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Evolución humana y vulnerabilidad
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Libro electrónico391 páginas4 horas

Evolución humana y vulnerabilidad

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Esta revisión de la perspectiva evolutiva de la salud busca constituirse en un nuevo recurso de estudio, análisis y discusión para los profesionales interesados. El libro presenta las nuevas tendencias en investigación en medicina evolutiva, campo que está generando gran cantidad de estudios y publicaciones; en particular, busca resolver el interrogante en torno a las razones por las cuales surgen las enfermedades y la injerencia del sexo en su aparición, es decir, aborda aspectos de la historia evolutiva y su relación con la vulnerabilidad en las poblaciones. Por otro lado, considera las causas próximas relacionadas con condiciones recientes, área en la que el ambiente tiene gran importancia, pues afecta el ajuste adaptativo del ser humano como especie. En esa línea, presenta un análisis de las causas de muerte en Colombia reportadas por el DANE durante varios años, a partir de recursos de la biología evolutiva.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 oct 2022
ISBN9789587392968
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    Evolución humana y vulnerabilidad - Oscar Raúl Sánchez Rubio

    PRESENTACIÓN

    Este libro es el resultado del trabajo del profesor titular Oscar Raúl Sánchez Rubio, quien se ha desempeñado por más de dos décadas como docente de la Facultad de Psicología de la Universidad El Bosque. Es importante resaltar que esta Facultad fue liderada durante muchos años por el Doctor José Antonio Sánchez, psicólogo visionario, quien consideró la psicología comparada, la biología y especialmente la evolución humana, como elementos fundamentales en la explicación del comportamiento humano. Gracias a este liderazgo, el profesor Oscar R. Sánchez ha tenido la oportunidad de promover el interés por la investigación entre los psicólogos en formación, a la vez que ha fungido como guía para los estudiantes en lo que respecta a la comprensión del vínculo latente entre las Ciencias naturales y las Ciencias humanas.

    En este orden de ideas, cabe mencionar que el profesor Oscar R. Sánchez ha tenido a su cargo las asignaturas Biología evolutiva y Etología y sociobiología, de primer y tercer semestre, respectivamente; además, ha participado en algunas clases de la maestría de psicología, donde se presentaba un módulo de la mirada evolutiva del comportamiento humano. Ahora bien, el desarrollo del presente libro partió de la revisión de gran cantidad de recursos bibliográficos actuales, relacionados con las explicaciones evolutivas de comportamientos humanos, la salud y las vulnerabilidades propias de nuestra especie. Luego, en el año 2015, se tuvo la oportunidad y los recursos para fundar el Laboratorio de análisis de comportamiento humano (LACH), ahora Laboratorio de evolución y comportamiento humano (EvoCo), donde se inicia en forma la investigación en torno a estos temas con el proyecto Muerte y evolución.

    Otro aspecto que tuvo gran importancia en este proyecto fue la revisión que se realizó en los diferentes procesos de acreditación de la Facultad en el área de internacionalización. Esta labor permitió identificar las nuevas tendencias de la investigación en psicología y salud y, específicamente, en salud pública en el mundo. Se encontró que en diversos institutos y universidades se interesaban en incluir la explicación evolutiva cuando se habla de riesgos de muerte, y se halló que se contaba con publicaciones que no solo tenían en cuenta lo relacionado con la historia evolutiva humana, sino también las condiciones ambientales actuales, lo que tendría relación con las causas de riesgo de muerte. Ahora bien, en el transcurso de las investigaciones, se identificaron dos elementos adicionales que se han venido trabajando: el sexo y la edad de los individuos. Estas variables permiten generar modelos predictivos robustos y muy interesantes, que aportan una fuerza adicional a los resultados encontrados y enriquecen las discusiones.

    Cabe anotar que, con la coyuntura de la pandemia, se generó un ambiente muy propicio para dedicar una parte importante del tiempo a la organización de la información y al análisis con los que se contaba; además, se adicionaron datos reales para ejemplificar lo encontrado en la teoría. Al contar con sustentos suficientes y actuales, se consideró oportuno realizar esta publicación. Entonces, se resolvió que era necesario buscar información en bases de datos, en donde se tratara el tema de muerte fetal y no fetal en Colombia; los datos reportados por el DANE permitieron identificar las tendencias poblacionales de muerte, relacionadas con el sexo y la edad. Ya con esta información se amplió lo suficiente la revisión bibliográfica y se pudo realizar una discusión a la luz de los planteamientos históricos evolutivos y las condiciones actuales, entendidas como características de historia de vida.

