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La taza de nuestra vida: Guía para progresar espiritualmente
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La taza de nuestra vida: Guía para progresar espiritualmente
Libro electrónico232 páginas2 horas

La taza de nuestra vida: Guía para progresar espiritualmente

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Desde una perspectiva creativa y novedosa, Joyce Rupp nos invita en esta obra a adentrarnos en la espesura de la oración y el encuentro con Dios. Para ello, se vale de un símbolo de la vida cotidiana: una taza convertida en vaso sagrado. A través de este icono sencillo, descubrimos su riqueza como expresión de la vida, con su vacío y su plenitud, sus roturas y sus defectos.

Usar algo tan simple como una taza ayuda a entender que la transformación ocurre en los pequeños momentos de cada día. La taza es la metáfora de la vida misma; para llenarla, necesita ser vaciada.

Para andar este camino, el libro presenta oraciones diarias para un recorrido de seis semanas, siendo un instrumento muy útil tanto para reuniones en entornos parroquiales, comunidades religiosas y pequeñas comunidades cristianas como para su uso individual.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 feb 2024
ISBN9788427728462
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    La taza de nuestra vida - Joyce Rupp

    Prólogo

    El otro día, iba con prisa y rompí el asa de mi taza de café preferida al golpearla con el fregadero. Esta taza está decorada con delicadas flores de color purpura lo que hace que beber de ella sea algo perfecto. Cuando se rompió, pensé: "¡Qué ironía! He roto la taza que más me gusta precisamente cuando estoy escribiendo el prefacio de La taza de nuestra vida".

    Me enfadé conmigo misma y me entristecí por haberla roto, pero esta experiencia me hizo caer en la cuenta de la vida que se puede esconder en una taza. Esta taza me ha acompañado todas las mañanas después de mi meditación y de escribir mi diario y, a menudo, también en el té de la tarde. Ayer encontré un pegamento fuerte y pegué el mango, pero al mirar la taza esta mañana, las grietas en la parte reparada me recuerdan mis propios defectos que tienden a complicarse mucho.

    Una taza puede evocar una conexión profunda con uno mismo como lo aprendí durante los veinte años que han pasado desde que escribí este libro porque aunque disfruté haciéndolo, no confiaba en que sirviera a quienes lo usaran. No estaba segura de que otros encontraran el potencial de crecimiento espiritual que yo encontré en el simbolismo de la taza. Al final resultó que desperdicié mucha energía por esta preocupación.

    Durante algún tiempo he recibido innumerables mensajes de personas que cuentan cómo encontrarse con las imágenes de la taza, habían cambiado sus vidas profundamente.

    Escuchar estas historias renueva mi creencia en el poder que tienen los símbolos para conectar nuestro ser mundano y con nuestro ser más profundo. En este sentido, podemos encontrar significado e inspiración para vivir más plenamente.

    No hace mucho, una de mis lectoras me recordó en una carta un retiro que yo había dado y su comentario me volvió a confirmar cómo se produce este movimiento del exterior al interior de nuestras vidas cuando nos detenemos a orar con un símbolo:

    Nos pidió que cada uno trajéramos una taza y que nos presentáramos a los demás compartiendo el significado de esa taza para nosotros. Ese retiro me hizo comprender cómo las experiencias ordinarias de la vida se santifican cuando se ven a través de los ojos de la fe. Al orar con nuestras tazas durante esa semana de retiro, se me abrió un camino de valoración de las cosas sencillas de la vida que me trasladan al hogar sagrado. Vuelvo a este libro una y otra vez durante mis momentos de dificultad o de cambio.

    No se trata de que el simbolismo santifique nuestras vidas si no, más bien, de que los símbolos nos inviten a ir más allá de nuestra visión amargada y cansada; nos hagan entrar en la dimensión oculta de nuestra vida y nos ayuden a refrescar nuestra conciencia de lo sagrado. Recientemente, en una conferencia, una mujer mayor cuya familia había sido asesinada en el Holocausto se acercó a mí y con los ojos húmedos, me dijo: Exactamente, esto es lo que necesito ahora: la taza de la bendición. Ya es hora de que mire más allá de mi dolor y vea lo que hay de valor en mi vida.

