Ocaso Rojo: La Muerte De Fidel Castro
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David Cabeza Cupo
PREPARACION Realicé mis primeros estudios en el colegio de los padres Agustinos en la Habana. La secundaria y carrera comercial la hice con los padres Escolapios en la ciudad de Guanabacoa, cercana a la Habana. Posteriormente completé los estudios de Contador Público en la academia Pitman en la Habana y más tarde la carrera administrativa en la Universidad de la Habana. ANTECEDENTES LITERARIOS Muy joven empecé a escribir en el Diario de la Marina que dirigía el Dr. Felipe Rivero en una sección Dominical que se llamaba "Allá lejos en la América del Sur" A los 17 años participé como redactor de comentarios sobre noticias internacionales en la Hora Liberal Independiente que dirigía el Dr. Antonio Prohias. Posteriormente fui nombrado corresponsal de la Revista Billboard. Mas tarde en el año 1944 fui editor de la revista "Sarmiento" en honor al gran escritor argentino especializado en asuntos latinoamericanos. Por esa época también colaboré en la revista de las Fuerzas Armadas, denominada "Cultura Militar," bajo la dirección del Coronel Alberto Boix mi antiguo profesor en el colegio de los Padres Escolapios. En 1952 después del cambio del gobierno constitucional del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) por el golpe del general Fulgencio Batista, ingresé al Partido Autentico que lideraba el Dr. Grau San Martín y conjuntamente con un gran político cubano, el Dr. Rafael Iturralde varias veces ministro en varios gobiernos, entré a formar parte del grupo de asesores privados del Dr. Grau San Martín, hasta las últimas elecciones antes de que el general Batista abdicara al poder, en cuyas elecciones fui candidato electo a concejal del partido por la ciudad de Guanabacoa. A la llegada de la nueva revolución comunista, inmediatamente ingresé en los grupos de oposición al régimen. Participé durante 4 años en la lucha contra el terror rojo en Cuba y posteriormente luché infructuosamente en el exilio por lograr un retorno a la Cuba Libre. Durante la primera etapa en Cuba escribí varias proclamas, e hice varias alocuciones entre ellas una proclama que clamaba por nuestra liberación. Posteriormente ya en el exilio, fui autor del "Plan Cuba" voz y deseo de los agentes clandestinos que luchaban en Cuba y posteriormente fui el director del periódico "Liberación" editado en Miami y máximo propulsor de la marcha Cubana a Washington en Julio de 1964 y de las únicas elecciones con votación democrática para elegir al líder que representaría a todos los cubanos y dirigiera la lucha contra el Castrocomunismo. En esta elección votaron 26,000 cubanos y una clara mayoría designó al Dr. Carlos Prio Socarras, ultimo Presidente constitucional cubano, quien rechazó el nombramiento alegando causas de fuerza mayor. Más tarde se suicidaría en su casa de Alton Road. Después de ingentes y múltiples gestiones que es largo de enumerar, me ausenté de la lucha, trasladándome a Honduras donde al acontecer de los años logré una estabilidad económica y también pasaron muchos años. A la celebración de mi cumpleaños octogenario, sentí el deseo de volver a escribir. Soy autor de tres libros: "El Ultimo Minuto" que es una narración de los últimos años de mi vida. "La Muerte de Castro" que es una relación de hechos vividos e inéditos y desconcertantes de los ídolos de barro de la revolución cubana y el ultimo "El Undécimo Mandamiento, AMEN" que es la actualización de los Diez Mandamientos de acuerdo a nuestros días y sus repercusiones en la vida actual. En Noviembre del 2005, he recibido el segundo premio por el mejor artículo sobre el Exilio Cubano y la Invasión de Playa Girón, titulado "Sangre en la Arena" Patrocinado por el Museo Cubano de Miami, FLA, USA y el que considero un gran galardón. A mi edad el futuro de lo que haga o escriba, está en las manos de Dios, aunque la voluntad no falta.
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Ocaso Rojo - David Cabeza Cupo
OCASO ROJO
LA MUERTE DE FIDEL CASTRO
DAVID CABEZA CUPO
©
Copyright 2007 David Cabeza Cupo.
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.
