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La construcción social de la ciudadanía
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Libro electrónico581 páginas7 horas

La construcción social de la ciudadanía

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Este libro es fruto de un trabajo colectivo impulsado con apoyo de la UNAM, Dirección General de Asuntos del Personal Académico (dgapa) de la unam, en el marco del Programa de Apoyo a proyectos de Innovación y Mejoramiento de la Ense-ñanza (papime), mediante el proyecto papimepe304615 —Implementación de estrategias metodológicas para mejorar el aprendizaje en las áreas de Historia y Sociedad en México y de Investigación orientadas al estudio y análisis de la realidad social y política de México—, en la licenciatura en sociología de la UNAM, Facultad de Estudios Superiores (fes) Aragón.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 may 2023
ISBN9786073059299
La construcción social de la ciudadanía

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    La construcción social de la ciudadanía - Manuel Ramírez Mercado

    INTRODUCCIÓN

    Manuel Ramírez Mercado

    Este libro es fruto de un trabajo colectivo impulsado con apoyo de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, en el marco del Programa de Apoyo a proyectos de Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME), mediante el proyecto PAPIME PE304615 —Implementación de estrategias metodológicas para mejorar el aprendizaje en las áreas de Historia y Sociedad en México y de Investigación orientadas al estudio y análisis de la realidad social y política de México—, en la licenciatura en sociología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón.

    La reflexión sociológica acerca de la realidad social y política de México fue una de las motivaciones intelectuales que dieron forma a este proyecto de investigación y bajo esta premisa se integró, en marzo de 2015, el Seminario de ciudadanía: análisis de la realidad social y política de México, en el cual se comenzó a trabajar sobre el problema de la ciudadanía en México a partir de la revisión temática con enfoques diversos que, a su vez, pudieran ser recuperados como experiencias concretas que apoyaran el trabajo docente y el proceso formativo de los estudiantes de la licenciatura en sociología de la FES Aragón.

    Como en cualquier otro esfuerzo intelectual por dar cuenta de un fenómeno sociopolítico, nos encontramos con distintos niveles de reflexión y profundidad en los trabajos, los cuales muestran cierta línea de continuidad y, de igual manera, de ruptura intelectual entre ellos mismos. Es por ello que la pluralidad de los enfoques le da una riqueza adicional a este ejercicio y, al mismo tiempo, ejemplifica la forma de trabajo al interior de la licenciatura en sociología.

    Considerando estos aspectos, durante el mes de agosto de 2015 decidimos organizar un ciclo de mesas redondas, Enfoques metodológicos para la investigación y el análisis de la historia y sociedad en México, también en el marco del proyecto PAPIME PE304615, con la finalidad de realizar una exposición ante la comunidad estudiantil y académica de la licenciatura y nutrir los trabajos con las observaciones ahí planteadas.

    La integración de los trabajos sigue un orden de exposición que recupera la reflexión histórica para dar cuenta de problemas sociales, políticos, económicos y culturales. De igual manera, se presentan aportes que vinculan la reflexión teórico-conceptual con situaciones delimitadas de integración y cohesión social. La reflexión sobre el impacto de las políticas públicas y la esfera sociocultural; el análisis de actores sociales, las formas de movilización, la coyuntura política y el análisis económico también son recuperados para ejemplificar las dificultades para la construcción de la ciudadanía en México.

    La obra inicia con la colaboración de Nicolás Sánchez de Jesús, con el trabajo «El criollismo: una expresión de racismo de ayer y hoy en la historia de México», en el cual realiza una reflexión crítica, sustentada en la revisión de fuentes historiográficas, de cómo ciertas actitudes del mexicano que pudieran considerarse meramente contingentes e incluso irrelevantes por sí mismas muestran una carga valorativa que demerita el actuar del otro, más aún cuando este corresponde a una clase social inferior, a esto el autor denomina como criollismo. Este fenómeno social expresa un alto grado de racismo, que tiene un origen en la época colonial y que está tan interiorizado en la cultura del mexicano que inhibe cualquier posibilidad de aceptación racial, acentuando la desigualdad social en el México contemporáneo.

    La segunda colaboración es de Julián Flores Arellano, quien presenta el trabajo «El sincretismo cultural en México», en el cual identifica que la religión sigue siendo un referente cultural en el México contemporáneo y, a partir de ello, realiza una reflexión histórica para adentrarse en las raíces culturales del sincretismo cultural, analizando e interpretando facetas trascendentales para la formación de una identidad religiosa. Asimismo, identifica y compara las épocas que permean en la formación de un pensamiento religioso y político en nuestra sociedad actual.