    Lo anterior permitió generar este documento, el cual podría ser considerado como un recurso de estudio para las facultades de Ciencias sociales y de la salud, pues puede ser una herramienta útil en lo que respecta a la formación de los profesionales del futuro en estos temas que cada vez más se identifican como relevantes en las instituciones de educación superior en todo el mundo. Además, se podría esperar que este documento aporte insumos importantes en las investigaciones futuras, considerando las pocas publicaciones en español que tratan acerca de estos temas. Finalmente, cabe anotar que, como valor agregado, este libro cuenta con un glosario de conceptos muy relevantes en investigación y una gran cantidad de referencias bibliográficas que permitirán a los lectores ahondar en cada tema específico que sea de su interés.

    INTRODUCCIÓN

    El objetivo de este trabajo es proporcionar herramientas que ayuden al lector a entender las explicaciones evolutivas de la vulnerabilidad humana. De hecho, la tendencia actual de algunos profesionales de la salud es presentar explicaciones en torno a las enfermedades y las causas de muerte. Sin embargo, además de nuestra historia evolutiva como primates, también debe considerarse el sexo, la edad de los pacientes y las condiciones ambientales a las que nuestra especie se ha ido adaptando.

    El recurso principal de estos estudios es la gran cantidad de información que sustenta la biología y la ecología evolutiva. Por ende, el objetivo es generar una dinámica de investigación relacionada con la salud pública que permita el desarrollo de nuevas explicaciones para las enfermedades y las causas de muerte. Esto enriquecerá las discusiones interdisciplinarias y contribuirá a generar acciones en pro del mejoramiento de la salud de la población. En el capítulo uno, se mostrará que existen cada vez más grupos de profesionales que están generando estudios: agrupando personas, presentando alternativas de acción, invitando a congresos, etc., que están dando un impulso para lograr establecer esos propósitos.

    Después de esto, se presentará en el capítulo dos, datos relacionados con la evolución compartida entre primates, se ilustra cómo debemos involucrar los estudios comparados en las explicaciones evolutivas a todo nivel. Cabe anotar, que, aunque la prevalencia de mortalidad y morbilidad entre los primates es similar, algunas de sus variaciones tienen consecuencias sobre el manejo oportuno en el campo de la salud.

    En el capítulo tres, se revisa por qué el proceso evolutivo en sí mismo de la subespecie a la que pertenecemos, Homo sapiens, nos hace vulnerables a ciertas enfermedades y dolencias. Se presentará, además, investigaciones donde se muestra cómo la probabilidad de muerte está asociada al sexo del paciente en diferentes momentos de nuestro ciclo de vida. Esta comparación es una herramienta crucial para entender la verdadera esencia de la mirada evolutiva de nuestra sobrevivencia, lo que podrá proporcionar posibles rutas de atención en el manejo diario de pacientes para los profesionales implicados.

    Posteriormente, en el capítulo cuatro, considerando dicha mirada evolutiva, se aportará información relevante con el fin de acercarnos al entendimiento de la vulnerabilidad de poblaciones e individuos en ambientes particulares. De tal modo, se podrá comprender el efecto negativo de las variables que, con el tiempo, pueden desencadenar respuestas no deseadas sobre la salud.

    Seguidamente, en el capítulo cinco, se usarán datos históricos de instituciones colombianas para mostrar las tendencias poblacionales de muerte, los riesgos en cada momento del ciclo vital y, las diferencias entre hombres y mujeres. Así mismo, se incluirá, tras haber revisado previamente la perspectiva evolutiva, la discusión de los resultados.

    Se espera que, a raíz de las diferencias entre las expectativas reproductivas de hombres y mujeres y, considerando que la selección sexual favorece la reproducción por encima de la sobrevivencia y la salud, exista una diferencia entre hombres y mujeres en lo que respecta a la vulnerabilidad. Esta disparidad también obedecería a causas de muerte propias de cada sexo a lo largo del ciclo vital, lo que, a su vez, estaría relacionado con la madurez sexual diferencial y la importancia de cada uno de los sexos en lo que atañe a la eficacia biológica en nuestra especie.