TITULO
OCASO ROJO
LA MUERTE DE FIDEL CASTRO
AUTOR
DAVID CABEZA CUPO
DIRECCION
Apartado Postal 374
San Pedro Sula, Honduras
Tel. 504-559-3280
Fax. 504-559-7555
E-mail: dcabeza2@yahoo.com
ISBN: 978-1-4251-0415-3 (sc)
ISBN: 978-1-4251-9297-6 (e)
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ESTE LIBRO ES UN RELATO VERIDICO DE LO QUE HA SUCEDIDO DENTRO Y FUERA DE CUBA, SIN PRETENDER HACER UN RECUENTO HISTORICO. TAMPOCO ABARCA TODO EL ACONTECER DEL GRAN DRAMA CUBANO.
DIRIAMOS MÁS BIEN QUE ENMARCA UNA PEQUEÑA PARTE DEL ESCENARIO CRUENTO DE NUESTRA TRAGEDIA. PERO SI PRETENDE REPRESENTAR EL PENSAMIENTO Y EL SENTIR DE LA INMENSA MAYORIA DE LOS CUBANOS DENTRO Y FUERA DE LA PATRIA, QUE AMAN LA LIBERTAD.
EL AUTOR,
DAVID CABEZA CUPO
INDICE
PROLOGO
I. EL PRINCIPIO DEL FIN
II. IMPERIALISMO COMUNISTA CONTRA LA REVOLUCION DEMOCRATICA AUTENTICA
III. ESPIONAJE PATRIOTICO
IV. CONOZCAMOS LOS HECHOS
V. PLAYA GIRON-UNA GLORIOSA DERROTA
VI. COHETES: LA CRISIS DE LA VERGÜENZA
VII. OCASO NUCLEAR
VIII. EN LA CUERDA FLOJA, ¡LA VIDA NO VALE NADA!
IX. OPERACIÓN DAY BREAK
X. ¡HASTA LUEGO A LA PATRIA!
XI. LINEA CUBANA, CUBANO PERO MÁS CUBANO
XII. TERROR EN EL MAR IMPOTENCIA Y AMARGURA DE NUESTRA LUCHA
XIII. COMPLICIDAD ESPAÑOLA
XIV. TURISMO ROMPIENDO EL BLOQUEO
XV. LA MUERTE DE CASTRO
XVI. Atentados A Fidel Castro
XVII. PRISIONES FIDELISTAS
XVIII. OPERACIONES AEREAS
XIX. VICTIMAS DEL FIDELOTERRORISMO
XX. HECHOS Y NO PALABRAS
XXI. OCASO ROJO
XXII. LA BOLA DE CRISTAL (EL FUTURO)
XXIII. EPILOGO
OCASO ROJO
LA MUERTE DE CASTRO
UN YO ACUSO…
PROLOGO
Abril 2004.
En un reciente viaje turístico a la ciudad de Brujas en Bélgica, me di cuenta de que mi artritis estaba amenazando con acortar mis facultades. Era la primavera y las flores y el gran número de turistas le daban cierto colorido a la ciudad que lucía sus mejores galas. Sin embargo, a la par de que disfrutaba de la actividad turística me entró un estado de inquietud.
Acababa de pasar por una operación quirúrgica que me había puesto en la antesala de la muerte. En un año había sufrido cuatro operaciones, todas graves, pero esta última realmente me hizo comprender lo frágil que es la vida y tuve una sensación como de que algo no se había completado en mi existencia. Que Dios y los médicos me habían conservado la vida para que hiciera algo pendiente, algo latente en mí por muchos años y quizás por frustración había querido postergarlo en mi mente sin lograrlo.
Hacia años que intentaba recobrar mi deseo de escribir; dormido por cerca de 60 años, pues era muy joven cuando se despertó en mí el deseo de ser escritor. Nunca pensé en escribir una novela, pues aunque tenia buena imaginación, me parecía que eso de inventar personajes era como engañar a mis lectores y yo en ese entonces como hoy, era un hombre idealista, no soportando las dictaduras, ni los abusos de cualquier tipo, siendo devoto de todo lo que es el orden debido.
En mi yo interno, siempre he deseado a la democracia plena, como el mejor sistema político para lograr la felicidad en los pueblos, porque al fin de cuentas gobernar bien, es respetar los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos y repartir equitativamente las riquezas del pueblo.
