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El Bucanero Tiempos De Tormentas: El Bucanero tiempos de Tormentas 1, #1
El Bucanero Tiempos De Tormentas: El Bucanero tiempos de Tormentas 1, #1
El Bucanero Tiempos De Tormentas: El Bucanero tiempos de Tormentas 1, #1
Libro electrónico336 páginas5 horas

El Bucanero Tiempos De Tormentas: El Bucanero tiempos de Tormentas 1, #1

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La vida suele sorprenderte cuando supones que tu vida lleva el camino correcto. En cuando te obliga a dar giros inesperados y este es el caso del BUCANERO el cual tras enfrentar una tormenta y sufrir una tragedia busca el fin de su existencia en lo profundo de los oceanos sin tener una idea de los dramas que sus acciones desataran y de lo que la vida le tiene deparado. Un asesinato. Un misterio sin resolver. Un drama sobre las aguas entre la vida y la muerte. Un secuencia de eventos que nos llevaran a descubrir el valor de la vida y en cierta forma la misma fe.

IdiomaEspañol
EditorialOscar Aquino
Fecha de lanzamiento10 oct 2022
ISBN9798215625316
El Bucanero Tiempos De Tormentas: El Bucanero tiempos de Tormentas 1, #1

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    El Bucanero Tiempos De Tormentas - Oscar Aquino

    AGRADECIMIENTOS

    Entre los agradecimientos que deseo dejar plasmado en esta obra. Se encuentran algunas personas sin las cuales no habría podido darle ese toque especial que posee la obra:

    -  -D S Drwinland: Escritor amigo, mi corrector y guía, un  maestro que ha sido una luz en tiempos de desesperación cuando creí. Caer siempre estuvo allí para ayudarme.

    -  JUAN JOSÉ DÁVILA: Quien, con talento magistral, ha logrado plasmar la fotografía de la portada del libro. Mil gracias, mi buena amiga.

    -  KEVYN LIMA: Creador de la primera portada y sobrino. Mi apoyo, un guerrero incansable, que con el tiempo me ha demostrado todo su valor.

    -  JOSE AYALA: Quien junto con su novia han sido mi apoyo incondicional en todo aspecto técnico del libro.

    -  ALEJANDRA ALVARADO: Publicista, amiga y guerrera infatigable.

    -  EDGAR SOSA: Amigo hermano, compañero y apoyo.

    -  ANNA AMAYA GARCIA: A mi representante y amiga quien ha tenido fe en mis proyectos.

    -  CINDY AQUINO: Mi hermanita y un impulso permanente de superación

    -  WENDY MADRID: Mi amor, mi amiga, mi compañera, mi inspiración, mi apoyo, quien con cariño y ternura va de la mano conmigo en la senda de la vida

    -  A los amigos que con paciencia y devoción han corregido este libro.

    -  Al final no menos importante, a mi Madre, que siempre ha creído en mí, que ha sido mi apoyo, mi cómplice en todas mis ideas y a Greicy Sofía mi bebé, mi amor, mi devoción, cuya carita hermosa es mi inspiración en tiempos de tribulación. 

    EL BUCANERO TIEMPOS DE TORMENTAS

    Racso Ovach.

    Índice

    AGRADECIMIENTOS.

    INDICE.

    CAPITULO 1

    EL ENCUENTRO CON LE BUCANERO.

    EL DIA DE LA SALIDA AL MAR.

    EL FIN DEL PRIMER ENCUENTRO.

    EN BUSCA DEL SEGUNDO ENCUENTRO.

    EL VIAJE ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE INICIA

    LA TORMENTA, LA PUERTA AL INFIERNO SE HA ABIERTO.

    FIN DEL SEGUNDO ENCUENTRO.

    INICIA EL TERCER ENCUENTRO.

    OCHO ALMAS PÉRDIDAS EN EL INFIERNO.

    EL FIN DEL ENCUENTRO.

    CAPITULO II

    UN DIA DE ACLARACIONES.

    ORIGENES DE LOS JOUANARD.

    EL VIAJE ENTRE LA MITAD DE LA NADA Y LOS INFIERNOS PERSONALES.

    INTERMEDIO DE LICOR.

    HORA DE LOS REMORDIMIENTOS CONFESIONES.

    FIN DEL ENCUENTRO.

    LA MUERTE EN MEDIO DEL PUERTO.

