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Los "rostros invisibles" de la desigualdad social: Un estudio sobre arte, política, educación y consumo cultural en América Latina: los casos de Lima y la Ciudad de México
Los "rostros invisibles" de la desigualdad social: Un estudio sobre arte, política, educación y consumo cultural en América Latina: los casos de Lima y la Ciudad de México
Los "rostros invisibles" de la desigualdad social: Un estudio sobre arte, política, educación y consumo cultural en América Latina: los casos de Lima y la Ciudad de México
Libro electrónico265 páginas3 horas

Los "rostros invisibles" de la desigualdad social: Un estudio sobre arte, política, educación y consumo cultural en América Latina: los casos de Lima y la Ciudad de México

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Este libro reúne una serie de textos académicos que dan cuenta de los principales hallazgos derivados del proyecto de investigación Consumo cultural y representaciones sociales en niños, adolescentes y jóvenes de la Ciudad de México. Diagnóstico y propuestas para la construcción de políticas públicas en materia de desarrollo social y cultural
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 ene 2022
ISBN9786074175226
Los "rostros invisibles" de la desigualdad social: Un estudio sobre arte, política, educación y consumo cultural en América Latina: los casos de Lima y la Ciudad de México
Autor

Vivian Leticia Romeu Aldaya

Vivian Romeu Aldaya (La Habana, Cuba, 1970) es doctora en Comunicación por la Universidad de La Habana. Actualmente es profesora-investigadora de la Universidad Iberoamericana y directora de la Revista Iberoamericana de Comunicación. Es también miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II; de la Red Internacional de Investigadores sobre la Flontera (RIIF); de la Asociación Mexicana de Investigadores en Comunicación (AMIC); de la Asociación Latinoamericana de Estudios sobre el Discurso (ALED), y del Programa de Estudios Semióticos (PES-UACM). Sus áreas de investigación son: comunicación artística, comunicación estética, comunicación intercultural, representaciones sociales, semiótica y análisis del discurso. Ha publicado libros y artículos académicos en revistas nacionales e internacionales.

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    Los "rostros invisibles" de la desigualdad social - Vivian Leticia Romeu Aldaya

    Presentación

    Este libro reúne una serie de textos académicos que dan cuenta de los principales hallazgos derivados del proyecto de investigación Consumo cultural y representaciones sociales en niños, adolescentes y jóvenes de la Ciudad de México. Diagnóstico y propuestas para la construcción de políticas públicas en materia de desarrollo social y cultural para este sector.

    El proyecto del que procede, realizado durante 2015-2016, fue financiado por el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE, antes IIDSES) de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Paralelamente, la Pontificia Universidad Católica del Perú impulsó una investigación similar —financiada por la misma casa de estudios— que permitió comparar, mediante el estudio de las prácticas culturales, el comportamiento del consumo cultural de la población infantil-juvenil en Lima y la Ciudad de México, así como algunas de las representaciones sociales que tales sujetos construyen sobre la política, el arte y la educación formal, lo que otorgó al proyecto la presunción de un alcance regional.

    Este esfuerzo colectivo parece ser el primer estudio comparativo sobre consumo cultural en América Latina, lo que propició, a su vez, la posibilidad de establecer correlaciones de mayor aliento, al tiempo que posibilitó reflexionar no sólo sobre las preferencias, prácticas y comportamiento general del consumo cultural en dichas ciudades, específicamente en los sectores poblacionales en los que enfocamos nuestro estudio (niños, adolescentes y jóvenes), sino que también, debido al enfoque teórico adoptado en nuestra investigación y al tratamiento estadístico de los datos recabados, nos permitió explicar este consumo desde variables disímiles (socioeconómicas, sociodemográficas y simbólicas), que arrojaron luz en torno al fenómeno de la reproducción de la desigualdad social en nuestra región, por la vía del consumo cultural.

    La pertinencia de un estudio como éste para el campo de las ciencias sociales y, en particular, para los estudios sobre la comunicación, consiste en que el consumo cultural representa una piedra de toque para entender la dinámica cultural y social de nuestras sociedades contemporáneas. En el caso específico de los niños y jóvenes, según señala Bermúdez en su ponencia Consumo cultural y representación de identidades juveniles (2001), el consumo cultural posibilita la emergencia de un proceso en el que los actores sociales se apropian de los objetos a partir del valor simbólico que éstos detentan, pues justo ello detona la significación y resignificación de sus relaciones sociales, a partir de las cuales construyen sus diferencias y su identidad.