Con la experiencia que me ha dado el vivir tantos años, siempre pensé en escribir un libro de matices políticos sobre la Cuba de hoy. Más bien mis ansias de escribir se remontan a mis propias experiencias, pues en mi conciencia late el deber de recordar y encomiar a aquellos héroes casi anónimos, porque para muchos son desconocidos y otros, desean que no sean recordados. Algunos de estos héroes están ya muertos y otros están vivos y en prisión o algunos han salido de ella, lastimados en lo moral y en lo físico de manera irreversible.
Pero para mí, los de mayor relevancia y respeto son los héroes muertos. No es que la muerte dignifique, sino la forma en que se muere. Morir es tan fácil que todos lo hemos de hacer, pero lo singular es dar la vida por una causa noble y morir anticipadamente (léase que no se trata de kamizaques, ni de fanáticos aberrantes), se trata de hombres y mujeres que mueren luchando por su libertad y la de sus semejantes, conscientes de su sacrificio. Me estoy refiriendo al gran número de patriotas cubanos que durante tantos años han luchado contra el régimen más cruel de la historia, la tiranía más larga que ha soportado la humanidad moderna, la farsa más engañosa de nuestro tiempo. Se está luchando contra el tirano más cruel, que ha sacrificado vilmente a miles de personas, fusilando y asesinando de varias formas y por varias décadas a miles de compatriotas en el paredón de la ignominia y que ha ensangrentado exportando su saña y su diabólico anhelo de dominio a otras naciones en los cuatro continentes. Lo cual nadie podría concebir en estos tiempos modernos del Siglo XX.
La muerte de Castro, es la muerte del Fidelísmo y es el único fin posible de esa despótica tiranía impuesta a base del terror y sostenida por las miserias humanas de hombres y naciones, que por bastardos intereses lo han protegido y ayudado. Hay que reconocer que esa gran mentira de La Revolución Comunista
, conquistó multitudes y enfermó a miles de cerebros en todo el mundo. Y cautivó a la opinión pública de varios países y esa misma enfermedad reprimió en su momento el que hubieran alzamientos masivos que abortaran la pretendida Revolución Fidelista
, que como diría ese recordado Presidente Cubano el Dr. Ramón Grau San Martín, era una revolución verde por fuera, roja por dentro y negra en el fondo. Verde porque significa el uniforme verde olivo de la soldadesca imponiendo su poder absoluto, roja en el centro porque inmediatamente fue una revolución teñida con la sangre en los paredones de fusilamiento en flagrante violación de todos los derechos humanos y negra en el fondo, porque además del presagio del luto de miles de familias cubanas, representó también un oscuro porvenir, que reprimía todas las ansias de libertad de un pueblo que siempre ha demostrado que no se resigna a vivir sin libertad, iniciando una resistencia desde el primer momento del inicio del régimen en el año 1959 hasta la fecha, en todos los niveles y en todos los lugares; sin que el terror más despiadado de la tierra, utilizando los más abominables métodos de persecución y distorsión, hayan podido impedir los actos heroicos de miles de cubanos que arriesgaron y perdieron sus vidas, por ese justo y cristiano anhelo de libertad y democracia.
Para ellos, los que han muerto y están por morir, para los presos liberados o no, para los que luchan en las trincheras de las ideas, como decía José Martí y para los valientes de la resistencia; dentro y fuera de Cuba, estamos dedicando este libro Ocaso Rojo
(La Muerte de Fidel Castro).
Este puede ser un documento que pase desapercibido por el tiempo que nos está tocando vivir, en que para muchos la fe, está pérdida. Los que creen en Dios, piensan que Cuba no es un problema divino y los que no creen en El, no pierden su tiempo pensando en la liberación de Cuba. Los periódicos publican diariamente con extraordinaria frialdad el acontecer en Cuba, las películas sobre Cuba se circunscriben a las añoranzas, de la música, de lo artístico y lo exuberante del bienestar pasado. Se vende el turismo a la Isla llena de mujeres bonitas, hoteles lujosos y playas azules de arena blanca. No se habla del dolor del pueblo cubano. No se reconoce que esa misma habilidad que reina en el exilio para, sin perder la alegría de vivir y subsistir con éxito, es la misma que late dentro de la Isla con un escenario decadente, con unas posibilidades paupérrimas, pero con el mismo espíritu de superación y con la misma sagacidad del cubano de hacer de las piedras oro. Hay que sobrevivir.
