A finales de junio de 2004, Luis Aragonés tomaba las riendas de la Selección de fútbol. Unas semanas antes habíamos hecho el ridículo en la Eurocopa de Portugal, donde ya hubiésemos querido nosotros que nos hubieran eliminado en cuartos de final, como pasaba habitualmente. En esa desoladora Eurocopa no pasamos ni de la fase de grupos.
Así que llegó el Sabio de Hortaleza y, como sabio que era, vio que para enderezar el rumbo se necesitaba lo que él denominó una “Gran Sentada” donde hablar con calma y buscar puntos de encuentro entre, como diríamos los hosteleros, para que España ganara el primer Mundial de su historia y otra Eurocopa más. Histórico.