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El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas
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Libro electrónico269 páginas4 horas

El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas

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Información de este libro electrónico

Boccaccio nos enseñó que la mejor manera de atravesar las pestes y sus confinamientos era ocupar parte del día “contando cuentos (con lo que hablando uno solo, todos podemos encontrar deleite)”. En el marco del curso Siglos de Oro I, del Doctorado en Literatura Hispánica del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, los
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 nov 2023
ISBN9786075645582
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    El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas - Nieves Rodríguez Valle

    cover.jpg

    Nombre: Rodríguez Valle, Nieves, editora.

    Título: El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas / Nieves Rodríguez Valle, editora.

    Descripción: Primera edición electrónica. | Ciudad de México : El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 2023. | Serie: Cátedra Jaime Torres Bodet.

    Notas: Requisitos de sistema: programa lector de archivos ePub. | Versión en libro electrónico de la edición impresa.

    Identificadores: ISBN 978-607-564-491-2 (impreso). | ISBN 978-607-564-558-2 (ePub).2

    Temas (BDCV): Cervantes Saavedra, Miguel de, 1547-1616. Trabajos de Persiles y Sigismunda. | Cervantes Saavedra, Miguel de, 1547-1616 – Crítica e interpretación.

    Clasificación DDC: 863./3 –dc23

    Persiles y sus mundos, navegaciones críticas

    Nieves Rodríguez Valle (editora)

    Primera edición impresa, 2023

    Primera edición electrónica, 2023

    D. R. © El Colegio de México, A. C.

    Carretera Picacho-Ajusco núm. 20

    Ampliación Fuentes del Pedregal

    Alcaldía Tlalpan

    C. P. 14110

    Ciudad de México, México

    www.colmex.mx

    ISBN impreso 978-607-564-491-2

    ISBN electrónico

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2023

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink

    ÍNDICE

    Introducción

    Dónde será bien anudarle: las bisagras narrativas en el Persiles

    Rachele Airoldi

    La digresión metanarrativa como estrategia fundamental en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Cinthya Lycenia Ruiz García

    El arte de la mentira en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Antonio Tec

    La catarsis como estrategia narrativa en el Persiles

    Laura Sofía Rivero

    El llanto del héroe en el Persiles

    César García Gómez

    Miserables son y temerosas las fortunas del mar: el mar como principio de incertidumbre en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Jesús Armando Gutiérrez Victoria

    El registro policial en la historia de Diego de Parraces en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Sergio Javier Luis Alcázar

    Reflexiones en torno a la vida en soledad y a la vida en compañía en la última obra cervantina

    Nieves Rodríguez Valle

    En mi patria hay una costumbre entre muchas malas. Las mujeres frente al matrimonio en el Persiles

    José de Jesús Palacios Serrato

    Entre la magia y la brujería: las cuatro hechiceras en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Alejandro Vergil Salgado

    Entre el sueño y la realidad. La función de los animales en el relato de Periandro en Los trabajos de Persiles y Sigismunda

    Clemente Aurelio Sánchez Rodríguez

    Clodio, epíteto y género satírico

    Lázaro Tello Pedró

    Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Boccaccio nos enseñó que la mejor manera de atravesar las pestes y sus confinamientos era ocupar parte del día contando cuentos (con lo que hablando uno solo, todos podemos encontrar deleite).¹ En el marco del curso Siglos de Oro I, del doctorado en Literatura His­pánica del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, nos reunimos virtualmente en torno a Los trabajos de Persiles y Sigismunda y nos dejamos cautivar por la última voz de Cervantes, encontrando deleite en sus palabras y en la discusión compartida sobre ellas. Cada uno, a la manera de los jóvenes florentinos, fue libre de discurrir sobre la materia de que más se holgare;² de este discurrir surgieron los capítulos que, previa rigurosa dictaminación, componen este libro.

