Esencial

Por Andrés Morales

La Colección Aérea | Selección Personal propone a los autores la misión de encontrarse a sí mismos en su propia obra. En ese acto minucioso de elegir y decantar, el poeta se ve reflejado en sus poemas como objeto y sujeto a la vez. Los ojos del que lee, la mirada del que escribe. En su segunda entrega, la invitación es recibida por el escritor Andrés Morales, quien abre su poesía más personal, datada entre los años 1982 y 2014.
El autor invita a conocer lo esencial; «no prometo alegrías, mi obra es crítica, reflexiva, hasta ácida; no prometo facilismos, mi escritura puede ser compleja, dura, sin concesiones para la risa; no prometo el elixir de nada ni la solución a nada: “la poesía es pregunta”, pero una pregunta que debemos hacernos para dejar de vivir como autómatas en un mundo que creemos no entenderemos jamás y juramos que no nos entiende nunca.
Esencial, este libro, es lo que rescato de los fuegos, las hogueras y las cenizas de todo lo escrito en treinta y dos años desde que comencé a publicar poesía. Una antología personal que busca entregar lo que dice el título y que desnuda al autor (o al hablante, como prefieran) en su simplicidad y en su complejidad».

• Idioma: Español
• Editorial: RIL editores
• Fecha de lanzamiento: 26 jul 2023
• ISBN: 9789560114334

Vista previa del libro

Andrés Morales

Esencial

(1982-2014)

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Ærea | selección personal

Serie dirigida por

Eleonora Finkelstein y Daniel Calabrese

Esencial (1982-2014)

Primera edición: junio de 2015

© Andrés Morales Milhonić, 2015

© RIL® editores, 2015

Los Leones 2258

cp 7511055 Providencia

Santiago de Chile

Tel. [phone]

[e-mail] • www.rileditores.com

Composición e impresión: RIL® editores

Diseño de colección: Marcelo Uribe Lamour

Epub hecho en Chile • Epub made in Chile

ISBN 978-956-01-0207-2

Derechos reservados.

Lo indispensable y lo esencial

Existe una gran diferencia entre lo indispensable y lo esencial. A veces nos parecen lo mismo, pero no lo son, no. En estos tiempos que vivimos se podría decir que la poesía no es indispensable, pero sí es esencial. Y por qué digo esto, porque, puestos en la verdad de las verdades, el mundo carece muchas veces de lo indispensable, pero cada año más, cada mes más, cada día más, cada hora más, va perdiendo lo esencial: lo que nos hace vivir fuera ya de nuestras necesidades básicas, esa «alma de las cosas», de las personas, de la tierra que habitamos.

Más de alguno me señalará que frente a las atrocidades que ocurren en África, Medio Oriente, Asia e incluso Latinoamérica, lo esencial no importa, sólo importa lo indispensable. Puede ser, no lo discuto del todo, pero déjenme pensar por un momento que sin lo indispensable conservamos lo esencial. No saciará el hambre, no curará las heridas, no resucitará a los muertos, no detendrá el horror de una existencia paupérrima. Pero sí nos entregará perspectiva, profundidad, pensamiento, emoción, placer, conciencia de lo propio y de lo ajeno. Un espíritu crítico por sobre todo, un vaso de agua muy fría en el desierto del infierno.

Por eso defiendo a la poesía (y a mi poesía) «a capa y espada», como se dice. El mundo no es justo, ni muchas veces hermoso (como diría Federico García Lorca), pero no podemos dar vuelta la cabeza y arañar cualquier mendrugo de pan creyéndonos con la conciencia limpia. El hombre ha ido perdiendo su alma y por lo tanto su «esencia». Ha perdido el asombro y la pureza, la bondad y la generosidad, en fin, ha perdido su capacidad de «ser hombre». El dinero, el poder, las necesidades, las injusticias, cualquier cosa nos supera, nos distrae y dejamos de ser ese hombre hecho de barro para convertirnos en un ridículo ser de latón que es inmune a los sentimientos (y sí, subrayo la palabra sentimientos, que puede parecer más que cursi, pero que hemos dejado pasar olímpicamente creyéndonos seres supremos).

El arte, la belleza (otro grandísimo problema del hoy), la poesía, finalmente, es la llave, es la clave secreta que desarma esa armadura terrible y deja entrar el aire fresco, la brisa marina, el olor a montañas que todavía podemos sentir. ¿Por qué negarnos a lo esencial? ¿Por qué quedarnos sólo en lo indispensable? Ya no es egoísmo «con los otros», ese «infierno» que pueden llegar a ser los de al lado: esto es egoísmo consigo mismo, conmigo, con nosotros. Nos perdemos la mitad de la humanidad tan campantes y seguimos por la vida pensando sólo en aquello que, quizás, momentáneamente nos dará un poco de alegría. ¿Por qué solo las cosas materiales o el pequeño poder miserable si existe la poesía? Esa es mi propuesta en este libro y esa es la promesa que entrego al lector. No prometo alegrías, mi obra es crítica, reflexiva, hasta ácida; no prometo facilismos, mi escritura puede ser compleja, dura, sin concesiones para la risa; no prometo el elixir de nada ni la solución a nada: «la poesía es pregunta», pero una pregunta que debemos hacernos para dejar de vivir como autómatas en un mundo que creemos no entenderemos jamás y juramos que no nos entiende nunca.

Esencial, este libro, es lo que rescato de los fuegos, las hogueras y las cenizas de todo lo escrito en treinta y dos años desde que comencé a publicar poesía. Una antología personal que busca entregar lo que dice el título y que desnuda al autor (o al hablante, como prefieran) en su simplicidad y en su complejidad. Los poemas siguen un orden cronológico respetando el año de aparición de los distintos libros desde el año 1982 al 2014. Se han realizado cambios no mayormente significativos en algunos textos que merecían un tratamiento distinto a la luz del tiempo (cambios muy menores, la mayoría de las