Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Poesías de una historia más
Poesías de una historia más
Poesías de una historia más
Libro electrónico212 páginas1 hora

Poesías de una historia más

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

«Cuando no existe enemigo interior, el enemigo exterior no puede hacerte daño» (proverbio africano).
Todos tenemos emociones. Todos necesitamos herramientas para la adecuada gestión de estas. Desde los 16 años, padezco trastorno bipolar y, desde hace pocos años, empecé a escribir poesía, a mi manera, para expresar y soltar. Se trata de una patología que atañe a más personas de las que pensamos. De ahí el título de este libro, recalcando que se trata de una historia más. Todos tenemos un viaje que narrar, un torbellino de sentimientos que expresar y una vida que merece la pena ser valorada.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 sept 2023
ISBN9788419776419
Poesías de una historia más

Relacionado con Poesías de una historia más

Títulos en esta serie (100)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Poesía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Poesías de una historia más

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Poesías de una historia más - África Funes Fermonsel

    Nuevo horizonte

    En la cima de la montaña fría me hallo,

    Respirar y observar es todo lo que hago.

    Una cima más alta y más verde a lo lejos vislumbro,

    Ya siento el bombeo de mi corazón y cojo el rumbo.

    Noto el calor del sol que ilumina el lugar,

    Puedo oír su fauna, sentir que es mi hogar.

    Los pasos precisos en un camino desconocido,

    No importa perderse, el destino está elegido.

    Compañeros de viaje conoceré y siempre los extrañaré,

    También enemigos a los que nunca el mal les desearé.

    Palparé fuerte mi mayor miedo y le ganaré el pulso,

    Sentiré amor y dolor, pues uno del otro es recluso.

    Aquí empieza el viaje de la montaña rusa emocional. Hace dieciséis años que me diagnosticaron la enfermedad y nunca me desprenderé de ella. Entre versos me desahogo contando mi primera experiencia…

    Mi primera crisis

    Felicidad sobresaliente por los poros, agitación extrema,

    Promiscuidad inclusive, no menos importante este tema,

    Siete días, 168 horas exactas sin dormir, pupilas dilatadas,

    Las noches en vela, mi mente, mis venas de gloria armadas.

    7 horas de colegio, unas 2 de gimnasio y parque con amigos,

    cada día se repite el ciclo y cada noche con los ojos perdidos.

    Me sentía capaz de lo incapaz, valga la redundancia,

    Fuga de ideas y emociones intensas en abundancia.

    Procesar información rápido, traducido luego en el lenguaje,

    Masticar palabras, mi propia boca no seguía el ritmo salvaje.

    Todo el dinero conseguido en todo un verano bien trabajado,

    En regalos para los míos en Navidad me los había gastado.

    Hacía amigos por doquier, verborrea al hablar y actos impulsivos,

    Luego viene el infierno, me dirijo a los que nos veis como repulsivos,

    Tal aceleración masiva de la actividad cerebral necesita un respiro,

    Medicación potente, ataduras y pinchazos, al pasado ya no miro.

    Risas, burlas y críticas desagradables en el centro escolar,

    Qué culpa tengo de que sobre mi mente no pueda mandar,

    Difíciles de borrar tales palabras y miradas durante años,

    Encerrada en mí misma, triste, como los solitarios huraños.

    He vivido la exaltación a nivel orgánico y emocional sin drogarme,

    He sentido tristeza, mi vida paralizada y hasta ganas de matarme.

    El sentimiento de bicho raro existe, y todo por algo que me ha caído del cielo,

    Volver a estudiar, defenderme en la vida, amar y ser amada es lo que anhelo.

    Querido lector, si te ha gustado mi poesía, te invito a abrir tu corazón,

    Hay estigma social, yo soy una historia más en toda la globalización.

    En esta vida no queda otra que levantarse, motivarse y despedirse del sufrimiento. No es tarea fácil, pero el sentimiento de fortaleza, adquirida en el proceso, no te lo va a quitar nadie. Una fortaleza que coge de la mano al ser vulnerable que también llevamos dentro.

    Resurgir de las cenizas

    Hoy el día es gris y lluvioso, sin rastro de sol,

    Pero mi corazón bombea, pues ese es su rol.

