energías que fluyen en la tierra.

    Yo, el principio y el fin de mí. Mi dios. Dios.

    Yo, quien decide escribir esto o dejarlo para mañana, quien se hace querer o se hace odiar.

    Yo, en mi montaña perfecta, donde me encuentro solo, pero en el sitio idóneo para mí, visitando y dejando visitar a quien me place.

    Yo, el que crea con sus manos, con su ímpetu y su espontaneidad improvisada los milagros que, sin mí, jamás se realizarían ante mis ojos.

    Yo, la única persona en mi vida capaz de aguantarme, comprenderme y sosegarme mejor que nadie en las noches de llanto.

    Yo, quien llora, quien sujeta mi cuerpo.

    Yo, quien aún tiene marcados en la cara los caminos que las lágrimas recorrían hasta el despeño contra los puños.

    Yo, quien lucha, quien escribe con sus dedos las palabras que ahora lees.

    Yo.

    Música. Naturaleza. Magia.

    Energía. Pureza. Libertad.

    Naturalidad. Yo.

    Cuesta creer que todo lo que he vivido, visto, oído, sufrido y sentido lo haya hecho solo yo.

    Y ahora por fin me quiero y no tengo miedo a morir con lo que ahora, yo, ahora soy.

    6. El ñu y el elefante

    En un pequeño mundo, durante mucho, mucho tiempo,

    elefante y ñu compartían tan solo un árbol como sustento.

    El elefante comía de las hojas del árbol, ¿cómo si no mantendría fuerte su mármol?

    Con su larga trompa, tiraba fuerte de sus ramas

    y embestía así un gran tronco, con colmillos y con patas.

    Comía hojas verdes, grandes y sabrosas,

    y sin esfuerzo, pero con maña, las metía así en su boca.

    Año tras año y día tras día, el elefante así hacía,

    hasta que el árbol caía, y con esto la hierba crecía.

    El ñu comía de la hierba del suelo, cabizbajo sin hacer caso

    al cielo.

    Pastaba y pastaba, y su apetito no saciaba.

    Pastaba y pastaba, y su barriga así llenaba.

    Año tras año y día tras día, así el ñu

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