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365 días con Teresa de Lisieux
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Libro electrónico325 páginas4 horas

365 días con Teresa de Lisieux

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Con esta colección de textos de santa Terea de Lisieux, tomados de sus manuscritos autobiográficos y ordenados para cada día del año, el lector descubrirá no solo los recuerdos y experiencias de la Santa, que fue declarada patrona universal de las misiones en 1925, sino también su profundo mensaje espiritual y el reflejo de su alma. En la existencia, aparentemente sencilla, de Teresa se desarrollaron un pensamiento religioso y una espiritualidad originales y admirables. La humildad y alegría que acompañaron a esta joven carmelita, así como la profundidad de su experiencia religiosa, la convierten en una de las figuras más destacadas del cristianismo. No en vano Pío X la definió como la «santa más grande de los tiempos modernos» y Juan Pablo II la proclamó doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997, Día de las misiones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 ene 2017
ISBN9788428565028
365 días con Teresa de Lisieux
Autor

José Vicente Rodriguez Rodríguez

El P. José Vicente Rodríguez (1926-2022), carmelita descalzo, estaba considerado el mayor especialista del mundo en el estudio de las figuras y espiritualidad de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Fr. José Vicente de la Eucaristía (su nombre de profesión religiosa) había nacido en Monleras (Salamanca) el 2 de enero de 1926. Profesó en la Orden el 14 de agosto de 1942 y fue ordenado sacerdote el 23 de abril de 1950. Hizo sus estudios de Teología y Biblia en la Universidad de Salamanca y en Teresianum de Roma y en Instituto Bíblico. Fue el primer director del Centro Internacional Teresiano Sanjuanista (CITES) entre 1991 y 1995 y profesor del centro hasta 2009. Asimismo, fue el prior del Convento de La Santa (casa natal de Santa Teresa) entre 1996 y 2002. Ha sido profesor en la Facultad e Instituto de Espiritualidad OCD en Roma y del CITES en Ávila. Ha dictado diversos cursos por toda España, Alemania, Austria, Italia, Portugal y México. Entre su prolija obra, deja un sinfín de publicaciones sobre San Juan de la Cruz, varios libros sobre la espiritualidad de Miguel de Unamuno o Santa Teresa de Lisieux, y varias reflexiones sobre la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús. Falleció el 23 de noviembre de 2022, con 96 años de edad y 80 de vida carmelita.

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    Vista previa del libro

    365 días con Teresa de Lisieux - José Vicente Rodriguez Rodríguez

    Índice

    Introducción

    Siglas

    Enero

    Febrero

    Marzo

    Abril

    Mayo

    Junio

    Julio

    Agosto

    Septiembre

    Octubre

    Noviembre

    Diciembre

    Introducción

    Datos biográficos de Teresa de Lisieux:

    Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)

    Celia (Acelia María) Guérin, casada con Luis Martín, está para dar a luz a su último retoño, el noveno. En la carta a sus familiares –los Guérin– de julio de 1872, les anuncia que está en estado y que la criatura nacerá probablemente a finales de año. El 15 de diciembre de 1872 escribe de nuevo a su cuñada explicando que la criatura podrá nacer alrededor de la Navidad. En efecto, terminada la octava de Navidad, nace el 2 de enero de 1873 una niña, la que será santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. En la carta escrita al día siguiente comunica la mamá: «Ayer jueves por la tarde, nació mi hijita a las once y media. Es muy fuerte y hermosa». Ya tiene decidido el nombre de la recién nacida: se llamará Teresa, en recuerdo de su hija anterior Melania Teresa que, nacida en agosto de 1870, murió en octubre de ese mismo año. Celia ruega a su hermano que no olvide los dos kilos de caramelos finos que necesita para el bautizo de «Teresita». Se la bautiza el día 4, siendo la madrina María, la hermana mayor de la niña, que recibe los nombres de María Francisca Teresa. El nombre que prevalecerá será el último: Teresa, Teresita.

    Se puede decir que la primera biógrafa de la niña es su propia madre, por la cantidad de cosas que cuenta acerca de ella en su correspondencia. Teresita, en el capítulo primero de su Historia de un alma, recoge unos cuantos fragmentos literales de esas cartas de su mamá en las que habla de ella. Ciertas frases de Celia nos acercan deliciosamente la figurilla de la nena: «Un bebé fuerte y tostado por el sol»; «es dulce y un encanto»; «nunca he tenido un hijo tan fuerte, excepto la primera. Parece muy inteligente. Será guapa»; «reza como un angelito»; «canta cancioncitas»; «duendecillo, simpática, lista»; «coge unas rabietas terribles»; «corazón de oro y muy sincera»; «reza sus oraciones saltando de alegría. Traviesa y nada tonta». «La pequeña no mentiría ni por todo el oro del mundo».

