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Aferrado
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Libro electrónico166 páginas2 horas

Aferrado

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Información de este libro electrónico

Aferrado es un relato basado en hechos reales acerca de los milagros que Dios hizo para la familia Ferrara Morales. Una historia llena de suenos, sin importar el lugar de origen ni el lugar donde logres alcanzarlos.

En muchas ocasiones asociamos la palabra aferrarse como algo negativo, insistente, hasta el punto obsesivo, pero para Rene y su familia el significado de aferrarse era solo al amor de Dios. Esta historia tambien cuenta lo dificil de la paternidad, y al mismo tiempo lo dulce que es y las satisfacciones que provocan en los padres cuando logran criar a seres humanos amorosos. Sin tratar de ensenar a nadie, las vivencias del matrimonio protagonista, logra aportar un poco al amplio tema de la ensenanza y educacion de tres diferentes personas, sus hijos amados.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 mar 2023
ISBN9781662495618
Aferrado

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    Aferrado - Norma Ferrara

    cover.jpg

    Aferrado

    Norma Ferrara

    Derechos de autor © 2023 Norma Ferrara

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2023

    ISBN 978-1-66249-553-3 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-66249-561-8 (Versión Electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Table of Contents

    Su sueño

    Su llegada

    Mano dura

    La mejor ayuda

    René y la universidad

    Lo inesperado

    Norma y la universidad

    Diana y la universidad

    El sueño americano

    La decisión

    Incertidumbre

    El primer intento

    El momento esperado

    La operación

    La recuperación

    Comenzar de nuevo

    El equipo completo

    Ya no más

    Fe

    Tú puedes

    ¿Tú eres René Ferrara?

    Referencias

    1

    Su sueño

    Su vida transcurría entre la familia, el trabajo y sus amigos, hasta que se sintió listo para realizar su sueño de vida. La mayoría de los seres humanos tienen un llamado en su interior, un anhelo, un algo para lo que vinimos a este mundo, para algunos es difícil conocer esa vocación, pero para Benjamín fue sencillo saberlo. Gracias al amor que sus padres le demostraron desde que tuvo uso de razón, él sabía, desde muy temprana edad, que quería formar su propia familia. De descendencia italiana, de ahí el apellido Ferrara, y con porte de galán, no le era difícil conocer muchachas. Cierto día conoció a Marcela, una muchacha muy bonita, inteligente, estudiosa, joven igual que él, asistía a la preparatoria. Aun y que Benjamín solo terminó la educación secundaria, era muy perceptivo y de Marcela aprendería la importancia de la educación superior en la vida.

    —Hola, Marcela, te invito al cine el sábado —dice Benjamín.

    —Me gustaría mucho ir Benjamín, pero tengo mucho por estudiar, tareas que terminar, un ensayo que no he empezado, tres cuestionarios por contestar, todo esto solo para exentar el examen final —responde su novia.

    —¿Exentar? ¿Qué es eso? —pregunta Benjamín intrigado.

    —Cuando estudias mucho, participas en clase, entregas todas tus tareas con buenas calificaciones, el maestro elige al mejor alumno del bimestre y lo libera de presentar el examen final, solo el mejor de la clase logra quedar exento. Y yo soy la mejor —responde Marcela con orgullo.

    —Pues te felicito por tu logro, otro día vamos al cine —después de una breve pausa, continúa diciendo Benjamín—. Cuando yo tenga hijos me gustaría que también sean excelentes en la escuela, yo solamente terminé la secundaria, pero me gustaría que mis hijos sean mejores que yo, aprendan más cosas y tengan mejores trabajos que el mío, mejores vidas.

    —¿Hijos?, ¿no crees que eres muy joven para pensar en tener hijos? —cuestiona Marcela.

    —Claro que no, yo sé muy bien lo que quiero de mi vida y una de mis metas es tener dos o tres hijos, vengo de una familia numerosa, pero me gustaría tener pocos hijos para darles lo mejor de la vida, lo que yo no tuve de niño —contesta emocionado.

    Al paso de los meses, Benjamín sintió la poca conexión que había entre Marcela y él, sus caminos se dirigían hacia rumbos distintos. Conocerla le enseñó la importancia de la preparación universitaria, saber que la educación proviene de muchas escuelas, él solo conocía la escuela de su familia y de su trabajo.

    Tiempo después, en uno de los bailes a los que asistía con sus amigos, conoció a una muchacha muy guapa, su nombre era Juany. Su piel morena y ojos negros cautivaron a Benjamín, claro que no podía dejar de admirar sus torneadas piernas que tenía bien tonificadas gracias a que practicaba voleibol. Su imponente carácter fue el que llamó más su atención, una muchacha hiperactiva y mandona, como a él le gustaban.

    Pasaron días conociéndose, paseaban, platicaban, con ella comenzó a sentir esa conexión especial que buscaba. Juany trabajaba en una fábrica de camisas como costurera, al igual que él, solo había terminado la escuela secundaria, pero eso no significaba que no fuera inteligente, por el contrario, era una mujer muy perspicaz y decidida, sabía perfectamente lo que quería y sabía descifrar a los hombres, por lo que no le era difícil ver las virtudes de Benjamín. Sin pensarlo demasiado y al poco tiempo él se le declaró.

    —Puedes pensar que es muy pronto, pero te amo y quiero que seas mi esposa. ¿Te casarías conmigo? —pregunta Benjamín, sosteniendo un pequeño pero hermoso anillo.

    —Sí, ¡claro que pienso que es muy pronto! —contesta Juany sorprendida, pero firme, sin titubeos—, apenas hemos salido durante tres meses, y ya te quieres casar, vamos a conocernos mejor —continuó explicando.

