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Suenan los bombos: Historias de la UC en la Libertadores.
Suenan los bombos: Historias de la UC en la Libertadores.
Suenan los bombos: Historias de la UC en la Libertadores.
Libro electrónico277 páginas4 horas

Suenan los bombos: Historias de la UC en la Libertadores.

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Ver a la UC en Copa Libertadores siempre es especial. De noche, San Carlos lleno y convertido en caldera para ganarle a grandes equipos de América. En los últimos años vivimos grandes victorias a equipos como Flamengo, Rosario Central, Gremio, Independiente, Internacional de Porto Alegre y Nacional. En este libro podrán conocer estos relatos que forman parte de nuestra historia cruzada y que siempre es bueno recordar.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 sept 2023
ISBN9789564062457
Suenan los bombos: Historias de la UC en la Libertadores.

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    Suenan los bombos - Puntete

    Suenan los Bombos

    © 2022, Puntete

    ISBN: 978-956-406-077-4

    eISBN: 978-956-406-245-7

    Primera edición: Junio 2022

    Segunda edición: Octubre 2022

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, tampoco registrada o trasmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mediante mecanismo fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo escrito por el autor.

    Imprenta: Donnebaum

    Impreso en Chile/Printed in Chile

    Índice

    Prólogo Ignacio Prieto

    Escribir de Universidad Católica

    Un partido inmortal

    El debut en la Copa

    Cuando le ganamos a River

    Alta tensión

    Historia de un estadio

    Nunca dejes de creer

    Un póker del Beto

    El primer triunfo en Brasil

    Esas Libertadores de los sesenta

    Cuando le ganamos a San Lorenzo

    Aquel final ingrato

    La Libertadores del 93

    La Pre-Liguilla

    La Liguilla Pre-Libertadores

    La final de la Liguilla

    Fase de grupos

    Octavos de final

    Cuartos de final

    Semifinales

    La final

    Guerra de goles

    Épico triunfo en Colombia

    Un gol de Copa Libertadores

    Históricos

    Goleada histórica en Paraguay

    Una historia de infortunio

    El 2-0 a Gremio

    Un sentido homenaje

    Epílogo

    Agradecimientos

    Bibliografía de apoyo

    Para la Trini

    Prólogo

    Ignacio Prieto

    ¹

    Este prólogo es la transcripción de una entrevista al legendario jugador y entrenador cruzado, primer futbolista formado en la UC en ganar la Copa Libertadores y artífice de la inolvidable campaña de 1993.

    Desde chico siempre aspiré a jugar por Universidad Católica, porque mi hermano Andrés jugaba en el club. Siempre lo miré como mi ídolo. Tuve la suerte de jugar en Nacional de Uruguay y en el Lille de Francia, pero Universidad Católica mantiene una mística especial en todas las épocas. Principalmente porque Club Deportivo y Universidad están íntimamente ligados.

    Universidad Católica es una gran institución, no solo en lo deportivo, sino también como universidad. En mis primeros años como jugador me tocó participar como alumno y teníamos reunión con el rector dos veces al año.

    Cuando uno es jugador siempre aspira a ser campeón con el club, jugar la Libertadores, llegar a la Selección e ir a un Mundial. Mis primeras Copas Libertadores me tocó jugar contra Peñarol y Nacional, y los primeros partidos me los perdí porque me casé. Sin embargo, las ganas de representar a mi equipo me llevaron a no tener luna de miel para ir a jugar los partidos a Uruguay en 1967.

    Tuve la suerte de ganar la Copa Libertadores jugando por Nacional de Montevideo. Recuerdo que en 1969 perdimos la final contra Estudiantes de La Plata y, a pesar de que fui el goleador del campeonato, me quedó en la retina el ser campeón. La revancha llegó en 1971, cuando ganamos la definición en Lima y pude levantar la Copa. Fue la primera Libertadores de Nacional y recuerdo que en la rambla de la capital no se podía avanzar de la cantidad de personas que había.

    Después de Nacional tuve la suerte de jugar en Francia. Un lunes me dijeron que había posibilidad de viajar a Europa y me dieron la opción de negociar la salida. Recuerdo que cuando me dijeron que me iba a Lille, tuve que buscar la ciudad en el mapa. Está al norte en la frontera con Bélgica y era una ciudad que estaba destruida por la Segunda Guerra Mundial. En menos de una semana ya estaba en Francia.

