La opereta mejicana de los García…
raíz del bicentenario de su natalicio, en la columna pasada abordamos la figura de la celebrada artista Pauline Viardot García–, quien transcurrió un par de años de su infancia en México, en compañía de su ilustre familia. Asimismo, dimos a conocer un arreglo suyo para tres voces de , una pieza popular que, entre otras extrañezas, sirvió para que Chopin se sorprendiera gratamente con nuestra música vernácula; sin embargo, mencionamos, muy de refilón, a su padre y a la relevante labor para la que fue contratado para venir a nuestro país. Es imposible, por tanto, no abocarnos ahora a abundar en este extraordinario personaje español que, dicho sea de paso, se las vio muy duras en su permanencia en nuestra patria. Repetimos que no será baladí la lectura de sus avatares en aquel Méjico –con la jota con que los novohispanos recién independizados quisieron marcar una diferencia con su pasado colonial– de los años 1827,
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