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Vencer el cáncer
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Libro electrónico370 páginas10 horas

Vencer el cáncer

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El paciente, en su sentido más literal, es el que espera; pero hoy en día este significado no puede ser más lejano de la realidad. Si un paciente quiere de verdad superar o controlar su enfermedad, debe tomar un rol activo en su recuperación, especialmente si sufre de algo tan fuerte como el cáncer. Vencer el cáncer es una guía práctica para pacientes y familiares que se encuentran en esta batalla. A lo largo del libro encontrarán ejercicios físicos y mentales para afrontar de la mejor manera posible este traspié. Todos entenderán claramente el proceso por el que se está pensando y podrán enfrentarlo juntos con éxito.

La aplicación de la psicología al tratamiento del cáncer ha dado resultados muy positivos, Ariel Alarcón Prada, MD., es reconocido por su trabajo en este campo y decidió consignar sus estrategias más exitosas acá. A lo largo de estas páginas comparte de manera sencilla y didáctica, las herramientas para mejorar la calidad de vida, disminuir el sufrimiento y combatir esta enfermedad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ago 2012
ISBN9789587573305
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    Vencer el cáncer - Ariel Alarcón Prada MD

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    De ninguna manera las técnicas presentadas en este libro son

    un programa curativo del cáncer. El presente es un método

    complementario a las múltiples terapias que existen para

     tratar y, muchas veces, curar esta enfermedad.

    Igualmente, no existe ninguna duda desde el punto de vista

    científico, que las estrategias aquí consignadas constituyen

    una poderosa herramienta para el mejoramiento de la calidad

    de vida y la disminución del sufrimiento, mientras se combate

    el cáncer. También está documentado que algunas personas

    con cánceres avanzados que han seguido este método, han

    logrado sobrevivir más tiempo, y de mejor manera, de lo que

    sus oncólogos hubieran esperado.

    Introducción

    Pocas experiencias humanas pueden ser tan conmovedoras, desafiantes y angustiantes como la de padecer cáncer o que uno de nuestros seres queridos lo padezca. Es una vivencia traumática y al mismo tiempo estimulante, única, no comparable con ningún otro tipo de experiencia por la que hayamos pasado. Aparentemente, en la instancia del choque inicial, parecería que no contamos con muchos recursos para enfrentarla. Aunque algunos lo nieguen y no muchos lo expresen abiertamente, esta es una experiencia muy estresante que conmueve todas las instancias de nuestro ser en el mundo.

    A lo largo de los años, he sido testigo de innumerables pacientes y familias a quienes la vivencia del cáncer los impulsa a transformar y revalorar sus vidas positivamente. Es por esto que el libro: Vencer el cáncer. Estrategias para fortalecerse mental y espiritualmente, está orientado a lograr ese propósito.

    Por fortuna, actualmente en la mayoría de los casos, el cáncer es una enfermedad curable o, cuanto menos, controlable por largos períodos de tiempo. Por lo tanto, hay muchas maneras de ver, entender y vivir el estrés del cáncer; y de cómo la mente hace frente a una vicisitud tan impactante. En los diferentes capítulos de este libro, estudiaremos en detalle varios de los postulados que explican su dinámica y afrontamiento. Por ahora, en esta breve introducción, resumiré solo dos de las conceptualizaciones básicas del estrés: la primera, es que este se produce cuando hay un exceso de estímulos que el Yo debe procesar en una unidad de tiempo; y la segunda, cuando hay un solo estímulo sobrecogedor que sobrepasa los recursos del Yo para hacerle frente. Esos estímulos excesivos y sobrecogedores causan un estado de tensión, dificultad, fatiga o desgaste psicológico y físico, originado por el funcionamiento exagerado y continuo de los mecanismos naturales de protección, puestos en marcha por la presión de esos estímulos. Los mecanismos de protección no logran, sin embargo, la satisfacción de las necesidades por las que fueron puestos en marcha, creándose círculos viciosos de ansiedad, fatiga y frustración.

    Padecer de cáncer es, sin lugar a dudas, una experiencia sobrecogedora y demandante de un gran esfuerzo psíquico que principalmente en las primeras etapas o cuando surgen complicaciones cumple con todas las características de estas definiciones de estrés.

    Esta enfermedad produce un estado de gran estrés, demanda un gran esfuerzo mental. Pero también se ha afirmado que altos niveles de estrés incontrolados pueden ser uno de los múltiples factores relacionados con el desencadenamiento del cáncer, por una serie de razones que examinaremos más adelante. De ahí, la enorme importancia que tiene para todos los pacientes entender y ser capaz de manejar el estrés.