    En la colaboración de Manuel Ramírez Mercado, bajo el título «El proceso de reflexión sociopolítica de la ciudadanía y cultura política en México», se explora, mediante el análisis documental y la construcción de categorías analíticas, el proceso de reflexión en torno a la ciudadanía que algunos autores denominan como imaginaria o fragmentada, que se caracteriza por hacer evidente actitudes de apatía e indiferencia del sujeto ante los distintos procesos políticos. Categorías como identidad nacional, corporativismo y nacionalismo mexicano se entremezclan en la cultura popular y dificultan la consolidación de los valores democráticos y, por ende, la construcción de ciudadanía y cultura política.

    En el trabajo contiguo, «Una nación que excluye y margina: nación y ciudadanía en México», de la autoría de Juan Bello Domínguez y de Arturo E. Cariño Montero, los autores reflexionan en torno a los proyectos y programas que han configurado la idea de Estado-nación y ciudadanía en una vertiente que fomenta una aparente igualdad social con una alta dosis de desigualdad cultural. Así, mediante categorías como ciudadanía excluida, ciudadanos marginados y ciudadanía en el México profundo, los autores realizan un ejercicio analítico compaginado con la identificación de procesos históricos, mediante los cuales demuestran las estrategias fracasadas para la construcción de ciudadanía, pero sobre todo en relación con una política fallida de reconocimiento e inclusión de los pueblos indios en México.

    En un enfoque distinto, Jaime Linares Zarco, con su artículo «Evolución de la economía mexicana: del desarrollo estabilizador al estancamiento estabilizador», presenta una contribución al análisis económico mediante el análisis comparativo. El autor parte de la siguiente hipótesis de trabajo: al realizar un análisis comparativo entre ambos modelos aplicados en México, encontramos altas tasas de crecimiento del producto interno bruto y generación de empleo, que respaldaron bajos niveles de inflación, tasas de interés y un tipo de cambio estable, entre 1952 y 1982; mientras que, con la aplicación del modelo neoliberal, los niveles de crecimiento y generación de empleo han disminuido en dos terceras partes, a pesar de que la inflación y las tasas de interés se han mantenido bajo control, entre 1983 y 2012. Mediante un adecuado manejo conceptual y su cruce con datos estadísticos, el autor nos muestra la forma como se construye el dato para dar explicaciones a problemas sociales y económicos de la sociedad actual.

    De igual manera, la contribución de Florina González Camarillo, con el artículo «Trabajo, formación profesional y educación basada en competencias», gira en torno a explicar y comprender la complejidad de los procesos de la formación profesional y la educación basada en normas de competencia. De acuerdo con la autora, es a partir de los cambios y transformaciones que ha traído la globalización, junto con el desarrollo científico y el avance de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones, que se explica la necesidad de reformar los sistemas educativos con el objeto de garantizar la preparación de los recursos humanos que habrán de sustentar las nuevas formas de producción económica.

    En un sentido más analítico, René Téllez Valverde presenta el trabajo «La problemática del estudio de la cohesión social en grupos determinados», mediante el cual somete a revisión dos categorías de suma relevancia para comprender el tipo de relaciones sociales que se establecen en una sociedad: la cohesión y la fragmentación. Para el autor, el método expuesto supone la discriminación de los factores cohesionantes que dan forma a una sociedad u otra, a un grupo u otro o bien a una relación social cualquiera. Para el autor, con el análisis de la cohesión dentro de las relaciones sociales se espera formar un panorama inclusivo con el objeto de comprender las diversas perspectivas de la realidad y, de este modo, como sociólogos poder tener una mayor inferencia en ellas.

    Siguiendo la reflexión en torno a los efectos sociales de la crisis económica y la debilidad del tejido social, el trabajo «Crimen organizado, autodefensas e imaginarios de orden en México», de Antonio Fuentes Díaz, discute la aparición de las respuestas ciudadanas frente a la violencia en comunidades rurales de Michoacán, caracterizadas por la apropiación de la seguridad. Propone entender estas respuestas como parte de un continuum en la gestión particularizada de riesgos, expresada a través de la autodefensa armada en escenarios conflictivos, que busca generar efectos de control social por parte de las comunidades en sustitución de las instituciones estatales. Se sostiene que esta apropiación es posibilitada por dos factores: la inseguridad vinculada con la transformación económica estructural de la región y las acometidas del crimen organizado, lo que ha ocasionado una reestructuración del orden local.

