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Ciudad de Pinar del Río. Origen e historia
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Libro electrónico272 páginas2 horas

Ciudad de Pinar del Río. Origen e historia

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Información de este libro electrónico

Este libro es un acto de peregrinación por la región vueltabajera, su origen y conformación y la ciudad de Pinar del Río como el soma, el núcleo e torno al cual se levantan calles, edificaciones, monumentos, historia. He aquí un registro para la memoria colectiva, donde la historia es la única capaz de sobrevivir al tiempo
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento21 dic 2022
ISBN9789592196933
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    Ciudad de Pinar del Río. Origen e historia - Enrique Giniebra Giniebra

    Portada

    CIUDAD de

    PINAR DEL RÍO

    Origen e historia

    Enrique Giniebra Giniebra

    Juan Carlos Rodríguez Díaz

    LogoRaices

    CIUDAD de

    PINAR DEL RÍO

    Origen e historia

    LogoLoynazLogoEpub

    ePub r2.0

    Afdez / Luisbelerofonte

    Editor digital: Adriana Fernández Sánchez (Afdez)

    Luis Amaury Rodríguez Ramírez (Luisbelerofonte)

    Edición: Vivian M. González González

    Diseño de cubierta: Iliá Valdes Hernández

    Corrección: Ismaray Pozo Quiñones

    © Enrique Giniebra Giniebra,

    Juan Carlos Rodríguez Díaz, 2019

    © Sobre la presente edición:

    Ediciones Loynaz, 2019

    Colección Raíces

    ISBN 9789592195349

    ISBN_2 9789592196933

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

    Ediciones Loynaz

    Calle Maceo no. 211, esquina a Alameda; Pinar del Río, Cuba.

    Teléfono: 48-758036

    E-mail: loynaz@pinarte.cult.cu

    Sobre los autores

    Enrique Giniebra Giniebra (Guane, Pinar del Río, 1956)

    Licenciado en Historia, máster en Desarrollo Social (FLACSO 1998), jefe del Departamento Técnico Metodológico del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, vicepresidente de la UNHIC en la provincia e investigador auxiliar. Es presidente del Consejo Científico Asesor para la Historia Provincial y asesor histórico del programa televisivo Raíz y Memoria. Ostenta la Distinción por la Cultura Nacional y el Escudo Pinareño,entre otros premios y reconocimientos; ha publicado numerosos ensayos y artículos en periódicos y revistas. Es coautor de Guanahacabibes. Donde se guarda el sol de Cuba (Editorial Academia, 2002), Premio Academia 2002, El Faro Roncali (2003) y Hacienda Cortina (2008-2014), publicados por Ediciones Loynaz.

    Juan Carlos Rodríguez Díaz (Pinar del Río, 1961)

    Licenciado en Historia y Ciencias Sociales, máster en Desarrollo Social (FLACSO 1998), profesor de Historia de Cuba en la Facultad de Ciencias Pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río Hnos. Saíz Montes de Oca. Historiador de la Ciudad de Pinar del Río y presidente de la UNHIC en la provincia. Atiende la sección Nuestra Historia en la emisora provincial Radio Guamá y el programa Memoria Íntima en Tele Pinar. Ha sido distinguido con la Réplica del Machete de Máximo Gómez, así como la Distinción por la Cultura Nacional y el Escudo Pinareño.Autor del libro La Guayabita del Pinar: Historia de una bebida (1992) y prologuista de Historia de la Radio en Pinar del Río (2011) y Hacienda Cortina (2da. edición, 2014)

    Ambos son autores de La invasión de Antonio Maceo en Pinar del Río (2004, 2016), La crisis colonial en Vueltabajo (2005), Diario. Brigada Occidental (2012) y Guanahacabibes. Expediciones Mambisas (2013), publicados por Ediciones Loynaz y de Síntesis histórica. Pinar del Río (Editorial Historia, Colección Anales, 2012).