    EL INICIO DEL FIN DE LA HISTORIA.

    EL ALMUERZO Y LA TURBA FRENTE AL CENTRO DE SALUD.

    CAPITULO III ESTE ES EL FINAL.

    REINICIAMOS EL ATAQUE.

    EL FIN DEL CENTRO DE SALUD.

    Índice.

    Capítulo 1

    El galeno me ve furioso. Y creo que tiene razón. Ha estado peleando con la turba por horas evitando entren a asesinarme por un crimen el cual no he cometido. Ahora como en una batalla medieval. Sostiene las puertas de la empalizada con su cuerpo. Al menos él está peleando por mi vida. Yo tengo un arma. Un asesino en duda dentro del edificio. Y muy pero muy pocos deseos de detonar el arma. Un golpeteo de metal surge del otro lado de la puerta. Son los machetes de los habitantes que intentan destrozar la puerta. Voces enfurecidas exigen que salga. Con voces soeces y gritos altisonantes. Con insultos groseros y desgarradores, la furia de los que se encuentran intentando entrar es muy clara. Me encuentro petrificado en el pasillo. Una mano intenta tomar el arma mientras el rostro enrojecido del galeno me grita que reaccione. No deseo morir. No deseo sentir el filo de los machetes cortando mi piel. Pero tampoco deseo iniciar la batalla. A pesar de que esta ya está en pie.

    - ¡MALDITA SEA, DISPARE!

    -Puedo herir a alguien.

    - ¡MALDITA SEA, HOMBRE! Si dispara eso los va a asustar. Se retirarán y tendremos una oportunidad para que la policía llegue a tiempo.

    - ¿Entonces usted ya ha llamado a la policía?

    - ¡Dispare!

    - ¡No! Esta cosa solo tiene seis balas, hay que dosificarlas.

    - ¡TREMENDO IDIOTA! Ayúdeme con la barreta esa de hierro en la esquina. Podemos tapiar la puerta con eso. Ganaremos un poco de tiempo.

    - ¡CLARO! Eso sí puedo hacerlo.

    Tras una lucha angustiosa de parte del médico y mía, logramos poner la barreta en dos horquillas que sobresalen de la pared. Y un tanto fatigados los dos sudorosos nos observamos uno al otro. El hombre cansado salta a la recepción busca una silla y trata de apoyarla contra la puerta. Luego empuja la mesa y un librero también. Yo por mi cuenta estoy congelado. Los gritos y el golpeteo sobre los barrotes de las ventanas me hacen pensar que estos no duraran mucho. Y que pronto cederán ante el embate de la enfurecida turba. El corazón me late tan fuerte que un deseo estúpido de llorar empieza a manifestarse en mis ojos. La verdad no deseo morir. ¿Cómo fue que llegue a este punto?

    Muchos buscamos darle sentido a nuestra vida, buscando antagonistas a nuestra historia, escribiendo páginas un tanto grises mientras describimos a nuestros protagonistas de forma soberbia y sobre natural pues somos la cúspide del desarrollo humano. Embutidos de perfección, y de cualidades he imágenes externas tan soberbiamente diseñadas que rozan la descripción griega de la belleza hasta que la vida nos demuestra que no es así.

    EL ENCUENTRO CON EL BUCANERO

    Han pasado ya diez días, desde el naufragio. Y es ahora, el momento para hacer mi aparición. De hecho, yo me encontraba de vacaciones. Hasta que un telegrama contándome la historia ha llamado mi atención. Y sin más que decir. He salido de una pequeña finca propiedad del padre de un amigo, cercana a la antigua Guatemala, hacia el famoso puerto de San José. Para escuchar la historia de un misterioso hombre, que aseguraba ser un náufrago del VIRGINIA AZORES.

    Para mí, la historia no representaba nada especial. Un oportunista más a quién exponer, pues en estos días diez en total desde la desaparición del barco. No menos de diez sujetos aseguraban tener información sobre el mismo. Una serie de datos irrelevantes que no conducían a nada. Y que solo fomentaban una enredadísima tela de engaños y de pistas falsas que no conducían a la verdad sobre lo sucedido en el crucero. El problema es simple de explicar.

