MEDICINA HECHA A MÁQUINA
CUANDO UNA EMPRESA CANADIENSE llamada Deep Genomics anunció en septiembre que había usado inteligencia artificial (IA) para resolver un antiguo misterio sobre un trastorno genético llamado enfermedad de Wilson y, lo que es más, que había usado otra plataforma de aprendizaje profundo (deep learning) para identificar un tratamiento potencial, hubo una oleada de emoción en el mundo del desarrollo de fármacos. Este parteaguas aparente, que la empresa describió como “el primer candidato terapéutico descubierto por una IA”, se ganó los titulares de docenas de medios de comunicación, y en enero pasado la startup, de cinco años, recibió un respaldo de 40 millones de dólares (mdd) de capital de riesgo durante una nueva ronda de financiamiento.
Sin embargo, el descubrimiento mismo está mucho más matizado de lo que
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos