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!No Grites! Salva tu vida: Don't Scream! Instead, save your life
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!No Grites! Salva tu vida: Don't Scream! Instead, save your life
Libro electrónico378 páginas6 horas

!No Grites! Salva tu vida: Don't Scream! Instead, save your life

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Información de este libro electrónico

Despues de nadar por muchos anos, un dia me di cuenta de que lo que lo que nos hace flotar y nadar son nuestros pulmones al usarlos como flotadores; lo hacemos por instinto. Tambien me di cuenta de que sabiendo trabajar nuestros pulmones, tenemos mas oportunidad de supervivencia al quedar atrapados en alguna corriente. Por esa razon me di a la tarea de explicar mis experiencias porque muchas personas mueren ahogadas cada ano en diferentes rios y lagos, incluyendo personas que saben nadar; no seas una estadistica mas. En este libro, "!No grites! Salva tu vida", entenderas el porque.

Ademas, contiene una historia de amor y aventuras, y recuerda:

!No grites! Salva tu vida

After swimming for many years, I realized that what makes us float are our lungs when we use them as floats; we do it instinctively. I also realized that knowing how to work our lungs, we have a better chance of survival if we ever get trapped in a strong current. For that reason, I began to explain my experiences because many people drown each year in different rivers and lakes, including those who know how to swim; don't be just another statistic. In this book, "Don't scream! Instead, Save Your Life", you will understand why. In addition, it contains a story of love and adventures, and remember:

Don't Scream! Instead, Save Your Life

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 jul 2022
ISBN9781662490323
!No Grites! Salva tu vida: Don't Scream! Instead, save your life

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    !No Grites! Salva tu vida - Juan Martin Padilla Rojas

    ¡No grites!, salva tu vida

    Juan Martín Padilla Rojas

    Derechos de autor © 2021 Juan Martín Padilla Rojas

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2021

    ISBN 978-1-66249-031-6 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-66249-032-3 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    La vieja camioneta 1993 GMC Sierra, corría a toda velocidad por la carretera 41 Norte; justo pasaba por la ciudad de Fresno California. Juan, el chofer, se veía ya muy cansado; su esposa Blanca le decía:

    —¿Quieres que te ayude a manejar Juan? Te vas a quedar dormido.

    —No Blanca, mejor habla conmigo para no dormirme, ya estamos a 45 minutos para llegar.

    —¿Seguro? —dijo Blanca—, te dije que durmieras otro rato, aunque llegáramos tarde.

    —Sí Blanca, tenías razón, pero llegando ponemos la casa de campaña, y me dejo caer como los boxeadores que recibieron un derechazo, ja, ja, ja.

    Juan comenzó a bromear para ahuyentar las ganas de dormir. Juan tenía mucho tiempo trabajando de noche, y algunas veces trabajaba hasta el amanecer. Él era chofer de camiones, trabajaba transportando petróleo, o aceite crudo como le nombraban en California. En su último día de trabajo terminó algo tarde, esa era la razón de que se sentía cansado y con mucho sueño. Había dormido solamente tres horas, después se levantó para ayudarle a Blanca a cargar la camioneta en la que harían el viaje al lago Bass Lake, ubicado al Norte de Fresno.

    Un poco antes de entrar al área del Parque Nacional Yosemite, los esperaban varios familiares que habían llegado más temprano para rentar la cabaña, que tendría espacio alrededor para poner tres casas de campaña. Aquel lugar era muy bonito. Muchas personas de diferentes lugares cercanos hacían lo mismo, acampar para hacer fogatas por la noche, tomar algunas cervezas, hacer carne asada y pasarla bien.

    Dentro de los planes de Juan, como razón principal, era hacer un video nadando en el lago. Ya lo había planeado días antes, les había dicho con anticipación a sus hermanos para que lo acompañaran. Uno de ellos va a manejar la lancha que rentarán y su esposa Blanca grabará el video. Algunos meses atrás ya habían acampado en el mismo lugar, y la habían pasado muy bien, por eso planearon repetir el paseo.