    Teresita deja constancia escrita de lo muchísimo que sintió la muerte de su mamá; y la mamá no sintió menos morirse y dejar esta última de sus hijas huérfana a sus cuatro añitos y medio.

    Unos meses después, en noviembre de 1877, llega Teresa a Lisieux con sus hermanas, acompañadas por su tío Guérin. A los pocos días llega su padre y se establecen definitivamente en Lisieux.

    Teresita habla también con gran afecto de su padre ciento setenta veces en sus escritos, calificándolo de «corazón tiernísimo», de «hijito de Dios» (le petit enfant du bon Dieu), etc. De su enfermedad y de sus últimos años, meses y días tan aciagos, escribe de una manera patética; y, llena de fe, manifiesta: «La muerte de papá no me parece una muerte, sino una verdadera vida; lo siento a mi lado, mirándome y protegiéndome» (Cta 170). Quería muchísimo a todas sus hermanas: María, Paulina, Leonia, Celina. Y a Elena, José Luis, José Juan Bautista y Melania Teresa muertos, uno a los seis años, otro al año, otro a los dos... Los trataba como vivientes en el Señor y escribe una larga poesía «a mis hermanitos del cielo», encomendándose a ellos y encontrando en ellos un modelo de las virtudes de la infancia espiritual en la que quería vivir. Escribe Teresita: «Desde la edad de tres años, comencé a no negarle a Dios nada de lo que me pedía» (UC, 644). Crece con una educación esmeradísima en el seno de la familia, y rodeada de cariño. A los seis años hace su primera visita a la capilla del Carmelo. A los ocho entra como medio pensionista (clase verde) en la abadía benedictina de Lisieux (Nuestra Señora del Prado). En el otoño de 1882, a sus nueve años, en otra visita al Carmelo, donde ha entrado ya su hermana Paulina (Inés de Jesús), la madre María de Gonzaga le sugiere ponerse el nombre de Teresa del Niño Jesús, que ella había soñado, pues se siente ya llamada al Carmelo. Primera comunión de Teresita en la Abadía el 8 de mayo de 1884, a los once años. Confirmada por Monseñor Hugonin, obispo de Bayeux, en la Abadía. Segunda comunión solemne en 1885, el 21 de mayo. En octubre de 1885, se la inscribe en el Apostolado de la Oración. En 1886 entra en el Carmelo de Lisieux María (María del Sagrado Corazón), la hermana mayor. En Pentecostés (29 de mayo de 1887), Teresa consigue permiso de su padre para entrar en el Carmelo a los quince años. Comienza una acción muy movida ante el Obispo para que le conceda entrar a los quince años en el convento. Viaje a Roma y el 20 de noviembre tiene audiencia con el papa León XIII. Vuelta a España, escribe a Monseñor Hugonin pidiendo la entrada para Navidad. El Obispo escribe a la priora diciéndole que puede recibir a Teresa. Pero ahora la comunidad de las descalzas aplaza tres meses la entrada. «Marzo de este año, dirá ella; uno de los meses más hermosos de mi vida». Entrada en el convento el nueve de abril, día en que en ese año 1888 se celebra la Fiesta de la Anunciación. Postulantado: del 9 de abril de 1888 al 10 de enero de 1889. Toma de hábito el 10 de enero; añade a su nombre «de la Santa Faz». El 8 de septiembre de 1890, a los 16 años, hace su profesión religiosa, «inundada de un río de paz»; y el día 24 de ese mismo mes la toma de velo negro. El 12 de mayo de 1892 hace su última visita al Carmelo el señor Martín; sus únicas palabras fueron «¡Al cielo!». Muere en la Musse, a las 11:15 horas. Teresa, que le quería con locura y que había seguido desde la clausura el curso de la enfermedad de su padre, lo siente grandemente. El 14 de septiembre de 1894 entra Celina en el Carmelo; en diciembre la Madre Inés manda a su hermana Teresa que escriba sus recuerdos de la infancia.

