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Caminando Con Angeles: Historia Basada en la Vida Real
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Caminando Con Angeles: Historia Basada en la Vida Real
Libro electrónico142 páginas2 horas

Caminando Con Angeles: Historia Basada en la Vida Real

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Una Historia de la vida real donde Karolina L. Hudek cuenta la manera que su vida cambio a partir de 1995 con el nacimiento de su hija. La nina nacio con paralisis cerebral. El esposo era acoholico, adicto a las medicinas y con problemas mayores de depresion que lo llevan al suicidio. Narra la manera en que los Angeles aprarcen en su vida, desde el naciemiento de su hija y el modo de relacionarse con ellos a traves de la ayuda y orientacion que empezo a recibir en el transcurso de su vida.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento29 ago 2016
ISBN9781483578279
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    Un tema muy apasionante el de los ángeles, conocí mucho. Seguiré en esa búsqueda de los ángeles, es un primer paso.

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Caminando Con Angeles - Karolina L. Hudek

Final

INTRODUCCION

Muchos nos preguntamos. ¿Porque la vida es tan difícil? ¿Porque tanto sufrimiento en cada hogar del mundo? Nos hundimos en el dolor sin tener el valor de salir y buscar las respuestas a estas preguntas y no estoy hablando de soluciones a los problemas, hablo de tratar de entender por qué tenemos que vivir la vida que vivimos. ¿Quiénes somos? ¿Y porque estamos aquí? Es nuestra responsabilidad saberlo y entenderlo. La respuesta solo la podemos escuchar en el silencio, esa voz interna que nos habla dándonos la explicación y la solución al sufrimiento, esa voz que no sabemos quiénes pueden ser Dios, La Virgen, los Ángeles o talvez Los Santos de nuestra devoción, esa vocecita interna que todos podemos escuchar y que nos negamos a oír, simplemente porque no los vemos, pero que sí existen y están dispuestos a ayudarnos a entender por qué estamos aquí y a vivir un mundo mejor.

No quisiera cambiar las creencias de cada uno de nosotros. Yo solo voy a contar en este libro mi historia, mi propia experiencia, mi contacto con los Ángeles a lo largo de todas estas situaciones difíciles y como me ayudaron a comprender y aceptar lo que me tocó vivir, siguiendo a delante sin dolor.

Los Ángeles son seres de luz, mensajeros de Dios que caminan con nosotros a lo largo de nuestras vidas, amándonos incondicionalmente, protegiéndonos, guiándonos con su sabiduría, pero más que nada haciéndonos que cumplamos con nuestra misión por más dura y difícil que sea, pero que nos va a ayudar a adquirir conciencia y evolución espiritual.

CAPITULO 1

BUENAS NOTICIAS

Una tarde de verano, sentada en mi comedor tomándome un té, observe a mi hijo John jugando con sus juguetes y hablando consigo mismo, en ese momento me di cuenta lo solo que se sentía. Daniel (mi esposo) y yo lo adorábamos, siempre pendiente de él, Daniel constantemente lo llenaba de regalos, en algunas ocasiones esto me preocupaba ya que John era hijo único, yo pensaba que darle demasiado, no era bueno refiriéndome a lo material. Cada vez que salíamos quería que le compráramos algo, a veces eran juguetes que no eran de su agrado, pero él tenía que llegar a casa con algún regalito, por lo que yo me preguntaba a mí misma ¿John disfruta jugando solo?

Una noche cuando lo lleve a su cama, le pregunte.

- John - ¿Eres feliz? Con una sonrisa en su rostro me contesta.

- ¡Sí mami! Al escuchar sus palabras me quede tranquila, me despedí de él con un beso en su mejilla, diciéndole que descanse para que sueñe con los angelitos.

Los días pasaban y empiezo a pensar que había llegado el momento de darle un hermanito(a) a John, Daniel no estaba de acuerdo me decía que debíamos esperar ya que él quería comprar una casa, pero yo insistía y me aferraba a la idea ¡El tiempo es ahora! Si esperamos va a haber mucha diferencia de edad entre John y su hermanito(a), y yo no quería eso.

Han pasado casi dos años, es una hermosa mañana y mientras llevaba a John a la escuela, recordaba que tenía una cita con el Ginecólogo, entramos a su escuela y le dije. - ¡John, deseo que tengas un bonito día! – contestándome. Gracias mami, tú también.

De regreso a casa mientras iba a prepararme para la cita con el Ginecólogo, me sentía un poco ansiosa por saber los resultados de los exámenes, a los que me sometí el día anterior y esperaba recibir buenas noticias.

En la recepción del consultorio tome una revista, trataba de concentrarme en la lectura de algún artículo. ¡Pero no podía! Miré a mi alrededor y había tres señoras una de ellas estaba embarazada, ella se veía tranquila y feliz, ¡claro! va a ser mama. De pronto escuché a la enfermera que me llama, Señora Hayes pase, el Doctor Palmer la atiende enseguida. El tiempo transcurría y se me hacía una eternidad esperando al Doctor en su oficina, la angustia crecía cada minuto solo, necesitaba confirmar lo que yo ya sospechaba.

- ¡Señora Hayes buenos días! - ¿Cómo está? Dijo el Doctor.

- Al cual contesté.

- Buenos días Doctor. - Estoy bien gracias.

- ¡Aquí tengo sus exámenes!

Le tengo muy buenas noticias, usted estaba en lo correcto. - ¡Va a ser mamá!

- ¡Oh, que felicidad! - exclamé.

Mientras el doctor me daba algunas recomendaciones de cuidado materno, yo sentía dentro de mi corazón una gran emoción, le agradecí, salí y me dirigí a la iglesia a pedirle a Dios que cuidé de mi bebe y de mí. Estando allí, recordé con mucha tristeza que un año atrás tuve un embarazo fallido, y temía que algo así volviera a suceder, aún lo recuerdo, fue muy difícil para mí superar ese momento. Pero hoy estoy feliz y confío que todo va a estar bien.

