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Huidobro en España
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Libro electrónico236 páginas3 horas

Huidobro en España

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La justicia ha tardado, pero, al fin, se ha hecho sólida con la obra de Vicente Huidobro. Hoy en día, se presenta una revitalización de los estudios en torno a sus libros de poemas y manifiestos, esencialmente a partir de las investigaciones del profesor norteamericano René de Costa y del chileno Cedomil Goic, la existencia de la Fundación Vicente Huidobro con su sede en Santiago de Chile, la Casa-Museo de Cartagena (un ejemplo de correctísima museología) y la crítica, tanto española como hispanoamericana, académica y periodística (que permanecieran muchos años al margen de las necesarias consideraciones que su poesía y su figura merecían) año tras año han ido engrosando la bibliografía en torno a este autor con ediciones críticas, facsimilares, con dosieres en revistas, artículos, notas, reseñas, etcétera. Antaño y tal vez, porque las absurdas polémicas oscurecieron con frecuencia otras posibles lecturas o porque esa misma crítica se había polarizado injustamente (Huidobro-Neruda; Huidobro-De Rokha; Huidobro-Reverdy; etcétera) hasta llegar al extremo de rechazar de plano rendir un mínimo tributo o reconocimiento a la obra y a la conflictiva y profunda personalidad del poeta y escritor vanguardista chileno. De tal forma que su escritura fue olvidada y postergada salvo en el caso de los poetas –y menciono a Octavio Paz o Jorge Teillier, por ejemplo– quienes supieron dar con la estatura de Huidobro y con la trascendencia irrefutable para la literatura hispanoamericana y, en general, en lengua castellana.
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento21 may 2016
ISBN9789563173123
Huidobro en España

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    Huidobro en España - Andrés Morales

    © Copyright 2016, by Andrés Morales Milohnić

    © Copyright 2016, Piso Diez Ediciones

    Primera edición: Abril 2016

    Director: Máximo G. Sáez

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 264.362

    ISBN:978-956-317-312-3

    Diseño de colección y diagramación: Catalina Silva R.

    Lectura y revisión: Constanza Valenzuela Flores.

    Fotografía de solapa: Višnja Milohnić Roje

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Derechos Reservados

    A la memoria de mis padres.

    Hago constar mis agradecimientos al Prof. Doctor Joaquín Marco (poeta y director de mi tesis doctoral, piedra basal de este libro); al Prof. Doctor Hugo Montes Brunet, por sus valiosas aportaciones a este trabajo; A la Fundación Vicente Huidobro de Santiago de Chile, que siempre me ha abierto sus puertas para mis investigaciones y ediciones, a su Presidente Sr. Vicente García Huidobro Santa Cruz y a su extraordinaria Coordinadora General Sra. Liliana Rosa; al Coordinador y personal del Museo Vicente Huidobro de Cartagena, Chile; Al poeta Josep-Ramon Bach de Barcelona, al Doctor Patricio Henríquez Huerta de Santiago de Chile, al Sr. Nicolás Martín de Barcelona, a la Sra. Mónica Rojas, extraordinaria colaboradora; a los profesores y maestros Prof. Doctor Eduardo Godoy Gallardo y Prof. Doctor Eladio García Carroza y a Máximo González, Director de MAGO Editores, por su fe y su confianza en este libro. A todos ellos mi respeto y mi perpetua deuda por sus inestimables colaboraciones y enseñanzas, por el estímulo, el constante apoyo y la generosidad que ha permitido la existencia de este volumen.

    Que el verso sea como una llave que abra mis puertas.

    Vicente Huidobro

    PRÓLOGO

    Con mucha emoción he recibido este nuevo libro de mi amigo, poeta, escritor, profesor, e investigador, Andrés Morales, donde aborda temas largamente conversados entre nosotros, en distintos momentos de nuestros quehaceres. Entre diversos aspectos, su libro trata documentadamente el problema de la interesada y artificial desinformación por parte de algunos miembros del Ultraismo, que buscaba borrar a Huidobro de la escena literaria española e hispanoamericana, allá por los años 20 del siglo pasado.