    En 1896, viernes santo, la noche del 2 al 3 de abril tiene Teresita la primera hemoptisis nocturna, que se repite a la noche siguiente, y que la siguen dando de vez en cuando hasta el 5 de agosto de 1897 en que le desaparecen. Hacia la Pascua entra en «las más densas tinieblas», la llamada «prueba de la fe que le dura hasta la muerte».

    El 22 de agosto le comienzan los dolores atroces en el intestino, se teme la gangrena. «La peor noche hasta ahora», la del día siguiente. El 30 de septiembre de 1897 hacia las siete y veinte de la tarde muere Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.

    Calendario de su glorificación eclesial

    •Se constituye el Tribunal diocesano para el Proceso Ordinario en 1910.

    •Pío X firma el decreto de Introducción de la Causa el 10 de junio de 1914.

    •Apertura del Proceso apostólico en 1915.

    •Benedicto XIV firma el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes y tiene un discurso famoso sobre la infancia espiritual.

    •El 29 de abril de 1923 es beatificada por Pío XI y canonizada en la basílica de San Pedro de Roma el 17 de mayo de 1925.

    •Juan Pablo II la nombra Doctora de la Iglesia universal con la Carta Apostólica Divini amoris scientia el 19 de octubre de 1997.

    Sus escritos

    En Historia de un alma se encuentran integrados tres manuscritos:

    •El A, redactado en 1895, dedicado a su hermana, la Madre Inés de Jesús.

    •El B, redactado en septiembre de 1896, dedicado a su hermana María del Sagrado Corazón.

    •El C, dedicado a la madre priora María Gonzaga, que, a sugerencia de la madre Inés, ha pedido a Teresita que continúe la autobiografía.

    En la edición de Obras Completas (Escritos y últimas conversaciones), Monte Carmelo, Burgos 1996, traducción de la llamada en francés Édition du Centenaire, ya no se publica la Historia de un alma con ese título sino bajo los nombres de manuscritos autobiográficos: A, B, y C. En ese mismo tomo se encuentran 266 cartas, poesías y oraciones, el Cuaderno amarillo de la Madre Inés, Últimas conversaciones con Celina, y otras recogidas por María del Sagrado Corazón, testimonios de diversos testigos y escritos varios. Las Recreaciones piadosas no se publican en este tomo así llamado de Obras Completas.

    Nuestro libro

    Encontrándose ya en la Colección 365 días con..., los libros correspondientes sobre santa Teresa y sobre san Juan de la Cruz, doctores de la Iglesia, se ha creído bien presentar este sobre Teresa de Lisieux, la más joven Doctora de la Iglesia.

    Al frente de cada mes va una indicación muy somera del contenido, aunque el lector encontrará, seguramente, bastantes más cosas en algunos casos.

    Los dos primeros meses apuntan, más que nada, a Teresita en el hogar paterno.

    En marzo asistimos a la eclosión, anímica y literariamente hablando, más fuerte de los textos de Teresita, cuando nos revela el mundo de sus deseos más ardientes, de sus vocaciones múltiples y de la solución que encontró para calmarse y tranquilizarse: la caridad, el amor, le dio la clave.

    En abril se encontrará el lector con lo que llamo la epopeya de una llamada. Aquí sí que se puede decir que removió o revolvió Roma con san Santiago al irse a Roma para pedirle al papa León XIII que le autorizase a hacerse monja carmelita descalza a los quince años. ¡Qué chiquilla más heroica!

    En mayo interesa fijarse en la parábola del águila y del pajarillo que rezuma doctrina bíblica vivida por esta que algún papa llamó la santa más grande de los tiempos modernos, aunque ella se considerase de lo más pequeño y diminuto en la Iglesia de Dios.

    En junio nos revela cuál era su camino: abandono, confianza plena en Dios.

    En julio había que reunir textos suyos sobre la Virgen María, a la que tanto amaba Teresita, a la que cantó con sus versos, y de la que dejó dicho a los predicadores cómo tenían que hablar de ella.

    En agosto se tratan dos temas: la diversidad de los santos y la escalada oracional, además de la vivencia de las virtudes, para alcanzar esa categoría. Ahí aparece del modo más luminoso su celo por la salvación de las almas; y se cuentan dos casos personales: el de Pranzini (días 16-17) y el de Jacinto Loyson (día 19), por quien sufrió lo indecible al tratarse de un miembro de su misma orden.

    En septiembre se recogen algunas citas bíblicas, algunos textos con las aplicaciones que hace de ellos Teresita, la que deseaba haber sido sacerdote para estudiar las lenguas originales de la Biblia y así hacerse lo mejor posible con sus mensajes.