    El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas reúne doce investigaciones que nos han permitido seguir nuestra jornada surcando los mares de la ficción cervantina. El libro se encuentra estructurado en tres secciones que agrupan los estudios sobre poética, sobre temas y sobre personajes. ‘Dónde será bien anudarle’: las bisagras narrativas…, de Rachele Airoldi, comienza el apartado sobre poética; la autora analiza la organización de la amplia materia textual del Persiles estudiando los cierres y reaperturas de los capítulos, lo que permite destacar los patrones cervantinos para soldar nexos entre los varios apartados que componen la novela, a fin de armonizar la continuidad narrativa o dar ocasión al autor de expresar reflexiones metaliterarias sobre su trabajo. La digresión metanarrativa como estrategia fundamental…, de Cinthya Lycenia Ruiz García, se ocupa de las reflexiones metanarrativas y sus funciones, sosteniendo que la digresión se erige como estrategia fundamental para dotar a la obra de verosimilitud, ritmo y significados, y que con ella se expresan reflexiones con la intención de proponer una suerte de poética para la prosa de ficción. Por su parte, en El arte de la mentira…, Antonio Tec reflexiona sobre el sentido verosímil de la mentira en tanto acto narrativo que se revela como un motivo necesario e ineludible en este arte. Para cerrar los capítulos sobre la poética cervantina, Laura Sofía Rivero propone una lectura en la que el concepto de catarsis muestra el complejo entramado que Cervantes construye sobre el vínculo entre palabra y acción, en La catarsis como estrategia narrativa….

    Los siguientes capítulos estudian temas específicos presentes en la novela. César García Gómez, en El llanto del héroe…, analiza la significación variada y compleja del llanto y las lágrimas, su función como detonante de acciones y su papel en la construcción del universo narrativo. Jesús Armando Gutiérrez Victoria, en su capítulo ‘Miserables son y temerosas las fortunas del mar’: el mar como principio de incertidumbre…, muestra que el viaje está regido por la presencia del mar no como medio físico de desplazamiento, sino como agente activo en el destino y en el itinerario; de modo que el espacio marino, más que un camino, es un sitio de todas las direcciones y de todas las posibilidades. Como resultado de la incesante exploración cervantina en torno al tema de la muerte, Sergio Javier Luis Alcázar analiza cómo, al morir el personaje Parraces, se moviliza un enigma y la acción se abre, en el capítulo El ‘registro policial’ en la historia de Diego de Parraces…, demostrando que, aunque el género policial se desarrolla siglos después, en este episodio se encuentra un proteico desarrollo del esquema policial. Cervantes también se ocupa de pensar la vida y de convertir en literatura reflexiones acerca de la elección entre transitarla en soledad o en compañía; Nieves Rodríguez Valle aborda estas reflexiones y la construcción de los lazos de amistad entre los personajes en Reflexiones en torno a la vida en soledad y a la vida en compañía en la última obra cervantina.

    Los siguientes capítulos se ocupan del estudio sobre particulari­dades de los personajes. Desde dos temas diferentes se aborda el análisis de los personajes femeninos. José de Jesús Palacios Serrato analiza los derechos de las mujeres en los desposorios —los cuales conjuntan una perspectiva jurídica y una enunciación peculiar— examinando la función que cumple en el texto la caracterización del sistema jurídico, en el capítulo ‘En mi patria hay una costumbre entre muchas malas’. Las mujeres frente al matrimonio…. Por su parte, Alejandro Vergil Salgado, en Entre la magia y la brujería: las cuatro hechiceras…, estudia a las mujeres que realizan algún tipo de procedimiento sobrenatural y las funciones narrativas que cumplen; compara este recurso con el utilizado por Heliodoro y muestra cómo Cervantes difumina los límites entre los estereotipos de maga, hechicera y bruja, abriendo una gama de posibilidades y variaciones que no fijan ninguna figura arquetípica. De la presencia zoológica se encarga Clemente Aurelio Sánchez Rodríguez en su capítulo Entre el sueño y la realidad. La función de los animales en el relato de Periandro…, en el que estudia a los tres animales presentes en el discurso del personaje: el pez náufrago, los simios y el caballo de Cratilo, como parte de la autoconstrucción heroica del protagonista. Cierra el libro Lázaro Tello Pedró, con el capítulo Clodio, epíteto y género satírico, en el que analiza los epítetos que acompañan al personaje, en su propia voz y en la del Narrador y los demás personajes, como una estrategia estilística, además de profundizar en su ethos satírico, su lengua, su ingenio y sus funciones en la novela.