Era un día especial, el clima estaba muy bonito aquí en Houston, Texas (Al sur de los Estados Unidos). Me dirigí a casa, pensando que muy pronto mi hijo John llegaría del colegio y mi esposo de su trabajo, les daría la noticia después de preparar la cena.

Y así lo hice, Cuando terminé les dije.

- ¡La cena esta lista!

- Mi hijo John se acerca a la mesa diciendo.

- ¡Mami hoy te ves muy feliz!

- ¡Sí, lo estoy! respondí.

- ¡Les tengo una sorpresa!

- Daniel, me pregunta.

- Karina ¿Cuál es la sorpresa?

- Les tengo muy buenas noticias, en unos meses llegará la cigüeña a esta casa, con un nuevo miembro para esta familia. ¡Estoy segura que será una hermosa niña!

En ese momento me pregunté. ¿Cómo puedo estar segura de que va a ser una niña? - ¿Puede ser un niño? Bueno, sea niño o niña ¡Estoy feliz!

- ¡Esa es una buena noticia! - responde Daniel.

John no entendía acerca de la cigüeña, puesto que apenas tenía seis años; Daniel le explica que va a tener una hermanita o hermanito, de lo cual John se sintió feliz.

Mientras Daniel quedó un poco pensativo, recordó lo doloroso que fue para mí la pérdida del bebe, un año atrás.

- Daniel me pregunta. - ¿Estás bien?

- ¡Claro! - exclame y me dice.

- ¡Felicidades! - ¡Todo va a estar bien!

Noviembre y diciembre pasaron sin novedad, estábamos felices preparándonos para la Navidad y las festividades de fin de año. Llego el 22 de diciembre y yo presentía que algo no estaba bien Empecé a sangrar, aunque era muy Poco, ¡me preocupaba! Esa mañana busque a Daniel para decirle lo que me había ocurrido, pidiéndole que me llevara al doctor. ¡No podía creer que me estuviera pasando lo mismo de hace un año! Asustada y angustiada, casi gritando, le dije.

- ¡No quiero perder a mi bebé! - ¡No, por favor! ¡Esta vez no!

Daniel preocupado tratando de calmarme, me lleva al consultorio del Doctor Palmer, quien después de examinarme, me dice que debo guardar reposo hasta la siguiente semana. Era feriado de Navidad, debía esperar hasta el 26 de diciembre, esos fueron los cuatro días más largos y tristes que pasé, ya que tenía miedo perder al bebé.

Recostada en mi cama, lo único que hacía era llorar y pedirle a Dios que me ayudara. En medio de mi preocupación, veía a John lo feliz que estaba con los regalos que le había traído Santa Claus, hacía lo posible por compartir esa alegría, él no entendía lo que estaba pasando, pensaba que la mamá estaba enferma y que pronto se recuperaría.

Daniel se ocupaba de mantener la casa en orden y cuidar de John, estaba preocupado y muy disgustado por lo que estaba pasando, luego de poner a dormir a John, se pasaba horas despierto y bebiendo. El alcohol era un problema que Daniel tenía desde antes de casarnos. Yo pensaba que lo hacía para relajarse de las tensiones diarias ¡Pero esto ya no era para relajarse! Sentía que era un problema muy serio, aunque él decía tenerlo todo bajo control que no me preocupara y que todo cambiaria pronto. Sin embargo, yo sabía que no era el momento para tocar ese tema, no podía hacer nada más que confiar, esperar y pensar que todo se iba a solucionar de la mejor manera.

Terminando las celebraciones de Navidad, el 26 de diciembre fui a ver al Doctor Palmer para asegurarme de que todo estaba bien, al llegar él me dice.

- ¡Señora Hayes, buenos días!

- ¡Buenos días Doctor Palmer! - Le conteste.

- ¿Cómo pasó las Navidades?

- ¡Muy preocupada y triste por lo que está pasando! Le conteste.

- Y después de chequearme me dice.

- Señora Hayes no se preocupe, el bebé está bien todo está normal.

- ¡Oh, que felicidad! - ¡Mi bebé quiere vivir! - Le dije al Doctor Palmer.

- ¡Sí! - ¡Así es! - Me dice, mientras me daba indicaciones de cuidados.

- ¡Yo gozaba de felicidad! - Luego me dirigí a casa y por supuesto, le agradecí mucho a Dios, siempre he creído en su inmenso poder.

Pasaban los meses continuábamos con nuestra rutina. John en la escuela, Daniel y yo trabajando. Planeábamos comprar una casa, nosotros queríamos que todo estuviera listo antes de que naciera el bebé. Habíamos ahorrado dinero ya estábamos listos para dar este paso, solo faltaba encontrar la casa que nos gustara.

Al llegar al quinto mes, decido hacerme una ecografía para conocer el sexo del bebé, sin entenderlo ya presentía que era una niña. Daniel había escogido su nombre, se llamaría Charissa ¡Qué bonito nombre! - Le dije.

El me respondió:

- Siempre me ha gustado, creo que lo escuché alguna vez cuando era pequeño y pensé que, si alguna vez tenía una hija, se llamaría Charissa.

Al realizar la prueba de ecografía confirmaron lo que ya presentía, ¡era una niña! - ¡Qué alegría! Pero, el Radiólogo me dijo que debería hablar con el Doctor lo más pronto posible. ¿Qué pasa ahora? Me pregunté. Y mi angustia empezó a crecer, comencé a recordar el embarazo y nacimiento de John mi primer hijo, fue dentro de lo normal e incluso trabajé hasta los ocho meses, ¡claro!

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