    Para finalizar, se anexa un glosario especializado con conceptos utilizados a lo largo del documento, citas respectivas y referencias bibliográficas que respaldan la información presentada.

    Espero que este trabajo sea un recurso para los profesionales y estudiantes que estén involucrados en las ciencias de la salud. En este sentido, puede convertirse en un punto de partida para integrar las explicaciones evolutivas al currículo de las facultades de medicina, enfermería, epidemiología, psicología, biología, e incluso veterinaria. De ser así, el esfuerzo que ha requerido el trabajo de investigación, estará ampliamente justificado pues habrán más investigaciones con esta perspectiva evolutiva, en que las explicaciones se involucran en la actividad diaria con pacientes reales.

    TENDENCIA MUNDIAL EN EL ESTUDIO DE LA VULNERABILIDAD HUMANA DESDE LA EVOLUCIÓN

    La mirada evolutiva cada vez adquiere más importancia en el mundo científico y es reforzada por asociaciones que agrupan investigadores cuyo objetivo es promoverla dentro de la medicina y la salud pública, justificada, en muchos casos, por la frase ya legendaria Nothing in biology makes sense except in the light of evolution (Dobzhansky, 1973).¹ Tal es el caso de la International Society for Evolution, Medicine and Public Heath, cuya misión es:

    fomentar la comunicación entre científicos, estudiantes, médicos y profesionales de la salud pública que desean utilizar conocimientos evolutivos para mejorar la investigación y la práctica médica, y utilizar los estudios de salud y la enfermedad humana para avanzar en la biología evolutiva" (EvMedEd, 2020).

    Cabe mencionar que esta entidad realizó una reunión en agosto de 2019 en el Instituto de Medicina Evolutiva en la Universidad de Zúrich.

    Aunque existen revistas especializadas como Evolution, Medicine & Public Health (ISEMPH, 2020), The Evolution and Medicine Review (Evmedreview, 2020) y EvMedEd, que divulgan investigaciones relacionadas con este enfoque (ClubEvMed, 2018). Se deben tener en cuenta sociedades interdisciplinarias como Human Behavior & Evolution Society (HBES), donde se estudia la evolución del comportamiento humano, teniendo en cuenta los estudios de psicología, antropología, incluyendo la evolución cultural, es decir tiene en cuenta investigaciones en las ciencias sociales y la biología (HBES, 2021).

    Así como la European Human Behaviour and Evolution Association (EHBEA), promueve la interdisciplinariedad en los relatos evolutivos de la cognición, el comportamiento y la sociedad humana (EHBEA, 2021), la International Society for Human Ethology (ISHE), fomenta el intercambio de conocimientos y opiniones sobre etología humana con otras ciencias del comportamiento humano (ISHE, 2021).

    De un tiempo para acá, las facultades relacionadas con la salud han incorporado las explicaciones evolutivas de las enfermedades a su currículo (Downie, 2004; Labov, 2011; Perlman, 2013), con algunos liderazgos como The National Evolutionary Synthesis Center (NESCent) que tiene como objetivo

    fomentar una mayor síntesis conceptual en la evolución biológica al reunir a investigadores y educadores, recursos de tecnología de datos e información existentes. Para lograr este objetivo principal, el Centro desarrollará nuevas herramientas y estándares interdisciplinarios para el manejo de la información biológica y la metainformación, que respaldarán las capacidades de análisis de datos con amplia utilidad, la almacenarán y conservarán para su análisis posterior (

    MPS

    , 2021).

    De la misma manera, ha aumentado el acceso a canales especializados en este tema como los cursos dictados por el doctor Stephen Stearns de la Universidad de Yale (Stearns, 2015) o los recursos pioneros identificados en las clases de la Universidad de Stanford con el profesor Robert Sapolsky (R. M. Sapolsky, 2011), quien presenta esta mirada evolutiva de la salud y enfermedad humana, así como las implicaciones que tiene este punto de vista frente las enfermedades modernas.

    Un autor muy prolífico en estos temas es Randolph Nesse, quien lidera la promoción de la medicina evolutiva desde 1990 y que ha generado desde videos (Nesse, 2016), hasta documentos que se han convertido en fuentes de referencia para entender lo que es la medicina evolutiva (Aktipis y Nesse, 2013; Nesse, 2011, 2019b; Nesse et al., 2017). Así mismo, podría incluirse el documento producido por un grupo de investigadores que estableció el fundamento teórico de lo que constituye la medicina evolutiva, aspecto determinante para que los científicos del mundo se apropien de esos elementos y avancen en la consolidación de esa mirada evolutiva de la salud pública (Grunspan et al., 2018).

    Adicional a lo anterior, la epidemiología también ha adicionado esta mirada evolutiva en documentos; tal es el caso del artículo titulado: Evolution and social epidemiology de Nishi (2015), donde presenta la importancia de las condiciones sociales como determinantes de la salud de la población. De hecho, esta es la razón de ser de los así llamados epidemiólogos sociales, quienes establecen relaciones con la reproducción, la salud, las enfermedades y la mortalidad, especialmente cuando se tiene en cuenta el estado socioeconómico, asociado a la desigualdad en el ingreso y el apoyo social (Braveman et al., 2005), y como elemento importante, se dará relevancia es la diferencia sexual en la vulnerabilidad a lo largo del ciclo de vida (Kruger y Nesse, 2006), relacionado con la selección sexual antagonista (Maklakov y Lummaa, 2013).

    Abordaje biológico

    Este documento presenta tres consideraciones que se deben agregar a estas explicaciones. La primera, tiene que ver con la individualidad o la respuesta de los organismos a la exposición social, se conoce como argumento de singularidad (Ogino et al., 2013). La segunda, hace referencia al argumento de la dinámica que establece que el efecto de la salud y la enfermedad sobre las condiciones sociales se deben considerar conjuntamente pues la presencia de enfermedades aumenta la probabilidad de tener problemas socioeconómicos (Strully, 2009). Y, por último, la tercera consideración se relaciona con el argumento de temporalidad, que se refiere a que los efectos de problemas nutricionales en edades tempranas permanecen durante toda la vida y no son modificables (Hayward et al., 2013); esto genera problemas de salud relacionados con obesidad, tolerancia a la glucosa y enfermedades mentales.

    Esta mirada evolutiva es la que tiene que ver con la llamada microevolución, lo que se relaciona con cambios evolutivos a nivel de especie y la frecuencia de alelos en una población donde los rasgos varían entre individuos, por ejemplo, en lo que concierne a la susceptibilidad a padecer enfermedades, que además tiene un sustento genético claro, es decir, esa susceptibilidad es heredable. Como elemento adicional y necesario, esta variación se correlaciona estrechamente con el éxito reproductivo, afectando la frecuencia de los genes en la población. Incluso, este mismo mecanismo se mantiene en la actualidad (Byars et al., 2010; Courtiol et al., 2012).

    A propósito de enfermedades, estas se han podido agrupar en tres categorías en los tiempos modernos: enfermedades infecciosas, enfermedades genéticas, y aquellas causadas por componentes ambientales no infecciosos (Cochran et al., 2000). Esta clasificación ha facilitado el trabajo referente al estudio y prevención.

    Esta mirada biológica evolutiva puede contribuir a resolver los problemas de la salud pública en el mundo, inspirando soluciones novedosas que no se han tenido en cuenta y que podrían hacer la diferencia (Jenkins y Antolin, 2011). Tales soluciones están principalmente dirigidas a médicos, enfermeras, epidemiólogos, veterinarios, entre otros profesionales que podrían colaborar con el avance (Stearns, 2012).

    No menos importantes aparecen las publicaciones que tienen que ver con salud pública y evolución, las cuales hacen referencia a diferentes temas y que muestran la importancia que han venido adquiriendo estos estudios (Nesse y Stearns, 2008; Wells et al., 2017).

    Abordaje cultural

    No solo los elementos biológicos están implicados en la vulnerabilidad a enfermedades en el ser humano. Para explicarlo, es necesario utilizar el concepto de replicante cultural, análogo a los genes que determinan rasgos en la población, estos son conocidos como meme y estarían implicados en la evolución cultural (Laland et al., 1999). Están relacionados con factores sociales como ideas, hábitos y tendencias que, aunque cumplen con condiciones también de individualidad, son transmitidos al grupo social y potencialmente serían favorecidos. Además, de tener implicaciones directas en el éxito reproductivo de los individuos que poseen el rasgo más ventajoso. Por dichos elementos es que se puede considerar un elemento adicional que tendría implicaciones en la evolución. La diferencia con los genes es que puede ser heredable horizontalmente, a personas que no son parientes por aprendizaje social, pero también verticalmente, a los propios parientes (van Schaik y Burkart, 2011). En definitiva, el estudio que se pueda hacer sobre la salud debe considerar los genes y la cultura para entender los impulsores de la evolución humana, que se dio, se está dando y se dará en el futuro próximo. Aunque en este libro no se ahondará mucho más en este tema, es importante tenerlo en cuenta, porque siempre estará omnipresente, cuando se evidencien resultados en diferentes poblaciones.