    Entre 1919 y 1920, cuando se suscitó la oscura polémica sobre la paternidad de la teoría creacionista en la prensa española, se puso en duda la existencia de esta editio princeps argentina.Algunos críticos sostuvieron que la segunda edición madrileña de 1918 era en realidad la primera. Sin embargo, existen pruebas testimoniales de que la primera edición existió, y, en todo caso, está documentado que varios de sus poemas fueron escritos entre 1914 y 1916, publicados regularmente –con anterioridad a dicha polémica–, en la Revista Nord-Sud a partir del nº 2. En los números de abril y mayo, así como en el número doble de junio-julio de 1917, Huidobro publicó cinco poemas, que se encuentran también, sin una sola excepción, en El espejo de agua, y en todos ellos, al final, junto al nombre del poeta, se lee: «Traduit de l’espagnol». O sea, eran poemas que existían desde antes.

    René de Costa, en su ensayo «El espejo de agua», incluido en su libro, En pos de Huidobro, editado por la Editorial Universitaria en Santiago de Chile el año 1980, señala que la acusación de una supuesta antedatación de la primera edición del Espejo de Agua, editado en Buenos Aires, en el año 1916, soslaya la que parecía ser la médula de la disputa: ¿llevó en 1917 Vicente Huidobro a París un nuevo estilo de poesía, o lo encontró ya en esta ciudad a su llegada? Las partes en disputa prefirieron, sin embargo, ocuparse del asunto a un nivel superficial: la supuesta ausencia de una primera edición de El espejo de agua. Aunque, el asunto interesó principalmente a los críticos, el desmesurado interés de estos en las fuentes secundarias opacó toda objetividad, y su difusión, como los artículos de Guillermo de Torre, desviaron la atención crítica de la propia poesía, que debía ser la fuente primordial. Por desgracia, es precisamente en este nivel superficial en el que varias generaciones de críticos han venido perpetuando la acusación de fraude engaño literario.

    En relación a Huidobro, la antedatación fue un tema obligado por largo tiempo, hasta comenzar a languidecer con nuevas informaciones posteriores. Muchas de ellas provienen de esos mismos años, pero nadie las conocía. Y, las más contundentes, aluden al asunto que De Costa llama «la médula de la disputa»: ¿llevó en 1917 Vicente Huidobro a París un nuevo estilo de poesía, o lo encontró ya en esta ciudad a su llegada?

    Como se sabe, en relación a la obra de un artista, siempre la más importante es la opinión de los pares. Ellos reconocen de inmediato el valor de una obra, y no malgastan su tiempo en artistas y obras que no les interesen. Así sucedió con la recepción de Huidobro en París, y la notable y generosa acogida de sus pares. Por ejemplo, nadie entonces conocía la dedicatoria del libro de Max Jacob, Le Cornet À Dés (El Cubilete de Dados): «Al poeta Vicente Huidobro/ que ha inventado la poesía moderna/ sin conocer los resultados/ del esfuerzo europeo, y/ cuyo sitio entre nosotros/ ya estaba señalado». Sí, el mismo Max Jacob, que Paul Dermée llamó –incluso sobre el mismo Apollinaire– el Mallarmé del cubismo literario, como lo cita Guillermo de Torre en su Literaturas europeas de vanguardia, en 1925. O bien, la dedicatoria de Pierre Reverdy, escrita en abril de 1917, en una prueba de imprenta para adjuntar a la obra de Juan Gris Moulin à Café 1915-1916, dedicada a la esposa de Reverdy, Henriquette, y que incorporó como frontispicio en el libro, Au Soleil du Plafond, 1955: «A mi querido amigo/ el poeta Vicente Huidobro/ nuestros esfuerzos paralelos finalmente se encuentran».

    Conocedor de estos antecedentes, más otros que no es el caso mencionar, al final de su ensayo sobre El espejo de Agua, De Costa concluye que los poemas incluidos en 1917 en Nord-Sud representan sólo una fase de transición en su desarrollo estilístico; que los poemas contenidos en El espejo de agua pertenecen a una fase inicial de aquel desenvolvimiento, y que la edición de 1916 de El espejo de agua es, efectivamente, auténtica.

    En su libro, Andrés Morales, se hace cargo del efecto negativo de estas infundadas críticas, y maneja con mucha destreza y objetividad, aspectos de la vida y de la personalidad de Huidobro que son difíciles de conciliar, ya que la leyenda y las polémicas, la espectacularidad en todo lo que hizo, son parte de su presencia literaria, y también, las animosidades que a menudo despertó en sus pares, en especial por la vertiginosa evolución de su pensamiento, y su entusiasta defensa de cada nuevo estadio alcanzado, al punto que hasta a los más ardientes discípulos les resultaba difícil sostenerse en su fe, y se sentían engañados, o abandonados. Como expresara el poeta español, Salvador Quinteros, en un banquete ofrecido en homenaje a Vicente Huidobro, en Madrid, en febrero de 1931, por él y García Lorca junto a otros poetas jóvenes de España: «Vicente Huidobro significa una invitación a la marcha infinita; es imposible descansar junto a él, sentarse junto a él, porque apenas habéis pestañado cuando ya está lejos de vosotros y se pierde en el horizonte».