    Tras varios días de búsqueda. La empresa dueña del navío ha ofrecido una jugosa recompensa por información sobre el mismo. ¿Por qué la empresa haría algo así? ¿Por qué alimentar la mente y la maldad de oportunistas y mentirosos en busca de fortuna sin realizar ningún esfuerzo? Pues simple, seis toneladas de oro macizo. El cual era parte del cargamento del navío. Eso ha levantado un ejército de lobos hambrientos, en busca de una tajada de aquella recompensa. El diez por ciento de tal cargamento por solo dar información verás, de verdad levantó un ejército de mentirosos y mañosos.

    Este individuo según me informa mi editor, decía vivir en una aldea llamada SAN JUAN SENECÁTE, en el puerto de CHAMPERICO. Más al norte de donde se encontraba. Para mí otra pista sin sentido. Pues el barco no pasaba cerca de Guatemala, o hacía parada aquí. Este se dirigía a un puerto en México. Como escala y luego a los Ángeles. Pero como me ha enseñado mi editor. Toda pista debe ser seguida e investigada. A veces, la suma de muchas mentiras te lleva a la verdad. No dejes nada a la especulación. Investiga, averigua, indaga, sacia tu curiosidad y después de eso, la verdad viene sola. Dato para registro. Un mentiroso, siempre crea su tela, alrededor de lo que él llama la verdad. Pero al escanear el blindaje de sus argumentos. Como en un castillo de naipes. Las fallas en su versión caen solas, con algunas pocas preguntas. Pues siempre por defender la versión, que el mentiroso llama la verdad. La justifica con hechos que al final, terminan siendo contradictorios.

    Tras descender de un bus parrillero, como se le suele llamar a este tipo de transportes, me he dado a la tarea de indagar la ubicación del lugar al cual me dirijo. La verdad no está tan cerca y mi equipaje es pesado. Una maleta café de cuero fino, pero ya un poco gastado. Producto de mis viajes por todo el país. Y en una caja bien cuidada de madera mi compañera de toda la vida. Una máquina de escribir de buena marca. La cual sin duda es mi confidente, mi amiga y quien sin duda llena todas mis expectativas de una compañera perfecta.

    Con ella no puedes esperar una enfermedad que le produzca dolores, mocos, calambres y todo tipo de malestares. No tiene problemas cada mes. Un problema de esos femeninos que requieren mantenimiento. Tampoco es posesiva o prepotente, nunca me dirá algo si llego tarde o si la dejo en algún lugar esperándome y con respecto al sexo, bueno, qué les digo. No me complace, pero tampoco lo exige y además en ese punto puedo pagar lo que necesito en casi cualquier lugar del país.

    Un sujeto altamente folklórico me observa de pies a cabeza, intentando adivinar el lugar del cual procedo. Su ignorancia sobre el buen gusto para vestir es lo que más se evidencia en su mirada. Me he detenido no para darle gusto sino para iniciar mis indagaciones sobre el sobreviviente que he venido a investigar.

    Tras intercambiar palabras y enterarme de lo poco que este hombre sabe.  Me he dirigido a un hotelito de tres niveles. En la calzada principal. Que no deja de ser un paso lleno de arena en donde puedo ver chicuelos sin zapatos y con los pies cubiertos de lodo mugre y arena mojada. Perros en la calle, uno que otro comedorcito, que más que un lugar para degustar un rico aperitivo más bien parece un tipo de cantinucha disfrazada. Sobre todo, por las marcas de humedad en las esquinas, en donde supongo algún ebrio ha dejado vaciar el contenido de su estómago, deglutiendo sus intestinos llenos de licor, cerveza y ceviche. Algunas personas y niños en el camino, que insistentemente te ofrecen artículos típicos del puerto, para que te lleves recuerdos de tu estadía en la zona. El típico aroma a caldo de pescado y las continuas ofertas de los diversos comedores. Todo un barullo comercial que, en los últimos años, ha estado en crecimiento, por la falta de empleos formales, culpa de las economías de desgaste, en las cuales invertimos más en las apariencias del país que en los problemas de fondo. En donde el término calidad de vida y de empresa se confunden con las ganancias que cada empleado debe generar a sus empleadores.

    Mi hospedaje, la pensión JUÁREZ. El hotelito en el cuál he tomado posesión de una habitación en el último nivel.  En la recepción estaba una nota pegada a una pared indicando el alquiler del aparato telefónico. Un arma ideal para complementar mis investigaciones que por alguna razón siempre se extienden más de lo que yo deseo. Al llegar a mi habitación. El lugar consta de dos camas de buen tamaño. Con las sábanas, razonablemente limpias. No falta la arena en el piso. Incluso en las chamarras. No sé con qué frecuencia son aseadas las habitaciones. O si por el hecho de ser dos camas, la habitación es familiar. Pero si me queda claro que aquella habitación ha sido refugio de muchas parejas, que han tapizado sus paredes, con los rumores dulces del romance. ¿Hace cuánto que no gozo de compañía femenina? Creo que demasiado, pues mis desconfianzas metódicas como efecto colateral me han aislado metódicamente del contacto físico con otro ser humano. Hasta esta chiquilla que frente a mi intenta hacer ver la habitación más cómoda o placentera de lo que es me ha parecido simpática y a la vez sospechosa. La mucama que me ha conducido hasta mi habitación se disculpa, lo más cortésmente posible. Su excusa ante tan imperdonable desorden es que hace poco han desocupado la habitación. Un cierto aroma, dulce y profundo, llega a mis sentidos, se apodera de mi espacio personal. Seguro es el perfume de la dama que ha entregado sus caricias y pasiones apenas la noche anterior. Casi puedo degustar el sabor de su piel a través de su aroma. Es eso o puede ser que el delicioso néctar venga de la chiquilla, cuya edad no creo sobrepase los 16 o 17 años.  El descuido en el mantenimiento del lugar debió, en principio de cuentas disgustarme. Pero estoy tan ansioso. Por salir hacia el centro de salud y entrevistarme con aquel hombre que he pasado por alto todo.

    Al salir a la calzada principal nuevamente veo que era un día hermoso. Si comparamos este día con la semana pasada.  Un sol fuerte y candente, en una zona poblacional bastante primitiva. Nada que ver con los edificios y centros culturales a los cuales estoy acostumbrado en la capital. Estos viajes suelen ser una especie de escapada a las tensiones de la gran ciudad. Y también suelen ser sumamente deprimentes, al ver las condiciones de vida de muchas personas en este país. No critico a las autoridades. Critico la decisión de las personas de dejarse llevar por la vida sin tomar las riendas de su propia existencia y buscar fuera de sus posibilidades obvias, nuevos caminos como en mi caso.

    Yo no siempre fui un reportero. Antes de esto fui albañil, cocinero y cuanta cosa pude para pagar estudios y buscar un nuevo futuro. Mis padres de familia bastante acomodada no deseaban que me perdiera en el caleidoscopio de fantasías que te presenta el dinero, por lo que me enseñaron a valorarlo desde lo más humilde hasta la posición que actualmente ostento.  Escéptico y ateo, en cierta forma. Busco la verdad lógica de las cosas y en base a ello. Describo los hechos que sin más se me van presentando enfrente. Analizo las situaciones y les doy una respuesta científica. De esa forma manejo mi columna en el diario.

    El jugoso donativo como recompensa por información del VIRGINIA AZORES. Ha alborotado a muchos ambiciosos que se han inventado historias fantásticas para ser acreedores de dicho botín. No es extraño que en esta nueva encrucijada me tope con uno más de estos chantajistas y mentirosos. Codiciosos en busca de dinero fácil. Por eso no llevo grandes expectativas sobre este nuevo sujeto. Sobre todo, por el hecho, de que varios de mis compañeros ya han puesto en evidencia a muchos mentirosos. Un ejemplo claro. Don MACO AZURDIA, quien es posiblemente el menos capacitado para emitir un juicio o develar una intriga complicada. Don MAQUITO se sentó en una cafetería. Entrevistó a su supuesto sobreviviente le invitó un cafecito, un traguito, un rellenito, otro traguito. Unas ricas empanadas, varios traguitos, un tamalito y un litro de cerveza y tras tal mezcla, el tipejo solito dejó soltar la sopa, era un mentiroso. Un fraude como la historia que contaba. Si don MAQUITO pudo ¿Por qué debería ser difícil para mí? Soy más capas y eficaz que don MAQUITO AZURDIA.

    Al llegar al lugar. Aún estaba el barullo entre la población. Sobre todo, en las señoritas casaderas. Así que valiéndome de ellas como medio de indagación. Decidí empaparme un poco más de la historia. Para que cuando finalmente el me la contara. Me fuese más sencillo encontrar contradicciones que pusieran en duda lo que decía. Los rumores, chismes, todos llevan una dosis de verdad. Es cosa que el que los recibe sepa distinguir, donde están las exageraciones y donde están las verdades. Encontrar ese punto medio y concluir la realidad de los hechos. Un buen investigador no puede dejar de lado una fuente tan importante de información. Además, me asegura una conexión directa con la población. Me hace ver como uno de ellos y me permite introducirme con más facilidad entre las personas para realizar mis indagaciones.

    Lo recabado en unas horas era asombroso. Una tergiversación de las realidades a tal punto que, él era un Dios, o un demonio. La población femenina no se decidía. Lo único en lo que estaban de acuerdo es que era soltero y guapo, nada más. Este tipo de información no ayudaba mucho a mi investigación, pues casi todo lo que se decía estaba encaminado a ese hecho. Sin embargo, algunas de las cosas que decían si aportaban una información valiosa. Sobre todo, los datos, sobre el origen del individuo. Saber que no era uno de los pasajeros del navío, desde ya me hace pensar que todo esto, es una nueva pérdida de tiempo.

    Me encaminé al lugar donde el hombre estaba recluido. Pendiente de la información que se transmitía por las radios locales. Es más que evidente que ellos también tenían su forma de investigar los hechos, y si por casualidad este fuera un golpe de suerte. Tal vez y solo tal vez. Yo tenga material único y exclusivo. La esperanza nunca debe perderse. Muy pocas veces, la vida nos presenta la oportunidad, de encontrar una historia, cuyas características nos permiten crecer en el medio ambiente periodístico.

    Pero cuando eso sucede, tú, sin mucho más que agregar debes estar atento, para no solo ser el narrador de dicha historia, de alguna manera ser partícipe de ella, he involucrarte, y he allí la razón por la cual, cuando una historia aparece, debe ser investigada con mucho cuidado.  Y sin juzgar más me decidí a interrogar a la primera persona con la cual él tuvo un contacto consiente.

    Al llegar al lugar, la clínica, no era la gran cosa. De hecho, parecía una casita común y corriente de adobe y repello, con techo de lámina.   La primera en mi lista.  Una mujer de unos treinta años aproximadamente, de complexión delgada y de rostro moreno claro. Volteó desde el mostradorcito del centro de salud hasta la entrada justo al verme llegar al lugar. No pudo evitar verme con cierto aire de curiosidad. Como buscando respuestas en mi mirada. REBECA MARÍA. La enfermera. Madre soltera, una de tantas muchachas que desde muy joven había sido engañada por algún vivo, que solo buscó gozar de los placeres de su cuerpo por un tiempo y luego la abandonó con un niño. Me hizo una señal para acercarme y de esa forma saciar su duda sobre mis razones para estar en aquel lugar.  Antes de que pudiera decir cualquier cosa una figura más se ha hecho presente. El doctor ARMANDO GONZÁLES. Un hombre bajito, y algo subido de peso. Bastante corpulento. De unos cuarenta y siete años aproximadamente. De tez morena clara. No muy clara. De rostro fuerte y de ceño fruncido. Con mirada cándida. Cosa que contrasta completamente con el gesto en su rostro. Su vos es como la de un locutor de noticias. Grave, fuerte, sincronizada.

    El cual entra acompañado a la recepción por el viejo MARCIAL DOMINGUEZ. El guardián de la clínica que además de borracho es medio mujeriego. Aunque por los años y lo traqueteado de su cuerpo ya ninguna les pone coco a sus insinuaciones. Datos que he obtenido directamente de quienes han estado bajo la mira de su blanco. En las múltiples entrevistas a los pobladores.

    -Buenos días dígame ¿En qué podemos servirle?

    -Buenos días. Mi nombre es RACSO OVACH. Soy el reportero DEL DIARIO LAS AMERICAS".   Seguro mi jefe ya se ha contactado con ustedes. He venido por el caso del hombre que asegura ser parte del naufragio del VIRGINIA AZORES.

    -¡HA! ¡CLARO!  El diario amarillista. Si su jefe nos llamó para avisarnos de su llegada. Viene a entrevistar a nuestro nuevo y extraño paciente.

    -¿Cuál está impaciente mi DOC?

    -¡Por Dios MARCIAL! ¡En serio! Debemos hacer algo con tu sordera. Disculpe le presento a mi equipo. Este sordo es Don MARCIAL básicamente es el guardián del centro de salud. Ella es REBECCA MARIA. No solo es quien atiende la recepción, debo admitir, es sin duda la mejor enfermera de todo el puerto de San José. Solo falta HERMINIA mi otra enfermera. Ella atiende a los niños es por decirlo así nuestra pediatra no oficial.

    -Bien, mucho gusto iniciemos con el asunto. ¿Quién atendió primero al sospechoso?

    -Dirá paciente. Fue REBECCA. Yo esos días estaba fuera de la zona atendiendo a una embarazada. Cuando llegué el hombre ya estaba en una cama y bien atendido.

    -Bien, entonces dígame, señora REBECCA. ¿Cómo llega el sujeto al centro de salud?

    -Unos turistas gringos lo encontraron tirado en la playa.  La verdad no es común encontrar hombres dormidos casi enterrados en la arena en la madrugada. Esos señores son personas de buen corazón y pues lo trajeron casi a rastras he inconsciente. Se le bañó, se le dio suero y varios antibióticos para evitar una infección mayor al ver el mal estado en el que estaba su piel por quemaduras de sol.

    -Ok, entonces el borracho se quedó dormido en la playa, y unos turistas lo rescataron. ¿Cómo llegan a la conclusión de que es un náufrago del barco?

    -Pues no mostraba signos de embriagues, y al recobrar la conciencia logré hablar con él y pues así fue como supimos que era náufrago del barco.

    - ¿Qué fue lo que le dijo el hombre?

    -Bueno, yo lo observaba de lejos y de pronto empezó a moverse, yo me asusté mucho, la verdad hasta temí su reacción al despertar. Parecía como perdido. Al observar la habitación la verdad no daba crédito donde se encontraba.

    - ¿Cómo sabe eso?

    -Bueno por lo primero que me preguntó.

    -Haber nárreme exactamente como fue esa platica.

    - Bueno lo vi y le dije que debería despertarse ya. Lleva mucho dormido y no ha comido nada. El suero le ayuda, pero necesita comer algo, para recuperar las fuerzas y durmiendo no lo va a lograr.

    -El preguntó: ¿Dónde estoy? ¿Esta es la muerte? Dígame ¿infierno o cielo? Yo estoy listo para ambas. Aunque me sorprendería mucho saber que esto es el cielo.

    -Su pregunta me pareció tan graciosa que no pude evitar reír, le dije que ni una ni otro viajero. Está en el puerto de San José. En el centro de salud. Le dije que tenía una suerte increíble.

    -Él me contestó: Entonces ¿no estoy muerto?

    -El que no supiera si estaba vivo o muerto en aquel instante no me extrañó así que no le di importancia luego le dije: Pues debería. Llegó aquí en muy mal estado.

    -Me preguntó ¿Cómo llegó aquí? Lo cual tampoco era raro. Como le dije llegó prácticamente inconsciente. Y sin más le conté que los turistas lo encontraron tirado en la playa, se compadecieron de él y lo llevaron. Le aclaré que no traía ningún documento de identificación o billetera. Ya sabe que cuando estos hombres beben o son asaltados luego creen que en los centros de salud les quitamos sus pertenencias y como la ley indica que debemos guardar esos objetos pues mejor le dije que no los traía de una vez. También le dije que él era todo un misterio para los pobladores pues no sabían ¿Cómo llegó a la playa?  Unos dicen que estaba borracho y que casi se lo lleva la corriente. Otros que el mar lo vomitó a la playa. Bueno bolo no estaba. Pero si deshidratado, sucio y mal oliente. No tiene idea del alboroto que ha provocado aquí. Hay tanta curiosidad por escuchar su explicación sobre lo que hacía solo. Como no tiene idea. Luego le dije: Espéreme un rato voy por el doctor que se muere por saber ¿Quién es usted?

    - ¿Eso fue todo?

    -No, luego me detuvo para hacerme una pregunta extraña; espere. ¿A qué distancia estamos de la aldea de San Juan Senecáte, en CHAMPERICO?

    -La verdad no estaba segura por lo que le dije que no sabía, a unos kilómetros. Fue cuando caí en la cuenta y le dije: ¡Santa María del cielo! Entonces ¿es usted el pescador que han estado buscando desde hace varios días? ¡A la gran! De verdad esto se pone emocionante. Péreme que voy por el doctor. Esto le va a gustar mucho. Pura novela, va uste. Y me fui directo a donde estaba el doctor para contarle que el señor estaba despierto.

