Farmacia animal

Por Francisco Leal

Farmacia animal es el séptimo poemario de Francisco Leal, denominado “poeta de lo cotidiano”, quien también ha publicado Vecindario (2005), Insectos (2006), Naturalismo (2006), Cortezas (2009), Cortina de humo (2011) y Mundos/Carne (2014).

• Idioma: Español
• Editorial: RIL editores
• Fecha de lanzamiento: 10 jul 2015
• ISBN: 9789560111173

Vista previa del libro

Francisco Leal

Farmacia animal

ÆREA | carménère

Serie dirigida por

Eleonora Finkelstein y Daniel Calabrese

FARMACIA ANIMAL

Primera edición: diciembre de 2018

© Francisco Leal, 2018

Registro de Propiedad Intelectual N° 290.535

© Ærea, 2018

www.aepoesia.com

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Composición e impresión: RIL® editores

Diseño de colección: Marcelo Uribe Lamour

Imagen de portada: Francisco Leal

Impreso en Chile • Printed in Chile

ISBN: 978-956-01-0564-6

Derechos reservados.

NOS LLAMAN EFÍMERAS

Los dedos de las personas humanas nos arrancan

de las corrientes de las aguas animales

con las uñas de los dedos como pinzas

y nos llevan de las alas a sus cuevas y acantilados

por las faldas de las colinas a las praderas

donde hacemos la última metamorfosis

apoyadas contra los cristales

de las ventanas abiertas que se cierran

antes de morir o después

con un precedente incoloro

que no sabemos con qué atraer

ni espantar

y lo atraemos y lo espantamos

FÁBULA

La historia se parte en dos en tres

y se recompone

La historia se diluye en aceites y quema

con las resinas de los cipreses

La historia se combustiona con un relámpago

en las maderas de los pinos erguidos muertos por la peste

La historia se destruye con los vientos que soplan

las nubes de las tempestades y las deshacen

La historia se agua con las corrientes y las represas

que vuelven a fluir y se detienen

La historia se sofoca con las arenas químicas

que la encienden y apagan como una luna animal o dos

La historia se reproduce con las efímeras

que viven y mueren como cigarras silenciosas

bajo el mar en los ríos

La historia se evapora con las llamas de las montañas

que brillan sus ojos oscuros como rocas entre las estrellas

La historia se condensa con los hielos

que se derriten con el sol que los vuelve a congelar

La historia se fusiona con el carbón en las calderas

que iluminan al pueblo de noche y lo oscurecen de día

La historia se precipita como granos al fondo del cristal

La historia se alimenta de las heridas

que se vuelven a abrir y sanan

La historia se replica en un espejo de metal o dos

como cenizas de materiales incombustibles

que se incendian

La historia se vacía de sus cuencas y acantilados

que se llenan de espumas o monedas que bajan

por los ríos que suben a las nubes

que caen como lluvias que se evaporan

La historia se separa

se junta y explota

Esta historia la inventamos

a mano para romperla con las lenguas

y los dientes que permanecen inanimados

bajo círculos de humo junto a las cenizas de las nieves

que se detienen en las corrientes animales

que vuelven a empezar

y nos parten en dos en tres en cinco

las píldoras del sueño

como granos de sal y estrellas

o desaparecen para contar otra historia

Nuestra historia afirma lo contrario

y se multiplica

bajo las estrellas y los pastos de las praderas

cuando la hacemos a pedazos

con las arenas de las rompientes

que la cimientan y destruyen nuevamente

entre dos o cinco cuerpos sin cuerpos

con esqueletos como algas o amebas sin esqueletos

que emergen de la luz a sumergirse en las sombras

amantes de los hielos

que dispersan sus esporas

sabiendo que esta nueva historia

contiene en las resinas del ámbar

los pelos hermafroditas que se levantan con las manos

y los pies por los mordiscos o los picotazos que existen

en las ranuras de todas las lenguas

que se acaban con los caminos en el mar

y comienzan más allá de las llamas andinas

sobre el caudal del río que se detiene

cuando la nieve se acumula

hacia las afueras del cañón

por donde escurren

represan y derriten

las lagunas y los charcos de otras historias

que se nutren de otros afluentes

y las mismas desembocaduras o estanques

que no confluyen en ninguna mar

La historia no