    Es muy importante el propósito de Morales de llenar este vacío crítico y ampliar la información «de los poquísimos estudios rigurosos precedentes sobre Vicente Huidobro en España». Como bien señala: «la justicia ha tardado pero, al fin, se ha hecho sólida con la obra de Vicente Huidobro». En ello, como señala Morales, ha sido muy significativo el aporte del profesor norteamericano René de Costa y del chileno Cedomil Goić), y de muchos otros, que año tras año han ido engrosando la bibliografía en torno a Huidobro. Y, desde luego, la opinión de sus pares, que como señala Morales, siempre «supieron dar con la estatura de Huidobro y con la trascendencia irrefutable para la literatura hispanoamericana y, en general, en lengua castellana».

    Como se sabe, a menudo, Huidobro, tuvo diferencias con los escritores más importantes de su generación. Casi todos, sin embargo, continuaron admirando su obra. Tal fue el caso, por ejemplo, de Pablo Neruda quien, años después de que la muerte de Huidobro cancelara la «guerrilla literaria» que los separó en vida, dijo: «Considero a Vicente Huidobro como un poeta clásico de nuestro idioma, y nos embarga esta corriente que no tiene desenlace, esta corriente inacabable de claridad. No hay poesía tan clara como la de Vicente Huidobro… Por suerte su poesía salvará su recuerdo, recuerdo que seguirá creciendo en profundidad y en espacio.¹

    Por último, y en relación a Huidobro, y a su papel en Nord-Sud, hace un tiempo leí en «Vicente Huidobro, un intelectual trasatlántico del siglo XXI» de José Tomás Cordero, una referencia a De Torre que no conocía y que me parece que refuerza todo lo dicho:

    «Posteriormente, en 1941, Guillermo de Torre reconoció su animadversidad hacia Huidobro. Aunque tarde para remediar el daño causado, no tuvo más que hacer justicia por el error cometido. En su libro Apollinaire y las teorías del cubismo señaló que escuchó por primera vez el nombre del poeta polaco de boca de Vicente Huidobro en su residencia en España. Pero es refiriéndose a la revista Nord-Sud donde aprovecha de hacer justicia a sus dichos en su libro sobre la vanguardia: No me interesa ahora puntualizar el papel desempeñado por el autor de Horizon carré en este grupo –Max Jacob, Jean Cocteau, Paul Dermée, el pintor Braque, el escultor Lipchitz, y otros–, quizás ni tan de primer plano como él se lo atribuía, ni tan secundario como, por necesidad de la polémica yo se lo asigné en el capítulo de mis Literaturas europeas de vanguardia (1925).»²

    Antecedentes, y confesiones como estas, aunque tardías, como escribe Andrés Morales, han contribuido a la revalorización de la figura de Huidobro, de su obra, y deben ser un llamado a las nuevas generaciones de críticos a consultar primero las fuentes originales, y a no ceder jamás al facilismo de las fuentes secundarias.

    Vicente García-Huidobro Santa Cruz

    Presidente Fundación Vicente Huidobro


    ¹ «Búsqueda de Huidobro», Ercilla, Santiago 7 de febrero, 1968.

    ² En Guillermo de Torre, Guillermo de Apollinaire y las teorías del cubismo. Op,Cit, p.21.

    INTRODUCCIÓN

    La justicia ha tardado, pero, al fin, se ha hecho sólida con la obra de Vicente Huidobro. Hoy en día, se presenta una revitalización de los estudios en torno a sus libros de poemas y manifiestos, esencialmente a partir de las investigaciones del profesor norteamericano René de Costa y del chileno Cedomil Goic, la existencia de la Fundación Vicente Huidobro con su sede en Santiago de Chile, la Casa-Museo de Cartagena (un ejemplo de correctísima museología) y la crítica, tanto española como hispanoamericana, académica y periodística (que permanecieran muchos años al margen de las necesarias consideraciones que su poesía y su figura merecían) año tras año han ido engrosando la bibliografía en torno a este autor con ediciones críticas, facsimilares, con dosieres en revistas, artículos, notas, reseñas, etcétera. Antaño y tal vez, porque las absurdas polémicas oscurecieron con frecuencia otras posibles lecturas o porque esa misma crítica se había polarizado injustamente (Huidobro-Neruda; Huidobro-De Rokha; Huidobro-Reverdy; etcétera) hasta llegar al extremo de rechazar de plano rendir un mínimo tributo o reconocimiento a la obra y a la conflictiva y profunda personalidad del poeta y escritor vanguardista chileno. De tal forma que su escritura fue olvidada y postergada salvo en el caso de los poetas –y menciono a Octavio Paz o Jorge Teillier, por ejemplo– quienes supieron dar con la estatura de Huidobro y con la trascendencia irrefutable para la literatura hispanoamericana y, en general, en lengua castellana.

