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Tratado sobre Ontología Inclusiva
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Libro electrónico155 páginas2 horas

Tratado sobre Ontología Inclusiva

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Tratado sobre Ontología Inclusiva (2024) es una obra que trata de dar sentido a la forma en la que nos acercamos a la comprensión de los entes, es decir, de «lo que es, existe o puede existir», pero entendiendo que los entes se ponen como referencia mutuamente a la hora de desarrollar su existencia; de ahí que se llame inclusiva, puesto que todos los entes se incluyen en distintas relaciones referenciales.

El principal punto de apoyo de los entes, a la hora de ordenarse, es la relevancia, que se entiende como la dificultad que entraña sustituir a un ente en el ejercicio de las funciones que se le atribuyen y la intensidad del dolor o malestar que se desencadenaría en caso de que un ente cesara en el desarrollo de sus funciones. Esto variará especialmente atendiendo al grado de vinculación que tenga con otros entes.

La obra analiza el modo en el que las religiones tradicionales han abordado el acercamiento de los seres humanos hacia los entes superiores, unificados en Dios según su doctrina. También se señala que la ontología, sin aplicación práctica, no es más relevante que una actividad de ocio, así que en la obra se indican las posibles aplicaciones prácticas de la ontología inclusiva y una serie de consejos orientativos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 mar 2024
ISBN9788410682313
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    Tratado sobre Ontología Inclusiva - Rafael Alcoba Sánchez

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Rafael Alcoba Sánchez

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de cubierta: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1068-231-3

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    1. Introducción

    Generalmente, la ontología se ha considerado como una parte de la filosofía, la que se encarga de estudiar aspectos como la existencia, la categorización de la realidad o el estudio de los entes y sus características. Sobre este estudio de los entes versará fundamentalmente el tratado que aquí se expone. La ontología, para resumir, es el área de estudio que trata de explicar las características esenciales y existenciales de los entes. Un ente es «aquello que es, existe o puede existir», pero la ontología no trata generalmente sobre sus características particulares, sino sobre su esencia, su relación o su posición dentro del mundo que podemos percibir o pensar.

    No obstante, la ontología tradicional busca simplemente calmar las inquietudes racionales de los individuos que forman parte de sociedades cada vez más complejas. Desde este punto de vista, la ontología es prácticamente lo mismo que una actividad de ocio. La ontología tradicional trata de conceptualizar una realidad inabarcable mediante el pensamiento abstracto y, por tanto, es simplemente algo que produce algunas sensaciones agradables en las mentes de los individuos, que se van fragmentando conforme se fragmenta la realidad que los circunda, pero no es una parcela de estudio que tenga más utilidad que satisfacer las citadas inquietudes racionales.

    En este texto se trata de buscar una aplicación práctica a la ontología porque conocer el fundamento funcional de los entes permite a los individuos realizar cambios sobre la realidad en la que se hallan inmersos. Las preguntas de la ontología tradicional no tienen apenas utilidad a la hora de modificar la realidad, puesto que se centran en categorizar la realidad, pero estas categorizaciones no sirven para que los individuos puedan cambiar el sistema global ni las sociedades.

    Sin embargo, entender el funcionamiento de los entes sí podría permitir a los individuos realizar modificaciones que, llevadas a nivel colectivo, supongan cambios relevantes en el sistema. Una pregunta como, por ejemplo: «¿puede hacer un individuo una acción en su totalidad?», puede llevar a los miembros de una sociedad a replantearse el sistema de culpabilidad y sanciones establecido, al comprender que la realidad no es lineal (como el pensamiento no abstracto), sino multilateral (los estímulos a la acción provienen de muchos y diversos puntos de la realidad).