    Con el fin de ofrecer al lector un panorama bibliográfico amplio y actual de los estudios sobre el Persiles se presenta toda la bibliografía citada por los autores reunida al final del volumen.

    Como Cervantes en su final legado, El Persiles y sus mundos, navegaciones críticas celebra la vida, con sus capítulos que se cierran y se abren, con sus digresiones, su arte, sus estrategias, sus lágrimas, sus incertidumbres, sus enigmas, su soledad, su compañía, sus costumbres y enunciaciones, su magia, sus heroísmos, su ingenio y sus sueños.

    Nieves Rodríguez Valle

    4 de agosto de 2021

    ¹ Giovanni Boccaccio, El Decamerón, México, Editores Mexicanos Unidos, 1992, I, p. 25.

    ² Idem.

    DÓNDE SERÁ BIEN ANUDARLE: LAS BISAGRAS NARRATIVAS EN EL PERSILES

    Rachele Airoldi

    El Colegio de México

    En la Edad Media, el homo viator se convierte en la representación simbólica del ser humano, peregrino terrenal en este mundo. El peregrinaje se afirma como metáfora de la vida humana, un camino poblado de encuentros y acontecimientos que se vuelve espejo del vivir. En su última obra, Cervantes escoge relatar el largo peregrinaje de un hombre y una mujer que viajan desde las periferias de un mundo desconocido hasta el centro de la religión católica, Roma.¹ El modelo de la novela bizantina permite al autor explorar horizontes infinitos, tanto geográficos como humanos. Este viaje se vuelve un pretexto para ahondar en la naturaleza del hombre, para explorar y perderse en el laberinto de sus vicios y virtudes, fuerzas y debilidades, para ramificar infinitas digresiones que intentan tratar las múltiples facetas de la vida, las cosas y casos que suceden en el mundo.² El peregrinaje de Periandro y Auristela adquiere de esta forma una dimensión atemporal y universal. En este sentido, Los trabajos de Persiles y Sigismunda es la obra de un hombre que a punto de morir pretende abarcar la vida entera en una novela, dejando como testamento literario un proyecto ambicioso, hambriento de infinito y de humanidad. Surgen, inevitablemente, las siguientes preguntas: ¿cómo se traduce este proyecto desde un punto de vista formal y estructural?, ¿cómo logra Cervantes reunir todos los cabos de sus infinitas desviaciones narrativas?, ¿cómo se abarca lo inabarcable? Este capítulo analiza la organización de la materia textual en la última obra de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, enfocándose en particular en las transiciones entre los capítulos que componen los cuatro libros, es decir, las que llamaré bisagras narrativas de la novela.

    Sigue abierto el debate sobre el género en el cual corresponde colocar una obra tan singular como la historia de Periandro y Auristela. Significativas a este propósito son las palabras con las que García Galiano intenta definir el texto:

    Novela imagen del universo, metáfora del infinito [que mira a] convertir el texto en un quasi-infinito receptáculo de celdillas, una tupida tela de araña siempre susceptible de ser ampliada por nuevas historias, un poliedro narrativo, una colmena literaria llena de celdas individuales, formada cada una por las microhistorias que se van sucediendo hasta conformar, al final, un cosmos autosuficiente y tan del gusto de la fantasía borgiana.³

    Quizá una de las definiciones más felices que identificó la crítica para resumir este carácter abarcador sea la de novela pulpo, implícitamente sugerida por el mismo Cervantes en un pasaje de El coloquio de los perros (1613):

    Cipión

    : […] y por tu vida que calles ya, y sigas tu historia.

    Berganza

    : ¿Cómo la tengo que seguir, si callo?

    Cipión

    : Quiero decir que la sigas de golpe, sin que la hagas que parezca pulpo según le vas añadiendo cosas.

