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La revolución de Castro al desnudo
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La revolución de Castro al desnudo
Libro electrónico145 páginas2 horas

La revolución de Castro al desnudo

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La autora, desde la experiencia de alguien que vivió, creyó, trabajó y formó parte de ese interesante proceso social llamado Revolución Cubana; analiza algunos de los mitos fundamentales en que se basa el sistema, no a partir de criterios opuestos, sino de datos concretos y ejemplos que presentan un ángulo novedoso de aseveraciones que hasta el momento se han dado por sentado, pero que se tambalean ante verdades históricas que se presentan relacionadas con el proceso social.
El análisis de cuándo comienza realmente este proceso histórico abre el camino a otras preguntas claves a si se trata de una revolución verdadera, y si realmente merece el nombre de ser un proceso cubano. A partir de esos primeros capítulos se dan informaciones adicionales sobre los recursos que estuvieron a disposición de los rebeldes, los apoyos internacionales y el principio antiimperialista, que ha llevado a una solidaridad de la izquierda internacional con el proceso ocurrido en la isla.
La mayoría del gran público ha tomado el apoyo mostrado al líder de la revolución Fidel Castro por las masas en grandes concentraciones populares. La autora presenta. por primera vez, la utilización de los estudios del psicólogo francés Gustave Le Bon en la manipulación de la población cubana.
La revolución de Castro al desnudo presenta una forma novedosa de análisis a un proceso histórico que dura ya más de seis décadas, y sobre el que muchos pensaban que ya lo sabían todo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 dic 2023
ISBN9788411818674
La revolución de Castro al desnudo

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    La revolución de Castro al desnudo - Estela Teresita Delgado

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Estela Teresa Delgado

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: María V. García López

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1181-867-4

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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    .

    Dedico este libro a mi madre, Bárbara Rosales Zurita, el ejemplo que me inspira por su tenacidad, alegría y optimismo. Mi madre era una trabajadora incansable; pero sobre todo era una madre ocupada y entregada a sus hijas. A pesar de todos los trajines del hogar y la atención que demandábamos sus siete hijas, ella leía diariamente y siempre hizo todo cuanto fuera necesario para comprarme los libros que necesité, aunque eso implicara muchos sacrificios. No sólo me apoyó en mis estudios, sino que me regaló sabios consejos para la vida. Mi eterno agradecimiento a mi madre porque me amó como sólo una madre ejemplar puede hacerlo.

    .

    Agradezco a Dios presentar este libro pues su presencia en mi vida ha propiciado todo lo bueno que he vivido y todas las experiencias adquiridas.

    Mi agradecimiento a los que han dado testimonio para este libro y los que han colaborado para que este libro salga a la luz, muy especialmente a aquellos que se encuentran en Cuba. A todos mi reconocimiento y admiración.

    Le doy gracias a mis familiares, amigos y a todos los que han confiado en mí.

    .

    «La historia, a pesar del dolor de sus entuertos,

    no se puede borrar, pero si se enfrenta con coraje,

    podría evitarse que se vuelva a repetir»

    Maya Angelou

    «…la muerte de cualquier hombre me disminuye,

    porque estoy ligado a la humanidad; por tanto, nunca

    preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti»

    John Donne

    Introducción

    Nací en el seno de una familia humilde dos años antes que Fidel Castro llegara al poder, y por ello soy parte de la primera generación que creció durante el comienzo de un singular proceso social. Esa generación aprendió a leer con textos revolucionarios, recibió educación comunista, materialista y ateísta; entró al mercado laboral cuando existía un solo empleador y creció en un mundo donde la información que llegaba de Occidente era casi inexistente.

    Muchos de nuestra generación crecimos adoctrinados con mitos que nos fueron inculcados y repetidos constantemente. Uno de los objetivos de este libro es analizar esos mitos, para que los niños y jóvenes de hoy no sean víctimas de nuestro pasado, y para que otros pueblos conozcan sobre nuestra realidad.

    En esta segunda edición de mi libro incorporo elementos y datos que ayudarán a que se comprenda mejor el proceso social que es conocido como «La Revolución Cubana».. Estos elementos no fueron incluidos en la primera edición, que fue publicada con premura antes del fallecimiento de Fidel Castro, con el fin de dar a conocer elementos sobre la personalidad de ese hombre antes de su muerte.

    El proceso que la isla de Cuba ha sufrido es comunista por definición, pero como la luna, oculta otra cara. Muchos que ven el proceso desde afuera no logran descifrar la naturaleza de los acontecimientos y los que vivimos personalmente el trauma no siempre alcanzamos a comprender la complejidad del mismo. Hasta el momento lo que falta por decir sobre este hecho histórico es mucho más de lo que ya es conocido y la realidad está escondida bajo un carapacho. Este libro brindará un valioso beneficio a todos los interesados en comprender una experiencia social compleja.

    No existen dudas sobre la definición de la política oficial de la isla, pues el partido comunista es el único autorizado a existir y todos los funcionarios del gobierno son designados por el mismo. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial están en las manos de un partido único, lo que se define formalmente como la dictadura del proletariado. El partido comunista es quien establece las políticas en toda la sociedad y forma parte del consejo de dirección de todas las asociaciones, empresas, escuelas y fábricas.

    ¿Por qué resulta importante que el público general comprenda lo que ocurrió hace más de sesenta años? Ernest Hemingway reflejó el motivo diáfanamente: «Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia». El proceso que es conocido como «La Revolución Cubana» influye de manera importante en varios países del continente.

    Posiblemente muchas personas piensen que ese acontecimiento fue un hecho histórico sin consecuencias para el presente. Muchos líderes del mundo no habían nacido o eran muy jóvenes cuando Fidel Castro entró en La Habana. Este hecho ocurrió antes de que el hombre diera su primer paso en la luna, antes del asesinato del presidente John F. Kennedy, e incluso antes de la reunificación de Vietnam.

    Durante todo el tiempo transcurrido la comunidad internacional decidió mirar en otra dirección para no ver el sufrimiento del pueblo cubano. Varias democracias occidentales establecieron negocios con la isla violando los derechos de sus habitantes. Las consecuencias se pueden apreciar aún en la actualidad.

    En fechas recientes hemos visto el desmoronamiento de unas de las democracias más importantes del continente, la que además tiene valiosos recursos naturales: Venezuela, donde la democracia ha sufrido un duro golpe, pues ya no existe la libertad de expresión, ni la libertad de prensa y muchos prisioneros políticos sufren en las cárceles de ese país. La prensa internacional ha denunciado la participación de fuerzas de la inteligencia cubana en el proceso venezolano, y han quedado testimonios en fotos y videos que se han dado a conocer al público.

    Por si fuera poco, varios líderes de países pequeños del Caribe siguen las órdenes de La Habana, la que ahora utiliza el petróleo venezolano como medio de negociación. Los votos de estos países en la esfera internacional con frecuencia no favorecen la democracia.

    Es necesario también tomar en cuenta que el gobierno de Cuba ha realizado acciones hostiles en contra de los Estados Unidos en los últimos tiempos. Por ejemplo, en 1988 cinco espías cubanos fueron hechos prisioneros en Miami, pues sus acciones contribuyeron al derribo de dos avionetas civiles y la muerte de dos ciudadanos americanos y dos residentes en ese país. La señora Ana Belén Montes, una analista de la agencia de defensa de los Estados Unidos, fue hecha prisionera por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) en el año 2001, luego de descubrirse que había trabajado como agente de Castro durante dieciséis años. Funcionarios del Departamento de Estado, el Sr. Walter Kendall Myers y su esposa, fueron arrestados en junio del 2009 por haber trabajado durante treinta años como agentes de Cuba.

    En el verano del año 2013 un buque de Corea del Norte fue multado por trasladar de manera camuflada armamento desde Cuba hacia ese país violando las sanciones de las Naciones Unidas. En los primeros días de marzo del 2015, Fidel Castro confirmó en un artículo del periódico Gramma que Cuba había estado monitoreando los movimientos del ejército americano por medio de la base electrónica Lourdes, localizada en el sur de La Habana y que fuera instalada por los rusos. En esos mismos días, se informó que la aduana colombiana detectó carga no declarada en el buque chino Da Dan Xia que se dirigía a La Habana. De acuerdo a los documentos de la aduana colombiana el buque trasportaba cereales, pero siete de los catorce contenedores contenían armamentos.

    En junio del 2023 medios de prensa de Estados Unidos anunciaron la ampliación de bases militares chinas en Cuba, las cuales tienen el objetivo de espiar al ejército estadounidense y el establecimiento de nuevas bases de ese país. A eso se le suma la existencia de bases rusas y el apoyo de la dictadura cubana a la invasión de Rusia a Ucrania.

    El Muro de Berlín era la frontera política real entre el Este y el Oeste de Europa, la frontera entre el capitalismo y el comunismo. Ese mismo papel lo tiene ahora el estrecho de La Florida, que es la frontera entre libertad y opresión, entre democracia y dictadura. Sin duda, podemos salvar esa distancia con la verdad.

    El ser humano es un buscador incansable de la verdad, recordemos que fue prometido que la verdad nos haría libres¹. Saber tanto como sea posible, lo más exactamente posible, es el motor detrás de los descubrimientos científicos y también es la base para comprender la historia.

    La revolución de Castro es totalmente contraria a la verdad. Lo comprobaremos en los próximos capítulos. Es por ello que resulta tan asombroso lo acertado del mensaje del Papa Benedicto XVI al pueblo cubano en su visita a la isla en el 2012:

    «Además, la verdad sobre el hombre es un presupuesto ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella descubrimos los fundamentos de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el matrimonio, la familia y la sociedad; en definitiva, sobre la dignidad inviolable del ser humano. Este patrimonio ético es lo que puede acercar a todas las culturas, pueblos y religiones, las autoridades y los ciudadanos, y a los ciudadanos entre sí, a los creyentes en Cristo con quienes no creen en él».

    Necesitamos conocer la verdad como lo haría un historiador, que son los patólogos de las sociedades. Un patólogo corta los tejidos humanos, analiza las muestras de los tejidos y los fluidos, y finalmente hace un diagnóstico. Esa es exactamente la tarea de la persona que se involucra en el análisis de un proceso histórico hasta llevar a la luz elementos que incluso los protagonistas no pueden vislumbrar. Vamos a utilizar el bisturí que expone la bacteria que afecta el espíritu de Cuba.

    Primer mito: la revolución del pueblo

    El primer mito es el que identifica la lucha en las montañas de la Sierra Maestra como la revolución del pueblo cubano.

    Este mito tiene su origen en los primeros discursos de Fidel Castro a la multitud, después de la partida del presidente Fulgencio Batista. En estos discursos, el líder declaró que el triunfo no era del ejército rebelde, sino

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