En este clima hostil al sacrificio, dudo que mi libro alcance el éxito deseado ya que no tendrá los medios publicitarios que tienen hasta los panfletos comunistas de menor importancia, que envenenan las mentes de los ignorantes o faltos de información con una falsa teoría económica y con una absurda doctrina política, que combinadas, solo producen ricos pobres y pobres más pobres. Rico no es el que tiene dinero, rico es el que tiene libertad para gastárselo y pobre no es el que no tiene dinero, pobre es el que no tiene como ganárselo.
Como no soy un escritor profesional y no le temo al fracaso, voy a arriesgarme y después de este largo prólogo, desafiando el almanaque de mi vida dedicaré un tiempo precioso para mi, pero bien invertido, en el recuento de hechos reales que sucedieron y que relato discretamente (ya que en el mundo de hoy no hay secretos) sino verdades ocultas.
Nombres, fechas, lugares, etc… Van a ser mencionados con las alteraciones apropiadas para no darle al enemigo la oportunidad de tomar venganza ni perjudicar personas y evitando así se conozcan situaciones que pudieran perjudicar a la lucha futura por una Cuba libre y soberana. Con la fe en Dios y la mejor arma en la mano, la pluma, como diría Martí seguimos adelante en la lucha.
El Autor
I
EL PRINCIPIO DEL FIN
Si giráramos un globo terráqueo, veríamos que la Isla de Cuba es un pequeño pedacito del mundo. Pero empezaremos nuestro recuento en la ciudad de Miami.
Es un 20 de Abril, un Domingo soleado, estamos en una iglesia católica del área latina de la ciudad de Miami en el Estado de La Florida. Hay tres sacerdotes con los atuendos del caso, dando una misa de cuerpo presente para difuntos, los asientos están todos llenos de gente bien vestida, pero de distintos estratos sociales, la afluencia del público va disminuyendo y al final donde yo estoy parado hay una mujer regordeta calmando a un niño de unos 4 años que se mueve continuamente, es el biznieto de uno de los combatientes muertos, cuyo nombre esta siendo recordado en la misa. En los asientos delanteros reconozco a algunos de mis antiguos compañeros de la lucha clandestina contra Fidel Castro. Algunos de ellos son incluso familiares míos. Muchos de mis compañeros han estado ausentes de mi presencia por más de 20 años. Los andares de la vida me llevaron a Centroamérica, alejado de todo vínculo con ellos. Parado frente al Santísimo con mi traje negro y aislado del grupo, veía a mis compañeros y sus familiares rezar devotamente. Se trataba de una misa muy especial. Se recordaba la memoria de los Mártires del 20 de Abril de 1961, de cuya masacre soy sobreviviente. En esa fecha fueron asesinados en el Paredón de la Ignominia en la fortaleza de La Cabaña varios de los mejores ciudadanos de nuestro país; patriotas valientes que fueron apresados el 18 de Marzo de 1961 un mes antes de la invasión de Playa Girón y a los que se les celebró un juicio sumarísimo en la madrugada del 20 de Abril de 1961 y se les ejecutó pocas horas después del juicio esa misma madrugada y que murieron gritando Viva Cristo Rey! Su martirio en la tierra tiene que haberles ganado la gloria en el cielo.
A estos patriotas se les reconoce como Los Mártires del 20 de Abril
la fecha en que fueron fusilados: Gaspar Domingo Trueba, Rogelio González Corso, José Ramón Rodríguez Borges, Rafael Díaz Hanscon, Comandante Humberto Sori Marín, Eufemio Fernández Ortega, Alberto Tapia Ruano, Virgilio Campaneria, Manuel Puig Millar y Julián Sotolongo García.