    La investigación demográfica es fundamental en el quehacer del sociólogo, es por ello que Ana María Martínez Ponce, en el trabajo titulado «El censo como fuente de análisis demográfico y del crecimiento poblacional en México», desarrolla como propuesta una revisión histórico-documental para explicar la importancia que el conocimiento estadístico, en rubros como lo social, lo económico, la geografía y la demografía, tiene no sólo para conocer las características de la población, sino para identificar la relevancia en el diseño de políticas poblacionales asociadas a modelos de desarrollo y, a juicio de la autora, para mejorar las condiciones de vida, de salud, económicas, políticas y culturales.

    La diversidad y la pluralidad de sentidos en sujetos concretos es abordada por Tania Meléndez Elizalde en el trabajo «Diversidad familiar, sexual y religiosa: parejas homosexuales católicas». Para la autora, la familia y la religión han sido temas fundamentales de la sociología desde su origen, y hoy en día continúan siendo temas medulares para el entendimiento de la sociedad. De ahí que en este capítulo se analice una población en particular, hombres y mujeres que han decidido relacionarse en pareja de tipo homosexual y establecer un tipo de vida de corte familiar, con la característica en particular de identificarse con una religión de tipo católica al margen de saber que por el ejercicio de su sexualidad han quedado excluidos de la religión que dicen profesar. La autora utiliza la teoría fundamentada y el análisis de contenido de entrevistas a parejas homosexuales que viven en familia, para la exposición de los resultados del trabajo de investigación de campo que realiza.

    En un sentido similar se presenta el trabajo colectivo «Evolución histórica del concepto de vejez y sus posibles escenarios a futuro», de Francisca Cruz Camargo y Enrique Cruz García; mediante una recuperación documental debaten en torno a uno de los problemas sociales del cambio demográfico, la vejez. Para los autores, la edad, como categoría de análisis sociológico, es una construcción social y cultural que socialmente determina tipos de relación asociados a la inclusión, el rechazo o la exclusión; en ese sentido, el proceso de envejecimiento de la sociedad se presenta hoy en día como un problema que va más allá de la asimilación social de los viejos, implica diseños de políticas sociales que abordan aspectos biológicos, psicológicos y sociales.

    Pasando a una visión instrumental de la ciudadanía y su relación con la política, Rosa Ynés Alacio García, mediante el trabajo «La participación ciudadana: una propuesta para su estudio», en un enfoque analítico respecto a la participación ciudadana y los procesos de socialización del ciudadano, propone la crónica interdisciplinaria como una metodología para relatar académicamente procesos sociales y políticos desde la contraposición de construcciones teóricas, lo que permite respetar las particularidades de cada disciplina y, a un mismo tiempo, sumar propuestas para construir ciencia aplicada, incorporando metodologías mixtas y abordajes interdisciplinarios para estudiar un mismo objeto de estudio, en sus diferentes fases. La propuesta concluye con el dibujo del bróker o movilizador de la participación, útil para explicar procesos territoriales de interacción política.

    En ese mismo tenor, Jesús Alberto Palacios Espinosa elaboró el trabajo «Selección y capacitación de funcionarios de casilla y las causas para la negativa ciudadana a participar». Mediante el análisis comparativo en dos distritos electorales, el autor analiza como problemática principal el proceso de selección y capacitación de los funcionarios de mesas directivas de casillas para el proceso electoral federal 2014-2015 y las causas de rechazo por parte de estos ante la invitación a participar. En este ejercicio analítico, el autor explica el marco normativo que fundamenta la participación ciudadana en el contexto electoral. El contexto general que guía la reflexión está imbuido de la desconfianza hacia las instituciones electorales, de ahí la importancia de contar con datos para contrastar los perfiles sociodemográficos y las coyunturas políticas en las negativas a participar como funcionarios electorales y cómo esto se cruza con el tema de la legitimidad a través de la participación ciudadana.

    Siguiendo la misma línea de análisis electoral, en el trabajo «Estudio comparativo de las coaliciones electorales y las candidaturas comunes durante los procesos electorales concurrentes de 2012 y 2015», de Ignacio Isaías López Pérez, se abordan los temas de la democracia electoral mexicana que más han llamado la atención con los procesos de alternancia: los de las alianzas electorales. Para el autor es indispensable guardar un equilibrio teórico y metodológico para explicar el fenómeno de la competencia partidista en México, por lo cual su propuesta es analizar empíricamente cuál ha sido el comportamiento e impacto que han tenido los partidos políticos en relación con las coaliciones electorales y con las candidaturas comunes, en especial en los últimos dos procesos electorales concurrentes acontecidos en los años 2012 y 2015.

    Por otra parte, Juan Carlos García Martínez y María de Lourdes Rivera Mora, en el trabajo titulado «Estudio de opinión pública: Las elecciones intermedias del 7 de junio de 2015 en México», abordan el tema de la opinión pública y la manifestación de la construcción de ciudadanía en un contexto de elecciones federales. En este caso los autores recurren al sondeo de opinión como técnica de investigación para mostrar un panorama general del perfil del ciudadano votante en la ciudad de México y las características del comportamiento electoral.

    El trabajo de Karen Monserrat Vázquez Rosales, titulado «La etnografía educativa como recurso para el estudio de la sociedad», muestra un panorama general de la importancia que tiene la educación y la escuela en el desarrollo humano y los mecanismos de socialización. Para ello, en la sociedad actual existe un nuevo modo de aprendizaje y una nueva concepción en la que el docente debe disponer de elementos necesarios para que el alumno se encuentre en las mejores condiciones para aprender. Es por ello que, para la autora, resulta necesario conocer, mediante el análisis etnográfico, cómo se establece la relación educativa en la escuela bajo el contexto de las nuevas tecnologías.

    Por su parte, César Guadarrama Galván presenta el trabajo «Etnografía virtual: las TIC y la investigación social en la era global». La propuesta del autor gira en torno a un ejercicio exploratorio en las formas de socialización que recrean las categorías de espacio y tiempo por medio del uso cotidiano de las redes sociales. En ese sentido, se apoya en la etnografía de los ambientes virtuales que permitan explicar las características de los grupos sociales que se conforman en estos espacios y la forma en que se van modificando las prácticas sociales y la toma de decisiones en un contexto determinado por los valores de la globalización.

    En la contribución de Luis Enrique Ramírez Colín, «Existencia y reconocimiento en De perfil: notas sociológicas de una visión del mundo», se nos muestra un panorama general sobre la importancia de realizar investigación a través de la sociología de la literatura para identificar los perfiles de la clase social que ha producido la obra literaria, toda vez que parte de la hipótesis de que la estructura de la economía se trasplanta en la obra literaria, delimitando el universo estético que ella contiene. El objetivo de este trabajo es identificar la visión del mundo contenida en la novela De perfil de José Agustín. Para lograr este objetivo, primero se desarrollan los conceptos de clase social y visión del mundo del estructuralismo genético de Lucien Goldmann. Después se bosqueja un marco histórico para ubicar a dicha novela. Por último, De perfil se analiza para identificar la visión del mundo que esta novela contiene.

    En cada uno de estos trabajos nos encontramos con distintos niveles de reflexión que ilustran con claridad la forma como la delimitación temática va acompañada de una estrategia de exposición y el recurso técnico metodológico, adecuado a la formación académica y líneas de especialización que cada uno de los integrantes carga tras de sí.

    Por último, quiero agradecer al PAPIME, de la DGAPA de la UNAM, sin el cual esta obra no hubiera sido posible. De igual manera, a todos los colaboradores en este proyecto, los profesores Ana María Martínez Ponce, César Guadarrama Galván, Enrique Cruz García, Bertha González Enríquez, Ignacio Isaías López Pérez. Asimismo, a los estudiantes: Juan Carlos García Martínez, María de Lourdes Rivera Mora, René Téllez Valverde y Karen Monserrat Vázquez Rosales. No menos importante a los becarios del proyecto: Luis Enrique Ramírez Colín, Cesar Gustavo Velázquez Rodríguez e Israel Iván Esquivel Navarro, quienes me acompañaron en todo momento en la revisión exhaustiva de los borradores y en la identificación de las fuentes de consulta que aportaron cada uno de los trabajos aquí integrados.

    EL CRIOLLISMO: UNA EXPRESIÓN DE RACISMO DE AYER Y HOY EN LA HISTORIA DE MÉXICO ¹

    Nicolás Sánchez de Jesús ²

    INTRODUCCIÓN

    La intención de mi participación en el proyecto PAPIME PE304615, y en el Seminario de ciudadanía: análisis de la realidad social de México, 2015 se debe a dos hechos reflexivos, los cuales se suscitaron a punto de concluir el curso semestral, Sistema Político Mexicano, que imparto en el cuarto semestre de la licenciatura en sociología en la FES Aragón.