    El Lille había ascendido y estaba en los últimos lugares de la Primera División. Ese año descendimos, pero lo que más recuerdo era el cariño de la ciudad, que llovía mucho y hacía mucho frío. Me costó adaptarme, porque el cambio fue radical. En Nacional lo teníamos todo y en Lille no había utilero ni masajista. A los cinco meses de haber llegado, me convertí en capitán y parte de mis responsabilidades era ir todos los miércoles a trabajar en unas escuelas deportivas que tenía el club. Fue una experiencia muy bonita. Además, con esfuerzo y sacrificio logramos ascender el año siguiente a Primera.

    Después me fui a Laval. En ese equipo los jugadores eran amateurs y casi todos trabajaban en las municipalidades cercanas. Entre todos pintamos el camarín. La ciudad era muy bonita y pintoresca, y la experiencia también lo fue. Un día me tocó viajar a las cinco de la mañana para ir a jugar contra un equipo de Tercera División. Sin embargo, lo que más recuerdo es que en esos años comenzó mi preparación para formar jugadores, pues no tenía la intención de ser entrenador.

    Volví a Chile y en 1980 empecé a trabajar en el fútbol formativo de Universidad Católica. Después quedé como jefe del área formativa del club y nunca pensé en ser entrenador del primer equipo, pues toda mi preparación estaba orientada a formar jugadores. Sin embargo, después del Mundial de España me ofrecieron el puesto. A mí no me gustaba, no tenía interés, pero luego de diez días de pensamiento contesté que sí.

    Presenté un proyecto de cinco años, pues el objetivo final era formar Universidad Católica para llegar a jugar con jugadores formados en casa. Ese sueño se logró en 1987, cuando fuimos campeones sin ningún jugador extranjero. Recuerdo también que me tocó la inauguración del estadio contra River Plate, lo cual fue una gran alegría, pues era un gran anhelo para todos.

    Cuando clasificamos a la copa de 1993, les dije a los jugadores: Esto es sacrificio. En mi equipo tenía tres personas que me informaban de los partidos extranjeros y de los rivales. Siempre pensé que llegaríamos a lo más alto. Después de eliminar a la U me fui a hablar con el DT del Milan, con Johan Cruyff en Barcelona y con Benito Floro en el Real Madrid. Me preparé mentalmente, con los mejores entrenadores para preparar el equipo. Les decía a todos: Quiero llegar a la final y quiero ser campeón. Esa campaña fue muy buena y si el Chico Pérez en vez de pegarle al palo, la mete al arco, quizás estaríamos contando otra historia. Me quedé con la pena de no ser campeón, pero con la alegría del sacrificio entregado por los jugadores.

    Una anécdota que recuerdo fue cuando fuimos a jugar contra Barcelona en Guayaquil, por cuartos de final. Colo-Colo había jugado el año anterior y había tenido problemas. Cuando llegaron, los camarines estaban cerrados y tenían las estufas prendidas. Nosotros llevamos de todo para abrir el camarín y también ventiladores. También nos advirtieron que no comiéramos en el hotel, porque nos iban a poner pastillas para dormir. Nos fuimos a comer a una pizzería. Ganamos 1-0 con gol del Moto Romero y clasificamos a la semifinal.

    Yo creo que la UC puede ganar la Libertadores, pero hay que ser realistas, es complicado. Para aspirar a ser campeón lo importante es ganar de local. Uno puede soñar cuando uno tiene las capacidades de soñar, y este libro muestra que la Libertadores está llena de historias y anécdotas, y también confirma que la Universidad Católica es la institución deportiva y cultural más importante que existe en el país. Ojalá algún día pueda consagrar su historia con la Copa Libertadores.


    1 Ignacio Prieto nació el 23 de septiembre de 1943. Fue formado en Universidad Católica y debutó en el equipo de la franja en 1962. Formó parte del plantel que se coronó campeón en 1966 y también de la selección chilena que disputó el Mundial de Inglaterra ese mismo año. Entre 1968 y 1971 defendió los colores de Nacional de Uruguay, con quien logró un tricampeonato uruguayo, la Copa Libertadores de América y la Copa Intercontinental, venciendo al Panathinaikos de Grecia. Entre 1971 y 1976 jugó por el Lille de Francia, equipo con el que consiguió el título de la Segunda División en 1974. Luego, en 1976 partió al Laval y en 1977 volvió a Universidad Católica, equipo en que se retiró en 1979. Cuatro años después asumió como entrenador del primer equipo y fue campeón de los torneos 1984 y 1987, convirtiéndose en el primer entrenador en conseguir dos estrellas con los cruzados. Entre 1990 y 1992 dirigió al Cruz Azul de México. En 1993 lideró a Universidad Católica hasta la final de la Copa Libertadores en la que es, hasta hoy, la mejor campaña internacional en la historia del club. Es considerado uno de los mejores jugadores y entrenadores en la historia del equipo franjeado. La galería norte del Estadio San Carlos de Apoquindo lleva su nombre.