    ÍNDICE

    PORTADA

    PORTADILLA

    PÁGINA LEGAL

    SOBRE LOS AUTORES

    CIUDAD DE PINAR DEL RÍO. Origen e historia

    INTRODUCCIÓN

    Particularidades de Pinar del Río

    Fundación de los poblados en Vueltabajo

    Origen del nombre

    La Coloma, puerto de la ciudad

    Arquitectura

    Principales calles de la ciudad. Otros espacios

    Calle Real (José Martí)

    Calle Máximo Gómez

    Calle Antonio Maceo

    Calle Alameda

    Parques más importantes

    Parque de la Independencia

    Parque Martí. Su entorno

    Parque Colón

    Principales instituciones y comercios

    Instituciones

    La Catedral

    La Audiencia

    La Colonia Española

    Museo Provincial

    Teatro José Jacinto Milanés

    El Ayuntamiento

    Instituto de Segunda Enseñanza

    Edificio del Colegio Los Escolapios

    Seminternado Pablo de la Torriente Brau

    Palacio de Guash

    Regimiento Rius Rivera

    Comercio

    Tienda La India

    La Colosal

    Otros comercios

    Antigua Manzana de los Delgado

    Servicios Gastrónomicos

    El Navío

    La Nueva Reforma

    Hotel Blanco

    Café La Perla

    Hotel Restaurante Ricardo

    Café Vista Alegre

    Cafés El Morro y La Cabaña

    Café El Moderno

    Hotel Globo

    Fábricas de la ciudad

    Fábrica de Guayabita del Pinar

    Fábrica de Refrescos La Jupiña

    Fábrica de Tabacos Francisco Donatién

    Fábrica La Conchita

    Las comunicaciones

    El correo

    El telégrafo

    El Ferrocarril del Oeste

    Caminos y carreteras

    Carretera Central

    Carretera de Luis Lazo

    Carretera de Viñales

    Carretera Panamericana

    Autopista Nacional

    La salud pública

    Epidemias durante la Reconcentración de Valeriano Weyler

    Hospital San Isidro

    Hospital Provincial León Cuervo Rubio

    Farmacias

    Otros temas relativos a la ciudad

    El servicio eléctrico

    La explosión del cuartel Ravena

    Las publicaciones periódicas. Heraldo Pinareño y Vocero Occidental

    Himno de Pinar del Río

    Escudo de Pinar del Río

    Monumento de Las Taironas

    NOTAS Y REFERENCIAS

    ANEXO 1

    ANEXO 2

    BIBLIOGRAFÍA

    CONTRAPORTADA

    INTRODUCCIÓN

    El 10 de septiembre de 1867, Pinar del Río recibió el título de Ciudad, firmado por la reina Isabel II de España. Para que ese reconocimiento se materializara, el poblado tuvo que transitar por diferentes momentos, desde sus orígenes como un pequeño asentamiento, a finales del siglo XVII, al oeste del cauce del río Guamá, próximo a esa fuente de agua natural y del camino Real de Vueltabajo, que giraba al suroeste, para continuar a San Mateo. Ese lugar no se ha definido con precisión, aunque se sabe que está cerca del actual parque Martí.

    Para mediados del siglo XVIII, el pequeño caserío se había trasladado para lo más alto del entorno, donde hoy se encuentra el parque de la Independencia. Ese tercer traslado sería definitivo, iniciándose paulatinamente el crecimiento, sobre todo, a partir de los últimos años de ese siglo, cuando se radicó de forma permanente el Teniente Gobernador, máxima autoridad de la jurisdicción y todas las dependencias del poder colonial que lo acompañaban.

    Los incendios, crecidas del río, dificultades con la comunicación terrestre y la escasa población de la jurisdicción, en particular del partido de Pinar del Río, condicionaron su lento crecimiento en el siglo XVIII, sin embargo, la consolidación de Vueltabajo como la mejor productora de tabaco en el mundo, contribuyó a cambiar el panorama, a partir de los primeros años del siglo XIX.

    Algunos historiadores han cometido el error de considerar las mercedaciones de tierra del Cabildo de La Habana, en el siglo XVI, como fecha precisa de fundación de la ciudad de Pinar del Río, cuando constituye un proceso diferente, por la finalidad de la mercedación, de entregar tierras a nombre de los reyes para la cría de ganado.

    Esas propiedades, otorgadas a una naciente oligarquía terrateniente, estaban caracterizadas por la inestabilidad, porque muchas —como el corral Pinar del Río— no se explotaban ni ocupaban, teniendo que mercedarse de nuevo. Fue común la carencia de residencia fija de las pocas personas que estaban a cargo del lugar y la escasa población, al punto de que, comenzando la década del ochenta del siglo XVII, apenas habitaban el corral Pinar del Río cuatro o cinco personas, entre libres y esclavos, mientras en el actual municipio no llegaban a veinte. Pero el objetivo del presente libro, no es exponer todos los criterios sobre el origen y evolución de la ciudad de Pinar del Río, ese nuevo texto —en preparación por los autores— se publicará en un futuro no lejano. Solo recordar las declaraciones de alguien que fuera protagonista de aquel proceso, el agricultor Pedro Jiménez, quien en 1762, a los veintiocho años de edad, llegó al poblado y a los ochenta de vida, era portador del criterio de los antepasados. En 1814 en un juicio litigioso por los terrenos que ocupaba el poblado, expresó que Francisco de Cárdenas había donado dos caballerías de tierra para fomentar el poblado y cada cual plantó su casa en el lugar que le convino, solo se necesitaba la autorización del cura. Todo ese proceso había iniciado durante la primera mitad del siglo XVIII.