    Este mencionado problema de desconocimiento se acentuó durante años si se analiza desde la óptica de las relaciones con la poesía española contemporánea; una serie de hechos, sin duda, polémicos y poco conocidos, pero de vital importancia para la correcta apreciación de la trascendencia del Creacionismo, de la historia de las vanguardias y de sus principales exponentes españoles, europeos e hispanoamericanos (a la par de la precoz muerte del poeta) fueron minando la posibilidad de acceso a sus escritos inéditos o publicados.

    El sentido de este libro apunta a llenar este vacío crítico y a la ampliación de los poquísimos estudios rigurosos precedentes sobre Vicente Huidobro en España

    La idea general de estas páginas se dirige a una consideración y revisión de carácter historicista de los aspectos fundamentales del influjo que ocasionó, tanto la obra como la personalidad del artista chileno, en la joven generación de poetas españoles, ya sea de manera puntual y concreta, como es el caso de Gerardo Diego y de Juan Larrea, como en el ámbito más plural del grupo de escritores integrantes de la primera vanguardia netamente española, el Ultraísmo, que, en sus postulados iniciales y en su fundación, es deudora incuestionable del poeta chileno (mal que le pese a Guillermo de Torre y a otros estudiosos peninsulares). De esta forma, este estudio se centra en dos aspectos que, a mi juicio, deben considerarse esenciales en la apreciación de este problema. En primer lugar, una revisión de la importancia de los viajes del poeta a España (y su influjo en el Ultraísmo español) y, en segundo término, un rastreo del Creacionismo en diversos autores y de cómo esos rasgos centrales de la teoría huidobreana se encuentran presentes en las obras de los dos autores principales de esta corriente literaria en España, Gerardo Diego y Juan Larrea, exponentes importantísimos de la llamada generación o grupo poético de 1925 o 1927.

    El marco teórico utilizado debe considerarse como pluridireccional y permeable, es decir, no sujeto a condicionantes específicos de una determinada doctrina de análisis. Por el contrario, se ha buscado la integración de distintas perspectivas críticas, dinamizando la apreciación de las características puntales y, también, generales del problema.

    Así, desde el punto de vista de los principios de la literatura comparada, se han revisado los diversos influjos desde y hacia el Creacionismo español –único método realmente válido para apreciar semejantes fenómenos–, como el complicado y sutil entramado de las relaciones e influencias entre el escritor chileno y sus colegas españoles. Tampoco se han despreciado los elementos biográficos a la hora de revisar las particularidades y detalles de este asunto; de igual forma, los documentos y epistolarios cursados entre estos tres poetas. De allí el carácter panorámico e historicista de este libro que, sin duda, pretende entregar algunas aportaciones en este sentido.

    Para el análisis de los poemas, libros, documentos y manifiestos citados, se ha preferido la combinación de una perspectiva de corte interpretativa, sin despreciar una valoración de índole estructuralista, de la sobredeterminación semántica y de la recepción, pero, utilizándolas más como una referencia rigurosa a considerar que en su calidad de instrumento analítico.

    De esta forma, creo respetar el carácter multinterpretativo que estas obras merecen, además de entregar sólo una hipótesis de lectura que muy bien puede ser complementada con otras que centren sus preocupaciones en este mismo problema o, en aspectos que aún deben ser considerados por la crítica.

    En el ámbito estricto de esta investigación, se ha intentado ofrecer una visión razonable de la teoría creacionista, describiendo las instancias que contribuyeron a conformar esta corriente y las múltiples fuentes, como el Simbolismo, el Modernismo, el Cubismo, Dadaísmo y Surrealismo que, a lo largo de la obra poética de Vicente Huidobro, Gerardo Diego y Juan Larrea sirvieron de base o influjo para la formulación tanto teórica como artística de sus postulados.

    De esta forma, se describen y analizan las características, las resonancias y los elementos originales de la corriente

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