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Economía y sociedad de cogeces del monte y su entorno
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Economía y sociedad de cogeces del monte y su entorno
Libro electrónico341 páginas4 horas

Economía y sociedad de cogeces del monte y su entorno

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El libro tiene un marcado carácter económico y social abarcando un amplio período entre los siglos XV y XIX. Está centrado en Cogeces del Monte, aunque en ocasiones se incluyen a poblaciones del entorno: Aldealvar, Bahabón, Campaspero, Santibáñez, Torrescárcela, Montemayor, Quintanilla de Abajo, Langayo, Cuéllar, y otras de la comunidad de villa y tierra de Cuéllar.

Los contenidos que se abordan tratan fundamentalmente de: la demografía, el territorio, los estamentos sociales, la jurisdicción señorial, los tributos, la convivencia y conflictividad social, las monedas, las instituciones, organizaciones y fundaciones más importantes de las mencionadas poblaciones.

Se ha intentado una aproximación a ciertos aspectos de la vida cotidiana que nos permita una mejor comprensión de los problemas, costumbres, normas y valores. La historia no solo la escriben los grandes personajes, sino también el pueblo llano en su quehacer diario.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 ago 2023
ISBN9788411812245
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    Economía y sociedad de cogeces del monte y su entorno - Ángel Niño Arribas

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Ángel Niño Arribas

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1181-224-5

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    1. Introducción

    El estudio de la historia no debe centrarse únicamente en los hechos en los que intervienen grandes personajes y tienen lugar acontecimientos de especial transcendencia. A mi juicio, es muy importante abordar aspectos de la vida cotidiana del pueblo llano que nos permita entender sus valores, problemas, actividades, costumbres, normas y, si es posible, hacer un análisis de su situación económica y social.

    El conocimiento del pasado nos permite comprender mejor el presente. Esa tarea no siempre es fácil de abordar, sobre todo si se intenta en poblaciones de pequeño tamaño, que carecen de archivos municipales ricos en documentos de carácter socioeconómico, como los que sí suele haber en las ciudades y villas.

    No obstante, aunque las dificultades han sido grandes, se ha intentado con las fuentes disponibles: Archivo General de Simancas, Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Archivo General de Indias de Sevilla, Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País de Segovia, Archivo Histórico Municipal de Cuéllar, Catastro de Ensenada de Cogeces y de otras poblaciones próximas, Censo Ganadero de Castilla de 1752, entre otras.

    La primera parte trata de aspectos transversales a todos los periodos tratados tales como: el territorio, la demografía, los estamentos sociales, la jurisdicción, los tributos, el concejo, etc.

    A continuación, se abordan separadamente los diferentes períodos desde el siglo XV al XIX, comenzando con una introducción a la situación en Castilla o en España, continuando con los aspectos más destacados en cada uno de ellos, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por la información disponible.

    En todos los siglos considerados se tratan diferentes problemáticas locales y comarcales, las organizaciones, instituciones, fundaciones o asociaciones locales, la convivencia y conflictividad social, cuestiones demográficas, económicas y tributarias. En algunos casos, se establecen estudios comparativos con las poblaciones del entorno, especialmente el sexmo de Valcorba y la villa de Cuéllar.

    El siglo XVIII es un caso interesante al disponer de mucha más información que en los otros. Del Catastro de Ensenada de Cogeces se extrae información muy relevante de carácter demográfico, económico y social. Esto permite hacer un pequeño análisis económico-sectorial profundizando más en el sector primario, agricultura y ganadería, pero sin olvidar las manufacturas familiares. Del mismo modo, facilita el abordaje de la situación económica y administrativa del concejo, la carga impositiva soportada por la población, en especial los tributos señoriales y eclesiásticos.

    2. El territorio del término

    Enclavado dentro del ámbito territorial, jurisdiccional y cultural de la villa y tierra de Cuéllar, a la que estuvo vinculada, prácticamente sin interrupción, desde el final de la Reconquista y como consecuencia de la formación de las comunidades de villa y tierra a finales del siglo XI o principios del s. XII hasta su desaparición en la primera mitad del XIX.

    Esta comunidad estaba organizada administrativa y territorialmente en seis áreas denominadas sexmos, perteneciendo Cogeces al de Valcorba. Cada sexmo estaba representado en las reuniones de la comunidad por un sexmero o procurador del común.

    El término según el Catastro de Ensenada elaborado entre los años 1750 y 1752, y que se tratará con detenimiento al abordar el siglo XVIII, se extendía de este u oriente a oeste o poniente 3/4 de legua (4,179 km) y de norte a sur 3/4 y 1/2 de legua (6,965 km). Con la salvedad de los límites con Aldealbar y Torrescárcela, el resto era con los comunes de villa y tierra de Cuéllar y con los comunes de las villas y tierra de Peñafiel y Cuéllar.

    La superficie total era de 3430,5 obradas, es decir 1597,9 hectáreas, que si comparamos con las 7420 hectáreas actuales, supone solamente el 21,5 %. ¿Dónde estaba la superficie que falta?. Si consultamos el anexo I, en la pregunta 1 del interrogatorio del Catastro, se mencionan los nombres de todos los términos pertenecientes al común de villa y tierra de Cuéllar, entre ellos: Los Palancares (hoy el Palancar, Barco Martín Doncel, etc.), La Candalosa (parte de él, hoy se denomina el Monte), y entre los pertenecientes al común de la villas de Peñafiel y de Cuéllar tenemos: Valimón y Vadillana o Vallillana (el Valle de Valdecascón hasta la Armedilla) y, por último, el término redondo del monasterio de la Armedilla.

    En términos porcentuales aproximados: los comunes de las villas y sus tierras de Peñafiel y Cuéllar (incluyendo el término redondo del monasterio) serían en torno al 50 % de la superficie, los comunes de villa y tierra de Cuéllar un 30 % y la correspondiente al término de Cogeces, tanto de los comunes y propios concejiles como la superficie propiedad de los vecinos un 20 %. Esta estructura de propiedad se establecería al final de la reconquista y se mantendrá hasta la primera mitad del siglo XIX, con la salvedad del término redondo que se segrega de los comunes de Cuéllar y Peñafiel a principios del siglo XV con el establecimiento de los Jerónimos y la construcción del monasterio.

    Todos esos términos pasaron después de las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz entre los años 1820 y 1868, directa o indirectamente, a ser propiedad de los vecinos de Cogeces. De las tierras de los comunes, una gran parte eran de pastos y montes, que con el tiempo se roturaron para labranza. Otros términos próximos como la Fraila pasó al término de Torrescárcela y el Montecillo al de Santibáñez.

    El término redondo del monasterio, territorialmente estaba dentro del común de villa y tierra de Cuéllar, aunque inicialmente fuera de los comunes de ambas villas y sus tierras, y era un espacio agrario continuo y próximo a dicho monasterio, que tenía un régimen jurídico autónomo dependiente de la Orden de los Jerónimos. La superficie que tenía a mediados del siglo XVIII, y que probablemente tendría desde el establecimiento de los Jerónimos era de sesenta y seis obradas, además, fueron propietarios de otras tierras, adquiridas por donaciones o compra-venta¹, que formaban parte de los términos de las poblaciones próximas al monasterio y cuya superficie fue aumentando desde principios del s. XV hasta su desaparición en el primer tercio del siglo XIX.

    En el siguiente mapa se presenta mediante una línea negra los límites del término municipal actual, el área correspondiente a los comunes de ambas villas y sus tierras mediante color azul, el área de los comunes de villa y tierra de Cuéllar con color amarillo, y el área del término redondo del monasterio de la Armedilla en color violeta.

    En cuanto a la zona urbana, se articulaba en el s. XVI entorno a la plaza de la Iglesia y la calle Real², actualmente calle Mayor. Según se deduce de algunos pleitos, las casas de ciertas personas como curas, beneficiados, capellanes y frailes, se encontraban en ambas zonas. Los límites, por el norte el valle de Valdecogeces (hoy calle el Cerral), por el sur las actuales calle Real y calle la Estación, al este la zona correspondiente a la carretera Peñafiel a Cuéllar (no existía entonces), y al oeste las actuales calles de Cantarranas o la del Batán.

    El camino real³ a Valladolid transcurría por el Valle de Valdecogeces, y los molinos se encontraban cerca de él. Así mismo por este valle pasaba el camino que unía Aldealbar con Quintanilla de Abajo, y se cruzaban a la altura del sitio denominado el Batán. El resto de lo que hoy es casco urbano eran eras o tierras cultivadas. La zona de las calle Carralavilla⁴ era de eras. El Barrio de Arriba, y la expansión hacia el sur comenzó a finales del s. XVIII o principios⁵ del XIX. La primera gran expansión se produce a mediados del s. XIX. En el mapa urbano, la zona delimitada con la línea perimetral, correspondería aproximadamente a la zona habitada a finales del s. XVI.

    3. La demografía en diferentes períodos y en relación con algunas poblaciones del entorno

    Durante el siglo XVI se dispone de información proporcionada por los censos de 1528 y 1591. La siguiente tabla recoge el número de vecinos pecheros de Cogeces, y de las poblaciones más importantes de los diferentes sexmos.

    Las poblaciones con mayor número de vecinos pecheros de toda la comunidad de villa y tierra, después de Cuéllar, son Cogeces, Montemayor y Minguela que son las únicas que superan los cien vecinos.

    La siguiente correspondiente al censo del año 1591 muestra el número de vecinos⁷ pecheros, hidalgos, clérigos seculares y regulares, de todos los sexmos.

    Los sexmos de Cuéllar y Valcorba eran los más poblados

    En la anterior tabla, se presentan el número de vecinos o de habitantes de Cogeces, de las poblaciones del sexmo de Valcorba, y de la villa de Cuéllar en algunos años de los siglos XVI, XVII y XVIII, para enmarcarlo dentro de un contexto histórico y territorial más amplio. Después de Cuéllar la población con más habitantes es Cogeces, en todos los períodos considerados.

    A lo largo del siglo XVI hay un crecimiento continuado, alcanzando un máximo un poco antes de finalizar, lo que indicaría en el caso de Cogeces, una cierta pujanza económica, posiblemente debida a la riqueza derivada de la ganadería lanar. Del análisis de la tabla⁸ se observa que comienza a disminuir a principios del siglo XVII, manteniéndose este declive hasta principios de s. XVIII, pasando por un mínimo de población a finales del XVII o principios del XVIII. La tendencia cambia, y tiene lugar un incremento continuado hasta el final del s. XVIII. Es de destacar el declive durante el siglo XVII y parte del XVIII, y el total despoblamiento de dos pueblos Minguela y Poziagüe.

    El fuerte declive demográfico fue originado por varias causas: económicas, sanitarias (epidemias y plagas), climáticas (entre los años 1620 y 1715 la temperatura media bajó registrándose inviernos excepcionalmente fríos es la denominada Pequeña Edad de Hielo) y fiscales.

    La tabla anterior recoge la evolución del número de habitantes a lo largo de cuatro siglos. En líneas generales, se ven dos máximos, uno a finales del s. XVI y otro a finales del XIX, dos periodos de crecimiento, uno durante el siglo XVI y otro que arranca del primer tercio del s. XVIII y continua hasta finales del XIX, y un largo período de depresión demográfica⁹ que va de finales del s. XVI hasta el primer tercio del s. XVIII.

    El crecimiento demográfico que se mantendrá durante el s. XIX. pudo ser debido al aumento considerable de la superficie de tierra disponible dedicada a la agricultura por la incorporación al término de mucha superficie de tierras de cultivo y montes, que antes estuvo vinculada al monasterio y a los comunes de las comunidades de villa y tierra. Así mismo unas condiciones climáticas, sanitarias y tributarias más benignas.

    Este incremento de superficie de tierra de cultivo fue en detrimento de los pastos, lo que pudo originar un declive más acentuado de la ganadería, que ya se había iniciado a finales del siglo XVIII como consecuencia de la reducción de las exportaciones de lana a Europa.

    Para finalizar la serie histórica, si el siglo XIX fue de expansión demográfica, esta tendencia se mantendrá en la primera mitad del s. XX alcanzando un máximo en los años 50-60, y luego, como consecuencia de la Industrialización de España, se inicia una migración fundamentalmente hacia las ciudades de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valladolid, lo que provoca una disminución continuada en la segunda mitad del s. XX y principios del XXI.