    La obra no pretende abarcar todos los temas relacionados con la ciudad, hemos decidido referirnos a los elementos más significativos, por ello, no aparecen todas las calles, los inmuebles, comercios e instituciones.

    La selección de los textos ha sido muy difícil, pues la obra superaba las 500 páginas, escritas desde 1996, como parte de las investigaciones realizadas para el programa televisivo Raíz y Memoria. Por ello, sin perder su carácter científico, está escrito para que pueda leerse con facilidad por la población pinareña, principal motivación de este libro que rinde homenaje a Pinar del Río y sus habitantes.

    El ordenamiento de la obra no está sujeto a la tradicional tendencia de exponer los hechos y procesos históricos cronológicamente; las peculiaridades de cada uno de los temas expuestos, en su mayoría independientes, condicionó su estructura, aunque primó la organización por temáticas.

    Fueron consultadas y referenciadas numerosas fuentes, entre ellas, investigaciones de importantes historiadores como: Manolo Herrera, Emeterio Santovenia, Antonio R. Delgado Villa y Gerardo Ortega. Otros estudios de Marilín Laborí, Nidia Cabrera, la Oficina Técnica de Monumentos y Sitios Históricos, del Museo Provincial y de otros investigadores, fueron imprescindibles. Los periódicos Heraldo Pinareño, Vocero Occidental, Sierra Maestra y Guerrillero, junto a los fondos del Archivo Provincial, aportaron informaciones precisas e inéditas sobre persos temas.

    Desde 1996 se ha conmemorado sistemáticamente la fecha del 10 de septiembre de 1867, cuando la reina de España, Isabel II, concedió a Pinar del Río el título de Ciudad, después de varios años de espera.

    En diferentes momentos se habían realizado actos y festejos aunque, a partir de 1996, esa tradición sería sistemática. La historiadora Milagros Fernández Vera fue la iniciadora, promoviendo conversatorios y encuentros con estudiantes de varias escuelas, apoyada por la dirección del Museo Provincial. Durante los años siguientes, el Buró provincial del PCC, el Gobierno, la Dirección de Cultura y la Unión de Historiadores de Cuba, diseñaron el conjunto de actividades con participación popular, hasta convertirse en una jornada de encuentros científicos y festejos.

    Por supuesto, la ciudad actual no se parece a la de 1867, solo se mantiene la concepción de una parte de sus calles y algunos inmuebles. La urbe ha transitado por varios momentos donde se han realizado notables cambios en su trazado, arquitectura y urbanización en sentido general. La calle Real, hoy José Martí, es diferente a la imagen que tenía en 1882, según muestran los grabados de la época.

    Las generaciones pasadas fueron transformándola a partir de nuevas técnicas y estilos, de las posibilidades económicas y el inexorable crecimiento poblacional. Pero esos cambios se realizaron fundamentalmente sin romper los conceptos originales y el uso de los materiales tradicionales de construcción, tales como, ladrillo, teja y madera.

    Su centro histórico se protege por diferentes entidades encargadas de conservar los valores de su arquitectura y belleza, como una de las ciudades más eclécticas de Cuba. Con esos criterios se ha trabajado intensamente desde el año 2015 cuando quedó constituido oficialmente por la Asamblea Provincial del Poder Popular, el Grupo Técnico Asesor de la ciudad de Pinar del Río. A partir de ese momento se retoman conceptos, estudios y proyectos de años anteriores; fueron creados diez programas de trabajo, encaminados a solucionar la mayoría de las necesidades de una urbe que ha crecido considerablemente.

    El programa general de reanimación de la ciudad incluyó, en los planes de la economía de 2017, numerosas inversiones para restaurar inmuebles y espacios públicos, a tono con los conceptos contemporáneos. Todos esos esfuerzos para dignificar los 150 años de la categoría de Ciudad, estuvieron dirigidos por las máximas autoridades políticas y gubernamentales de la provincia y el municipio, con participación de la comunidad de arquitectos e ingenieros, personalidades de la cultura, restauradores y constructores.

