Clarividencias

Por Khar Asbeel

Poemas inspirando por la luz, el descubrimiento, el dolor de las revelaciones íntimas. Letras etéreas, disgregadas en imágenes de luminosidad difusa, donde el resplandor es tanto quemadura como unción y bendición. Imágenes de musicalidad translúcida, cuadros de abstracción, estampas de plasticidad colorida y área plasma el autor en su poesía contemporánea el escritor mexicano Khar Asbeel.

• Idioma: Español
• Editorial: Khar Asbeel
• Fecha de lanzamiento: 1 jul 2021
• ISBN: 9781393088752

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... Y LA LUNA SE NOS MUERE

Se nos muere la luna de cansancio,

cuelga con desgano de las ubres de la noche.

El tiempo se vuelve terso

y los grillos acuchillan el silencio.

Clarividencias insomnes

nos traen quimeras en espirales

que se adormecen entre las pestañas

temblorosas de nostalgias.

La luna se agita en espasmos esféricos

y se dispersa en orgasmos de estrellas.

TRANSMIGRACIONES

Transmigraciones auríferas,

estupros alquímicos

sobre almas anochecidas.

Gritos entreverados

entre íntimos extravíos.

Marco la arritmia de mis exequias

sobre la falange de mis demonios.

INFECCIÓN

Vierto el pus de mis rencores

(pústulas de arcaicas ardentías)

en la piel del engaño ajeno,

envenenando, en impío gozo,

las turbulencias

de mis horas compartidas.

SILENCIO

Calló ante tus ojos,

emigran de zozobra las palabras.

¿Qué puedo decir

que no te hayan dicho?

Tiendo ante ti el lábaro de mi soledad,

mis manos profusas de vacíos.

Ya calló, pues, ante ti;

no tengo fuerza

para romper la santidad

de tu silencio...

... Y EN LA NOCHE LOS ÁNGELES EMIGRAN

Crepitaciones lunares

espantan los sueños tornasoles

de los translúcidos ángeles.

Se desgranan las estrellas

sobre la noche quebrada,

fuegos fatuos cristalizados

sobre la piel de ceniza.

Se extiende en árida curva

el filo de daga nocturna

y bajo un palio de terco ébano

dioses antiguos murmuran.

Los ángeles cantan réquiems

por las almas fugitivas

y el diablo traza círculos

dibujados con saliva.

Se pierden en escalas grises

desteñidos de monotonía

las encíclicas sonámbulas

de mil oraciones marchitas.

Se me pierde en mosaicos argentos

el códice de mi nombre,

derramando en temblores de estrellas,

agitados por el nervioso aleteo

de los ángeles insomnes.

...Y EL CIELO CAE EN PEDAZOS

Llueve carne de ángeles

antes mis ojos maculados,