    Por otro lado, está demostrado que un paciente y una familia que controlan y modulan lo mejor posible sus reacciones de estrés, y que tienen herramientas mentales para aceptar la enfermedad como un reto superable, son mejores pacientes, participan activa y esperanzadamente en el tratamiento, se apropian de una actitud optimista y asumen este desafío como una experiencia de la que pueden salir fortalecidos interior y espiritualmente. Diciéndolo en pocas palabras: sufren menos. Algunas investigaciones aún controversiales en el mundo científico parecen sugerir que este tipo de pacientes positivos también viven más. Ahora bien, y es lo que puede ser más trascendental en este libro, el buen manejo del estrés puede contribuir igualmente a una curación adecuada del cáncer. Cuando decimos buen manejo del estrés, hablamos de sumar al esfuerzo de curación la mayor cantidad y cualidad posible de elementos psicológicos y espirituales que puedan contribuir a la curación de la enfermedad. Ese es nuestro reto ahora. Tal como ha sido nuestro reto común, entre pacientes y terapeutas, a lo largo de los últimos diez años de trabajo profesional. Reto del que muchas veces hemos salido triunfadores.

    Vencer el cáncer. Estrategias para fortalecerse mental y espiritualmente, enfatiza en dos de los ejes fundamentales sobre los que gira la vida moderna, relacionándolos con la vivencia del cáncer: los recursos mentales para el manejo del estrés; y la importancia que tiene en esta circunstancia vital la filosofía de la calidad de vida. A primera vista, son dos elementos antagónicos, mutuamente excluyentes, lo cierto es que el manejo del estrés y la filosofía de la calidad de vida están presentes de manera imperceptible en cada momento del enfrentamiento al cáncer. Al punto que deberían ser el sexto y séptimo signo vital que midan los médicos, todos los profesionales de la salud, todos los pacientes y todos los familiares de los pacientes. Cuando un médico o una enfermera examinan a un paciente, lo primero que hacen es tomarle sus signos vitales. Le miden su frecuencia cardiaca, su frecuencia respiratoria, su tensión arterial y su temperatura corporal. Poco a poco, y gracias a los esfuerzos de los profesionales que trabajan en cuidados paliativos, se ha tomado conciencia de la importancia de indagar rutinariamente por el nivel de dolor que tiene una persona y a este se le ha denominado el quinto signo vital. Considero que del mismo modo se debería interrogar a todos los pacientes sobre cómo andan sus niveles de estrés y qué tanto se ha alterado o mejorado su calidad de vida con la evolución de la enfermedad o con este o aquel tratamiento. Siempre debemos pensar en ellos porque niveles excesivos de estrés o deterioros injustificados de la calidad de vida pueden complicar aún más la situación vital general.

    El cáncer no es una enfermedad única. Es muy variada. Hay muchos tipos de cánceres que se manifiestan de diversas maneras. Según el tipo de cáncer y las circunstancias del paciente (edad, estado de salud, presencia de otras enfermedades, etc.), se escoge una forma especial de tratamiento. En este libro tratamos de presentar ideas generales que pueden ser aplicables a una gama amplia de tumores, incluyendo los más comunes. El cáncer se presenta en personas con diversas edades, culturas, condiciones familiares, sociales y médicas enteramente diferentes; también la personalidad de cada paciente es diferente. Su modo de reaccionar depende de su personalidad, del grado de madurez alcanzado, de su etapa en el ciclo vital, del entorno familiar. Ahora bien, dependiendo del tipo de tumor, este puede comportarse de manera distinta si se presenta en una persona joven o en una mayor. Lo mismo si interfieren otras circunstancias médicas. Por esto, hemos tratado de plantear manejos de situaciones simples aplicables a la mayoría de los tumores comunes y a la gran mayoría de personalidades y ciclos vitales. Puede haber alguna que otra situación que no sea aplicable a un tipo de enfermedad en un momento dado, por lo que se debe consultar al oncólogo tratante en caso de dudas. Del mismo modo, queremos enfatizar que el consejo del equipo tratante es lo más importante, porque ellos conocen la particularidad de cada caso.

    De ningún modo se puede tomar este manual como un sustituto a ningún tipo de terapia instaurada por el equipo tratante. Es un complemento.

