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Las visiones
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Libro electrónico56 páginas46 minutos

Las visiones

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En Las Visiones, obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2021, José Emilio Hernández despliega una aventura quijotesca en el contexto de la revolución mexicana. Esta pieza dramática, a la que no faltan diálogos inteligentes y llenos de humor, convierte a la época revolucionaria en el escenario ideal para dar vueltas de tuerca a varios temas centrales de la literatura nacional.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 ene 2023
ISBN9786071677051
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    Las visiones - José Emilio Hernández

    portadaLas Visiones

    LAS VISIONES

    JOSÉ EMILIO HERNÁNDEZ

    Fondo de Cultura Económica

    Primera edición, 2022

    [Primera edición en libro electrónico, 2022]

    Este libro fue ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2021, convocado por la Secretaría de Cultura, a través del Programa Cultural Tierra Adentro, y el Centro Cultural Helénico. El jurado estuvo integrado por Isabel Quiroz, Hugo Alfredo Hinojosa y David Gaitán.

    Distribución mundial

    © 2022, José Emilio Hernández Martín

    D. R. © 2022, Secretaría de Cultura

    Dirección General de Publicaciones

    (Programa Cultural Tierra Adentro)

    Av. Paseo de la Reforma, 175, Col. Cuauhtémoc;

    06500 Ciudad de México

    D. R. © 2022, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho Ajusco, 227; 14110 Ciudad de México

    www.fondodeculturaeconomica.com

    Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. 55-5227-4672

    Ilustración de portada: © Tamara Dávila Tamayo

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    ISBN 978-607-16-7613-9 (rústico)

    ISBN 978-607-16-7705-1 (ePub)

    Impreso en México • Printed in Mexico

    ÍNDICE

    Portadilla

    Página legal

    Las Visiones

    Arrieros somos y en el camino andamos…

    CUCO SÁNCHEZ

    Silencio

    Aunque acabe yo muerto, ya te dije que me voy a salir a buscarlo. Me dice. Y yo le contesto que está bueno. Le digo: está bueno pues, Ramón pero luego no vengas llorando, le digo, luego cuando regreses no vengas llorando diciendo que te mataron. Y luego él se queda callado y me pregunta: dónde se quedó mi fusil. Es el que tiene el cañón desviado, le digo. Sí, me dice, ese mismo. Y yo me salgo de la casa. Ella se sale de la casa sin escucharme, dónde se quedó mi fusil, alcanzo a decirle, pero ya está muy lejos. La pregunta de él se me hace pequeña en el oído, como si pudiera tomar su voz entre estos dos dedos y pienso: pues que se vaya, si se quiere ir pues que se vaya. A mí qué.

    Margarita, me grita. Yo me hago la sorda, veo a mis gallinas, a mis perros. Margarita, le grito. No digo nada, me hago la mensa, qué le voy a estar diciendo, pues qué traes, Ramón. Déjame en paz el brazo, suéltame. Ya me voy, me dice y me suelta. Ya me voy. Que te vaya bien, le digo.

    Se va dejar irme así. Cómo así, le digo. Sin despedirse de mí, dice. Si es usted el que se está yendo, me dice. No sea, Margarita, que me van hacer falta sus besos, esos que me da usted a veces.

    Yo le estoy diciendo que no se vaya para que no le falten. Luego él me dice, no sea así, Margarita. Cómo así, le pregunto. Así, despiadada, le digo.

    Miserable. Si yo no me estoy yendo. Desde que nos casamos me quedé aquí, juntito de usted, yo me voy a morir aquí mero, sobre el polvo de su sombra, Ramón, sépalo bien.

    Y usted, me dice, sépase muy bien que si cuando yo regrese, la encuentro con otro fulano, yo a ese lo voy a matar y luego la voy a matar a usted, aunque me parta el alma y para acabarla de amolar, me mato yo también, cómo la ve.

    Ah no pues, retebien, Ramón.

    Ella no dice nada. Acaricia una piedra ardida por el sol. Yo le digo, ya me voy pues y se alista el fusil a la espalda y me marcho, ahí nos vemos pues, Ramón, le digo con tristeza. Y me voy triste. Pobre de mí y pobre de usted, Margarita. Mira que irnos así, sin despedirnos. No es de dios.

    Deja una nube de polvo atrás de sus pisadas, yo me

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