    Escribir de Universidad Católica

    Escribir de Católica es escribir de romance. Un romance entre un equipo y una hinchada que ha pasado momentos más tristes que alegres. Un romance entre jugadores legendarios que han dejado su sangre en la camiseta y un escudo que defiende con orgullo el legado de una historia. El romance entre torneos nacionales ganados con sudor y Copas Libertadores regadas con lágrimas. Este libro habla precisamente de lo último. Esas lágrimas de tristeza y alegría que han acompañado al club de la franja por largos sesenta años.

    La UC debutó en la Copa Libertadores en 1962 y desde ahí en adelante comenzó una relación de sabores y sinsabores con el mítico torneo. Campañas memorables y equipos gloriosos han convivido con desastres deportivos y partidos olvidados. Aquel que no es hincha del fútbol jamás entenderá la pasión que despierta la Libertadores, desde el nerviosismo del sorteo hasta el cabezazo de Eros Pérez contra el América de México en la Copa de 2008.

    La Copa Libertadores es el torneo más difícil del mundo. La juegan los mejores equipos de Sudamérica, en todos los estadios, latitudes y climas que existen. En sus sesenta años de historia ha creado una mitología a su alrededor que le ofrece inmortalidad a todos aquellos que logran levantarla e incrustarla en sus vitrinas. Universidad Católica aún no consigue ese logro, pero su sed de gloria se renueva cada año y la confianza está puesta en el eterno futuro que proyecta el equipo.

    En los 62 años de historia que tiene el torneo², la UC la ha disputado 28 veces³. Su primer partido fue una goleada a favor por 3-0 a Emelec de Ecuador en 1962 y desde ahí ha tenido un rendimiento muy equilibrado. Con 230 partidos disputados, ganó 87 perdió 85, y tiene una diferencia de goles de +11. En cuatro oportunidades alcanzó las semifinales del campeonato y una sola vez logró rasguñar el título, disputando la final en 1993. El rival que más veces ha enfrentado es Colo-Colo, con 16 partidos, mientras que fuera de las fronteras su contendiente más frecuente es Nacional de Uruguay, con 9 compromisos.

    Universidad Católica se fundó en 1937, en el corazón de la casa de estudios homónima. Al poco andar en el profesionalismo se consolidó como uno de los grandes de Chile y año tras año ha sido protagonista del torneo nacional, logrando levantar la corona en 16 oportunidades, incluyendo el único tetracampeonato de torneos largos, obtenido entre 2018 y 2021. Es uno de los cinco equipos que tiene estadio propio, junto a Colo-Colo, Cobreloa, Huachipato y Unión Española, y ha oficiado de local en San Carlos de Apoquindo desde su fundación en 1988.

    Universidad Católica es una pasión que va más allá del fútbol. Su hinchada recorre todo Chile y todo Santiago, desde el valle hasta la cordillera, para llegar a alentar al equipo. La franja azul que recorre su pecho representa a los miles y miles de hinchas que han seguido sus colores en sus casi cien años de historia, y la cruz en el pecho hace honor a los caballeros cruzados que dejan la vida en la cancha. También —y por un giro del destino—, en pleno cerro cordillerano se alza la cruz de Raimundo Tupper, leyenda cruzada que murió en 1994 y que transformó la pasión en un concepto inadjetivable.

    La UC es un romance entre los pastos que se han deleitado con su juego y un interminable listado de jugadores que han defendido la camiseta blanca con el azul que cruza el pecho. Es la historia de Sergio Livingstone, Alberto Fouillioux, Ignacio Prieto y Mario Lepe. La historia de los goles de Raimundo Infante, el Charro Moreno, Fernando Riera, Arica Hurtado, Juvenal Olmos, Juan Carlos Almada, el Beto Acosta, Rodrigo Barrera, Polo Quinteros, Lucas Pratto, Nicolás Castillo y Fernando Zampedri. La historia de las atajadas de Leopoldo Vallejos, Marco Cornéz, Óscar Wirth, Patricio Toledo, Nelson Tapia, José María Buljubasich, Cristopher Toselli y Matías Dituro. La historia de Rodolfo Dubó, Moto Romero, Sergio Vásquez, Nelson Parraguez, Cristián Álvarez, Facundo Imboden, Gary Medel y Germán Lanaro. La historia del talento de Miguel Ángel Neira, Manuel Rojas, La Vieja Reinoso, David Bisconti, Ricardo Lunari, Pipo Gorosito, Darío Conca, Milovan Mirosevic, Darío Bottinelli y Diego Buonanotte. La historia de los tiros libre del mortero Aravena, del récord de Luka Tudor y del legado imborrable de Raimundo Tupper. La historia de cientos de jugadores que dejaron su vida por los colores.