    Cuando ya estaban a solo 15 minutos del lugar, Juan no aguantó más, y al fin dejó que Blanca manejara. Al llegar al lago tuvieron que subir un poco para llegar al campamento, ya que la mayoría de las áreas de acampar quedaban cuesta arriba en las montañas que rodeaban el lago. Ahí encontraron a todos sus familiares reunidos y pasándola muy bien, estaba atardeciendo, y tenían lumbre, cocinaban pollo y unos pedazos de Tri Tip, Juan de inmediato se puso a arreglar su casita de campaña y les dijo:

    —Yo tengo mucho sueño, creo que mejor voy a dormir un rato, espero levantarme antes de que sea de noche, para que por favor me ayuden a hacer el video.

    —No comas ansias, brother —le dijo su hermano Arturo—, mejor tómate una helada y después te duermes. Arturo le destapó una cerveza muy fría.

    —Okay, dámela, a ver si me cae bien —respondio Juan bromeando.

    Los días todavía eran muy calurosos. La hermana de Juan les dijo a él y a Blanca:

    —Miren, el Tri Tip quedó muy bueno, vengan a comer.

    —Okay, vamos a comer —respondio Juan.

    —Ten carnal, tómate otra —le dijo su hermano Arturo.

    Después de comer Juan se había tomado tres cervezas, más la comida le dio mas sueño. Dos niños se habían metido a la casita de campaña de Juan a jugar canicas, entonces la hermana de Juan les gritó:

    —Hijos, ya sálganse de ahí, su tío se quiere dormir.

    Y después, cuando Juan no aguantaba el sueño, él les dijo a los niños, jugando:

    —Órale, fuera de mi hotel, que ya me voy a dormir.

    Cuando los niños salieron de la casita de campaña, Juan les dijo:

    —Ya es muy tarde, ojalá me despierte en un rato para desvelarnos un poco mirando las estrellas y tomarnos otras dos cervezas, y si me quedo dormido hasta mañana, pues ya ni modo.

    Juan se aventó al pequeño colchón que puso en la casita de campaña para él y su esposa Blanca. Juan sintió que había caído encima de algunas canicas, pero era tanto el cansancio que así se quedó dormido. Y de repente,

    los pájaros comenzaban a cantar como cada mañana al amanecer, se escuchaban también las ramas de los árboles moverse en aquel hermoso lugar. Algunas personas se levantaban a contemplar la salida del sol que comenzaba a brillar, a los venados caminar pastando muy cerca de la gente, algunos con sus crías, les causaba mucha curiosidad a todos los que verano tras verano visitaban ese mismo lugar.

    Cuando el sol comenzaba a calentar se escuchaba el ruido de los motores de diferentes lanchas y embarcaciones que corrían a lo largo del lago. Todo el lago estaba rodeado de árboles y pinos en su mayoría, un lago con casi cinco millas de largo y una milla de ancho; por todo alrededor del lago había pequeñas cabañas y espacios de renta para poner casas de campaña. Por las noches las familias disfrutaban mucho de la libertad, disfrutaban evitar el ruido de la ciudad; de estar acampando en un mismo lugar donde sabían que no tendrían que manejar para llegar a dormir, donde se podían desvelar y solo meterse a sus casas de campaña o su pequeña cabaña, y además a cualquier hora, solo salir unos cuantos pasos y acariciar las estrellas, eso era fascinante.

    Después de disfrutar de aquel amanecer, y un sabroso desayuno, comenzaron a bajar al lago al igual que muchas personas lo hacían, casi a la misma hora de siempre. Las personas esperaban a que el sol calentara el agua para así meterse y refrescarse en el agua de las orillas del lago. Muchas personas llegaban también durante el día, aunque no rentaran espacio o cabañas, porque el lago también contaba con algunos estacionamientos y pequeños parques con asadores para las personas que quisieran ir por solo un rato, a cocinar, y estar cerca del agua para refrescarse. Esa actividad era muy normal todos los años, no solamente en el lago Bass Lake, sino que también en muchos otros lagos a lo largo de todo el estado de California.