    Un adulto que tenga a su cuidado un niño con cáncer puede extraer de aquí mucha información útil para entender y cuidar al pequeño. Los ejercicios de relajación se pueden hacer desde los seis años en adelante, pero este libro está pensado para ser aplicado a personas de 15 años en adelante.

    A comienzos del siglo XXI, este mal de nuestro tiempo, como se ha denominado al estrés patológico, ha traído múltiples consecuencias para la salud y la calidad de vida a infinidad de individuos. Se ha considerado a este factor como uno de los contribuyentes importantes en la patogenia de diversas condiciones somáticas, incluyendo al cáncer. Otros ejemplos comprobados son la hipertensión arterial, el infarto de miocardio, la cefalea tensional, el colon irritable, la úlcera, la fibromialgia y la gastritis, entre otros trastornos psicosomáticos. También se le conoce como el desencadenante de varias alteraciones en el comportamiento y el afecto, como las crisis de agresividad, el mal genio, el insomnio, síntomas de confusión mental, ansiedad, depresión y alteraciones en el comportamiento social y la cultura ciudadana. Si al cáncer se le agrega alguna de las condiciones nombradas anteriormente, el paciente necesitará urgentemente de un programa para la reducción del estrés. Si solo tiene cáncer, este libro le ayudará a sobrellevar su tratamiento con menor desgaste emocional.

    Pero un momento: no todo el estrés es malo, un cierto nivel de ansiedad es normal y necesario en las situaciones por las que se tiene que pasar cuando uno está tratando de crecer y avanzar como persona; y por supuesto que cierto nivel de ansiedad, temor y angustia son perfectamente normales y necesarios en las situaciones por las que se tiene que pasar cuando uno se está tratando de un cáncer, principalmente al comienzo.

    El estrés es consustancial a los seres vivos y, desde luego, a los seres humanos: sin estrés no habría vida. Visto así, no podemos afirmar que todo el estrés es necesariamente malo. En muchas ocasiones puede ser muy bueno, puede actuar sinérgicamente con la calidad de vida para protegerla o incrementarla. Cuando nos encontramos frente a un reto por resolver, una satisfacción por obtener, como por ejemplo, superar la crisis del cáncer, accionamos automáticamente los mecanismos del estrés para procurarnos esa satisfacción. Ese estrés es bueno y necesario, nos hace creativos, eficaces, eficientes, nos hace sentir bien. Ese poquito de adrenalina momentánea nos hace creativos, eficaces, eficientes, nos hace sentirnos útiles, importantes y capaces.

    El concepto de calidad de vida y bienestar ha ido ganando cada vez más relevancia en los campos de la medicina, la planeación, la administración de empresas y la economía, pero dista mucho todavía para que sea asumido y asimilado como un valor supremo en términos individuales y colectivos. No se enseña en las escuelas y pocas veces nos preguntamos ¿Cómo está mi calidad de vida? Desarrollos tecnológicos y científicos en las ciencias naturales han contribuido a combatir enfermedades como el cáncer, a evitar la muerte y, en muchos casos, a mejorar la calidad de vida. En algunos no. Solamente se le agregan más años a la vida, pero no necesariamente más vida a los años. Por eso es cada vez más frecuente que en las juntas de decisiones médicas esté presente un psiquiatra o un psicólogo que evalúa en términos de calidad real de vida, más que en términos de cantidad, los beneficios del procedimiento en cuestión. Pero la primera voz que debería ser escuchada en esas juntas es la del propio paciente bien informado (la suya), opinando sobre qué quiere o qué necesita en términos de calidad de su vida. De ahí la importancia que cada paciente con cáncer se haya interrogado sobre el tipo de vida que quiere vivir y que la filosofía de la calidad de vida sea asumida y asimilada como un valor fundamental.

    No es posible plantear una definición de calidad de vida aplicable universalmente a diferentes individuos o a un mismo individuo en diferentes momentos o circunstancias de su vida o a grupos de individuos de diferentes culturas. Si lo planteamos como una filosofía de la calidad de la vida, sí podemos intentar dibujar los aspectos más globales y esenciales del bienestar de las personas, sin dejar de tener en cuenta que la riqueza de los seres humanos está justamente en su unicidad, su pluralidad y diversidad. Sin perder nunca de vista estos aspectos, podemos intentar establecer grandes pluralizaciones y lineamientos generales y amplios, que tienen que ser luego aplicados de manera absolutamente individual y subjetiva por cada uno de los lectores.