    Abordaje psicológico

    Otra disciplina muy activa en este campo es la psicología que, de la misma manera que las otras disciplinas; es decir, considerando la mirada evolutiva (McAllister et al., 2016; Nettle y Frankenhuis, 2019), pretende entender los comportamientos que pueden tener efectos en nuestra sobrevivencia y reproducción en momentos específicos de nuestro ciclo vital. En este orden de ideas, cabe aludir, por ejemplo, al homicidio, el suicidio, los accidentes de tránsito, infanticidio, caídas, conflictos dentro de la población o con otras poblaciones, la tendencia a tomar riesgos que pueden afectar la sobrevivencia, en muchos casos relacionados con abuso de sustancias psicoactivas y muchas más, que presentan una diferencia sexual evidente en diferentes momentos en la vida (Buss y Shackelford, 1997; Daly y Wilson, 1990; M. Wilson y Daly, 1997), conocida como comportamientos sexualmente dimórficos, que resultan de la actividad de un sistema nervioso sexualmente diferenciado, donde el repertorio de comportamientos son controlados por señales sensoriales y hormonas sexuales, regulando genes y neuronas diferenciales (Yang y Shah, 2014). Esto tiene que ver, en muchos casos, con el retraso que existe en las adaptaciones a ambientes del pasado que se mantienen en la modernidad y que, si antes trajeron ventajas a los que los exhibían, en este momento pueden traer dificultades y problemas. Esto nos permite inferir si estos comportamientos tienen una ventaja actual, porque simplemente no se entiende su función adaptativa ancestral (Tooby y Cosmides, 1990), o son el resultado de adaptaciones actuales a condiciones ambientales propias. Este conocimiento nos permitirá valorar cuál podría ser la mejor forma de tratar esos comportamientos, que en muchos países se han convertido en problemas muy graves. De hecho, han llegado a ser causas de muerte frecuentes y han supuesto grandes retos para los gobernantes de turno y las entidades de salud.

    Es apropiado agregar en este punto el concepto de resiliencia, que además está relacionado con el concepto de sostenibilidad (Carpenter et al., 2001), entendida como: la magnitud de la perturbación que puede ser absorbida antes de que un sistema cambie a un estado radicalmente diferente, así como la capacidad de autoorganizarse y la capacidad de adaptación a las circunstancias emergentes (Adger, 2006).

    Sin embargo, cada vez más nuestra vulnerabilidad está relacionada con las condiciones estresantes que se manejan en la modernidad, la sensibilidad a muchas condiciones que aparecen con el desarrollo y la restringida capacidad de adaptación, en un contexto donde estamos generando los cambios ambientales drásticos que nuestra sociedad está produciendo por la actividad económica desaforada y desordenada, que tiene directa relación con nuestra salud en condiciones de necesidad extrema, donde la capacidad de las instituciones está disminuida o simplemente no existe. Desde este punto de vista evolutivo, es importante tener en cuenta la consideración de los sistemas socioecológicos, parte integral de nuestra naturaleza, que obliga a los individuos a adaptarse rápidamente a estas circunstancias, dejándonos vulnerables a enfermedades y peligros relacionados con estos cambios, de los cuales no hay un conocimiento previo, ni mucho menos un proceso de selección que nos haya preparado para estas circunstancias.

    ¹ Nada en biología tiene sentido si no es a la luz de la evolución.