    Desde tiempo atrás Juan quería meterse a nadar a la mitad del lago, la razón era porque todos los años había personas que morían ahogadas en diferentes lugares, y él creía tener una buena solución para ayudar en eso, solamente que lo ignoraban. La idea era meterse al lago y hacer un video mientras nadaba, explicando paso a paso lo que las personas deberían hacer para no cansarse tanto y proteger sus pulmones para que no les entrara ni una gota de agua, porque él sabía que una sola gota de agua lo que causa es que tapa la respiración y con eso también la entrada de oxígeno. Juan ya había experimentado que todo lo que él decía resultaba verdadero, le contó a la prensa varios sucesos que habían pasado antes, y no se lo creían.

    Vayamos al principio, para entender por qué este hombre quería que se le diera más importancia a lo que él quería enseñar. Años atrás en la pequeña ciudad de Coalinga, California, donde Juan y Blanca vivían desde muchos años atrás, cierto día, su hijo tenía que hacer una tarea en la librería Coalinga Library, su hijo tardaría ahí alrededor de una hora. Juan se estaba enfadando de estar ahí esperando, entonces pensó en ponerse a leer algún libro para pasar el rato.

    Al estar buscando encontró un libro muy interesante, era un libro del cuerpo humano, enseñaba todo lo relacionado con la piel, el cabello, las células, la sangre, en fin todo era muy interesante. Juan fue a leerlo varias veces y se enfocó en aprender del sistema pulmonar. Aprendió Juan que la razón por lo que nunca dejamos de respirar, era porque el oxígeno es el primer alimento para podernos mantener vivos, que el ser humano podría durar varios días sin comer, varios días sin tomar agua, pero que sin oxígeno más del 90 % de la población mundial, no podríamos vivir ni cinco minutos si nos faltara el oxígeno.

    A pesar de estar enfermos, dormidos, o inclusive en coma, resulta que el oxígeno está siempre alrededor de nosotros, haciendo una mezcla con el aire. Cada vez que respiramos el aire va a nuestros pulmones, nuestro sistema pulmonar trabaja ese aire, separando el oxígeno y lo envía a través de la sangre a todo nuestro cuerpo dándole vida a todos nuestros órganos. En los hospitales, por ejemplo, cuando una persona ya no puede respirar por algún problema de salud grave, le conectan a un respirador que constantemente le está pasando oxígeno, inflando y desinflando el cuerpo de la persona conectada, para poder seguir viviendo, y evitar problemas cerebrales.

    A Juan se le hizo muy interesante que nuestro organismo hiciera muchas cosas por instinto, y que casi nadie se daba cuenta de esto. El libro explicaba que de los pulmones llegaba hasta nuestra garganta la tráquea o línea pulmonar y también hay una conexión entre boca y nariz. El esófago, que está detrás de la tráquea, es como una tripa por donde pasamos el alimento, y cada vez que tomamos agua o cualquier otro líquido, por instinto nos inflamos y no nos damos cuenta que lo hacemos para proteger nuestro sistema pulmonar, y así evitamos ahogarnos mientras el agua pasa por nuestra garganta. Si una sola gota de agua entrara a la línea pulmonar causaría asfixia, que es lo mismo que ahogarse por falta de oxígeno, ya que una sola gota de agua era suficiente para tapar el paso al aire.

    También el libro decía que los pulmones solo necesitan tener aire y oxígeno, cuando nos da tos, es porque los pulmones necesitan expulsar algo que les molesta.

    De ahí en adelante, aunque el libro no era para aprender a nadar, Juan empezó a sacar sus propias conclusiones poco a poco porque desde que comenzó a leer aquel libro, como por arte de magia comenzó a nadar con más facilidad. Se quedaba en cualquier lago flotando por mucho tiempo, se metía a nadar en las corrientes con más confianza, y al nadar caminaba por las paredes de las albercas y hacía muchas cosas que la gente admiraba cuando lo miraban nadar.

    Al principio él no sabía por qué se le estaba haciendo muy fácil hacer todo esto, pero un día que estaba solo en la alberca de los apartamentos donde vivía, de repente recordó: oh ya sé por qué de repente comencé a hacer todo esto con facilidad, creo que se me quedó en la mente eso de que al tomar agua nos inflamos para proteger el sistema pulmonar. Además Juan se dio cuenta de que el aire nos hacía flotar. Sobre los flotadores de aire, la razón por lo que las personas podían durar todo el día flotando con ellos era porque no tenían vida como nuestros pulmones, los flotadores no se alimentan de oxígeno, porque es material sin vida, y nuestros pulmones están vivos, pero hay que saber usarlos como flotadores.

    Al parecer por instinto Juan empezó de repente a tener más confianza en el agua, y precisamente por eso se le ocurrió hacer vídeos para explicar todo eso, y así ayudar a evitar que las personas se ahogaran tan fácil. Juan hizo un video para aprender a nadar, usando toda esta información, y pensó que el mundo debía saberlo así que lo subió a YouTube. Nunca pensó que la tarea que comenzó iba a ser tan difícil, si así lo hubiera sabido desde un principio, quizá nunca hubiera empezado con esto.

    Juan sabía que esto, que él había comenzado, sería muy fácil darlo a conocer si alguna persona famosa lo hubiera hecho, por lo que algunas veces pensó y trató de buscar a personas famosas, pero grande fue su decepción cuando se dio cuenta de que los famosos ni siquiera hablan con la gente común y corriente. Aunque Juan no era de las personas que le daba mucha importancia a alabar famosos, sabía que mucha gente sí lo hacía. Quizá por eso, una vez que las personas tienen fama se van apartando a otro mundo creado por ellos mismos. Sabiendo que ya son importantes no tan fácil va a ser que una persona común y corriente como yo, logre hablar con algún famoso, pero en fin, me rendiré hasta que muera, pensaba Juan.

    Después de desayunar, decidieron bajar a la orilla del lago donde había una tienda para pagar la renta de una pequeña lancha, enfrente estaba un entablado de aproximadamente doscientos pies de largo, era donde estaban las lanchas de diferentes tamaños. Solo minutos antes de subirse todos a la lancha, Juan empezó el video. Su esposa Blanca hizo una pausa al video para subirse a la lancha, y decirle a Juan:

    —Ten mucho cuidado por favor, tú sabes que no quisiera que hicieras esto, estás arriesgando mucho con estos vídeos.

    Aunque Juan sabía que había mucho riesgo si cometía algún error, le dijo a Blanca:

    —No te preocupes, tengo mucha confianza en lo que estoy haciendo.

    Juan comenzaría a nadar en la orilla del lago, así lo acordaron para evitar ser visto por la patrulla que vigilaba el lago, quiénes podrían multarlo por realizar tal hazaña. Al aventarse Juan al agua lo primero que hizo fue decirle a su familia que si lo veían ahogarse nadie se arriesgara a ayudarlo porque se ahogarían juntos. Juan sabía que en las escenas de películas donde hay personas salvando a alguien con tanta facilidad no son verdaderas. Él ya había experimentado con una de sus pequeñas nietas que era muy difícil sacar a una persona del agua porque cuando una persona se está ahogando, quizá por el instinto de sobrevivencia, se sube encima de la persona que le quiere ayudar, y eso hace que no se salve ni uno ni otro.

    Juan también ya había comprendido que cuando una persona que no sabe nadar cae al agua por accidente y se ahoga, es por el temor de saber que se van a ahogar. Lo único que puede salvar a esas personas es mantenerse infladas. Ellos hacen lo contrario porque al gritar pierden el aire, que sería su mayor defensa. Por esa razón en sus videos él explicaba esto y decía: No grites, salva tu vida.

    Juan no se ganaba mucho con dar estos consejos, y no mucha gente sabía de esto porque desafortunadamente las redes sociales están inundadas de chistes, a las cosas importantes se les da poca importancia. Juan sabía que sería algo difícil, pero aun así, él seguía haciendo su parte en esto.

    Empezó Juan a nadar, y cada ciertos manotazos que daba, se detenía un poco para ir explicando lo que las personas deberían de hacer si sentían que ya no podían nadar. La solución sería flotar sólo sosteniendo el aire en sus pulmones mientras tuvieran oxígeno suficiente e ir haciendo sus cambios de aire para mantenerse inflado (oxigenado) y quedarse flotando despues de cada ciertos manotazos para descansar. Deben hacerlo con cuidado para no dejar que entre ni una sola gota de agua a sus pulmones y asi. Al terminar el video lo subió a YouTube con el nombre de Cómo Salvarme Si Me Canso Al Nadar En Un Lago.

    Después de estar un rato sentado a la orilla del lago, Juan subió con su familia al campamento, con un poco de preocupación pues temía que el vídeo se borrara al no lograr subirse a la red porque en el campamento no había señal. Al llegar arriba Juan pensó: Mmm huele bien.

    Ahí estaba Blanca, dos hermanas de Juan, los esposos e hijos de ellas, también algunos nietos. Todos estaban comiendo una sabrosa carne asada con mucho aguacate, ensaladas y un chile que les quedó muy sabroso. Todos comían y la pasaban bien, se sentían libres fuera de la ciudad.

    A Juan y a una de sus sobrinas les gustaba mucho la pesca, así que después de comer, prepararon sus varas de pescar y se fueron nuevamente hacia el lago, sin embargo, se dieron cuenta de que el ruido de las lanchas podría estar ahuyentando a los peces porque no lograban pescar nada, y con el calor que hacía mejor se dispusieron a nadar un rato.

    Comenzaron a llegar muchos carros clásicos bien arreglados, parecían carros nuevos. Estaban bien reconstruidos. Llamaron tanto la atención que toda la gente de alrededor se acercó a verlos, así que también Juan y su sobrina salieron del agua y fueron a ver los carros. Algunos dueños de los autos les levantaron el cofre para mostrar los motores nuevos. Esto pasa en diferentes lugares de todo California, a veces se juntan diferentes dueños de estos carros a dar show, un buen espectáculo. Eso mismo había visto Juan días atrás cerca de la playa, en Pismo Beach, California. Muchas personas que miraban de lejos también acercaron sus lanchas y llegaron ahí. Los carros los estacionaron donde estaba la tienda y el entablado, parecía ya como una fiesta; aunque el ir a mirar los carros no era algo como para enfiestarse, pero ya al ver tanto movimiento, quien sabe de dónde o cómo, pero de repente ya había varias bocinas y pusieron música.

    Las personas mayores compraban bebidas preparadas como margaritas con hielo molido, se miraban muy sabrosas, y Juan las tuvo que probar. Caminó un poco para hacerle señas a su esposa Blanca y decirle que bajara. Al final todos bajaron cuando notaron lo que pasaba, todos pasaron ahí un buen rato. Cuando fueron suficientes tragos se retiraron otra vez a su campamento con la intención de preparar la cena. Un poco más tarde se comenzaban a mirar las lumbradas de la gente de los alrededores, era hora de también hacer la fogata y cocinar carne, pollo y salchichas para los niños. Las noches eran divertidas en ese lugar, esos eran los días de campo.

    Ya muy entrada la noche llegaron un hermano de Juan, y un sobrino con su familia. Ellos habían tenido que trabajar y por eso no habían podido estar ahí temprano, así que se alargó la plática hasta la madrugada. Cuando le comenzaron a platicar al hermano de Juan sobre el video del lago siguieron la plática recordando los principios de esto, Juan les decía:

    —Lo que estoy haciendo, lo que expliqué en mi primer video comprobé que es verdadero. Esto no lo estoy haciendo solamente porque yo piense que es cierto, lo enseño porque ya tuve una muestra de que si funciona. Déjenme contarles que después de leer el libro, que ya algunos de ustedes saben porque ya les conté la historia, me puse a hacer un video lo más pronto posible. En este video expliqué todo lo que aprendí en el libro y aunque no me quedé muy conforme con ese video porque creo que puedo explicarlo mejor, de todas maneras ha funcionado muy bien, ya tiene cientos de miles de visitas en YouTube.

    »Digo que es verdadero porque el año pasado que blanca y yo fuimos a Puerto Vallarta, sucedió algo que me motivó más para seguir enseñando esto. El día que íbamos a dejar el hotel al mediodía, le dije a Blanca que nadaría un rato en la alberca. Teníamos las maletas listas poco antes de las 10 de la mañana, todavía teníamos dos horas y había chance de nadar un rato más.

    »Yo me fui a nadar un rato. Yo estaba ahí flotando, estirado caminando por las paredes. También estaba un señor como de treinta años con su hijo abrazado. Estaban en la parte más baja donde el agua les llegaba casi al pecho. El señor me miraba mucho y le decía al niño: Flota, mira así como el señor. Se refería a mí, porque volteaba a verme, y después de un rato yo estaba muy cerca de él, y me preguntó: Disculpe, ¿cómo flota con tanta facilidad?, Es muy fácil, solamente tiene que mantenerse inflado, mire, venga para lo más hondo.

    ¡Oh no!, respondio el señor, me ahogaré, no sé nadar, ¡de verdad!, No sabe nadar?, No, dijo el señor, estoy únicamente ayudando a mi hijo aquí en la parte baja, yo nunca aprendí a nadar. Mire, quizá no me lo va a creer, pero yo tengo un video en YouTube, este video lo hice explicando que se puede aprender a nadar en una sola sesión, y así lo creo, solamente haciendo todo exactamente como yo lo enseño en el video. Muchas personas me comentan que ya han aprendido a nadar muy fácil con este video, le dije al señor. Oh, respondio el señor, pero sin mucho interés. Así que le insistí: ¡Bueno! ¿Sabe qué?, ya que estoy aquí y soy quien hizo ese video, y soy yo quien cree que se puede aprender a nadar en una sesion. Creo que yo podría enseñarle en este preciso momento pero tiene cargando a su hijo. Al señor le dio risa y le dije: No me cree, ¿verdad? Quizá no quiere aprender, esto es muy fácil, todo está en mantenerse inflado. Sí quiero aprender, pero nunca he podido lograrlo, y usted me dice que en un momento me puede enseñar, no lo puedo creer, el señor respondió. Pues nunca va a saber si es verdad lo que yo digo si no lo intenta, nada perdería, porque se puede aprender aquí en la parte baja, usted podría tratar de hacer lo que yo le indico y así comprobaría lo que le estoy diciendo es cierto o no, le respondí. Pero como le digo, no puede porque trae al niño, Eso no es problema, respondio el señor. Entonces le dio el niño a una señora que estaba ahí, a la orilla de la alberca, yo creo que era su esposa. Con más ánimo me dijo: ¡Estoy listo!". Entonces le di una explicación de cinco minutos aproximadamente, de lo que yo había aprendido del libro, le dije:

    »Mire, lo que nos hace nadar son los pulmones, solo hay que saber usarlos. Cuando usted respira y se queda inflado el mayor tiempo posible, en ese momento el agua no entra por ningún lado, porque el aire que tiene en los pulmones lo protege por dentro. Solamente que no puede mantenerse todo el tiempo inflado porque el oxígeno se termina, entonces tiene que cambiar su aire, para poder seguir inflado, y mientras este el mismo aire de los pulmones lo mantiene flotando, y si no flota pues no puede nadar. Hagamos esto, ¿qué le parece si respira y sostiene el aire lo más que pueda? Solo para ver qué tanto tiempo dura inflado. El señor se infló por unos 45 segundos, y le dije: Con eso es suficiente, hasta con 30 segundos que dure ya estaría bien. Otra vez tome todo el aire que pueda, pero esta vez va a sostenerse de la orilla de la alberca, de un brinco y estire todo su cuerpo, manténgalo derecho. Así como yo lo hago, mire.

    »Le mostré cómo. Él lo intentó y se llevó una sorpresa, se dió cuenta que él se quedó flotando y no lo podía creer. ¿No me hundí? ¡No me hundí!, gritaba él. Algunas personas voltearon a verlo, entonces le dije: Muy bien, otra vez haga lo mismo, pero esta vez suelte las manos de la orilla, para que compruebe que manteniendo el aire en los pulmones no se va a hundir, aunque no se agarre de nada. Y nuevamente se quedó flotando, pero esta vez fue mejor, sin tener que agarrarse de nada, estaba super contento este hombre. Después solo le enseñé cómo usar sus manos y pies para al mismo tiempo avanzar mejor, sin exagerar, en 20 minutos el señor nadaba de lado a lado en la alberca, y solo le dije: Bueno mi amigo, yo me tengo que ir porque tenemos que dejar el hotel hoy, y se me hace tarde. Le recomiendo que siga practicando, y entre más practique mejor va a coordinar sus pies, y manos va a nadar mejor poco a poco,¡Gracias!, dijo el señor muy emocionado, y discúlpeme, yo pensaba que estaba usted loco. Le hice caso para saber qué era lo que iba a hacer, pero me equivoqué. No hay problema amigo, siga practicando.

