ROMARIO TIENE ONDA
Arracada en la oreja izquierda y el pelo ensortijado. Los jeans rotos y la playera hippie. Sus tenis son alucinantes. Un look muy cool, el de Romario Ibarra.
Esa apariencia tan fresca y la sonrisa fácil y constante hablan de alguien que tuvo una infancia feliz.
Llegó para el Apertura 2019 a reforzar la ofensiva del Pachuca. No le molesta que se le identifique como el hermano de Renato, volante del América; al contrario, siente orgullo. Eso sí, le gusta dejar claro que fue “el consentido” de los cuatro hermanos de la familia Ibarra Mina.
A sus 24 años recuerda con agrado el pueblo en el que creció: El Juncal, en el Valle del Chota, en medio de la sierra de los Andes. “Es un lugar muy bonito para criarse en armonía”.
Ahí vive gente humilde que se dedica a la agricultura y que, para divertirse, tiene su propio género musical: la bomba, “un ritmo parecido a la cumbia y a la salsa”, cuenta Romario. “Se baila en grupos con botellas en la cabeza, llenas de agua o vacías, el chiste es que se mantengan en
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos