En la ladera norte de la montaña de Verdera, a los pies de las ruinas del castillo de Sant Salvador, que antaño le diera protección, se alza uno de los complejos monásticos más importantes del románico catalán: el monasterio de Sant Pere de Rodes (o de Roda, según algunas fuentes), desde el que se divisan los agrestes parajes del cabo de Creus. Se desconoce con exactitud su origen. Hay diversas leyendas fundacionales, como la que asegura que su germen fue una ermita erigida para conservar las reliquias de san Pedro, llegadas desde Roma tras la caída del Imperio romano.
A juzgar por algunas losas de mármol que se han hallado en el recinto, es posible que en su solar hubiese prosperado un antiguo asentamiento romano. Sin embargo, dada su proximidad geográfica, no puede descartarse que tales materiales fueran trasladados desde la vecina Empúries a fin de ser utilizados como elementos de construcción.
En cualquier caso, no disponemos de ningún testimonio escrito