    »Y cuando me retiré escuché que este señor les estaba diciendo a unas personas: ¡Miren, Ese señor me enseñó a nadar en tan solo unos minutos! Y así fue como enseñé a nadar a la primera persona con esto, y a partir de ahí en adelante, les enseñé a nadar a varias personas en diferentes lugares. Solo que han sido ocasiones en las que no he podido hacer video, no puedo pedírselo a la gente a cambio de eso. ¿y adivinen qué?«

    —Ya dinos —respondio su hermano Arturo.

    —Al subir al cuarto Blanca ya tenía todo el equipaje listo, y yo muy contento le dije a Blanca: ¡Hice nadar a un señor como en 20 minutos!. Blanca no me creyó, dijo: Quizá él ya sabía.

    Y todos se echaron a reír.

    ¿Pueden creerlo? Juan buscaba apoyo pero Blanca al principio no le creía a Juan, no entendía muy bien lo que él le explicaba. Así fue mucho tiempo, hasta que en unas vacaciones en Ocotlán, Jalisco, Juan enseñó a nadar a unos familiares de Blanca, en ese momento fue donde empezó a creer lo que él le explicaba, y desde entonces muy seguido le decía:

    ¡Mira! Salió en las noticias que se ahogó un señor en el lago Millerton Lake. Pasa un poco más de tiempo y nuevamente: ¡Mira! Ahora se ahogaron dos personas en el río de Madera California.

    Muy seguido le dice a Juan sobre personas que se ahogan en diferentes lugares de todo California. Ahora que ella sabe que lo que Juan dice es cierto, ella está más atenta a observar sobre las personas que se ahogan porque sabe que si las personas hicieran las cosas que Juan explica, tendrán más chance de no ahogarse. Por último Juan les dijo:

    —Por eso desde hacía buen tiempo yo tenía muchas ganas de hacer este video. Ahora el video ya está hecho y ya está en YouTube, espero funcione. Siento que fue misión cumplida, ahora solo falta ver cómo funciona.

    Ellos siguieron ahí por esa y dos noches más, pescando y nadando haciendo lumbradas y comiendo carne asada, hasta que los días de campamento terminaron. De regreso a su casa Juan y Blanca descargaron la camioneta, y después Juan se dispuso a leer los comentarios en YouTube. Habían algunos comentarios muy alentadores, de felicitaciones, había uno que decía: Señor, yo soy nadador profesional, mis respetos para usted, ni yo haría eso que usted hizo en ese lago, cuídese mucho. Otros decían: eres el mejor maestro de natación del mundo, le mandaban saludos de diferentes países de centro y Suramérica.

    Juan seguía en la lucha por conseguir ayuda de la prensa pero al parecer seguían sin creer lo que él decía. Después de mucho buscar al fin encontró a una persona que le creyó, el señor Anselmo en Guadalajara, Jalisco, del periódico El Occidental. Juan le dijo que era fácil para él viajar a Guadalajara porque en Ocotlán tenía familiares el y su esposa Blanca. Aprovecharían las vacaciones.

    Entonces Juan y Blanca planearon el viaje a Ocotlán a visitar a sus familiares. Al siguiente día después de haber llegado, se fueron a Guadalajara. Juan habló con el señor Anselmo, al parecer él le creyó lo que él le explicaba, y así le hizo un link o enlace con una buena historia solo que saldría en unos días. Le dijo que él se lo mandaría a su correo electrónico.

    Cuando lo publicaron, Juan y Blanca estaban en Coalinga nuevamente. Juan lo recibió en su correo electrónico y no sabía qué hacer con esa publicación, o cómo utilizarla, porque Juan no tenía experiencia para usar las redes sociales. No sabía ni cómo contestar un mensaje para dar las gracias, así que mejor decidió llamarle al señor Anselmo porque era la primera persona que creía en él, y que aceptó ayudarlo. Cuando por fin Juan pudo ver lo que le enviaron le gustó mucho esa publicación, pero todavía no sabía qué hacer. El señor Anselmo le dijo que él podía compartirlo donde quisiera, pero que también ahí iba a permanecer en las noticias del periódico para las personas que buscaran esa clase de información. Juan le agradeció y pensó que quizá algún día pudiera aprender mejor a usar las redes sociales y sacarle provecho a la publicación del periódico.

    Juan invirtió mucho tiempo en aprender a usar las redes sociales y el internet. Usó el buscador de Google para encontrar la página de El Occidental. En ella aprendió a buscar información hasta encontrarse con la noticia de él, pero pensó: Todavía no sé cómo compartirlo, pero por lo menos ya lo encontré. Juan muy motivado fue a un canal para hacer un nuevo video que nombró: Como salvarme si me atrapa la corriente, para explicar a las personas en casos emergentes la importancia de mantenerse inflado y nadar en favor de la corriente. Parce poder resistir mas tiempo sin hundirse y asi buscor una salida.

    Mientras tanto, en la ciudad de Santa Mónica California, justamente en el muelle, mejor conocida como El Pier de Santa Mónica, se encontraba caminando entre los artistas callejeros, una mujer de origen Afro hispana. Ella era hija de padre Afroamericano y madre venezolana, se llamaba Nala, una mujer de casi 45 años que estaba acompañada de su hijo Mario, de 23 años de edad. Nala era una mujer voluptuosa, de labios anchos, dentadura muy blanca y una cintura muy delgada. Su hijo Mario, de padre mexicano, era alto, delgado y musculoso, debido a que en la universidad donde estaba estudiando hacía mucho ejercicio, y le gustaba jugar basquetbol y pasear en patines; estaba en su último año para graduarse en administración de empresas. Por lo regular Mario salía más con sus amigos y muy poco con su mamá, solo algunas veces la acompañaba a algunos lugares porque comprendía que su padre viajaba por largas temporadas a la ciudad de Puerto Vallarta Jalisco, en México, y eso era porque ahí tenía negocios que le dejó su padre desde muy joven.

    Nala y Mario cuando iban al entablado de Santa Mónica, conocido como El Pier, les gustaba mucho admirar el trabajo de los artistas callejeros (así les nombran porque son personas que no tienen un puesto o una tienda donde vender o negociar sus productos, que en este caso son obras hechas a mano). Hay pintores que en un rato son capaces de pintar el mar en un plato o hacer una cara humana o de caricatura en cera. También hay bailadores espectaculares, en fin, mucho talento quizá desperdiciado por falta de recursos económicos. Después de caminar ahí por un momento Mario invita a su madre a ver el área de los pescadores, ya que siempre hay varias personas pescando, y muchas personas se acercan solo para mirar si alguien ha sacado algo. Algunas veces se ha visto que algunos de los pescadores han sacado pequeños tiburones y diferentes clases de pescados. Cuando tenían un buen rato Nala y Mario caminando por esa área, le dijo Mario a su mamá:

    —¿Qué te parece mamá si vamos a sentarnos un rato, y de una vez nos comemos una hamburguesa?

    —Okay —respondio Nala.

    Caminaron rumbo a los restaurantes del mismo Pier, y se sentaron. Después de ordenar y esperar Mario su hamburguesa y Nala pedacitos de pollo relleno y ensalada, Nala le dijo a Mario:

    —Uy, qué rápido se pasa el tiempo, ya hace un poco más de 23 años que aquí conocí a tu padre.

    —Ya me lo contaste antes mamá —respondio Mario.

    Lo que Mario no sabía es cómo había sido la forma en que don Armando Beltrán, ahora de casi 48 años de edad, conoció a Nala. Armando Beltrán tenía un padre con bastante dinero, era dueño de tres hoteles en la ciudad de Puerto Vallarta, Jalisco. Uno de los tres hoteles a la orilla del mar y siempre con mucho turismo, además unas tierras con plantación de Maguey en Tequila Jalisco. Hacía poco más de 23 años que Armando Beltrán llegó de

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