    ¹⁰

    Seguidamente, se recogen varios aspectos demográficos y económicos, tales como número de vecinos, habitantes estimados, superficie total de los términos y de la superficie arbolada, de las poblaciones del sexmo de Valcorba, Montemayor de Pililla, Cuéllar, Langayo, y Quintanilla de Abajo, durante los años 1750-1752.

    Las que tienen un mayor número de vecinos y habitantes después de la villa de Cuéllar, son Cogeces y Montemayor. La más extensa era la villa seguida por Aldealbar que tenía un término con una gran superficie, como consecuencia de que dedicaban una parte significativa a pinares. Hay que destacar la presencia de robledales en varios términos muchos de ellos desaparecidos hoy.

    ¹¹

    4. La sociedad estamental:

    nobleza, clero y pueblo llano

    El estado del común o de los buenos hombres pecheros o pueblo llano eran la mayoría de los habitantes, los hijosdalgo o hidalgos y el clero formaban parte de unas minorías.

    Se tiene constancia por diferentes pleitos¹² entre los estados del común y de los hijosdalgos, así como por las solicitudes o pleitos de hidalguía que presentaron, que había unas pocas familias de hidalgos en el siglo XVI, y que fue reduciéndose poco a poco su número, en el siglo XVIII había muy pocas, y desaparecieron completamente como grupo social privilegiado en el siglo XIX.

    Los hidalgos eran personas que por su linaje o sangre pertenecían a la baja nobleza. En la villa y tierra de Cuéllar el duque de Albuquerque representaba la más alta jerarquía de la nobleza. Los ascendientes de los hidalgos se habían distinguido por unos hechos de cierta relevancia, como por ejemplo, haber participado en contiendas bélicas. Muchos de los sus antepasados habían formado parte de las tropas durante la Reconquista y trasmitieron esa condición por linaje de varón. Existía una amplia legislación sobre ellos en el Fuero Viejo y en el Ordenamiento de Alcalá.

    En Cogeces había hidalgos con diferentes profesiones, y normalmente tenían una nivel económico medio, pero también los había pobres, y aunque algunos pecheros fuesen comparativamente más ricos no podían adquirir la condición de hidalguía. Disfrutaban de ciertos privilegios de carácter fiscal, judicial, militar y social.

    Los pleitos de hidalguía eran aquellos mediante los cuales buscaban el reconocimiento y la pertenencia a dicho estado, y se dirimían en la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, en muchos casos con la finalidad de conseguir la exención de ciertos tributos, ya que, como se ha comentado, algunos de los hidalgos eran pobres.

    Los expedientes de limpieza de sangre, eran necesarios para desempeñar ciertos cargos de la Inquisición, y para ingresar u obtener cargos en universidades, colegios, estamento militar, tribunales de justicia, cabildos catedralicios y diversas jerarquías religiosas. El licenciado Juan de Rodrigo, del que se tratará en el siglo XVII, fue comisario del Santo Oficio, y es muy probable que pasara por este tipo de expediente.

    El estamento clerical incluía el clero regular y el secular. El regular formado por: el cura párroco, el beneficiado y el capellán, siendo el cura párroco la máxima autoridad eclesiástica local. Estos tres clérigos ya existían en el siglo XV y se mantienen hasta principios del XIX. Además, había unos auxiliares de los clérigos, los sacristanes, que habitualmente eran dos, y se les retribuía con una parte de la primicia y con renta de alguna de las capellanías.

    El clero secular estaba formado por los frailes del monasterio de la Armedilla, en número variable según épocas, pero generalmente entre veinte y treinta En teoría estaban avecindados en la villa de Cuéllar.

    5. La administración del concejo

    El regimiento del concejo estaba formado por los dos alcaldes ordinarios pedáneos, uno del estado de los hijosdalgo y el otro del estado del común, y dos o tres regidores. Se reunían con cierta periodicidad para tomar decisiones relativas al buen funcionamiento de este y defender los intereses generales de los vecinos. Las reuniones eran presididas por ambos alcaldes que también administraban justicia en el ámbito local, eran las justicias locales.