    En el entendido, entonces, de que los jóvenes constituyen hoy en día un sector social capaz de gestar una amplia injerencia política y ciudadana en sus realidades sociales, el estudio de su comportamiento al nivel simbólico permitió inferir sobre la capacidad y potencialidad de estos sujetos para ejercer su ciudadanía de una manera responsable, entendiendo por ciudadanía el ejercicio y disfrute pleno de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, entre otros. En ese sentido, parafraseando a la autora antes mencionada, el consumo cultural no debe entenderse como el mero consumo de objetos con valor simbólico, sino más bien como formas nuevas de construcción simbólica de la realidad, por medio de las cuales se delinea la identidad y la subjetividad de individuos y grupos.

    Las transformaciones de orden económico, político e ideológico que han tenido lugar en las últimas décadas en el mundo, y que han dado paso a la emergencia del mercado como ámbito natural de las relaciones sociales, así como el vertiginoso cambio tecnológico de los últimos cincuenta años, han reconfigurado el orden y el sentido de las políticas económicas y sociales en buena parte de los países del orbe, y con ello han afectado la conformación de la subjetividad social, modificando a la vez las formas de relacionarse entre los individuos, las maneras de apropiación del espacio social, los modos de construcción de ciudadanía, etcétera.

    Un capitalismo brutal y voraz se asoma cada día más al escenario latinoamericano impulsado por el neoliberalismo rampante de las grandes economías mundiales. Tanto México como Perú forman parte de los países latinoamericanos de economía emergente vinculados a estos procesos globales, que han experimentado cambios —para mal, diríamos— en la implementación de la política social de sus gobiernos, debido a la conversión de los Estados benefactores y nacionalistas en aparatos de gobiernos mayormente cooptados por el capital transnacional.

    Esto, sin duda alguna, si bien no ha empobrecido de más a las ciudades, sí ha abierto una brecha de desigualdad que ya resulta incluso contraproducente incentivar, y una de las consecuencias en el ámbito de lo social-cultural se refleja en la reconfiguración geográfica y geopolítica de la oferta y el consumo cultural, impactando el ordenamiento simbólico de los sujetos sociales, sus modos y prácticas de consumo (de manera particular el consumo cultural) así como las percepciones y concepciones que tienen hoy en día, especialmente sobre el arte, la educación y la política.

    Conscientes de que, en la actualidad, el consumo de bienes y servicios culturales no está determinado del todo por la posición de clase y la red de disposiciones y presuposiciones que desde ésta, vía el habitus, guían la acción, en este libro se relativiza esta tesis neomarxista en aras de ganar comprensión sobre el fenómeno de consumo, pero sin dejar de señalar su vigencia, al menos en nuestras sociedades latinoamericanas. El consumo cultural, así entendido, se constituye en una práctica social de la que, ciertamente, no pueden desligarse las formas en que es percibida la realidad social por los diferentes grupos e individuos. Y en ello juegan un papel relevante los recursos con los que cuenta cada grupo social, a la manera de posesiones que bien pueden ser traducidas tanto en objetos o cosas, como en saberes, competencias, habilidades, información, disposición, percepción, etcétera.

    En ese sentido, desde el consumo cultural se ofrece una amplia gama de información para pensar no sólo la cultura contemporánea, sino también para intentar inferir la manera en que la gente vive y construye sus ideas sobre el mundo actual y futuro, sobre todo los más jóvenes. Estas inferencias, a nuestro modo de ver, resultan importantes para dar cuenta de los cambios en la mentalidad y la sensibilidad social, específicamente aquellos que guardan relación con los ámbitos de acción política, los culturales-artísticos y cognitivos-educativos, gracias al vínculo que éstos comparten con el pensamiento y la acción socialmente necesaria. Ello, a su vez, permite especular, en términos macros, sobre la situación social de cualquier entorno.

    En ese sentido, este libro resulta el corolario de este esfuerzo conjunto desde el que pretendemos ofrecer a nuestros lectores una visión comparada del consumo cultural y de las representaciones sociales en dos de las ciudades latinoamericanas que hoy son baluartes del capitalismo neoliberal: Lima y Ciudad de México.

    Los resultados generales a los que arribamos no nos sorprenden del todo, si bien hay registro de hallazgos particulares que logran, al menos, poner a debate lo hasta ahora dicho. No obstante, la condición socioeconómica e histórica de las ciudades en estudio revela una dimensión estructural insoslayable en el comportamiento del consumo cultural y el tipo de representaciones sociales que construyen los sujetos investigados. Ambas capitales se asemejan, desde la época colonial, en población, organización social, sistema político y económico, así como en sus condiciones e índices de desigualdad y pobreza. En ese sentido, dada la cercanía que ambas ciudades muestran incluso con otras del continente americano, podríamos realizar, a partir de los resultados de esta investigación, algunas inferencias para buena parte de las ciudades latinoamericanas que compartan una situación social y económica similar.

