LOS GRITOS DE LA CALLE
Mucho antes de los foodtrucks, los mercadillos de comida y el street food, una enorme variedad de vendedores ambulantes recorrió las calles de Europa. Mujeres y hombres cargados con cestas, balanzas y jarras que ofrecían a voces sus mercancías: ciruelas pasas en París, panes en Bolonia, ostras en Londres o naranjas dulces en Barcelona. Y si en la actualidad nos parece que la oferta de comida callejera es amplia, se dice que en el Madrid de principios del siglo XIX había más de mil puestos itinerantes que vendían todo tipo de productos, entre ellos mucha comida.
La historia de estos vendedores está muy vinculada a la de su representación popular, porque el comercio ambulante no aparece reflejado en los textos históricos, ni en los recetarios y menús de las élites. Además, apenas
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