    El lector podrá preguntarse: ¿por qué ontología inclusiva? El término «inclusiva» deriva de la necesidad de comprender que todos los entes del mundo están relacionados en mayor o menor medida y están incluidos en el Todo. Las acciones de todos los entes tienen como referencia a los demás entes; este proceso es simultáneo, de modo que las acciones son generalmente colectivas, mientras que lo que varía es fundamentalmente el espectro de la realidad que abarcan, desde lo particular a lo global. Por ejemplo, un arquitecto a la hora de construir un edificio se encargaría de establecer las medidas generales del mismo (lo global), mientras que el albañil centraría sus acciones en dotar de materialidad al edificio (lo particular). Ambos deben ponerse mutuamente como referencia para que se cree el edificio, pero esta referencia es simultánea y dinámica. La labor del arquitecto es más rígida, puesto que es una abstracción que se basa en principios físicos constantes, pero debe tener en cuenta a los albañiles a la hora de implementar sus diseños (no puede o no debe crear un diseño en el que los albañiles no puedan trabajar para formar el edificio), al igual que los albañiles deben tener en cuenta los diseños del arquitecto.

    Otro aspecto importante a la hora de aplicar la ontología es cuestionar el modo en que las religiones tradicionales abordan las relaciones de los individuos con los entes superiores o con el ente superior (Dios), pues muchos de los adeptos a estas religiones aceptan de forma literal las escrituras sagradas, algo que da lugar a conflictos. No obstante, la negación de la existencia de entes superiores también genera conflictos, puesto que negar algo que existe no hace que eso deje de existir y la percepción de los individuos se centra en focalizar el origen de los propios conflictos en la última parte de todo un complejo proceso de causas e influencias.

    Al final del texto aparece un resumen de los aspectos más importantes del libro, para que el lector se haga una idea genérica de los fundamentos de este tratado.

    «Interpretación, adaptación y buena voluntad»

    2. Ontología inclusiva

    Todo lo que existe en el mundo son fuerzas, que se dividen en tres: fuerzas destructivas/liberatorias, fuerzas constructivas/represoras y fuerzas sintéticas (que se caracterizan por procurar cierta constancia en el conflicto entre las dos fuerzas anteriores, para que esta constancia pueda servir de referencia para generar nuevos entes a mayor escala). Todos los entes tienen en su interior dichas fuerzas y además participan como parte de esas fuerzas en sus relaciones con su entorno, pues formarán parte de las corrientes de fuerzas que circulan por el mundo.

    A partir de estas fuerzas se generan los entes, que podrían clasificarse en entes básicos, entes intermedios y entes generales o superiores. Los entes básicos son los tensionervios, nervios en tensión que forman las unidades más pequeñas del Todo y que tienen en su seno las fuerzas anteriormente referidas (destructivas/liberatorias, constructivas/represoras y sintéticas), además de seguir las tendencias motivacionales de cualquier ente (tendencia positiva, tendencia al equilibrio y tendencia a la síntesis). Los entes intermedios son aquellos que procuran la superación de la contradicción entre fuerzas a través de procesos de abstracción de mayor o menor complejidad (seres vivos, especialmente los seres humanos). Los entes generales o superiores están formados por la conjunción de las fuerzas y de las tendencias motivacionales de todos los entes que existen en el Todo; son el sistema global (el producto del conflicto y la asociación de las tendencias positivas individuales de todos los subsistemas), la Providencia (la tendencia al equilibrio del Todo en su conjunto que, al estar formado por diversos entes que tienen ponderaciones de intereses desiguales, se da a partir de la transmisión de dolores, placeres y situaciones equilibradas) y Dios (la relación de las síntesis que se producen en el Todo, para que a partir de entes básicos se puedan generar entes intermedios y entes superiores y viceversa; así, los entes tienen referentes tanto a nivel inferior como a nivel superior, para modificar los entes ya existentes y convertirlos en algo con características nuevas o diferentes).

    A pesar de que los entes están formados por otros entes, los tensionervios (entes básicos), los entes intermedios y los entes superiores tienen características diferentes. La suma de las partes da un resultado diferente a las partes en sí mismas por separado, para simplificarlo. Es igual que, por ejemplo, el cuerpo humano; los órganos que lo forman difieren mucho del conjunto del cuerpo y la mente o el espíritu del individuo. Asimismo, en bastantes ocasiones, las ponderaciones de los seres humanos no se corresponden con las ponderaciones de los entes superiores en su influencia sobre ellos.