    El primero de ellos se suscitó al momento de manifestarles a mis compañeros estudiantes que percibía una crisis en su formación académica, pues a lo largo del curso se manifestó un déficit sustancial de conocimientos de forma y de fondo sobre los diversos temas de carácter histórico-social y los contenidos del programa de la materia arriba citada. La limitante cognoscitiva era en particular en el rubro de la historia, porque en múltiples ocasiones los compañeros no tenían los referentes históricos para ubicar en tiempo, espacio y, esencialmente, en los hechos a los personajes y los grupos sociales de México, lo cual resultaba muy grave, pues es su historia y su entorno social. Asimismo, los educandos no mostraban solidez en el manejo de la teoría social que les permitiera explicar y ponderar la actividad política de las organizaciones y los actores sociales desde el campo de la sociología.

    La segunda reflexión se entrelazó con una nota periodística que se suscitó a raíz de las declaraciones filtradas del presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), el doctor Lorenzo Córdova Vianello:

    A ver güey, Edmundo, no mames no voy a mentir, te voy a decir cómo hablaba ese cabrón, me decía: yo jefe, gran nación Chichimeca, [...] yo decir a ti, o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones. No mames […], nada más le faltó decir yo gran jefe toro sentado, líder de gran nación Chichimeca, no mames cabrón, no, no está de pánico (en Rivera, 2015).

    En las citadas declaraciones del representante del INE, las cuales fueron un factor coyuntural en el curso académico para preguntarles a los compañeros cómo se podrían abordar, desde la óptica de la historia o de la sociología, los comentarios del máximo funcionario electoral como parte de la élite política que tiene la conducción de este país. ³ La respuesta fue un silencio generalizado, no había una opinión o teoría social que explicitara la interrogante planteada.

    Lo anterior me llevó a plantearme la necesidad imperiosa de ahondar en los estudios históricos, sociales y políticos de México, y con ello dar una evaluación más sólida y de peso académico sobre la élite política y el supuesto desliz del doctor Córdova. Porque sus comentarios no pueden ser aceptados como opiniones particulares (recordemos que ostenta un cargo público y por ende es un sujeto público), sino que expresan toda una tendencia sociopolítica que a lo largo de nuestra historia ha estado presente, pues dicha tendencia hunde sus raíces en los orígenes mismos del criollismo novohispano.

    Las reflexiones comentadas son el argumento nodal para analizar el fenómeno social «El criollismo: una expresión de racismo de ayer y hoy en la historia de México». Para ello ilustraré el racismo criollo con personajes emblemáticos de dicha élite, y con el devenir de los procesos sociopolíticos. De ellos se gestará no sólo el nacionalismo mexicano, sino toda una cultura elitista con tintes racistas a través de Carlos Sigüenza y Góngora en el siglo XVII.

    El sabio criollo fue poco misericordioso, ya que pidió la tortura para los indios por traidores y apóstatas, como sostiene la investigadora Laura Benítez:

    «Sigüenza reacciona contra los indios de su tiempo, en los que no percibe la antigua nobleza. Indios ingratos, inquietos y desvergonzados. Esto se debe a que los indígenas que se amotinan o se sublevan se muestran a los ojos del criollo como traidores y apóstatas» (1982, p. 11).

    La otra gran personalidad de los americanos blancos fue el jesuita Francisco Xavier Clavijero: «Se presenta con Clavijero la misma pregunta que con muchos frailes misioneros y cronistas: ¿hasta qué punto están defendiendo a los indios y hasta qué punto están usándolos en beneficio propio?» (Blanco, 1989, p. 16). En la centuria del XVIII; dichas opiniones en relación con el jesuita antes mencionado son apuntaladas por el estudioso Jesús Gómez Fregoso: «Nosotros nacimos de padres españoles y no tenemos ninguna afinidad o consanguinidad con los indios, ni podemos esperar de su miseria ninguna recompensa» (1979, p. 69).

    Los anhelos sociopolíticos de poder en los criollos se vieron plasmados décadas más tarde en figuras como fray Servando Teresa de Mier y Agustín de Iturbide, entre otros, quienes representarían al criollismo triunfante ya como grupo sociopolítico hasta nuestros días, como señala el historiador Francisco Bulnes:

    «Iturbide no era un simple hombre, sino la personificación de la clase criolla, con pretensiones al dominio perpetuo de la nación que debía formar la independencia. En otros términos, Iturbide era la representación del partido militar criollo que con él comenzaba» (1910, pp. 337-338).

    En conclusión, en este resumen, la propuesta es la de promocionar los estudios serios y objetivos de la historia y los procesos sociales, los cuales tendrían entre otras finalidades la de explicar los intereses reales que mueven a los hombres y a las élites políticas en la búsqueda del poder, como sostiene Luis Chávez Orozco: «A lo largo de la Historia de México, veremos, que los hombres cuando actúan, muchas veces encubren bajo el velo del patriotismo las razones egoístas que los empujan en sus decisiones».