La solemnidad del acto religioso y la presencia después de tantos años de amigos que tiempo atrás compartieron el peligro conmigo, me hicieron recordar con gran emoción los momentos vividos, en que la vida era (un hoy agobiante, con un posible mañana), porque eso es el clandestinaje. Recordaba a mis compatriotas muertos en acción, justo a mi lado, y se reflejaba en mi mente sus caras llenas de temor, como debió estar la mía ante esa ignominia. Ahí descubrí que los hombres normales sienten el miedo atrozmente ante el peligro de morir, pero los que dominan ese miedo pueden sentirse orgullosos porque tienen el galardón interno de que supieron desafiar la muerte.
Si bien un combatiente ubicado en una trinchera o avanzando detrás de un tanque de guerra siente ese miedo atroz ante la posibilidad de morir, esto pasa con el finalizar del combate y tarde o temprano lo retiraran del frente y luego vendrá un descanso, pero el agente clandestino tiene siempre ante sí 24 horas para vivir, de las cuales cada segundo puede ser el último de su vida. Está sujeto a órdenes de gentes desconocidas que pueden ser un agente del enemigo o un compañero traidor, que bajo presión lo entregue al enemigo. Su vida no tiene valor y solo cuenta realizar la misión que le ha sido encomendada. Tiene que aprender a vivir con el miedo, sin ser cobarde. Todos estos pensamientos pasaban por mi mente en forma acelerada; de pronto analicé, si todo lo que había pasado, valió la pena. Si tanto riesgo, si tanto sacrificio, la pérdida de tantas vidas en la lozanía de la juventud; si tantas familias separadas, si tantos hijos sin padre, si tantos padres sin hijos, la pérdida de la seguridad personal, incluso de la propia vida, la separación matrimonial, la angustia de los familiares presos, en fin tantas y tantas calamidades, que juntas todas casi nos hacían desear la muerte. No se sabe quienes sufríamos más, si los que temíamos ser descubiertos y apresados, con el consabido fin en el paredón o los espectadores de la lucha que sin saber que estaba sucediendo sufrían las perversidades y racionamientos de ropa y comestibles, soportando al régimen, cuyas medidas se fueron haciendo insoportables al punto de que miles emigraban en llantas de automóviles y otros increíbles medios para cruzar el estrecho de La Florida, lleno de tiburones, en un gesto que reunía el pavor al terror del Fidelísmo y su valentía por obtener la libertad, ante la impotencia de poder revelarse sin un arma, sin una oportunidad por pequeña que fuera, que alentara una victoria hacia la liberación.
Con esta misma desesperación me sentí yo, parado casi en posición militar, con los ojos humedecidos por una lágrima que se negaba a correr por mi mejilla en aquella misa luctuosa. Me sentí abandonado, impotente como millones de cubanos cuyas voces se han apagado en el transcurso inexorable del tiempo. El niño inquieto que se movía a mi lado ya no hablaba en español, su madre lo amonestaba en inglés, era la tercera generación de los patriotas vilmente asesinados el 20 de Abril de 1961. Cuba ya no estaba aparentemente en nuestras manos, aquellos niños de esa tercera generación sentirían diferente a sus progenitores, seguirían siendo cubanos, pero sus padres y abuelos fueron más cubanos, cubanos llenos de dolor, impotentes si; pero jamás derrotados. Solo los muertos han sucumbido, pero los que quedamos vivos seguiremos la lucha hasta vencer o morir.
De esa misa nació mi idea de escribir algún día este libro Ocaso Rojo
(La Muerte de Fidel Castro). Un libro sencillo, que avivaría mis recuerdos para rendir homenaje a tantos héroes anónimos, olvidados y reconocer también la ayuda y asesoramiento brindado por organismos norteamericanos que nos dieron su apoyo y su experiencia en aquellos momentos cruciales y reconocer a ciudadanos norteamericanos que ofrendaron sus vidas por nuestra causa.