    Como si en manos y pies llevara rudas cadenas,

    Pero mi mente es libre y del sufrimiento ajena.

    Complejo sentimiento y sabroso al paladar,

    Extraño complejo de alma libre, respiro paz.

    Todavía hay escombros y en el alma dolor,

    Pues tengo frío, sollozando, qué estupor.

    Curiosamente, son lágrimas de felicidad,

    Junto con mi sonrisa significan libertad.

    Qué magnífica sensación para el cuerpo,

    Todos mis temores parecen haber muerto.

    Me estremezco, entre frágil y poderosa,

    Pues, finalmente, florezco como una rosa.

    Aunque suene ilógico, leí que es bueno adentrarse en uno mismo y hablar a nuestro yo del pasado, cuando somos pequeñitos, para así deshacer antiguos nudos mentales y trabajar la autocompasión; pues bien, he aquí mi propio ejercicio…

    Pequeñita

    Querida pequeña flor en crecimiento puro,

    Decido seguirte y mimarte desde el futuro,

    Por imposible que suene, hacerlo es vital,

    Que tus sufrimientos son mi espina dorsal.

    Sembraste unas semillas subconscientemente

    Que me están matando ahora muy lentamente,

    Te comprendo, no sabes cuánto, soy tus ojos,

    Mi corazón es el tuyo, con orgullo lo escojo.

    Rabia, frustración y nada de indiferencia en tu mirada,

    Te lo callas, lo tienes muy adentro, estás ya estancada.

    Sentada en el suelo, dibujas, escribes, muy introvertida,

    Pero luego consigues olvidar, sale tu cara más divertida.

    Buenas notas, deportes de competición y payasadas, quién lo diría,

    Lo que esta niñita esconde detrás ningún psiquiatra explicar sabría,

    Tachada de enferma desde los doce años de edad, en un informe aparece,

    Con su batita llega el señor, me juzga y me encierra, ni esta línea merece.

    ¿Tan difícil es oír, entender los gritos internos de la pequeña?

    En su cabeza se crea una hoguera donde ya no cabe más leña.

    Solo piden rectificar errores, conductas y despertar un simple gesto de cariño.

    Una simple frase de compensación por sus esfuerzos, ¡papá, no soy tú de niño!

    ¿Por qué repetir con nuestros propios hijos lo que a nosotros nos dolió en el pasado?

    Con 30 años aún lloro oyendo un «estoy orgulloso», pero desde mi corazón cansado.

    Me lo tengo que imaginar, deducir, intuir y sentir por lo que me demostraste en los últimos años.

    En cuanto a la otra mitad, su alma muere lentamente mientras sopla velas en cada cumpleaños.

    Por eso, pequeña, que interpretabas más de lo debido para tu edad,

    Yo te aguardo para abrazarte fuerte, pues somos una y de verdad.

    Huyendo en ocasiones del amor por miedo al rechazo…, atreviéndome en alguna época a darme a conocer y dejarme llevar por algún hechizo de Cupido. Sea como fuere, he vivido amores y desamores, como todo el mundo. He tenido experiencias que han hecho que me encierre más en mí misma y por eso decido sanarme primero, quererme y aceptarme para poder recibir cariño de otra alma ajena.

    La sirena

    La sirena recorrió ya medio mar, pero no estaba cansada,

    Y es que siempre en la cara llevaba una sonrisa dibujada,

    Mas su corazón lloraba por un hueco que ansiaba rellenar

    De un amor sincero, veraz, mágico, de qué si no iba a tratar.

    La sirena conoció peces de todos los tamaños y colores,

    Hasta se atrevía a dar el primer paso sin esperar flores.

    Rápidamente, ella se creó un caparazón muy difícil de romper,

    Tiene un miedo atroz y a la vez ansía en el amor volver a creer.

    Ha nadado por aguas prohibidas, sola y desamparada,

    Ha conocido la fuerza de la corriente en cada oleada.

    A veces saca su cabeza del mar para ver el cielo,

    ¿Acaso no tengo derecho a amar?, dice con anhelo.

    La sirena ya se

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1