    El libro está conformado por cuatro capítulos. El primero, titulado La condición sociosimbólica de la desigualdad social. Introducción a un estudio comparativo entre Lima y la Ciudad de México, ofrece un panorama general de los postulados teórico-conceptuales que guiaron la investigación, cuyos principales resultados exponemos aquí aunque, de manera particular, también arroja información referencial de los casos de nuestro estudio, a saber: la Ciudad de México, en México, y la ciudad de Lima, en Perú, con el objetivo de contextualizar, de forma general, los hallazgos obtenidos. Este capítulo también expone el trabajo de conceptualización de lo que hemos llamado, en esta investigación, la dimensión sociosimbólica de la desigualdad social, a la manera de presentación de las premisas teórico-conceptuales del estudio aquí reseñado, y el soporte metodológico empleado.

    El segundo capítulo, Variaciones en el gusto cultural de adolescentes y jóvenes en la Ciudad de México, propone discutir la tesis de la homología estructural de Pierre Bourdieu en cuanto a la explicación del comportamiento del consumo cultural. Aunque se toma como punto de partida la categoría de gusto y no la de consumo como práctica sociocultural propiamente dicha, el trabajo revela hallazgos que muestran la incorporación de las sociedades latinoamericanas estudiadas a una dinámica de comportamiento global del consumo cultural. Sin embargo, esta inserción, que permite explicar el consumo cultural a partir de la tesis del omnivorismo cultural de Peterson y Kern, no impide observar, a pesar de la tendencia globalizadora, el impacto que tiene la estructura social en el modelamiento de dicho consumo para la población estudiada.

    En el tercer capítulo, en cambio, se muestra un panorama distinto. Se titula Descripción de las posturas sobre la política en espacios urbanos en las ciudades de Lima y la Ciudad de México, 2015, y propone un análisis de las representaciones sociales que los sujetos investigados construyen sobre la política. Resulta reveladora aquí la homogeneidad de las percepciones y atribuciones de sentido que recibe el objeto representacional política para la población en estudio. No obstante, el texto también hace visibles las diferencias que comporta este tópico entre los sujetos investigados, segmentándolos no sólo por lugar geográfico, sino por otras variables como escolaridad, ocupación y edad, lo que arroja interesantes cuestionamientos sobre el futuro político de estas sociedades cuyo destino se concentra, para las próximas décadas, eminentemente en manos juveniles.

    Cierra este libro el capítulo titulado La expresión y reproducción de la desigualdad desde el conocimiento: una visión comparada del campo de la educación en Lima y Ciudad de México desde las prácticas de consumo de los jóvenes de doce a veinticuatro años de edad. En este trabajo minucioso se ofrece un panorama claro de la relación entre consumo cultural y las representaciones que los sujetos investigados construyen sobre el objeto representacional educación. El estudio resulta relevante porque logra demostrar, en lo general, la relación de desigualdad en los consumos que se genera a partir de las condiciones sociodemográficas de los niños, adolescentes y jóvenes estudiados.

    Al final de su lectura o consulta, el lector tendrá ante sí un conjunto de resultados validados empíricamente que, en su mayoría, revelan los rostros invisibles de la desigualdad social en dos de nuestras ciudades latinoamericanas; una desigualdad que, evidentemente, tiene su raíz en la distribución del ingreso y las posiciones objetivas de clase que van asociadas a ella, pero que revela también, a través de otros factores, la naturaleza multidimensional de la misma.

    Para finalizar, queremos expresar nuestro reconocimiento a todas las personas e instituciones que, de una manera u otra, contribuyeron a la concreción de este estudio. En primer lugar, debemos agradecer a la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México que, al financiar por medio del EQUIDE la investigación cuyos resultados aquí se exponen, dio a nuestro equipo de trabajo la posibilidad no sólo de realizar este necesario estudio, sino también de publicar sus principales hallazgos.

    En segundo lugar, agradecemos al Departamento de Comunicación de esta misma casa de estudios, y en especial a su director, Manuel Guerrero, por su apoyo en la realización de esta investigación, así como al personal administrativo y secretarial del departamento que, con su eficiencia y talento, resolvió los varios obstáculos logísticos y de coordinación que siempre se presentan en este tipo de empeños.

    En tercer lugar, agradecemos también a la Pontificia Universidad Católica del Perú por el apoyo financiero brindado a esta investigación, especialmente a la Dirección General de Investigaciones y a la Dirección Académica de Responsabilidad Social.

    No podemos dejar de reconocer, de manera muy particular, la invaluable ayuda y colaboración de Martín Paladino, del Instituto Mora en México, en el proceso de concreción del análisis estadístico utilizado en esta investigación, y también en las extensas e intensas asesorías y sesiones de trabajo colectivo que nos hicieron aprender casi a la fuerza los métodos estadísticos de análisis e interpretación de datos. Sin su apoyo, no habríamos podido dar cuenta cabal de los resultados que presentamos en este libro.

