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Desaparecido
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Libro electrónico98 páginas57 minutos

Desaparecido

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El experimentado investigador privado Mike Hamilton es contratado para encontrar al oficial de policía retirado desaparecido Samuel Thompson, que estaba investigando la corrupción dentro de la fuerza policial. Mientras Mike se une a la tenaz periodista Evelyn, descubren una red de corrupción que vincula a figuras poderosas, pero deben reunir pruebas irrefutables. Mientras corren contra el tiempo para exponer la corrupción, surgen sus propias dudas y temores. En un juicio de alto riesgo, se desarrollan revelaciones y giros impactantes. Cuando surge un cerebro desconocido detrás de la corrupción, el equipo debe enfrentar sus amenazas. La táctica final culmina en un clímax emocionante que lleva a que prevalezca la justicia. Mientras la lucha contra la corrupción continúa, Mike y Evelyn deben reunir a sus aliados para descubrir la verdad y proteger el futuro de su ciudad. No te pierdas esta apasionante historia de justicia, conspiración y una búsqueda inquebrantable de la verdad. Sumérgete en esta emocionante historia de valentía y lucha contra la corrupción.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 mar 2024
ISBN9798224329786
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    Desaparecido - Alvaro Figares

    Capítulo 1:

    La Desaparición

    Mike Hamilton, un investigador privado experimentado, estaba sentado frente a Sarah Thompson en su lúgubre oficina. Sus ojos brillaban con lágrimas mientras sostenía una fotografía arrugada de su padre, Samuel Thompson, un oficial de policía retirado que había desaparecido hacía tres semanas.

    Por favor, señor Hamilton, tiene que encontrarlo, suplicó Sarah, con la voz temblorosa por la desesperación. Temo que le haya pasado algo grave.

    Mike asintió con expresión seria y decidida. No se preocupe, señorita Thompson. Haré todo lo que esté en mi poder para encontrar a su padre. ¿Puede decirme dónde fue visto por última vez?

    Sarah le entregó un trozo de papel en el que había anotado meticulosamente la dirección del bar de mala muerte que Samuel frecuentaba. Pasaba horas allí, hablando con algunos de sus antiguos compañeros de la policía. Pero últimamente parecía preocupado. Mencionó algo sobre la corrupción dentro de la fuerza.

    Los ojos de Mike se entrecerraron con intriga. ¿Corrupción dentro de la policía? Sin duda, eso añadió una nueva capa de complejidad a la investigación. Gracias, señorita Thompson. Déjemelo todo a mí.

    Mike no perdió el tiempo y se dirigió al bar. El lugar apestaba a cerveza rancia y a humo de cigarrillo. Se acercó al camarero, un hombre rudo con una expresión perpetuamente amarga.

    Disculpe, estoy buscando a Samuel Thompson. ¿Lo ha visto por ahí? Preguntó Mike, su voz firme pero autoritaria.

    El camarero dejó escapar un gruñido y se encogió de hombros. ¿Sammy? Sí, solía venir aquí, pero no lo he visto en mucho tiempo. Él simplemente desapareció, como si se hubiera desvanecido en el aire.

    Los instintos de Mike le dijeron que había más en esta historia de lo que parecía. Se volvió hacia el grupo de clientes habituales apiñados en la barra. ¿Alguien más tiene alguna información sobre la desaparición de Samuel Thompson?

    Los clientes habituales intercambiaron miradas y sacudieron la cabeza, evitando con sus ojos la mirada penetrante de Mike. No, hombre. No sabemos nada, murmuró uno de ellos.

    Sin inmutarse, Mike sacó una fotografía de Samuel y la levantó. Vamos, alguien debe haberlo visto. Es un policía retirado, por Dios.

    De repente, un hombre corpulento con una barba hirsuta y un diente faltante dio un paso adelante, su voz estaba llena de sospecha. ¿Por qué te preocupas tanto por Thompson? ¿Qué te importa?

    Mike percibió una oportunidad. Se inclinó y susurró, su voz llena de intriga. Creo que Samuel estaba investigando la corrupción dentro de la fuerza policial. Si tropezaba con algo importante, eso explicaría su repentina desaparición. Ayúdame a encontrarlo y podremos protegerlo, y tal vez incluso derrotar a esos bastardos corruptos.

    El bar quedó en silencio y los clientes habituales intercambiaron miradas inquietas. Después de un momento, el hombre barbudo asintió. ¿Quieres la verdad? Echa un vistazo a la vieja sala de almacenamiento en la parte trasera del bar. Allí es donde Sammy solía reunirse con sus contactos. Podría encontrar respuestas allí.

    Mike le dio las gracias al hombre y discretamente se dirigió al fondo de la barra. El tiempo era esencial y necesitaba descubrir la verdad antes de que se desvaneciera como humo en el viento.

    Mientras abría la chirriante puerta del almacén, Mike se encontró rodeado de estantes y cajas polvorientos. Estaba claro que nadie había estado en esta habitación por un tiempo.

    Sus ojos escanearon la habitación en busca de algún tipo de pista, y fue entonces cuando notó una pequeña llave sobre una mesa. Tenía un emblema grabado, uno que no reconoció.

    Mike se guardó la llave en el bolsillo y continuó su búsqueda, revisando las cajas hasta que tropezó con una fotografía descolorida. Mostraba a Samuel, rodeado por un grupo de compañeros policías. Uno de ellos tenía una sonrisa siniestra en su rostro.

    Justo cuando Mike estaba a punto de inspeccionar la foto más de cerca, el sonido de pasos resonó fuera de la habitación. Alguien venía.

    Actuando rápidamente, Mike volvió a colocar con cuidado la fotografía en la caja, la cerró y se escondió detrás de un estante, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.

    La puerta se abrió y una figura entró en la habitación. Era Evelyn Ramírez, una periodista tenaz con la que Mike se había cruzado en varias ocasiones.

    Evelyn miró alrededor de la habitación poco iluminada, con mirada cautelosa. Parecía estar buscando algo, tal como lo hacía Mike. Sus miradas se encontraron y compartieron una mirada de complicidad.

    Sintiendo la tensión, Mike salió de su escondite y se acercó a Evelyn. Bueno, bueno, Evelyn Ramírez. Me sorprende verte aquí. ¿Estás investigando la misma historia de corrupción que yo?

    Evelyn sonrió, sus ojos brillaban de intriga. Mike Hamilton, el infame investigador privado. Parece que esta vez estamos del mismo lado. Unamos fuerzas y descubramos qué le pasó a Samuel Thompson.

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