    La UC es su historia, su gente, su estadio y su fútbol. La UC también son sus estrellas nacionales y la deuda que tiene con su propio legado de conquistar América. La UC es el anhelo constante, firme y renovado de ganar la Copa Libertadores y pagar con fútbol esa cuenta pendiente que posee con la historia.

    Este libro trata precisamente de esa Copa. No es un cúmulo de estadísticas ni nombres —que, por cierto, están—, sino un viaje por las emociones que regala la vida a través del fútbol. Es un viaje al pasado, pero con el corazón puesto en el presente y los ojos orientados al futuro. Es un paseo por todos aquellos partidos memorables que fueron configurando este maravilloso romance entre un club universitario que decidió ser grande y la esquiva Copa de América que se resiste a llegar a las vitrinas de la precordillera chilena.

    En este viaje cruzado hay historias de triunfos memorables, de empates improbables y de derrotas dramáticas, porque el fútbol está hecho de risas y llantos, y porque así es la vida dentro y fuera de la cancha.

    En este libro confirmarás que desde bebé tú eres mi amigo del alma, mi buen compañero, que las cosas que hice por la ‘Cato’ no las hice por nadie, que ganes o pierdas, campeón, te alentaremos todos los partidos, que suenan los bombos y que ya llegó el domingo. Te harás la pregunta: ¿por qué será que te sigo a todas partes, campeón? y sentirás que más te aliento si vas perdiendo, porque es un sentimiento, no trates de entenderlo. Recordarás con fuerza que volvimos a la cancha porque al ‘Mumo’ Tupper no los vamos a olvidar. Por último, vamos a armar la fiesta porque yo me voy para la cancha descontrolado.

    Si cantaste el párrafo anterior, este libro es para ti. Es un relato emotivo en el que la UC te contará su historia en la Copa Libertadores y en el que tú recordarás tu propia vida y hurgarás en esas memorias empolvadas de partidos que gritaste, cantaste y lloraste. Es un viaje a tu propio pasado, acompañado por los colores que amas y por el escudo que un día juraste defender.

    Escribir de Católica es escribir de un romance. Y es también un alarido que perfora las barreras del tiempo y que te invita a creer que algún día, algún día, la copa dormirá en San Carlos. Porque, como dice la barra, pongan huevos, pongan huevos, que vamos a salir campeones, que la Libertadores no será pa’ los cagones.

    Bienvenido a un viaje por las historias cruzadas de Copa Libertadores. Bienvenido a un viaje por tus propios recuerdos.


    2 La primera edición de la Copa se disputó en 1960, bajo el nombre Copa de Campeones de América.

    3 Período comprendido entre 1960 y 2021.

    Un partido inmortal

    (Vélez Sarsfield vs Universidad Católica, 2011)

    José Amalfitani nació en Buenos Aires, en 1884. Fue el segundo hijo de doce hermanos y su vida estuvo ligada a la construcción, el periodismo y el fútbol. En esta última actividad concentró gran parte de sus esfuerzos profesionales y llegó a entregarse por completo para salvar, consolidar y engrandecer a Vélez Sarsfield, el equipo de sus amores.

    Dirigente honesto y dedicado, fue también presidente del club en dos ocasiones y demostró que el amor a la camiseta permite cualquier tipo de locura —llegó a hipotecar su casa para poder conseguir fondos para el equipo y evitar un remate que podría haber generado su desaparición— y que una vida regalada al fútbol es una buena forma de pasar por la tierra. Dicha pasión llevó a los socios del club a rebautizar el estadio del equipo ubicado en Liniers con el nombre del recordado dirigente, tan solo cinco meses antes de que un cáncer de pulmón lo hiciera despertar en la cancha eterna.