    El peregrinaje de Persiles y Sigismunda se traduce en una obra cefalópoda, cuyos tentáculos narrativos no pierden ninguna ocasión para relatar las vicisitudes de la vida de los personajes que se encuentran a lo largo del camino. Las ventosas del texto encuentran continuas ocasiones para insertar digresiones, historias intercaladas en un articulado palimpsesto narrativo que trata de imitar la complejidad de la vida. Tal vez este afán devorador de la obra se justifica por la condición en la cual se encontraba su autor durante la redacción. Cervantes estaba a punto de morir, había ya recibido la extremaunción: llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir, confiesa con conmoción en el prólogo. La vida se le estaba escapando y por eso su obra se transforma en el último intento de agarrarla, de atraparla en toda su intensidad. Los trabajos de Persiles y Sigismunda es el testamento espiritual en el cual el autor involucra, de alguna manera, una meditación sobre la propia finitud.⁵ Atormentado por las ansias de la muerte, Cervantes escribe una obra impregnada de vida. Bajo estas lentes, la longitud, su carácter fragmentario, heterogéneo

    y poliédrico deben entenderse como la manera a través de la cual Cervantes entrega su imagen de la existencia. Así, vida y obra llegan a solaparse y en la extensión del texto intuimos la resistencia existencial del autor, puesto que, para él, posponer el final equivalía en cierto sentido a posponer su muerte inminente. Resumiendo, con una línea de Rodríguez Valle, el Persiles es el canto del cisne de

    Cervantes.

    El hambre vital que caracteriza la novela hace que uno de los rasgos principales de la obra sea su variedad. Variados son los personajes que se asoman en los diferentes capítulos, variados los acontecimientos y variados los géneros literarios que Cervantes emplea para relatarlos. Citando al mismo autor, su obra es como la historia, la pintura y la poesía: No siempre va en un mismo peso la historia, ni la pintura pinta cosas grandes y magníficas, ni la poesía conversa siempre por los cielos. Bajezas admite la historia; la pintura, hierbas y retamas en sus cuadros; y la poesía tal vez se realza cantando cosas humildes (III, 14). Para alojar todo eso, el texto debe necesariamente fragmentarse. Por eso la morfología de la novela se distingue por su incesante interpolación de una serie de episodios, digresiones e historias que se edifican sobre el eje medular de la acción principal, es decir, el peregrinaje de los protagonistas. En efecto, antes que nada, Los trabajos de Persiles y Sigismunda es una novela perteneciente al género bizantino y, por lo tanto, se compone sobre dos niveles narrativos distintos que, a pesar de estar vinculados entre sí, quedan uno supeditado al otro.⁷ Por un lado, tenemos la trama argumental central, que cuenta el amor de la pareja de peregrinos; por el otro, a partir de este tronco principal, se ramifican las distintas tramas secundarias o episodios intercalados que se superponen al relato principal, lo interrumpen, lo desvían, lo alargan y, en última instancia, lo enriquecen.

    Esta relación bifocal entre trama novelesca y subtramas es lo que posibilita la complejidad argumental de la obra y permite que cada encuentro ocurrido durante el viaje se transforme en una digresión.⁸ Así, la novela se vuelve un laberinto y, sin embargo, el lector prosigue en la lectura con confianza, puesto que la narración magistral lo reconduce siempre al camino principal, es decir, a la ruta que lleva a Roma. El hecho de conocer, desde el comienzo, el destino final del peregrinaje ayuda a no perder la brújula entre las infinitas desviaciones. La meta es una certeza que permite disfrutar el viaje y la narración. Por cuantos sean los cambios de dirección narrativa, el lector sabe que tutte le strade portano a Roma y por eso se deja llevar por el cauce del relato, saboreando cada encuentro y cada historia, pues tiene la seguridad de que la brújula de la novela sigue apuntando hacia su norte (o, mejor dicho, en este caso, hacia su sur italiano).

    El prisma narrativo, además, se caracteriza por su multiplicidad de voces y de tiempos. Los episodios interpolados son narrados por cada uno de los personajes que van apareciendo a lo largo del camino. El narrador principal les cede la palabra y ellos, alternativamente, enriquecen la trama con su propia historia. De esta delegación narrativa se desprende que las historias intercaladas a menudo coloquen sus contenidos en tiempos distintos al presente narrativo. Eso permite al lector explorar, también, lo que ha ocurrido antes del comienzo in medias res de la novela y reconstruir el pasado a través de generosas analepsis completivas. Como bien resume Muñoz Sánchez, los episodios intercalados son los hechos sucedidos en el pasado, que no atañen directamente a la narración principal, y que se actualizan en el presente mediante la narración, más o menos extensa y en primera persona, de un personaje que desempeña las funciones de un narrador intradiegético o paranarrador.⁹ Por lo tanto, gracias a esta pluralidad de voces y de tiempos, los relatos interpolados otorgan a Cervantes la posibilidad de ampliar los horizontes de la novela bizantina y de abarcar más vida, de abarcar las historias de mil vidas, quizá para apaciguar el anhelo de vivir que atormentaba al escritor en su lecho de

    muerte.

