UN NEGOCIO GENÉTICO
que comercializa la empresa estadounidense Orig3n cuestan entre 29 y 298 dólares (unos 26 y 269 euros). Supuestamente, los resultados de las prueban ayudan a esclarecer qué tipo de alimentos, ejercicios y productos de belleza son los más efectivos para una persona de acuerdo a su perfil genético. Según la compañía, permiten, incluso, conocer la predisposición de un individuo a desarrollar ciertas capacidades deseables, como una gran inteligencia o fuerza. Promesas con eco científico que, sin embargo, se han deshecho en jirones de humo marketiniano después de que diecisiete exempleados de esta pequeña firma de Boston revelaran en septiembre su mala praxis. Aseguran que los kits no siempre cumplían con las expectativas infladas por la firma, a menudo estaban contaminados o eran inexactos en sus conclusiones. Si se repetían, ciertos test daban resultados radicalmente opuestos a los iniciales para una misma persona. Según los denunciantes, entre los que se incluyen desde gerentes a técnicos de laboratorio, la compañía había descubierto hacía tres años ciertos problemas en sus pruebas de ADN. Pero en lugar de solventarlos de raíz, se conformaron con aplicar soluciones informáticas rápidas que los enmascararan. Como consecuencia, los resultados eran muchas veces falsos y los análisis no cumplían con los estándares científicos básicos para asegurar su fiabilidad. Los
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