    Los alcaldes

    Los alcaldes ordinarios pedáneos, en un número de 2, tenían varias funciones. Las judiciales tenían un alcance muy limitado, porque solo podían conocer en pleitos¹³ de muy poca cuantía. Conocían de las causas civiles y criminales de menor importancia. En los casos graves en que se solicitara prisión o fuera de elevada cuantía debía informar de los procesos al alcalde mayor o corregidor de Cuéllar. La denominación de pedáneo alude a que la justicia la administraban de «pie». Tenían funciones fiscales, ya que se encargaban o colaboraban en la tarea de recaudar algunos de los impuestos en la población, y funciones militares, colaboraban en la realización de levas o quintas de soldados.

    Los alcaldes ordinarios constituían la categoría más baja de la judicatura. Carecían de conocimientos técnicos, únicamente se les exigía que fueran personas honradas del lugar y que supieran leer y escribir. Solían ser cargos de naturaleza electiva, con participación de todo el concejo o de las autoridades de este. En el caso de Cogeces, está documentado por varios pleitos, que eran los jurados, habitualmente en número de 6, los que elegían al alcalde del estado llano. Participaban en tareas gubernativas como miembros de pleno derecho del regimiento.

    Los regidores

    Se caracterizaban por tener la máxima intervención en las decisiones concejiles, y por su mayor responsabilidad, eran los que asumían en la práctica el gobierno del concejo tomando decisiones en el ámbito de los abastos de productos, obras públicas, festejos, entre otras. Su número era de tres. Los regidores administraban los recursos de propios y los correspondientes al común del concejo, y colaboraban en la gestión de los fondos públicos. Las rentas que proporcionaban los bienes de propios constituían una parte importante de los ingresos de la hacienda concejil, entre ellos estaban los obtenidos de los molinos, carnicería, fragua, tierras labrantías, montes y pastos.

    Además de en el regimiento, los regidores y alcaldes del ayuntamiento participaban en otro tipo de asambleas como eran los concejos públicos y nombraban representantes para asistir a las juntas del sexmo de Valcorba.

    Los concejos públicos o abiertos, eran asambleas en las que podían participar todos los vecinos para discutir y finalmente decidir sobre algún asunto de gran importancia de carácter económico, social o político que les pudiese afectar a todos. Trataban sobre el aprovechamiento comunal de las tierras, pastos y montes del común con fines ganaderos y agrícolas, sobre la explotación del molino, carnicería, fragua, y en general sobre asuntos relacionados con los bienes propios y comunes. Desde el siglo XVI hasta el XVIII se celebran varios cuando se dan circunstancias de gran trascendencia para los vecinos.

    Las juntas de sexmo eran reuniones de carácter territorial a las que acudían los representantes de las distintas poblaciones pertenecientes al sexmo de Valcorba. Habitualmente, los regidores y alcaldes eran los encargados de nombrar y enviar a los distintos representantes de cada población a las juntas del sexmo de Valcorba. A las juntas de la comunidad de villa y tierra acudían a Cuéllar los representantes de los diferentes sexmos o procuradores del común o sexmeros. Cogeces tuvo desde el siglo XVI hasta el XIX un gran número de procuradores sexmeros.

    Los regidores y alcaldes eran también los responsables de colaborar en la administración de algunos impuestos o servicios que por repartimiento o encabezamiento tenían que afrontar los vecinos. Disponían de una serie de registros o libros padrones, sobre los encabezamientos y repartimientos de impuestos, sobre los censos de los que era deudor el concejo, sobre cuentas y aprovechamientos, etc., según consta en algunos pleitos¹⁴ en los que se vio involucrado el concejo y que tenían naturaleza económica.

    Los jurados

    No eran miembros del regimiento, ni justicias, pero tenían diferentes atribuciones: defensa de las costumbres y ordenanzas, participar en las actividades del concejo y su inspección, asistir cuando son convocados a las sesiones del regimiento del concejo en las que intervienen con carácter consultivo pero sin voto,¹⁵a carecían de poder jurisdiccional, pero vigilan la administración de la justicia local, y nombrabanb a las justicias.

    En los pleitos en que interviene la justicia, regimiento y vecinos, se les sitúa en los documentos según el siguiente orden: en primer lugar los nombres de los alcaldes, luego el de

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