    A las personas heridas por la vida y que han experimentado acontecimientos conflictivos, les influyen de manera especial las imágenes asociadas con la taza. Porque otro poder del simbolismo es que nos puede llevar a un lugar donde encontremos nuestra experiencia única conectada con la experiencia universal de los demás. Cuando esto sucede, nos puede proporcionar consuelo y dar fuerza. Geraldine lo expresó muy bien cuando escribió desde Irlanda: En esencia, todos pasamos por cosas similares en diferentes momentos de nuestras vidas.

    Su comentario se refleja en el de Marci:

    Le escribo para que sepa cuánto ha significado para mí La taza de nuestra vida a lo largo de los años. Cuando leí el libro por primera vez mi madre se estaba muriendo de cáncer, mi hija estaba luchando con problemas de salud y mi esposo estaba pasando por una transición profesional. Experimenté una tremenda sensación de soledad y desesperación. Lo único que deseaba cada mañana era sacar mi taza y mi libreta y leer La taza de nuestra vida. Era como si alguien abriera una ventana y dejara entrar aire fresco en mi alma. Las lecturas me daban valor y comencé a llevar una vida de oración que continúa sosteniéndome hasta hoy. Me alegra decir que superé ese momento difícil y salí de él con un mayor deseo de progresar en mi vida espiritual.

    Me siento feliz al saber que este libro ha ayudado a alguien a progresar o mantener su vida de oración. Otros, también han hecho comentarios similares, como Gale que dice:

    "Cuando leí La taza de nuestra vida, aprendí a orar. Al terminar el programa de las seis semanas, volví a leerlo y oré con él nuevamente… Me encontraba en un vacío espiritual hasta que el libro me hizo sentirme más humana. La experiencia de la taza me abrió un camino hacia Dios".

    Muchas personas de distintas edades y diferentes países, me han dicho que este libro ha influido en sus vidas. Es impresionante ver el crecimiento espiritual de parejas de recién casados, estudiantes universitarios, seminaristas, profesionales médicos y personas mayores, cuando prestan atención a cómo les habla una taza. Una de las historias más conmovedoras que he escuchado sobre este libro se produjo mientras visitaba una prisión en Ohio. El capellán me invitó a sentarme en un círculo de mujeres encarceladas que habían leído y rezado con La taza de nuestra vida. Mientras las mujeres compartían, me sentí conmovida por su profundidad y su deseo de transformación personal. Después, el capellán me habló de la experiencia de una reclusa con cáncer que había formado parte de ese grupo. Cuando el cáncer avanzó, la trasladaron a un centro de cuidados paliativos y cuando se preparaba para salir de la prisión, lo único que pidió fue llevarse la taza que había elegido y con la que había orado durante seis semanas.

    También he querido conocer qué tipos de tazas eligen los lectores para hacer su camino de oración. Julen se describió meditando sobre el tipo de taza:

    Estaba pensando en mi novia, que había elegido una taza con un platito de porcelana blanca y fina. Yo, por el contrario, me sentía como una pieza de cerámica gastada y astillada. Me pregunté por qué no podía ser yo una taza hermosa. La taza de nuestra vida me respondió que yo era cercano, asequible, no una taza para poner en un estante y admirar. Me di cuenta de que la gente me hablaba porque yo estaba abierto a ellos. Quizás el desgaste y las astillas de mi vida les recordaran la armonía de nuestra humanidad imperfecta.

    Cuando diseñé este libro, lo hice con la esperanza de que no solo fuera útil individualmente, sino también para que pudieran usarlo grupos que buscasen profundizar su vida de fe, como afortunadamente ocurrió, por ejemplo, con Claudia que me escribió desde Colorado para decirme que estaba tan profundamente impresionada por el capítulo sobre La taza perfecta que reflexionó varios días sobre el perfeccionismo y utilizó otros capítulos para dirigir retiros y cursillos sobre la reconciliación. Últimamente está haciendo una experiencia de formación espiritual en torno al tema La taza de la compasión.