    En el capítulo VI -El valor supremo: la calidad de la vida- examinaremos en detalle esta ideología, basta con enfatizar por ahora un elemento esencial: su subjetividad. Ninguna definición, consejo, orientación o propuesta de este libro puede ser tomada al pie de la letra. Todo lo dicho acá debe ser criticado y reelaborado internamente por cada uno y adaptado a cada realidad subjetiva. Por lo tanto, el libro real, el libro viviente, de Vencer el cáncer, es el que cada uno va escribiendo dentro de sí mismo y para sí mismo, apoyado en el diario de tratamiento (capítulo I) que cada uno irá escribiendo.

    Aquí juntamos nuevamente los dos conceptos: la filosofía de la calidad de vida como una actitud y un sistema de valores de construcción diaria que se convertirá en el mejor método para enfrentar el estrés de estar combatiendo un cáncer. Si sentimos que nuestra vida es grata a pesar de todas las incomodidades del tratamiento y que vale la pena vivirla, enfrentamos con más confianza los retos que nos imponen los tratamientos y el vivir con la enfermedad. ¿Es posible tener una vida de buena calidad en medio de un cáncer? Nuestra respuesta es un SÍ rotundo. Porque, como veremos, vida de buena calidad no significa vida sin conflictos y llena de placeres. Vida sin conflictos no existe en ningún caso y, mucho menos, en sus circunstancias actuales. Lo importante es poder resolverlos, enfrentarlos y superarlos del mejor modo posible. Si mantenemos una actitud mental de permanente autocuidado de la calidad de nuestra vida y de la reducción de la ansiedad, los retos que el cáncer y sus tratamientos nos imponen serán vistos con menos aprehensión y presentaremos menos respuestas de estrés o estas serán menos intensas y duraderas.

    El programa de manejo del estrés y la filosofía de la calidad de vida, del buen vivir, que presentamos tiene en cuenta una serie de recursos que están en nuestra mente, tanto en su parte cognitiva (conocimientos generales sobre el tema y manejo de pensamientos inadecuados), así como el manejo de las emociones, las relaciones interpersonales, la comunicación y la afectividad. También enfatizamos mucho y brindamos información concreta y práctica acerca de la actitud de relajación que quisiéramos transmitir a cada uno, motivándolo a la práctica cotidiana y continua de una serie de técnicas de relajación, entre otras, el manejo de la respiración, el entrenamiento autógeno y la imaginería positiva. Lo que conducirá a que se facilite el acceso a la meditación. Como verá, meditar no es nada del otro mundo, reservado solo a personas excepcionales dotadas de una enorme paciencia y concentración. Con el método que exponemos cualquiera puede hacerlo porque lo llevaremos a la meditación a partir de sencillos ejercicios de relajación. Comprobará que no le enseñamos nada nuevo, sino que lo guiaremos para despertar y activar en usted memorias olvidadas de cuando ha estado muy tranquilo, relajado y feliz. Todo está ya en su mente. Así, queremos compartir con ustedes un acervo de recursos técnicos y concretos que les permita enfrentar este reto de la enfermedad y sus tratamientos del mejor modo posible mejor armado con herramientas mentales, psicológicas, emocionales y espirituales. Reduciendo el estrés, mejorando la comunicación, aprendiendo estrategias para atenuar la ansiedad, disminuir el dolor, controlar las nauseas, mejorar la calidad del sueño, disminuir la fatiga, mejorar la esperanza, prevenir la depresión, entre otras. En cuanto a la relajación, esperamos que cuando llegue al final del libro, en unas semanas, usted haya vuelto hábito en su vida la práctica cotidiana de la meditación todas las mañanas; practique el ejercicio de respiración conciente durante un minuto muchas veces al día; y practique la relajación por medio del entrenamiento autógeno (siete minutos) dos veces al día, principalmente al momento de dormir.

    Vencer el cáncer, puede ser leído y releído de diversas maneras y a diferentes ritmos. Cuando se está tan estresado uno no comprende las cosas lo mismo que cuando está tranquilo, por eso es normal que tenga que volver varias veces por diferentes pasajes. Hay pacientes que leen capítulos solos y luego los releen con sus familiares. A algunos les interesa sobremanera la teoría y las explicaciones científicas, y comienzan por los primeros capítulos para luego pasar a los siguientes donde se van dando progresivamente elementos de reflexión para la transformación y el cuidado de la calidad de la vida, así como elementos y ejercicios para lograr la relajación. Hay otros que quieren ponerse manos a la obra e inician practicando los ejercicios de relajación, ayudados por el disco compacto, para luego pasar a las explicaciones de los por qué funcionan, y empiezan a leerlo desde el capítulo V -Reduciendo el estrés con el entrenamiento autógeno-, para luego adentrarse en la teoría que está sobretodo en los primeros capítulos. Hay unos que sienten que el cáncer les ha minado su autoestima, y leen primero el capítulo VII -Mi proyecto de vida-, pasan luego al séptimo y escogen luego su orden de prioridades, sin dejar de leer el segundo. Hay quienes lo leen salteado haciendo énfasis en la relajación al principio del tratamiento y luego, cuando la fase más aguda ha pasado, lo leen todo de corrido para recapitular sobre una experiencia vital muy significativa. Muchos lo leen dos veces de principio a fin, oyendo el CD en el intermedio, para afianzar e integrar todo el aprendizaje.

    En fin, como ve, puede armar la lectura como quiera, como se lo dicte su necesidad o su deseo del momento. Lo que no aconsejamos es alterar el orden de los ejercicios de relajación, porque es mejor que sean seguidos en el orden sugerido, para facilitar su aprendizaje. Iniciándolos por el final del capítulo III —El cáncer, la mente y el estrés- e irlos realizando progresivamente en la secuencia indicada al final de cada uno de los capítulos subsiguientes, con el apoyo de la correspondiente pista del CD tal como lo explicamos enseguida. La velocidad del progreso la dictará su dedicación a los ejercicios y algunos factores dependientes de su personalidad que se describen en el capítulo IV -Relaja tu mente para que se fortalezca-. Sin embargo, no espere milagros ni resultados extrarápidos. El método de relajación y calidad de vida propuesto no produce resultados inmediatos ni mágicos. Nuestros planteamientos van en contravía de las soluciones rápidas e inmediatistas, tan en boga actualmente e impuestas por la sociedad del consumo rápido y el placer fácil, pero que producen resultados poco eficaces y duraderos. Por el contrario, este manual busca desarrollar en usted un proceso de autoconocimieto y autocuidado que para ser eficaz y efectivo requiere de paciencia, constancia y entrega, es por eso que sus resultados son profundos, estables, permanentes y progresivos a lo largo del tiempo. Permítame ser un poco reiterativo porque esto es importante: es fundamental que tenga muy en cuenta que para ser eficiente, perdurable y verdadero, para producir buenos y estables resultados precisa de tiempo y dedicación. Los primeros días no obtendrá ningún resultado tangible aparte del placer momentáneo de relajarse, será normal que tienda a distraerse o a aburrirse. Pero luego de dos semanas de práctica constante verá que poco a poco comenzará a experimentar momentos de mayor tranquilidad fuera del ejercicio, aunque, dependiendo, los niveles globales de angustia, puede ser que estos se reduzcan solo un poco. Desde la tercera semana en adelante verá que los momentos de tranquilidad, sosiego y control se irán extendiendo y profundizando cada vez más. En ese punto, es probable que haya comenzado a meditar y el torrente de beneficios continuará floreciendo en su vida sin parar, siempre y cuando mantenga su práctica constante. Pero despreocúpese: los ejercicios de relajación le tomarán solo cinco minutos tres veces al día y los de respiración unos segundos muchas veces al día sin que tenga que interrumpir o cambiar nada de su rutina. ¿Puede haber una solución más valiosa, más fácil y más barata al estrés? ¿Puede haber un tiempo mejor empleado? Repito: solo requiere de su compromiso y su esfuerzo.

    ¿De dónde surge Vencer el cáncer. Estrategias para fortalecerse mental y espiritualmente?