    NUESTRO PASADO EVOLUTIVO

    Para este documento, se inicia el rastreo de nuestro linaje hace unos 23 millones de años, donde se encuentra la superfamilia hominoidea del mioceno, representada por especímenes agrupados en el género Proconsul, cuyos fósiles fueron encontrados en Kenia Occidental y no han sido catalogados completamente debido a que aún se debate entre los especialistas. Tiene como características un dimorfismo sexual muy grande, donde se valora principalmente los senos en la parte interna del hueso frontal, que lo relaciona con los primates antropomorfos actuales (orangutanes, gorilas, chimpancés) y, por consiguiente, con la historia evolutiva de los humanos. No presentaba cola y el grado de encefalización es de 154 a 180 centímetros cúbicos (Walker y Teaford, 1989). Otro rasgo que relaciona al Proconsul con los simios africanos son los huesos, tanto de la muñeca como de la pelvis. Se pueden revisar características adicionales en McNulty et al. (2015), donde se establece una completa revisión taxonómica con el objetivo de identificar la verdadera importancia de este género en la evolución de los homínidos.

    La siguiente separación se dio aproximadamente hace 15 millones de años cuando la rama de los orangutanes tomó un camino diferente; después, hace aproximadamente siete millones de años, los antepasados de los gorilas y los chimpancés tomaron un camino evolutivo que los alejó. Sin embargo, esta separación que, desde el punto de vista morfológico, es evidente, deja de ser tan clara cuando se realizan comparaciones cromosómicas. Por el contrario, se puede apreciar una cercanía muy grande, que pone de manifiesto la estrecha relación entre especies emparentadas. Es importante tener en cuenta que existen por lo menos cuatro subespecies de chimpancés reconocidos y dos subespecies de gorilas cuando se hace análisis de ADN mitocondrial, las cuales están separadas en zonas de áfrica identificadas en la actualidad (Sharp y Hahn, 2010).

    Hace varias décadas, la revista Science incluyó un artículo que muestra de forma esquemática la comparación entre cromosomas del Homo sapiens (humano) y el Pan troglodytes (chimpancés) (Yunis et al., 1980). Este artículo muestra cómo, utilizando una técnica de tinción de alta resolución de las estructuras cromosómicas (Bandas G), se pueden comparar los cromosomas uno a uno, para identificar de forma visual las diferencias y, especialmente, las similitudes. Esto llevó a los autores a proponer tres puntos esenciales a saber 1) los cromosomas de los chimpancés y los humanos presentan homología evidente; 2) los cambios en esas estructuras se pueden explicar por una serie de mutaciones casi perfectamente identificadas y 3) la diferencia en la cantidad de cromosomas en los humanos (46) y los chimpancés (48) podría ser explicada por la fusión de dos cromosomas, resultando en lo que se conoce como el segundo cromosoma humano.

    Dos años más tarde, Yunis and Prakash (1982) presentaron otro trabajo que tiene como elemento añadido la presentación de los cromosomas de dos especies más: el Gorilla gorilla (gorila) y el Pongo pygmaeus (orangután). Estos son reconocidos como especies representativas de los géneros que le siguen al chimpancé en orden de cercanía al hombre. Al revisar cuidadosamente los esquemas, es evidente el parecido entre los cromosomas de las cuatro especies.

    Estas similitudes que fueron apenas evidentes en 1982, se convirtieron en irrefutables, gracias a la aparición de las nuevas tecnologías de secuenciación del ADN y avances en la genética, que permiten la comparación más objetiva entre genomas de especies, lo que favorecerá la determinación de relaciones entre ellas, para entender la dinámica de la evolución y poder identificar las características distintivas de una especie en particular (Enard y Pääbo, 2004; Kronenberg et al., 2018).

    Los trabajos más recientes han permitido identificar mutaciones del tipo deleciones, inserciones e inversiones de forma más concreta en los cromosomas, lo que permite una comparación más real de los diferentes grupos de primates considerados en este estudio (orangutanes, chimpancés y gorilas) (Kronenberg et al., 2018), identificando varias docenas de genes, que presentan variación estructural, que podrían dar luces en las diferencias de la expresión cerebral entre por ejemplo, chimpancés y seres humanos.

    Ahora son más claras las divergencias entre los diferentes grupos y dentro de los grupos en sí, permiten entender e identificar subgrupos dentro de cada uno de ellos para hacer una clasificación más real. En este sentido se ha identificado en nuestra especie, comparada con los grandes simios, la variabilidad intraespecífica menor (Kaessmann y Paabo, 2002), lo que en definitiva nos agrupa en una sola especie, a diferencia de los otros primates.

    Con estos estudios, además, se permite identificar de forma más clara los tiempos de divergencia entre los primates, donde se afirma que entre humanos y chimpancés se debió dar la separación entre 5 a 7 millones de años, con el gorila entre 6 a 8 millones de años, mientras que

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