Para muchos un libro no es un arma de importancia contra un régimen tan prepotente como el de Fidel Castro, que durante más de 40 años ha estado insultando y retando al país más poderoso militar y económicamente de la tierra. Sus criticas bufonas y sus sarcásticas amenazas contra Norteamérica lo han convertido en el payaso del caribe, tal y como lo empezaron a llamar otros Presidentes de países latinos que antes lo admiraban y defendían, ignorantes de que el Chacal del Caribe estaba siempre al acecho de infiltrarles guerrilleros, que más tarde amenazarían sus libertades, como es el caso de Nicaragua, El Salvador, Perú, Bolivia, Venezuela etc.… Muchos escritores han escrito contra Fidel, pero pocos han sufrido en carne propia la agonía de nuestra lucha clandestina y muchos se desanimaran pensando que una cuartilla de papel no puede hacer nada contra todo el caudal bibliográfico y propagandístico del régimen Castrista y temen que se ha perdido igualmente el esfuerzo de todo lo que ya se ha escrito fuera de Cuba acusando al régimen de Fidel Castro. Pero se olvidan de lo más importante, la muerte de Fidel Castro. En este libro no pretendemos luchar contra Fidel Castro, quisiéramos que nos ayuden a cambiar el régimen Fidelista con Fidel, vivo o muerto, vivo sería una transición pacífica, inteligente y operante, ya que el Señor del Terror
y parte de su comitiva, repetiría la acción de su predecesor el General Batista quien abandonó el país abruptamente una madrugada del 1º de Enero de 1959, buscando asilo en la República Dominicana, para él y lo suyos. No faltará algún país que le dé asilo a Fidel y a su comitiva y también a sus millones de dólares. Pero ya muerto Fidel lo inteligente sería equilibrar las corrientes del exilio con las fuerzas determinantes dentro de Cuba, para lograr una agenda que permita alcanzar las etapas necesarias y llegar a la meta suprema: La Libertad de la Patria Cubana
y comenzar una nueva Cuba.
II
IMPERIALISMO COMUNISTA CONTRA LA REVOLUCION DEMOCRATICA AUTENTICA
La problemática de Fidel Castro no surgió el primero de enero de 1959, El día más oprobioso de la historia de la Cuba republicana. No es nuestro interés hacer un recuento histórico, de lo que ya se ha publicado en múltiples ocasiones, con colores políticos de diversas tonalidades y mucho menos herir a distintos sectores y personas que de una u otra forma son parte del drama cubano y como decía Martí; No me hablen de buenos ni malos cubanos
.
Pero si es necesario con toda franqueza y la imparcialidad debida, reconocer que Cuba tuvo su verdadera revolución constructiva y democrática cuando el General Fulgencio Batista, le entregó el poder al Dr. Grau San Martín, quien obtuvo una victoria electoral arrolladora y en aquella época se estremeció el Continente. También la aprobación de la Carta Magna, (Constitución de 1940), convirtió a Cuba en la más avanzada democracia de la época. Esta fue una revolución evolutiva sin sangre.
Desde ese momento comienza en Cuba la lucha del imperialismo comunista pro-soviético y pro-chino, por apoderarse del poder liderado por algunos excombatientes que pelearon en la guerra civil española contra el Gral. Francisco Franco, Jefe de la España Nacionalista y primer vencedor del comunismo en las trincheras de la guerra.
Secundaban esta acción distorsionadora del comunismo, algunos intelectuales de la España Republicana a quienes fraternalmente se les abrieron las puertas del país y su agradecimiento fue tratar de socavar la Democracia cubana, en las universidades donde se les permitía enseñar sin renovar sus títulos, donde dieron clases de subversión y en los medios informativos en donde escribían para diarios, revistas y estaciones de radio y televisión; los que convirtieron en centros de propaganda izquierdista.
Fue entonces que empezó una pugna estridente entre los comunistoides (que nada tenían que ver con Fidel Castro, ya que su movimiento no había nacido en aquel entonces). Los que ni siquiera pueden calificarse de comunistas y más bien se pueden calificar de revoltosos sin patria, amparándose en Dios cuando les conviene y por la otra parte los verdaderos revolucionarios, los Nacionalistas (auténticos), los que no obedecían los dictados de Moscú. De ahí viene el resurgimiento del Partido Revolucionario Cubano (auténtico). El partido que representaba el verdadero sentir del pueblo de Cuba, que luchó en la arena política exitosamente y que representó a los trabajadores de todos los sectores y agrupó a los profesionales de todos los gremios, que obtuvo el apoyo de la intelectualidad más prominente del país y desarrolló la empresa privada, la educación y la medicina como nunca antes se había logrado, todo esto afrontando una corriente de críticas de todos los sectores comunistoides e incluso de grupos izquierdistas extranjeros, algunos con gran poder político, incluyendo sindicatos y legisladores norteamericanos que veían una amenaza en nuestro desarrollo textil y agropecuario.