    En octubre recojo testimonios de variado género que llamo: declaraciones en carne viva de Teresa de Lisieux; persona sensibilísima que sabe muy bien comunicarse de esa manera.

    Noviembre lo divido en dos partes. En la primera suenan los textos muy fuertes y patéticos por el sufrimiento físico de su enfermedad de tuberculosis y por la terrible prueba a que la sometió el Señor durante los 18 meses últimos de su vida, sentándola a la mesa de los pecadores-incrédulos, como ella se expresa. En la segunda parte presento textos misceláneos, bien agradables algunos. El caso de risa conventual que se cuenta el día 13 no hay que perdérselo.

    El epígrafe de diciembre: Por la Cruz: sacrificio, abandono, sufrimiento, enfermedad, muerte a la Luz, es muy claro. No solo en este mes sino en otros anteriores abundan los textos acerca del sufrimiento, de su deseo de sufrir, no por el simple hecho del sufrimiento sino para poder ofrecerlo al Señor y que valiese para salvar almas. Vamos ya hacia la muerte y en el último día del año escuchamos el relato que nos hace Inés de Jesús, su hermana, de lo que fue el 30 de septiembre por la agonía y la muerte de Teresa de Lisieux. Estas pequeñas presentaciones que acabo de ofrecer al lector no son de ninguna manera «el hilo de Ariadna», pues aquí no se trata de solucionar ningún problema enredado. Con estas indicaciones sobre los textos de cada mes estoy animando a que se lean estos textos tan ricos y luminosos de Teresa de Lisieux, con la que aprenderemos a navegar hacia la verdadera patria.

    Una advertencia

    Cuando se habla de «infancia espiritual», pensamos inmediatamente en Teresa de Lisieux. Pero hay que advertir que ella no es la inventora de ese estilo de vida, y, además, tenemos que saber que la expresión «pequeña vía de infancia espiritual» no fue nunca usada por ella. Ya se ha esclarecido debidamente este asunto. No fue ella quien acuñó esa frase sino su hermana Inés de Jesús, carmelita descalza y Priora que fue del Carmelo de Lisieux. En Historia de un alma, en la primera edición de 1898, el año después de la muerte de Teresita, en un capítulo, el 12, que se añadió a Historia de un alma, capítulo compuesto a base de declaraciones de las monjas, especialmente de la madre Inés, esta le preguntaba: «¿Qué caminito quiere, pues, enseñar a las almas?». Teresa respondía: «Madre mía, el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y del abandono total». En la edición de 1907, la frase aparecía así:«Es la vía de la infancia espiritual, es el camino de la confianza y del abandono total».

    Cuando años más tarde se hizo la edición de la Historia de un alma en edición facsímil 1956, se levantaron algunas críticas sobre algunas alteraciones del texto original y las dos hermanas Inés y Celina declararon, conjuntamente, que el único mensaje de su santa hermana, que es por otra parte el aceptado por los sumos Pontífices, es «la vía de la infancia espiritual». En nuestro libro, aunque no se encuentre la frase «infancia espiritual», encontrará el lector la doctrina evangélica bien precisa sobre hacerse niño, y sobre qué significa todo eso.

    Apuntes finales: hace años se hizo famosa una observación del gran padre Crisógono de Jesús: «Muchos se fijan en que santa Teresita del Niño Jesús lleva un puñado de rosas, y no advierten que debajo de ellas hay una cruz con su Cristo sangrante. A la cumbre del monte Carmelo no se puede subir por caminos llanos; todos han de ir cuesta arriba, y cuanto más empinados y derechos, antes se llega»¹. Ese puñado de rosas se las está ofreciendo, se las está arrojando Teresita a Cristo Jesús, del que estaba locamente enamorada. Puede verse del 19 al 24 de mayo lo que significaba para ella arrojar flores al Señor; parecía que estaba celebrando un rito sacramental, cuando se la veía arrojando flores al Señor o a los santos.

    Algún lector se podrá extrañar de que en el libro haya dedicado un mes entero a reunir los textos marianos y que no haya hecho lo mismo con textos referidos a Cristo Jesús. He contado el nombre de Jesús escrito en las páginas de Teresita, en los textos originales franceses, y sale al menos 1554 veces; si a esto añadimos las 25 que sale en el Cuaderno amarillo, tendremos 1579 veces. Si el año tuviese otros cuantos meses podríamos dedicarle un mes entero o más a Cristo Jesús; a lo largo del libro aparece ya Jesús, así nombrado, o con los apelativos del Amado, el Esposo, el Señor, etc., en muchas ocasiones. Y si en algo es ejemplar Teresita, creo que lo es en su amor ardentísimo al Señor Jesús.