    PARTICULARIDADES DE PINAR DEL RÍO

    Fundación de los poblados en Vueltabajo

    El proceso fundacional de los poblados de Vueltabajo, durante el periodo colonial, tuvo particularidades persas. Cada lugar escogido para levantar las primeras viviendas pudo demorar años e incluso siglos, hasta adquirir la fisonomía de un sitio urbano.

    La parte más occidental del territorio nacional fue, desde el siglo XVI, un enclave de lento crecimiento demográfico. Está considerada entre las regiones cubanas de mayor complejidad geográfica por su configuración alargada y estrecha, sus montañas y llanuras, entre ellas, la cársica de Guanahacabibes. En esta región no se erigió ninguna villa por los colonizadores y los escasos conglomerados poblacionales fueron intermitentes, hasta finalizado el siglo XVII. Durante los primeros 200 años de dominio español la región de Vueltabajo se caracterizó por el despoblamiento y abandono de las autoridades peninsulares.

    Para la siguiente centuria aparecen algunos poblados constituidos por pequeños grupos de inmuebles alrededor de una iglesia, pero no es hasta el siglo XIX que estos lugares experimentan un acelerado crecimiento, debido al auge del tabaco, el azúcar y el café.

    La insuficiente atención de las autoridades coloniales, trajo como consecuencia la inseguridad en Vueltabajo, enclave utilizado por corsarios y piratas para refugiarse y contrabandear cueros, carnes y tabaco, por lo menos hasta finales del siglo XVIII.

    Bajo esas prerrogativas fue surgiendo una región histórica, distinguida entre las más prósperas de la nación, con un aumento considerable de sus habitantes, debido a la alta demanda del tabaco.

    En los inicios del siglo XVII se reportaba el caserío de Guane, pero sin gran trascendencia, porque no hubo acto fundacional, ni durabilidad como centro urbano, según se expresó en algunas fuentes documentales. En 1680 no estaban dadas las condiciones en Vueltabajo para declarar la existencia de un poblado, puesto que en ningún hato o corral vivían más de diez personas.

    Es imposible definir una fecha precisa de surgimiento de la mayoría de los poblados del territorio. Historiadores y geógrafos asumen criterios persos, confundiendo la fecha de mercedación de los cabildos como el acta fundacional. Así sucede con Pinar del Río, al mercedarse Río Feo y San Mateo a mediados del siglo XVI, cuando tal acta constituyó una simple autorización para la cría de ganado.

    La existencia de una o varias casas de madera, guano, yagua o embarrado en el centro de algún hato o corral, fue típico de aquellas grandes dimensiones de tierra y en muchos casos dieron paso a los núcleos urbanos en Vueltabajo.

    Se puede asegurar la existencia de un lento proceso, durante el cual surgen y se consolidan los primeros caseríos en esta región, en el siglo XVIII, pero la escasa población, los incendios y las crecidas de los ríos determinaron su mudanza de un sitio a otro, hasta ubicarse en el lugar adecuado.

    La mayoría de los poblados de Vueltabajo se fueron levantando en la llanura sur, más extensa y de mejores condiciones para la agricultura y la ganadería. No obstante, en la llanura norte y el sistema montañoso de Guaniguanico, surgieron diferentes asentamientos como Mariel, Cabaña, San Diego de Núñez, Bahía Honda, Las Pozas, La Palma, Viñales, Baja y Sumidero.

    En la llanura sur estaban Guanajay, Artemisa, Candelaria, San Cristóbal, Los Palacios, Paso Real de San Diego, San Diego de Los Baños, Consolación del Sur, Pinar del Río, San Luis, San Juan y Martínez, Guane, Paso Real de Guane y Mantua. Considerados entre los primeros establecidos y los más importantes, ninguno de estos sitios, con la excepción de Mariel, se constituyó en las costas.

    Las normas establecidas por el estado español para el fomento de un poblado, en cuanto a estructura de calles, manzanas, Plaza de Armas, disposición de solares y ubicación de los principales edificios estatales y religiosos, no fueron respetadas en la mayoría de los asentamientos urbanos levantados en Vueltabajo.

    En poblaciones como Guane y Pinar del Río, las condiciones del terreno y la forma empleada para distribuir los solares, determinaron notables deformaciones, visibles en la actualidad, porque el punto centro de la villa surgió alejado

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