    Por último, agradecemos sinceramente la participación y cooperación que, desde diversas trincheras de trabajo, brindaron los becarios de este proyecto, a saber: el trabajo eficiente y puntual de Alexandra Argüelles, estudiante de la licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana; la colaboración oportuna de Luis Aurelio Fierros, estudiante de la maestría en Comunicación de la Universidad Iberoamericana; el excelente trabajo de recopilación documental de la estudiante de la licenciatura en Comunicación Ana Luisa Hernández, de la Universidad de Coahuila y, por último, el magnífico y profesional trabajo de búsqueda de datos y referencias que realizó Germán Aguilera, estudiante del programa de doctorado en Comunicación de esta universidad.

    A todos, muchas gracias por su participación y apoyo.

    CAPÍTULO 1.

    La condición sociosimbólica de la desigualdad social. Introducción a un estudio comparativo entre Lima y la Ciudad de México

    Vivian Romeu

    LA DESIGUALDAD SOCIAL NO SIEMPRE TUVO UN ORIGEN ECONÓMICO. Esto afirman Flannery y Marcus (2014) en un artículo titulado La desigualdad social en el antiguo Nuevo Mundo, donde resumen su libro La creación de la desigualdad, escrito en 2012. El texto al que aludimos, sin embargo, no pasaría de ser uno más de estirpe antropológica, si la visión que ofrece de la desigualdad social no fuera ajena del todo a la visión marxista, que es la que comúnmente se toma para un análisis como tal. Su perspectiva socioantropológica coloca a lo simbólico, en su estrecha relación con lo social, en el centro de la emergencia de este fenómeno en las sociedades antiguas que, si bien en sí mismo no es dañino a la sociedad, tanto la competencia como el individualismo brutal promovidos por el capitalismo neoliberal en la actualidad, y al amparo de las cuales el fenómeno de la desigualdad social muchas veces tiene lugar, resulta sin dudas un flagelo mundial que está situando a las sociedades contemporáneas al borde de una lucha aún incipiente por la justicia y la equidad social, a través del reconocimiento y la aplicación eficaz de los derechos humanos en el mundo.

    En ese sentido, podemos decir que la lucha por los derechos humanos se instala, de cierta forma, como una lucha por la igualdad, aunque en este combate aún no esté definido del todo el enemigo. No obstante, desde nuestro punto de vista, lo relevante de todo esto es el retorno a los valores de equidad y colectivismo social, tan mermados por el paradigma económico y político neoliberal al que dicha lucha puede contribuir. Se trata de una batalla que se libra, más que nada, en el plano simbólico, al modo de un cambio civilizatorio que plantea un desafío para la transformación cultural, sociocultural; de ahí la importancia —al menos, grosso modo— de entender la desigualdad social también desde una perspectiva simbólica.

    El hecho de que lo económico influya en la distribución deficiente e inequitativa del ingreso augura, ciertamente, la presencia de la desigualdad, primero económica, y luego social. Sin embargo, lo que Flannery y Marcus señalan en su artículo muestra otra cara (y otro orden) del surgimiento de la desigualdad social. Esta perspectiva de análisis revela, en cierto sentido, nuestra filiación a ella a partir de la propuesta conceptual que en este estudio pretendemos plantear, apoyados en los trabajos neomarxistas bourdieuanos en torno a lo que hemos llamado dimensión sociosimbólica de la desigualdad social. Nosotros, como se verá más adelante, partimos de estas premisas al analizar la desigualdad, a saber: la existencia de sociedades clasistas, con organización social y política capitalista, basada en la concentración de riqueza y medios de producción en las manos de unos pocos, al tiempo que reconocemos también el importante e innegable papel de la práctica social de los sujetos sociales, entendidos éstos como agentes capaces de incidir y transformar, vía dicha incidencia, la sociedad en la que viven.

    La realidad actual de las sociedades latinoamericanas donde pretendemos situar nuestro estudio (Ciudad de México y Lima) revela la necesidad de entender la desigualdad social, hasta cierto punto, como un resultado de la desigualdad económica; de hecho, los resultados macros obtenidos por medio de la investigación de campo lo demuestran. Sin embargo, en aras de ofrecer un panorama arqueológico en torno al surgimiento del fenómeno de la desigualdad social casi desde el mismo nacimiento de las civilizaciones humanas, y más allá de lo económico, resulta importante tanto para comprender el origen de la desigualdad desde una perspectiva simbólica, como para dar pertinencia a nuestra propuesta.

    Flannery y Marcus (2014: 38) señalan que la desigualdad social surge hacia 2500 a.C.; afirman que, para entonces, ya estaban creadas todas las formas de desigualdad, las cuales consistían, básicamente, en el ejercicio de la diferencia en torno a la virtud, específicamente, la generosidad. Ésta se instaló así en una especie

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