    Los padres de Teresita, Celia y Luis, fueron beatificados en 2008 y canonizados por el Papa Francisco en Roma el 18 de octubre de 2015. En la homilía de la canonización dijo el Papa, refiriéndose, sin duda, al Sínodo de la familia: «Los santos esposos Luis Martín y Azelia Guérin vivieron el servicio cristiano de la familia, construyendo cada día un ambiente lleno de fe y de amor; y en este clima brotaron las vocaciones de las hijas, entre ellas santa Teresa del Niño Jesús». Ya Teresita dejó proclamada la santidad de sus padres y ahora la Iglesia oficialmente, por medio del papa Francisco, los canoniza.

    José Vicente Rodríguez

    Toledo, abril 2016


    ¹ En su libro La escuela mística carmelitana, Ávila 1930, 28. Del mismo autor se ha publicado Vida y enseñanzas de Santa Teresita, Editorial de Espiritualidad, Madrid 1975. Libro precioso y muy útil, donde se encuentra uno por doquier con aquel hombre genial como pocos.

    Siglas

    CA Cuaderno amarillo de la Madre Inés de Jesús, hermana de Teresita, en el que escribió las últimas conversaciones con la santita. En OC.

    Cta Cartas de Teresita. En OC.

    Ms. A Manuscrito A, escrito para la Madre Inés (1895).

    Ms. B Manuscrito B, escrito para María del Sagrado

    Corazón (septiembre de 1896).

    Ms. C Manuscrito C, escrito para la Madre María de

    Gonzaga (junio-julio de 1897).

    OC Teresa de Lisieux, Obras Completas, Monte Carmelo, Burgos 1996 (edición especial en el centenario, traducción de Manuel Ordóñez Villarroel, OCD). Me sirvo de esta edición.

    Or Oraciones de Teresita en OC.

    P Poesías en OC.

    CyR Consejos y recuerdos, escritos por Genoveva de la Santa Faz (Celina, hermana de la santa). Monte Carmelo, Burgos 1957.

    UC Últimas conversaciones, Monte Carmelo, Burgos 1973.

    Diversos números que aparecen dentro de los textos así, por ejemplo (83r, o 83vº, y otros) se refieren a los originales de las páginas de los autógrafos de Teresita.

    ***

    A tener en cuenta la llamada positio del Doctorado de Teresita: Concessionis tituli Doctoris Ecclesiae universalis S. Teresiae a Iesu Infante et a Sacro Vultu, moniali profesase Ordinis Carmelitarum Discalceatorum in monasterio Lexoviensi, Cabellione. Ex Typis Rogeri Rinbaud, A.D.1997.

    Y también las Concordancias de sus libros: Les Mots de Sainte Thérèse de l’ Enfant-Jésus et de la Sainte Face. Concordance générale, Les Éditions du Cerf, París 1996.

    Y el Epistolario de los padres de Teresita: Bienheureux Zélie et Louis Martin, Correspondance familiale (1863-1888), Les Éditions du Cerf, París 2009.

    Enero

    ►1 de enero

    Yo, Teresa de Lisieux...

    Dios me dio un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra. Pidieron al Señor que les diese muchos hijos y que los tomara para sí. Su deseo fue escuchado: cuatro angelitos volaron al cielo, y las cinco hijas que quedaron en la arena tomaron por esposo a Jesús. Mi padre, como un nuevo Abrahán, subió por tres veces, con un valor heroico, la montaña del Carmelo para inmolar a Dios lo que tenía de más querido. Primero fueron las dos mayores, después la tercera de sus hijas, por consejo de su director y conducida por nuestro incomparable padre, hizo una prueba en un convento de la Visitación (Dios se contentó con la aceptación, más tarde volvió al mundo, donde vive, como si estuviera en el claustro). Al Escogido de Dios no le quedaban ya más que dos hijas, una de 18 años y la otra de 14. Esta «Teresita» le pidió volar al Carmelo, lo que obtuvo sin dificultad de su buen padre, que llevó su condescendencia hasta acompañarla primero a Bayeux y después a Roma, con el fin de remover los obstáculos que retardaban la inmolación de la que él llamaba su reina. Y una vez que la condujo al puerto, dijo a la única hija que le quedaba: «Si quieres seguir el ejemplo de tus hermanas, tienes mi consentimiento, no te preocupes por mí». El ángel que debía sostener la ancianidad de ese santo le contestó que, después de su partida para el cielo, ella volaría también hacia el claustro, lo que llenó de alegría a quien no vivía ya más que para Dios (Cta 261, 26 de julio de 1897, 615-616).

