La luz que me salvó: Deja ir y deja que Dios, incluso si no es justo

Por Yelena Ruidoso

“Quedé entumecida y temerosa de las palabras que constantemente me dijo en aquella habitación, advirtiéndome que no dijera nunca nada a nadie. Esa fue una pesadilla que me persiguió durante décadas.”

La inocencia rota a los seis años, el temor, el silencio, la oscuridad, el sufrimiento y la angustia de no entender es la dolorosa historia que refleja La luz que me salvó.

“No dijo una palabra después de terminar. No dije una palabra. Solo lloré.”

¿Cuánto dolor puede soportar una misma persona en su niñez, luego en su adolescencia y también en su juventud? ¿Cuánto desamparo? ¿Cómo es posible seguir cuando la vida embiste una y otra vez? ¿Cuánto abuso puede soportar un alma? ¿Existe un lugar para el perdón?

“La luz era tan brillante que era difícil abrir los ojos. No podía hablar ni escuchar a mi alrededor. No me moví. Mantuve mi posición, siempre tan quieta. Esa luz no me asustó. Me daba calor y me sentía segura. No quería que desapareciera. Pero lo hizo y entonces me propuse encontrarla de nuevo.”

Confianza, sostén, perdón y la seguridad del amor son las respuestas que plantea La luz que me salvó. El milagro de una nueva esperanza siempre es posible por la gracia de Dios.

• Idioma: Español
• Editorial: WestBow Press
• Fecha de lanzamiento: 19 dic 2023
• ISBN: 9798385011032

Yelena Ruidoso

Yelena Ruidoso es conocida por su corazón generoso y por su don de aliento. Dios la llamó a escribir luego de compartir su historia en una conferencia de mujeres en The Cowboy Church de Ennis. Yelena tiene un título en Procesamiento de Textos y Apoyo Administrativo y vive con su familia en Ennis, Texas. Como autora se anima a compartir en La luz que me salvó, su pasión por Dios y los milagros que vivenció a lo largo de su vida.

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Derechos reservados © 2023 Yelena Ruidoso.

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ISBN: 979-8-3850-1102-5 (tapa blanda)

ISBN: 979-8-3850-1103-2 (libro electrónico)

Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2023920474

Fecha de revisión de WestBow Press: 12/12/2023

Que la oración ilumine a los vivos en la oscuridad

y guíe por el camino de la paz y camine más

fuerte en Espíritu y en la luz.

Tú, Señor, eres mi lámpara; el Señor

convierte mi oscuridad en luz.

                                        2 Samuel 22:29 NVI

CONTENTS

Reconocimientos

Introducción

1     Inocente

2     Del Miedo a la Audacia

3     La Vida es Corta y Frágil

4     Un Milagro de Vida

5     La Persecución

6     Él Nunca se da por Vencido Conmigo

7     Nuestro Pequeño Héroe

8     Un Lugar Seguro

9     El es Digno

10   Cuando no Entendamos, Confiemos

11   Ha Llegado el Momento

12   Entumecida de Pies a Cabeza

13   Amo la Forma en que me Sostiene

14   Perdón

15   El Viento de la Gracia de Dios

Invitación

RECONOCIMIENTOS

Te doy gracias Señor por tu misericordia y gracia, tu fuerza y guía, tu amor y visión. Te agradezco por las personas que pusiste en mi camino para guiarme, protegerme y amarme a través de un proceso de sanación hacia el camino de la restauración y la paz. La paz que sobrepasa todo entendimiento.

Gracias Carol Howard, Libby Stark y Sherry Padilla por ser parte de mi vida cuando más necesitaba creer que la esperanza todavía existe.

Gracias Larry, mi esposo, Lawrence y Libby, mis hijos, por creer en mí y amarme con un amor que no se puede explicar sino sentir. Los amo mucho mis corazones.

INTRODUCCIÓN

Este libro está dedicado a las mujeres de todo el mundo que han sufrido abuso.

Cuando me pidieron que hablara en una conferencia de mujeres había llegado el momento de compartir cómo el Señor rescató mi vida una y otra vez. Una vida llena de dolor, remordimientos y quebrantamientos.

Esta es la historia de una niña consolada por una luz en una habitación oscura. De una chica que había terminado con los hombres cuando apareció un caballero para cuidarla. Una historia de intentos suicidas y ángeles que llegaron al lugar correcto en el momento adecuado.

En esta historia, el miedo ya no existía al momento de enfrentar a un perpetrador en una cama de hospital sin saber qué pasaría. Dios siempre gana al final.

1

INOCENTE

Cuando era niña sabía cuándo se acercaba una tormenta y me escondía en cuartos oscuros. No había nadie a quien correr, nadie que pudiera ayudar. Al menos eso es lo que mi abusador me decía constantemente.

Como crecí en iglesia toda mi vida me apoyé en Él cuando me escondía en esos cuartos oscuros. En aquel del que sólo había oído hablar en un libro, la Biblia. Aquel que había realizado milagros hacía siglos. El que nunca había visto, pero de quién sentí Su consuelo cuando mi vida se convirtió en una historia horrible.

Todo comenzó una tarde cuando tenía cinco o seis años. Mi cuerpecito se arrastró por el suelo de la cocina para alejarse de la persona que me estaba molestando, para que no me viera. Logré escapar diciéndole que necesitaba ir al baño. Me arrastré hasta el porche delantero de la casa, donde el resto de los adultos se reían y se divertían. Me acosté en el piso de concreto del porche, junto a la mascota de la casa mientras me lamía la cara y meneaba la cola. Le devolví el abrazo con mucha fuerza. Me sentí segura mientras ladraba a la gente que pasaba. Luego el hombre salió de la habitación de atrás del garaje y se unió a nosotros. Quedé entumecida y temerosa de las palabras que constantemente me dijo en aquella habitación, advirtiéndome que no dijera nunca nada a nadie. Esa fue una pesadilla que me persiguió durante décadas.

El comenzó con un saludo y una invitación a ir a él donde estaba, en esa habitación del garaje. Lo que estaba a punto de suceder cambiaría mi vida para siempre. El supo cuándo llamarme. Encontró la oportunidad cuando no había nadie alrededor.

Ese día puso mentiras y miedo en mi pequeño corazón mientras yo estaba indefensa, sujetada por sus fuertes brazos. Lo que sucedió en esa habitación causó un gran trauma que me impidió pensar por mí misma. Fue un cautiverio que me mantuvo prisionera durante años y deseando que esos pensamientos desaparecieran para siempre. Pero desafortunadamente nunca desaparecieron.

Describir los detalles del abuso en esa habitación sería demasiado gráfico. Todavía desencadena un sollozo emocional en mí, pero ya no me consume. Mi silencio es para la protección de los lectores de todas las edades.

A veces quería decírselo a mis padres, pero no podía. Sus palabras quedaron grabadas profundamente en mi alma. Afirmó que nadie me creería porque yo era solo una niña. La terrible verdad era que pudo haber tenido razón. Pensaba que nadie me creería ni me escucharía. O peor aún, que me quitarían a mi familia, como me recordó repetidamente. Dudé en decírselo a alguien por ese miedo profundamente arraigado en mí.

Por extraño que parezca, sus palabras me llevaron a amar y obedecer a mis padres aún más. Ninguna niña quiere ser separada de sus padres,