    -Recapitulemos. Al hablar con él supo que era el pescador ARTESANAL que buscaban aldeanos de un lugar que nadie sabe dónde diablos queda. Y eso le pareció interesante. Claro que esto no me aclara nada del VIRGINIA AZORES.

    -Espere un momento ya le contamos. Luego fui por el doctor. Me tarde un poquito porque una señora que estaba en la recepción se me cayó de la silla donde estaba esperando atención. Luego le cuento porque ella es importante. Y con el doctor llegamos con el hombre. La verdad estaba como alucinado. Observaba con cuidado cada rincón de la habitación. De hecho, sus manos recorrían con cuidado las sabanas que lo cubrían, era como si nunca hubiese dormido en una cama o con almohada y cobijas.

    -Es cierto, yo lo vi de lejos. Parecía como drogado. Sus ojos se cerraban por momentos, parecía que se volvería a dormir. Y luego un pestañeo y a despertar de nuevo a observar la habitación. Eso me pareció extraño, pero luego comprendí que era debilidad por la deshidratación. Era la hora de atenderlo y saber exactamente ¿Qué era lo que le había pasado? Además, no podemos tener acá personas sin saber su origen. En el pueblo nadie le conocía y aun cuando la migración ilegal no es común. El acento del sujeto no era de ningún lugar conocido o cercano al puerto. Fue cuando me acerqué para platicar con el hombre.

    -¿Cuénteme con detalles como fue su encuentro? Desde el saludo hasta lo que intercambiaron, tal y como lo narró su enfermera.

    -De acuerdo. Entre y lo saludé. Y le dije que lo evaluaría. Claro que esto es parte de mis obligaciones como médico. Saque mi estetoscopio he inicie con el examen. El hombre se miraba tan perdido que no opuso resistencia. Me extrañó que no preguntara nada, que dócilmente dejara que lo evaluara. La verdad el hombre estaba en bastantes buenas condiciones dada su deshidratación. Fue cuando le pregunté- ¿OK, amigo, y cuénteme cómo llego al puerto de SAN José?

    -No lo sé, según su enfermera me encontraron en la playa. Y me trajeron a rastras.

    -¿Qué hacía en la playa y cuánto tiempo estuvo allí? Su nivel de deshidratación es bastante severo.

    -No lo sé, no mucho supongo.

    -¡Supone? Supongo yo que fue una borrachera de esas épicas y por esa razón no recuerda todo lo que pasó.

    -SI, Si recuerdo partes de lo acontecido. Pero visto desde esta cama, todo parece un sueño.

    -Bueno despertemos del sueño. Despabilémonos y empecemos desde el principio. Su nivel de deshidratación no es algo que se consiga con pasar un par de horas bajo el sol. Su piel está quemada su cuerpo sin agua y lo peor tal parece que tiene días así. ¿Dónde ha estado la última semana?

    -En el océano, buscando la muerte, y de hecho la encontré al lado de un gran navío, un barco de pasajeros, el VIRGINIA AZORES. ¿Tiene un trozo de papel cerca? Debo anotar algo antes que lo olvide.

    -Le di un trozo de papel, allí anotó con un lápiz algo que rápidamente se guardó entre la camisa y el pecho. No sabía lo que era. Después de eso le pregunté si era pasajero del buque y si sabía que este se había hundido. A lo que me contestó:

    -No soy pasajero y si, ya sé que el barco se hundió. Estuve con un grupo de sobrevivientes al naufragio, no me pregunte donde están ellos ahora. Seguro en donde yo creí estar.

    -Luego de eso me contó una historia extraordinaria sobre lo acontecido en su naufragio y la verdad quedé impresionado. Mientras el hombre hablaba una señora en la recepción desesperada por la espera...

    -Doña MARIA CURUCK. La que ayudé en la recepción.

    -La misma. Aburrida, como dije, se puso de pié y escuchó la narración, escondida tras una puerta y como es costumbre en este pueblo se fue a contar su versión de lo que había escuchado y eso alborotó a las chicas casaderas del puerto. Desde entonces el buen MARCIAL ha sido pieza clave para mantener el orden en este lugar.

    -Cuénteme. ¿Qué historia le narró el señor?

    -¡Ho no! Esa escúchela de los labios del hombre, yo podría agregarle o quitarle datos importantes, ¡pase! ¡Pase! El centro de salud es todo suyo. Por

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