    ¿Qué une a los entes para que no sean una masa sin forma ni orden alguno? Si sólo hubiera fuerzas destructivas/liberatorias, el mundo sería una transformación sin orden alguno que, por ausencia de percepción y de ralentización, sería desagradable para la materia o la energía existente. Si sólo hubiera fuerzas constructivas/represoras, el entorno sería igualmente desagradable para la materia o la energía existente. En la síntesis de las fuerzas se hallaría el punto de referencia para poder crear el mundo al gusto de los individuos, aunque con la debida adaptación de unos entes respecto a otros.

    Lo que da forma al Todo es un interés común en desarrollar la tendencia positiva, la tendencia al equilibrio y la tendencia a la síntesis. Este interés común surge de los vínculos mutuos que van desarrollando los entes para poder desarrollar sus funciones, puesto que los entes son dependientes unos de otros en mayor o menor medida. Así, un ente no puede dedicarse continuamente a destruir vínculos rígidos, porque esto provocaría dolor en el resto de entes y éstos censurarían o sancionarían sus acciones y porque la acumulación de energía y la precisión en su uso por parte de los entes destructores/liberadores depende en buena medida de la participación de los entes constructores/represores, que deben estar en buenas condiciones para realizar sus funciones. Además, los entes necesitan, al menos en ciertos periodos, un estado de equilibrio en el que no estén padeciendo dolor o malestar. Por otra parte, los entes necesitan puntos de apoyo a través de las síntesis de otros entes para conseguir la tendencia positiva (minimizar el dolor o malestar y aumentar el placer o el bienestar), el equilibrio (un estado de ausencia de dolor o dentro de parámetros de dolor soportables) y la tendencia a la síntesis (impulso a la generación de nuevos puntos de apoyo para conseguir desarrollar las tendencias motivacionales).

    Esta dependencia mutua hace que los entes no sean un mero paso de un estado a otro, sino que los entes ponderan a lo largo del tiempo. Así, la Providencia (la tendencia al equilibrio del Todo en su conjunto, aunque este equilibrio sea asimétrico) depende de la tendencia positiva en relación de los subsistemas (sistema global), pues si éstos no estuvieran motivados a nivel individual el equilibrio del Todo sería mucho más difícil, y de las síntesis de los entes que forman el Todo (Dios), porque para conseguir el equilibrio a nivel superior los entes necesitan puntos de apoyo que tengan cierta constancia en el tiempo (procesos constructivo-destructivos, es decir, síntesis). Por su parte, Dios, como ente superior formado por los procesos sintéticos que hay en el Todo, necesita que los entes individuales estén motivados mediante la transmisión del placer o el bienestar y el equilibrio, y repelidos de realizar ciertas acciones mediante la transmisión del dolor (Providencia), para que estos entes busquen la generación de procesos constructivo-destructivos que tengan cierta constancia en el tiempo; además, Dios necesita que haya coordinación entre los intereses individuales (sistema global) para conseguir el objetivo anteriormente citado. Por último, la conjunción de todos los intereses individuales de los distintos subsistemas (sistema global) necesita que haya puntos de apoyo y que el entorno de los entes individuales tenga cierta constancia para que haya una correcta coordinación (Dios); además, como el mundo es heterogéneo, los entes individuales necesitan la transmisión de dolores, placeres y equilibrio para orientarse dentro de su entorno de equilibrio global (Providencia) y así coordinar sus intereses particulares.

    De este modo, el Todo se va coordinando y ordenando para que los entes no se desarrollen sólo en el presente, sino también en el futuro, dando consistencia al tiempo. Cada proceso entrópico por parte de un ente tiene que estar sucedido por un nuevo orden que le permita seguir acumulando energía y detectar qué partes del Todo hay que destruir, para posteriormente ser sustituidas por otro orden. En lo que se refiere al sistema humano: las síntesis son necesarias como apoyo para poder realizar abstracciones que permitan reordenar el sistema socioeconómico de manera más adecuada; el equilibrio del sistema socioeconómico necesita

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