    Otro rasgo fundamental de las secciones intercaladas es que nunca llegan a desvincularse del todo de la narración principal. A pesar de que tales acontecimientos se encuentran desordenados y diseminados a lo largo del texto y que cortan continuamente el hilo de la trama, en realidad nunca llegan a alcanzar una plena autonomía narrativa. Las aventuras narradas no son meras novelle (en el sentido italiano del término), sino aventuras vividas y protagonizadas por quienes las cuentan.¹⁰ En este punto, la novela de Cervantes se diferencia, por ejemplo, del Decamerone de Boccaccio, donde la cornice funcionaba como pretexto para abarcar un conjunto dispar de historias sin nexos entre sí. Con Boccaccio, el primer nivel narrativo, es decir, la historia de los diez jóvenes que escapan de Florencia, era meramente funcional para dar voz a las cento novelle, verdadero núcleo de la obra. Al contrario, en el caso del Persiles, las novelas intercaladas sirven de complemento, ya sea por paralelismo o por oposición, a la acción medular que permanece en el eje principal e indiscutible de la obra. Una vez más, entonces, el lector podrá confiar en que las desviaciones de los acontecimientos narrados no le harán perder la dirección del camino. Siempre se respeta la que Giraldi definía como unidad en la variedad. En efecto, citando otra vez a García Galiano, lo que causa maravilla es que tal meandro de personajes y vicisitudes converjan siempre a un centro nuclear de todos los relatos, de manera que siempre se acaba encontrando el hilo de la trama, ya que todas las narraciones secundarias apuntan de una u otra forma hacia la central, hacia la peregrinación a Roma.¹¹

    Efectivamente, el hecho de que los episodios no sean microcosmos completamente independientes, que puedan aislarse dentro de capítulos circunscritos, aumenta la dificultad de entrelazar las varias historias. Boccaccio concluía cada novela con el punto final del capítulo, mientras que con Cervantes las unidades de los episodios intercalados raramente suelen coincidir con las unidades de los capítulos que componen la obra. Lo que quiero plantear es que si por un lado los personajes de las novelle del Decamerone se limitaban a aparecer en sus respectivas historias intercaladas y sólo podían desplazarse dentro del capítulo que el autor les asignaba, por el otro, en el caso de Cervantes, los personajes de los episodios se relacionan directamente con los protagonistas, a veces incluso se vuelven compañeros y comparten tramos del viaje. El resultado es que las historias intercaladas en la obra cervantina muy raramente quedan aisladas en un solo capítulo, en tanto tienden a extenderse más allá del punto que concluye las varias unidades de la obra. Así, las subtramas se entrelazan con la acción principal y sus personajes cruzan libremente la frontera que separa los varios capítulos. Es indudable que al remplazar la estructura de racimo boccacciana con el entramado trenzado cervantino, se complica el proceso de reanudar las varias historias y salvaguardar la unidad de la obra.

    Cervantes es consciente de esta dificultad estructural que le impone la densidad de su narración y en repetidas ocasiones se cuestiona y reflexiona sobre este punto. Uno de los pasajes más significativos de estas consideraciones ocupa (y, como veremos, el lugar no es casual) el primer párrafo, es decir, la apertura del décimo capítulo del tercer libro. Vale la pena citarlo por completo:

    Las peregrinaciones largas siempre traen consigo diversos acontecimientos, y, como la diversidad se compone de cosas diferentes, es forzoso que los casos lo sean. Bien nos lo muestra esta historia, cuyos acontecimientos nos cortan su hilo, poniéndonos en duda dónde será bien anudarle; porque no todas las cosas que suceden son buenas para contadas, y podrían pasar sin serlo y sin quedar menoscabada la

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