    En Massachusetts, Patrick, que era diácono, y su esposa reunieron a algunos amigos, leyeron el libro y compartieron sus reflexiones, sus tazas y sus vidas. Patrick me escribió para agradecérmelo y añadió: La experiencia nos ayudó a mirar y comprender, como ejemplo de lo que hacemos al compartir la fe. De manera similar, Sara, una joven catequista de un Instituto, usó el libro con un grupo de profesores. Otra mujer mencionó que había participado en actividades utilizando este libro tres veces, una vez con un amigo cercano, otra con un grupo de mujeres y una tercera con un grupo de amigas de la universidad y que cada vez la taza le había revelado cosas nuevas.

    Lo que no pensé fue en lo duraderos que serían los lazos entre los que oraron con La taza de nuestra vida. Las personas que ya se conocían, se hicieron amigas y los que eran amigos, profundizaron en su relación. Las parejas casadas aprendieron a verse bajo una nueva luz.

    Esta unión en la fe a menudo proporciona el coraje que tanto se necesita en tiempos de adversidad. Como le ocurrió a Karen, de un grupo de Nueva Escocia de la Iglesia Unida de Canadá, que me dijo que:

    Empezaron una actividad que consistía en reunirse semanalmente para compartir historias de vida simbolizadas por la taza… Rápidamente creamos un vínculo tan fuerte que cuando tres de nuestros miembros tuvieron problemas de salud como una operación de espalda, un tumor cerebral y un aneurisma cerebral, aprovechamos nuestra cercanía y nuestro apoyo mutuo para ayudarnos.

    Otro aspecto que no imaginé que sucediera fue que los lectores pudieran usar repetidamente el libro y elegir una taza diferente cada vez. Supe esto porque Jeanne me dijo que sus tazas incluían una de arcilla rústica y otra de porcelana con rosas amarillas y mariposas que hizo en una clase de alfarería en el Instituto. Además, Jeanne me sorprendió cuando me dijo que muchas veces había regalado el libro junto con una taza que ella seleccionaba para el destinatario; estas tazas podían ser una que yo había usado y la encontraba significativa. A veces, para alguien que ya ha manejado el libro, si encuentro una taza especial que le encaje, le sugiero que vuelva a leer el libro con esta nueva taza.

    Dios me ha sorprendido una vez más, ha ido mucho más allá de mis expectativas con este libro, tomó lo que me dio y lo convirtió en algo mucho más grande. Yo encuentro esta respuesta anonadadora y gratificante a la vez. Espero que ustedes, queridos lectores y buscadores, encuentren un enriquecimiento espiritual similar al adentrarse en La taza de nuestra vida.

    Agradecimientos

    Este libro se debe, sin duda, a mucha gente. Los participantes en mis talleres, retiros y conferencias han ido añadiendo nuevas percepciones creativas y profundas a la vez que con su aportación han colaborado a la redacción de esta obra.

    Estoy muy agradecida al día en que Norm Litzner nos invitó a Richard Rehfeldt y a mí a orar con la taza. Ese fue un momento de gracia en el que concebí por primera vez la idea de este libro. Los dos, compañeros en la pastoral, han estado muy atentos a su propio camino espiritual y han bendecido en gran medida el mío.

    Las huellas de Judy Cauley están por todo el libro porque fue ella quien revisó el manuscrito y me ofreció muchas interesantes sugerencias para mejorar el texto y las oraciones.

    Varios grupos leyeron juntos el manuscrito durante seis semanas. No solo oraron con la taza todos los días, sino que también devolvieron lo que les ayudó y lo que no les ayudó cuando oraban. Les agradezco sus ideas y especialmente su generosidad al permitirme entrar en su vida de oración. Estoy muy agradecida a estos orantes: Janet Barnes, Lisa Brandser, Betty Honz, Joyce Hutchison, Mark Lindahl, Joan McLaughlin, Dee Malena-Polosky, Mike Polosky, Jean Smith, Cathy Talarico y Vicki Vanderkwaak.

    Agradezco al director Frank Cunningham, al editor Robert Hamma y a la artista Jane Pitz por su cuidadosa y completa ayuda mientras trabajábamos en la preparación del manuscrito para su publicación. También tengo un recuerdo para todos los que trabajan detrás de la escena.

    Este es mi cuarto libro con la editorial Ave Maria Press, y sigo asombrada por la eficiencia

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