    ►2 de enero

    Nacimiento de Teresita en Alençon en 1873

    [Mi mamá Celia Guérin dejó escrito acerca de mi personica]:

    «La niña es un verdadero diablillo, que viene a acariciarme deseándome la muerte: ¡Cómo me gustaría que te murieras, mamaíta...!. La riñen, y me dice: ¡Pero si es para que vayas al cielo! ¿No dices que tenemos que morirnos para ir allá?. Y cuando está con estos arrebatos de amor, desea también la muerte a su padre» [5rº]. Y mira lo que el 25 de junio de 1874, cuando yo tenía apenas 18 meses, decía mamá de mí: «Tu padre acaba de instalar un columpio. Celina está loca de contenta, ¡pero hay que ver columpiarse a la pequeña! Es de risa; se sostiene como una jovencita, no hay peligro de que suelte la cuerda, y cuando va demasiado despacio se pone a gritar. La sujetamos por delante con otra cuerda, pero a pesar de todo yo no me siento tranquila cuando la veo colgada allá arriba» (ms. A, 88).

    ►3 de enero

    Al final de la carta mamá añadía: «Ahora la niña ha venido a pasarme la manita por la cara y a darme un beso. Esta criatura no quiere dejarme ni un instante y no se aparta de mi lado. Le gusta mucho salir al jardín [5vº], pero si yo no estoy allí no quiere quedarse y se echa a llorar y no para de hacerlo hasta que me la traen...».

    Y este es un pasaje de otra carta: «Teresita me preguntaba el otro día si iría al cielo. Yo le dije que sí, si se portaba bien, y me contestó: Ya, y si no soy buena, iré al infierno... Pero sé muy bien lo que haré en ese caso: me echaré a volar contigo, que estarás en el cielo, ¿y cómo se las arreglará Dios para cogerme...? Tú me apretarás muy fuertemente entre tus brazos. Y leí en sus ojos que estaba firmemente convencida de que Dios no podría hacerle nada mientras estuviese en brazos de su madre...» (ms. A, 89).

    ►4 de enero

    Bautismo de Teresita en la iglesia

    de Nuestra Señora, siendo madrina

    su hermana mayor María

    María quiere mucho a su hermanita, y dice que es muy buena. No es extraño, pues esta criatura tiene miedo a darle el menor disgusto. Ayer quise darle una rosa, pues sé que le gustan mucho, pero se puso a suplicarme que no la cortase, porque María se lo había prohibido. Estaba excitadísima. No obstante, le di dos y no se atrevía a aparecer por casa. En vano le decía que las rosas eran mías: «Que no, decía ella, que son de María...» (ms. A, 89).

    ►5 de enero

    Es un niña que se emociona con gran facilidad. Cuando hace algún pequeño desaguisado, todo el mundo tiene que saberlo. Ayer rasgó sin querer una esquinita del empapelado y se puso que daba lástima, había que decírselo enseguida a su padre. Cuando este llegó, cuatro horas más tarde, ya nadie pensaba en lo sucedido, pero ella fue corriendo a decirle a María: «Dile enseguida a papá que he rasgado el papel». Y estaba allí como un criminal que espera su condena; pero tiene su teoría de que, si se acusa, la perdonarán más fácilmente [4vº sigue] (ms. A, 89-90).

    ►6 de enero

    Quería mucho a mi madrina. Parecía que no, pero me fijaba mucho en todo lo que se hacía y se decía a mi alrededor, y me parece que juzgaba ya las cosas como ahora. Escuchaba muy atentamente lo que María le enseñaba a Celina, para actuar yo como ella. [6rº] Cuando estaba empezando a hablar y mamá me preguntaba «¿En qué piensas?», la respuesta era invariable: «¡En Paulina...!». Otras veces pasaba mi dedito por el cristal de la ventana y decía: «Estoy escribiendo: ¡Paulina...!». Oía decir con frecuencia que seguramente Paulina sería religiosa, y yo entonces, sin saber lo que era eso, pensaba: Yo también seré

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