    DESARROLLO

    El presente trabajo tiene como finalidad explicar, desde la óptica de la historia social, el criollismo como un fenómeno sociopolítico gestado en los albores de la Colonia, y el cual habría de consumarse en las primeras décadas de la centuria pasada a raíz de la emancipación política de México.

    Ahora bien, la liberación de la Nueva España representó, para una buena parte de la élite criolla, la culminación de un proyecto de Estado-nación, el cual se había iniciado en los claustros de los clérigos novohispanos, quienes configuraron a lo largo de dos siglos la idea de una patria propia necesariamente gobernada por una élite culta. Pero el destino fue adverso pues su proyecto acabó siendo ejecutado por los militares, la parte menos culta y preparada de la sociedad, y a través de un pronunciamiento castrense comandado por el coronel criollo Agustín de Iturbide, en febrero de 1821.

    Sin embargo, soy de la opinión de que el movimiento de Iguala sólo permitió el ascenso de un militarismo ególatra acreditando al proceso de independencia como un medio y no como un fin para los intereses mezquinos de los oficiales criollos, quienes además intentaron perpetuarse en el poder, como indica el historiador y político porfirista Francisco Bulnes:

    Iturbide no era un simple hombre, sino la personificación de la clase criolla, con pretensiones al dominio perpetuo de la nación que debía formar la independencia. En otros términos, Iturbide era la representación del partido militar criollo que con él comenzaba y que debía acabar con el fusilamiento del general Miramón en el cerro de las campanas en el año de 1867 (1910, pp. 337-338).

    Por otro lado, al hacer el balance y la caracterización de la Independencia, nos percatamos de que desde sus primeros años se abrió una fuerte polémica en torno a la índole del movimiento, la cual persiste hasta la fecha. Muestra de ésto son las múltiples y encontradas concepciones que se expresan en textos recientes, entre las que destacan:

    1. La idea de que la Independencia fue una revolución; cuyo origen se plasma a partir de los acontecimientos de 1810, y de los que se derivaron los de 1821, situaciones ambas que se dieron como producto de factores socioeconómicos ( Brading, 1980 , p. 82).

    2. La tesis de que fue una contrarrevolución. Esta propuesta intenta reafirmar una idea de la ya larga trayectoria entre nosotros, a saber que los hechos acaecidos en Iguala en 1821 fueron una acción contrarrevolucionaria patrocinada por los sectores más retrógrados de la Nueva España, quienes de esta manera pensaban sepultar los planteamientos popular-revolucionarios de los curas jacobinos —Hidalgo y Morelos— ( Ladd, 1984 , p. 230).

    3. La tesis del reformismo. Plantea que el movimiento dirigido por Iturbide fue un proceso profundamente reformista que unificó a la nobleza y a su numeroso grupo familiar, los cuales apoyaron el Plan de Iguala precisamente porque era constitucional y monarquista. Deseaban reformas dentro del contexto de ese régimen político sin llegar a extremismos sociopolíticos ( Anna, 1981 , pp. 15-19).

    4. La hipótesis que la interpreta como una gran componenda política. Expresa que el proyecto de Iguala no convenció de inmediato a ninguno de los grupos y sectores que se disputan el poder, pero, ante los acontecimientos desarrollados en la metrópoli y con el temor de que incitaran de nueva cuenta a las hordas indígenas, optaron por el gran pacto de 1821 (De la Garza, 1988, pp. 27-30).

    5. La tesis del maniqueísmo histórico. Sostiene que Iturbide, con su Plan de Iguala, hizo de la historia un debate entre buenos y malos, en el que se destaca el problema del proyecto Estado-nación, el cual ¿nacía o abortaba en 1821? (Lemoine, 1985, p. 25).

    6. La propuesta de un proceso global e ideológico. Contempla la mayor parte de las tesis u opiniones vertidas en el análisis de la Independencia (Villoro, 1977).

    Las diversas hipótesis que hemos trascrito, todas y cada una de ellas, merecen una gran consideración valorativa, además de un gran margen propositivo en su afán de explicar el movimiento de Independencia.

    Empero, considero que el proceso criollo no ha sido del todo explicado por ninguna de ellas, pues, a mi entender, el suceso de 1821 representó en esencia el arribismo político de los criollos, quienes desde el siglo XVI buscaron conformarse una identidad propia que les permitiera justificar sus reclamos de propiedad, así como los privilegios nobiliarios, ya fuera porque descendieran de los conquistadores o de la nobleza colonial.