    Vélez Sarsfield es un equipo promedio de Argentina. En una nación en donde River Plate y Boca Juniors tienen la hegemonía histórica, otros tres clubes completan los denominados cinco grandes. Ellos son Racing Club, Independiente —ambos de Avellaneda— y San Lorenzo de Almagro. Vélez viene en la segunda camada de clubes argentinos, compartiendo sitial con otras laureadas instituciones que no han logrado mayor connotación, como los son Estudiantes de La Plata, Banfield o Lanús. No obstante, su palmarés intimida a cualquiera. Ha sido campeón del fútbol argentino en diez ocasiones y obtuvo el subcampeonato otras nueve veces. Sin embargo, el mayor éxito del equipo de la V azul es el título de la Copa Libertadores de 1994, gracias a una inolvidable campaña liderada desde el banco por Carlos Bianchi, quien a inicios de los 2000 ganó otras tres Copas Libertadores dirigiendo a Boca Juniors.

    Ese recordado año ٩٤ encaminó a Vélez a la final, luego de clasificar primero en el grupo que conformaban Palmeiras, Cruzeiro y el mismo cuadro Xeneize, y de despachar en las fases eliminatorias a Defensor Sporting de Uruguay, Minervén de Venezuela y Junior de Colombia. La final los enfrentó contra el São Paulo de Tele Santana, vigente bicampeón y máximo favorito al título. Cada equipo ganó 1-0 su respectivo partido de local y los penales dirimieron al campeón. Vélez anotó los cinco lanzamientos y São Paulo falló el segundo, atajado por el legendario arquero paraguayo José Luis Chilavert. El equipo de Liniers levantó su primera Copa Libertadores y entró al selecto grupo de los campeones de América.

    Diecisiete años después del inolvidable campeonato, el Estadio José Amalfitani recibió el segundo partido del Grupo 4 de la Copa Libertadores 2011. El duelo enfrentaba al local Vélez Sarsfield —que había clasificado por tener el mayor puntaje acumulado del torneo argentino 2010— con Universidad Católica, que llegaba como campeón chileno luego de un accidentado torneo que cambió su estructura a causa del terremoto de febrero y que mantuvo la emoción hasta la última fecha.

    En el partido final de la liga chilena, el cuadro franjeado venció por 5-0 a Everton y le sacó los definitivos 3 puntos de ventaja a Colo-Colo, coronándose campeón y bajando la décima estrella. Ese título Católica lo consiguió con 74 puntos (sobre treinta y cuatro partidos), contó con el goleador del campeonato, Milovan Mirosevic (diecinueve goles) y alineó tres jugadores en el equipo ideal del año: el mismo Mirosevic, el volante Francisco Silva y el delantero Roberto Gutiérrez. Era un equipo preparado para lograr las periodísticas cosas importantes en la Copa Libertadores.

    Fortineros y cruzados se enfrentaron el jueves 3 de marzo de 2011. Cerca de nueve mil personas llegaron a las galerías del José Amalfitani para presenciar el duelo que arbitró el paraguayo Carlos Torres. Los argentinos habían derrotado en la primera fecha al Caracas venezolano por 3-0 y los chilenos, en duelo fratricida, igualaron 2-2 de visitantes contra Unión Española, en un partido en que los hispanos consiguieron el gol del empate al minuto 91, gracias a un penal de Braulio Leal. Así, el partido era esencial para ambos equipos. Los locales tenían que seguir asegurando puntos en casa y los visitantes no querían alejarse de los puestos de clasificación.

    Universidad Católica tenía el registro de nunca haber ganado en Argentina. La de 2011 era la edición número veintitrés en que participaban los cruzados y en todos esos años jamás habían superado a algún equipo trasandino en condición de visitante. Con eso en mente, el equipo dirigido por Juan Antonio Pizzi salió a la cancha a intentar romper la historia.

    El partido inició bajo una leve expectativa internacional. Ambos equipos eran importantes en sus países, pero a nivel americano estaban a años luz de la atención que tenían las potencias. No obstante, el sorpresivo gol de Lucas Pratto al minuto de juego parecía anunciar un duelo que estaría cargado de emociones.

    El flamante delantero de Universidad Católica había cruzado la cordillera a mediados de 2010, proveniente del Unión Santa Fe argentino, luego de anotar seis goles en Segunda División. A sus veintidós años, ya había tenido pasos por el Tigre argentino, el Lyn Oslo noruego y Boca Juniors, club dueño de su pase. Fue precisamente un negocio con el conjunto bostero el que lo llevó a vestir la

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