    —De acuerdo, yo sé que eres la mujer de mi vida y sabré esperar —responde Benjamín contento con la respuesta de su amada.

    En un abrir y cerrar de ojos transcurrió un año entero, del cual Benjamín pasó ahorrando lo más que podía. El camino estaba claro para él, ella era la mujer que quería para esposa y supo esperar. El anhelado sí llegó, y los preparativos iniciaron con la elección de la fecha de su boda. Los dos trabajaron todo un año para organizar el gran evento, y otro año más pasó, ahorrando semana tras semana para completar cada detalle, el salón, el vestido, su traje, el banquete, la iglesia. Para conseguirlo, fue necesario separase un tiempo, ya que Benjamín consiguió un trabajo en la ciudad de Monclova Coahuila, México, su lugar de nacimiento. Con un salario mejor remunerado, y todas las ganas de que llegara ese día, cada fin de semana regresaba a su querido Monterrey a llevarle una parte de su salario a su madre, como siempre, y la otra a su novia para completar su boda, fueron semanas de arduo trabajo y sacrificios para la pareja.

    El momento de anunciar a sus respectivas familias su decisión de casarse llegó. Durante su noviazgo pasaban tiempo conviviendo con las familias de ambos, y cada una de sus madres se distinguía por su carácter recio, enérgico, chapado a la antigua, doña Irene, mujer trabajadora, fuerte, pero sobre todo sin problema en decir lo que pensaba.

    —Mamá Juany y yo estamos listos para seguir y compartir nuestras vidas y hemos decidido casarnos el próximo mes de julio —comienza a decir Benjamín con un tono nervioso.

    —¿Se van a casar?, ¿ya te sientes listo para el matrimonio?, ¿ya trabajas, ya eres autosuficiente, ya no necesitas a tu madre? Es el momento de abandonarme —cuestiona su madre.

    —Mamá, no me diga eso, yo siempre voy a estar con usted, usted me ha dado todo y por usted soy lo que soy, pero también quiero tener mi propia familia, lo más importante para mí también es tener hijos y con Juany yo sé que lo puedo lograr, con nuestro amor —contesta Benjamín.

    —Juany, la Ganona, te llevas a mi tesoro. Pues te casas Benjamín, pero yo no sé si tenga dinero para el vestido, así que no cuentes con que yo asista a tu boda —dice su madre.

    —Doña Irene, no importa el vestido que use, lo importante es que nos acompañe en este momento tan importante de nuestras vidas —comenta Juany.

    En la familia de Juany de igual manera la noticia fue compartida, pero no fue tan bien recibida, cómo ellos lo imaginaban.

    —Señora, vengo a pedir su permiso para casarme con su hija, estamos realizando los preparativos para la boda y queremos su bendición —comienza a decir Benjamín, con la voz nerviosa.

    —Se casan, y me robarás a mi querida hija —contesta doña Melita, con una expresión molesta en su rostro—. Pero ya lo verás, algún día vas a tener hijas, y también te las van a robar —responde molesta su futura suegra.

    —Mamá, no diga eso, no me van a robar, yo siempre estaré al pendiente de usted —contesta Juany tratando de trasmitir a su madre la alegría que ella estaba sintiendo por su próxima boda.

    Esas palabras de doña Melita quedarían en la memoria de Benjamín para toda su vida. Él sabía que ese era su destino también, traer al mundo al amor de su vida, hijo o hija, y entregárselo a su esposa o esposo a su debido tiempo, como doña Melita lo haría con él ese cercano día en que uniría su vida a la de Juany.

    Después de compartir con las mamás de ambos sus deseos de construir una vida juntos, el día esperado llegó, y con él la felicidad de que doña Irene y doña Melita acompañaran a sus hijos al altar, a pesar de la inconformidad de ambas, ellas y todos los presentes eran testigos del inicio de una nueva etapa en su vida, la cual estaban felices de empezar juntos con amor y la bendición de Dios.

    2

    Su llegada

    La alegría de conocerlo, los nervios de saber que los dos estaban bien, las ganas de abrazarlo y verlo a los ojos, eran sensaciones que Benjamín siempre se había imaginado, pero en el momento que las vivió, las sintió mil veces más intensas de lo que había pensado. Sostener en sus brazos a su primer hijo y saber que su esposa estaba bien, era el momento más feliz de su vida, después del día de su boda. Ver su sueño cumplido, de tener en sus brazos a su hijo, lo motivó a seguir adelante, trabajar arduo para hacer de esta personita lo mejor que él podía.

    Para Juany fue especialmente feliz este momento, ella había experimentado la angustia de no quedar embarazada los primeros meses de matrimonio, para ella también era su sueño de vida formar una familia, al igual que para Benjamín. De ahí que son tal para cual.

    Lo primero que hicieron al tenerlo en sus brazos fue contemplarlo, inspeccionar su cuerpecito, observarlo completo, contar cada uno de sus deditos, sus reflejos, escuchar su llanto, disfrutar su olor a bebé, contemplarlo por horas, escuchar latir su corazón fuertemente, por primera vez, llenó de ilusión el corazón de Juany, fue una enorme emoción que la invadió, sin darse cuenta todavía que ya tenían en sus brazos a la persona que habían esperado toda la vida, la personita que habían amado aún mucho antes de concebirla. Tenerlo en sus brazos ocasionó una ola de sentimientos encontrados, sentir la alegría de al fin conocer al ser que había esperado por muchos años y al mismo tiempo no tener idea de qué hacer, al fin, mamá primeriza, sentir la responsabilidad tan grande, acompañada de miedos y dudas, de cuidar, proteger, guiar a esta personita y a la vez sentía

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