    Los criollos entraron en crisis por primera vez cuando la Corona atacó el basamento de su posición económica y social (las encomiendas), instalando en el virreinato una burocracia de funcionarios españoles que los excluyó de los puestos directivos a fines del siglo XVI. Ante esta situación, el criollo buscó por todos los medios posibles evitar que sus intereses económicos se vieran afectados, pero cuando se dio cuenta de que tal empresa era una causa perdida se embarcó en la tarea reivindicadora de sus padres, los conquistadores (Florescano, 1986, p. 5).

    Fue el criollo Baltasar Dorantes de Carranza quien inició formalmente los reclamos de los criollos a través de su obra Sumaria relación, escrita en 1609, y en donde expone lo siguiente:

    De los 1.326 españoles que intervinieron en la conquista de México, sólo perduran, agrupados en 196 casas, 109 hijos, 479 nietos, 85 bisnietos y 65 yernos, lo que hacía un total de 934 personas.

    Cierto es, que algunos murieron en la guerra, pero la mayor parte emigró debido a los agravios que sufrieron de los pasados gobernantes, y la Audiencia, aunque restituyó encomiendas y haciendas, ante la imposibilidad de cambiar un mundo, dejó las cosas en el mismo estado en que estaban, con sola lástima que hasta hoy sienten los que ganaron esta tierra y sus hijos pues los que vinieron a la postre de llano y ganado, se llevaron lo mejor (en F. Benítez, 1951, p. 255).

    Sin embargo, cuando el criollo no vio satisfechas sus demandas, se volvió en contra del sistema colonial cuestionado los excesos cometidos por los conquistadores para con los indios, los derechos de propiedad de los gachupines, la exclusividad de los cargos administrativos por los españoles, la desigualdad sociopolítica hacia el americano y la negación de una patria propia. Tales cuestionamientos fueron la génesis del criollismo como fenómeno sociopolítico que habría de consumarse con Iturbide en 1821.

    Ahora bien, el criollismo que se gestó a finales del siglo XVI nació con una serie de deformaciones de índole ideológica, racista y hasta con manifestaciones misóginas. Por ejemplo, el oportunismo del criollo Dorantes de Carranza, quien en un principio se manifestó como un iracundo defensor de los indios y un acérrimo cuestionador de los conquistadores por sus excesos contra ellos, pero tan pronto como el virrey Juan de Mendoza y Luna le otorgó el cargo de procurador de los encomenderos ante el rey, con el fin de comprometerse a fungir de abogado por la sangre vertida por los conquistadores, se olvidó de la causa indígena, de la cual se jactaba de ser fiel defensor.

    El racismo y la actitud misógina de Dorantes los podemos constatar cuando comenta que los hijos ilegítimos no los sufre y menos si descienden de madres indígenas:

    «De los bastardos —le dice al virrey— no habla mi pluma, ni los escribiré, [y] a ellos está mejor que se queden en el tintero, pues las leyes —eclesiásticas, derecho divino y civil no les ayudan […] Estos parias indignos, hallados a oscuras y no de madres muy claras, son los que echan a perder las sucesiones legítimas» (Benítez, 1951, pp. 259-260).

    Las actitudes o aversiones sociales de Dorantes no fueron un caso aislado, sino una tendencia muy marcada entre la élite criolla. El erudito Carlos de Sigüenza y Góngora no escapó tampoco a los complejos sociopolíticos del criollismo. De su oportunismo podemos comentar lo siguiente: decía odiar a los gachupines y los imitaba con exageración. Odiaba a los indios, pero vivía de ellos, en el sentido material, y en buena parte también en lo cultural.

    Se quejaba del desprecio europeo contra la Nueva España, pero escribe incansablemente para ser leído en Europa y por los europeos; para que él y su patria criolla sean estimados allá por ellos, y recibe y se desvive por cuanto europeo llega de viaje a la colonia (Blanco, 1989, p. 16).

    El racismo de Sigüenza queda de manifiesto en sus trabajos de contenido histórico, en donde expresa su ambigüedad ante lo indio: bueno el muerto, malo el vivo en los que principalmente ve borracheras de pulque, insolencias de la plebe y apóstatas, como sostiene la investigadora Laura Benítez: «Sigüenza reacciona contra los indios de su tiempo, en los que no percibe la antigua nobleza. Indios ingratos, inquietos y desvergonzados. Esto se debe a que los indígenas que se amotinan o se sublevan se muestran a los ojos del criollo como traidores y apóstatas» (1982, p. 115).