    Este manual se nutre de diversas vertientes, algunas de ellas surgidas de tiempos lejanos. Durante los años que pasé en la facultad de medicina, estuve siempre preocupado por tratar de entender la compleja y apasionante interacción entre el cuerpo y la mente humana. Nunca olvidaré el gran impacto que me causó el primer paciente que me asignaron siendo estudiante de medicina en la cátedra de semiología, hace muchos años en el Hospital de San José. Era un hombre de 60 años, padre de 5 hijos, abuelo de 12 nietos, en quien fui descubriendo conmocionado, en la medida que aprendía a hacer una anamnesis, que él padecía de un linfoma muy avanzado y que tenía pocas posibilidades de tratamiento. Su mirada de desconsuelo se me quedó gravada en mi memoria tanto como mi profunda frustración y angustia por mi incapacidad para ayudarle en ese momento. Sabía que el necesitaba más que nada de una ayuda emocional que yo no podía ni sabía cómo dársela. Le dije una frase de cajón, de esas que todo mundo dice y que dicta el sentido común pero yo sentí que no le sirvió para nada. Al día siguiente, cuando fui a visitarlo, estaba empacando sus cosas en un pequeño maletín. Me dijo que se iba para su casa. Yo debí haberlo mirado con cara de angustiosa incomprensión porque él me puso la mano en el hombro y me dijo; Tranquilo. Allá estaré mejor. Esta vivencia y otras similares que sucedieron en la rica época de estudiante marcaron, inicialmente, mi escogencia por la psiquiatría, principalmente la psiquiatría de enlace{1} y, posteriormente, por el psicoanálisis. Seguía buscando respuestas a los enigmas de la integración mente-cuerpo que se pudieran concretar en dispositivos de ayudas tangibles para los pacientes con dolencias físicas y que estaban sufriendo emocionalmente a causa de ellas. Gracias a una beca otorgada por el servicio católico alemán de intercambio académico (KAAD), realicé parte de mi especialización en las aulas, centros de investigación y pabellones clínicos de varios hospitales en

    Alemania, donde aprendí investigación en psicoterapia, en enfoque psicosomático de la medicina (gracias a una pasantía en la clínica psicosomática de Bad Honneff) y las técnicas de relajación que son uno de los ejes centrales de este libro. A mi regreso a Colombia conocí muy de cerca el mundo de la locura y de la pobreza en las unidades de salud mental de Bogotá. Al recibirme como psiquiatra comencé a trabajar en psiquiatría de enlace al tiempo que completaba mi formación como psicoanalista. Han pasado más de 15 años en los que he tenido el honor y el privilegio de formar parte de los equipos de salud mental y psiquiatría de enlace de hospitales como el San José y de clínicas como la San Pedro Claver, La Clínica Reina Sofía y la Clínica de Marly de Bogotá, donde desde el principio he estado en estrecho contacto con pacientes con cáncer, sus familiares y sus equipos tratantes.

    Quiérase o no, en el ambiente universitario alemán se le pega a uno el ‘bichito’ de la docencia y la investigación. O se le exacerba algún germen que uno ya tenía por dentro. El caso es que esta experiencia ha sido avalada con generosidad por el departamento de Psiquiatría de la Universidad del Rosario y por el departamento de Psicología y Salud de la Universidad Javeriana, donde hemos podido desarrollar interesantes proyectos de docencia e investigación, que incluyen además una serie de seminarios, la rotación de residentes de psiquiatría y de practicantes de psicología por nuestra unidad de psicooncología en la Clínica de Marly. De esta experiencia didáctica dan cuenta varias publicaciones especializadas que aquí tratamos de reflejar junto con algunas de las claridades emanadas de las enriquecedoras discusiones con los estudiantes, de quienes tanto hemos aprendido.

    Desde el regreso al país, una de mis preocupaciones principales ha sido la de aplicar lo aprendido en Alemania, adaptándolo al medio colombiano. De allí surgieron, entre otros proyectos, los Talleres para el manejo del estrés de un grupo de investigación y trabajo interdisciplinario sobre el estrés y la calidad de vida que se conformó inicialmente en la Clínica Reina Sofía de Bogotá y que me ha acompañado o he ido rearmando en otras clínicas donde he trabajado. Con este grupo, que yo he tenido el placer y el honor de coordinar, (nutrido con participantes de diferentes ámbitos, desde el psicoanálisis hasta las filosofías orientales, pasando por la medicina interna, la oncología, la psicología clínica, la psiquiatría, la medicina psicosomática, la psicología organizacional y la psicología social), hemos desarrollado diferentes protocolos de investigaciones científicas e intervenciones en diferentes grupos humanos cuyos resultados exponemos acá en un lenguaje y de una manera accesible al lector general. Igualmente, con los talleres y demás programas desarrollados por este equipo de trabajo, hemos tenido la fortuna de poder ayudar con éxito a cientos de pacientes aquejados de enfermedades psicosomáticas y de trastornos por ansiedad, dentro de los cuales siempre se han incluido también pacientes con cáncer. Del mismo modo, hemos podido ayudar a muchos trabajadores y grupos humanos de las empresas que nos han contratado para desarrollar programas para el diagnóstico y el manejo del estrés empresarial. (Para información general del manejo del estrés o programas del estrés empresarial consulte: www.real-lax.com).

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