Los auténticos
derrotaron una y mil veces a los comunistas en todos los frentes, principalmente en la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). La que lideraba el Sr. Eusebio Mujal. Puede decirse que ese fue el momento culminante en que la gran mayoría, diríamos un 90% del pueblo se movilizó a favor de un candidato y de su programa de gobierno. Aquellas concentraciones eran espontáneas, los ríos de gente improvisaban frases, haciendo cánticos en forma espontánea (Sin convertirse en una sola consigna obligada) como sucede con las amañadas concentraciones de Fidel Castro que paraliza al país, cierra los centros de trabajo y obliga a que todo el mundo marche con la sola consigna trazada por él y para los fines que él persigue. Esa misma gente que ahora va a las concentraciones fidelistas, a la hora de la liberación va a pisotear los afiches con su foto, va a destruir sus enseñas y símbolos y va a maldecir su nombre públicamente, cuando su reinado de terror termine.
En cambio el pueblo de Cuba recordó al Dr. Grau San Martín hasta el momento de su muerte, celebrando el entierro más grande con la concentración popular mayor que se haya efectuado durante todos los años del Fidelísmo, más de 2 millones de cubanos (dicho por la prensa castrista) lloraron su partida en la isla y más de un millón de cubanos le rindieron tributo en el exilio al Dr. Grau San Martín. Después de José Martí, el líder de mayor arraigo en el pueblo cubano.
Al término del mandato del Dr. Ramón Grau San Martín se celebraron elecciones y fiel a la constitución, el Presidente se retiró y obtiene la Presidencia vía electoral el Dr. Carlos Prio Socarras, quien mantiene los lineamientos del Partido Revolucionario Auténtico. Desafortunadamente el 10 de Marzo de 1952 faltando poco para las nuevas elecciones el Sr. Fulgencio Batista y Zaldivar, en un acto de ambición y soberbia, rompe el vínculo constitucional dando un golpe de estado, regresando sorpresivamente a Cuba desde su retiro político en Portugal y se apodera del poder apoyado por militares ambiciosos y amparado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, que veían en el un hombre fácil de controlar y aparentemente servil a sus intereses. Inmediatamente se orquesta un movimiento comunistoide en apoyo del dictador y se crea la Coalición Socialista Democrática, la cual integra al Partido Comunista de Cuba también. Ellos son los que postularon al General Batista, como presidente de la república. ¿No es esto una ironía de la historia?
Siendo Batista finalmente electo con el único voto de sus partidarios, ya que debido a la falta de garantías constitucionales, el Partido Revolucionario Cubano Auténtico se retiró de la contienda electoral, perdiendo así el dominio político que tenía en el país. Ante estos hechos impredecibles y tortuosos de la política nacional, se gestan distintos movimientos en oposición al régimen del General Batista. Surge un movimiento católico y otro universitario y se integra la Joven Cuba de orientación auténtica, emerge una pugna por la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria, donde luchan dos facciones, una dirigida por el Sr. Manolo Castro y otra por el Sr. Fidel Castro ambos del mismo apellido pero sin familiaridad alguna y enemigos acérrimos políticamente. Lamentablemente el Sr. Manolo Castro es asesinado frente a un negocio de peletería propiedad de mi padre en la calle San Rafael y Consulado en la Habana donde trató de buscar refugio ante la persecución de sus asesinos. Se supone fueron los secuaces de Fidel Castro; alguien hasta asegura que fue el propio Fidel Castro quien cometió el crimen, pero personalmente no le reconozco agallas suficientes para realizar ese hecho. Los lobos son valientes en pandilla y cobardes individualmente
. También se sabe que Fidel Castro participó como espectador del Bogotazo en Colombia
donde hubo cientos de muertos y sus secuaces guerrilleros colombianos le dieron los anillos, relojes y cadenas de oro de los muertos; lo cual serviría para financiar el movimiento que más tarde emprendería para satisfacer su ego de líder político.
Siempre hemos mantenido la tesis de que Fidel Castro nunca ha sido verdaderamente comunista, ni ha luchado jamás en favor del comunismo (El ha sido siempre un fanático Fidelista), como lo demuestra el