    Además, en sus obras Noticias de la recuperación de las Provincias de Nuevo México (1693) y, en especial, Alboroto y motín de los indios de México (1692), el erudito criollo se muestra implacable y segregacionista en contra de los indios, pues en esta última obra le pide al virrey expulsar a los indios del centro y traza de la ciudad, la cual, según el mismo Sigüenza, para mantenerse en paz debería de ser exclusivamente para los españoles y americanos blancos.

    Por otro lado, Sigüenza, considerado el novohispano más sabio del siglo XVII, tenía al parecer una fobia hacia las mujeres, pues las culpa de todos los males que afectan a la sociedad, como sostiene José J. Blanco: «Pocos escritos novohispanos son más claros y amenazadores contra los indios, y sobre todo contra las indias a quienes culpa de encabezar toda violencia» (1989, p. 152).

    Finalmente, el sabio criollo fue tan poco misericordioso que pidió la tortura para los indios; no prestó ayuda a sor Juana en los que fueran sus años tétricos (de 1692 a 1695), cuando Sigüenza era el favorito del arzobispo y gozaba de las cercanías del virrey Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza y de la confianza del Santo Oficio. La actitud insensible del criollo se sustentó al parecer por la consideración de que sor Juana era su gran enemiga intelectual de la época.

    Ahora pasemos a delinear la personalidad ideológico-política de Francisco X. Clavijero, distinguido como uno de los arquitectos de la mexicanidad —en opinión de Gabriel Méndez Plancarte—. Sin embargo, Clavijero no fue ajeno al ataque racista realizado contra el indio a pesar de su celebérrima obra Historia antigua de México, la cual fue publicada en Italia entre 1780 y 1781.

    En su afamada obra, Clavijero realiza una apología indiana, en sus construcciones arquitectónicas, sus murales, su organización sociopolítica y hasta su misma religión. En su libro, lo indígena queda idealizado, pero únicamente hasta el momento de la Conquista (1521); después no tiene nada más que contar sobre el indio que no sea su menosprecio y del cual no puede esperar nada: «Nosotros nacimos de padres españoles y no tenemos ninguna afinidad o consanguinidad (con los indios), ni podemos esperar de su miseria ninguna recompensa» (en Gómez Fregoso, 1979, p. 69).

    El desprecio de Clavijero para con los indios no fue un factor casual; tenemos la información precisa de su actitud antiindígena, la cual le costó una amonestación por parte del provincial superior Pedro Reales, por su desamor y desafecto a los indios en una carta fechada el 24 de abril de 1721, y en la que se lee lo siguiente: «Son ya tantas las quexas que tengo de su falta de aplicación devida a los ministerios, de su desamor desafecto a los indios, de su voluntarioso modo de proceder como de quien ha sacudido enteramente el yugo de la obediencia, respondiendo con un no quiero a lo que se le encarga como ayer sucedió» (en Gómez Fregoso, 1979, p. 78).

    Esta carta llevó al jesuita Jesús Gómez Fregoso a afirmar lo siguiente: «Creemos, pues que los criollos del siglo décimo octavo, y los posteriores eran hasta cierto punto racistas» (1979, p. 94). Por ende, su apología indigenista era más un discurso oportunista, como apunta José J. Blanco: «Se presenta con Clavijero la misma pregunta que con muchos frailes misioneros y cronistas: ¿hasta qué punto están defendiendo a los indios y hasta qué punto están usándolos en beneficio propio?» (Blanco, 1989, p. 199).

    Por lo tanto, el indigenismo, así como el nacionalismo de Clavijero es, en muy buena parte, defensa de lo criollo. Para definir esto sería necesario marcar el momento de ruptura con el pasado español-europeo inmediato y retornar a los tiempos más remotos: a la antigua cultura mexicana y no a los indios «insolentes, borrachos y apóstatas». Cabe señalar que el nacionalismo criollo, del que Clavijero fuera un magnífico exponente, podría también tacharse de racista y autosuficiente (Gómez Fregoso, 1979, p. 98).

    Por último, expongamos brevemente estas mismas características en otro gran pensador criollo: fray Servando Teresa de Mier, el famoso guadalupano heterodoxo, quien tampoco pasó por alto su diferencia racial y su desdén por el indio. En cuanto al primer punto —nos comenta Edmundo O’ Gorman— el padre Mier fue muy puntilloso en el asunto tocante a su ascendencia aristocrática: «Mi familia pertenece a

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