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De "apolíticas" a militantes: La incorporación de mujeres al Partido Conservador chileno (1934-1952)
De "apolíticas" a militantes: La incorporación de mujeres al Partido Conservador chileno (1934-1952)
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Libro electrónico278 páginas3 horas

De "apolíticas" a militantes: La incorporación de mujeres al Partido Conservador chileno (1934-1952)

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Fue un día martes 20 de mayo de 1941 cuando se realizó una reunión que cambiaría el curso que hasta entonces había llevado el Partido Conservador respecto a la composición de sus militantes. En aquella reunión estarían presentes mujeres, en su mayoría pertenecientes a la elite y relacionadas familiarmente a militantes y dirigentes del Partido Conservador, con el objetivo de formar la Sección Femenina (SF) del partido, también conocido como el Partido Conservador Femenino. Mientras que otros partidos como el Partido Radical, el Partido Liberal y el Partido ya habían conformado sus secciones femeninas entre las décadas de 1920 y 1930, los conservadores serían los últimos en crear su filial femenina, producto de la presión de quienes buscaban militar en su partido.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2022
ISBN9789563573541
De "apolíticas" a militantes: La incorporación de mujeres al Partido Conservador chileno (1934-1952)

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    De "apolíticas" a militantes - Camila Sanhueza

    DE APOLÍTICAS A MILITANTES

    La incorporación de mujeres al Partido Conservador chileno (1934-1952)

    Camila Sanhueza Acuña


    Ediciones Universidad Alberto Hurtado

    Alameda 1869 - Santiago de Chile

    mgarciam@uahurtado.cl – 56-228897726

    www.uahurtado.cl


    Los libros de Ediciones UAH poseen tres instancias de evaluación: comité científico de la colección, comité editorial multidisciplinario y sistema de referato ciego. Este libro fue sometido a las tres instancias de evaluación.

    ISBN libro impreso: 978-956-357-353-4

    ISBN libro digital: 978-956-357-354-1

    Coordinador colección Historia

    Daniel Palma Alvarado

    Dirección editorial

    Alejandra Stevenson Valdés

    Editora ejecutiva

    Beatriz García-Huidobro

    Diseño interior

    Elba Peña

    Diseño de portada

    Francisca Toral

    Imagen de portada: Voto femenino, de autor desconocido, año 1941. Fotografía patrimonial Museo Histórico Nacional.

    Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

    A Pedro Acuña Cea.

    Donde sea que estés, espero que estés orgulloso.

    Índice

    Siglas y abreviaturas

    Agradecimientos

    Introducción

    De apolíticas a militantes. Un análisis teórico e historiográfico sobre las mujeres conservadoras en Chile

    Capítulo I

    Mujer conservadora y Estado: la incorporación a la política chilena desde las elecciones municipales (1921-1935)

    Orígenes de organizaciones de mujeres en Chile (1860-1930)

    El Partido Conservador. Su postura y trabajo sobre la mujer en política y el espacio público

    Las primeras legislaciones: el decreto de Ibáñez y la reforma de organización municipal

    Elecciones municipales de 1935: mujeres entran al Estado y se acercan al Partido Conservador

    Capítulo II

    El camino hacia la militancia: los orígenes de la Sección Femenina del Partido Conservador (1935-1941)

    La articulación postelecciones de las organizaciones femeninas y el surgimiento de la Falange Nacional (1935-1938)

    Diferencias entre las organizaciones conservadoras y el MEMCh: ¿más similitudes que diferencias? (1937-1941)

    Las dos elecciones de 1938 y el origen de la formación de la Sección Femenina del Partido Conservador

    El Partido Conservador y su sección femenina: una relación subordinada (1941)

    Capítulo III

    Estrategias políticas y definiciones doctrinarias.

    La configuración de la Sección Femenina y (re)organizaciones femeninas

    El débil y lento funcionamiento de la Sección Femenina en sus primeros años

    Elecciones Municipales de 1944 y la dependencia del sufragio femenino en el Partido Conservador

    Doctrinas sobre la mujer en política: el Congreso Nacional de Mujeres y las divergencias entre organizaciones feministas y secciones

    La postura sobre el rol de la mujer en la política de la Iglesia católica y el cambio de dirección en el conservadurismo en Chile

    Capítulo IV

    Auge y caída de la Sección Femenina. La obtención del voto político a la mujer y la división del Partido Conservador

    (1947-1952)

    Las advertencias de las Elecciones Municipales y la Convención Nacional de 1947

    La discusión parlamentaria sobre el sufragio femenino, ¿derecho concedido o réditos políticos? (1941-1949)

    Otra vez el social cristianismo: la división del Partido Conservador y fragmentación de la SF

    Las mujeres conservadoras tras la obtención del sufragio político

    Conclusiones

    Bibliografía y fuentes

    Notas

    SIGLAS Y ABREVIATURAS

    ANMCh Acción Nacional de Mujeres de Chile

    APMCh Acción Patriótica de Mujeres de Chile

    BCN Biblioteca del Congreso Nacional

    BND Biblioteca Nacional Digital

    DL Decreto de Ley

    DFL Decreto con Fuerza de Ley

    SF Sección Femenina del Partido Conservador

    HL Historia de la Ley

    JCF Juventud Conservadora Femenina

    MEMCh Movimiento Pro Emancipación de la Mujer

    PCF Partido Cívico Femenino

    PCSC Partido Conservador Social Cristiano

    PCT Partido Conservador Tradicionalista

    Servel Servicio Electoral de Chile

    AGRADECIMIENTOS

    El presente libro surge como fruto de la investigación y realización de mi tesis de magíster en Historia en la Pontificia Universidad Católica de Chile (2018-2021), que lleva el mismo título que la presente obra. En primer lugar, quiero agradecer a mis profesoras guías de tesis, Brandi Townsend y Macarena Ponce de León, por su apoyo, correcciones, apuntes durante esos tres años, y por ser las primeras en plantear que esta investigación podía ser publicada como libro. Sin aquellas palabras de aliento y correcciones, esta investigación no habría llegado a puerto ni me habría atrevido a enviar este manuscrito. Por supuesto, también agradecer a la Editorial Universidad Alberto Hurtado, y en especial a Daniel Palma, director de la colección Historia, por guiarme en este proceso de publicación. Los apuntes y correcciones que realizaron no hicieron más que enriquecer este proceso de escritura y el resultado de este libro. Y también, agradecer por el rol que cumple la editorial de apoyar a nuevos y jóvenes historiadores e historiadoras, a través de sus publicaciones.

    Agradezco a su vez a los profesores del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, por haberme formado durante siete años como investigadora, y a sus administrativos, en especial a Marianne Rippes y Marisol Vidal, por haberme acogido tanto como estudiante y como ser humano. Agradezco en especial a José Ragas, que junto con Brandi, me entregaron su apoyo académico y personal durante mi paso por el Instituto de Historia. También quiero agradecer a Isabel Castillo, por sus apuntes a esta investigación, colaboración y apoyo académico constante. Además, a Constanza Rojas, de la Universidad de Tarapacá, que al darnos cuenta de estar trabajando el mismo sujeto de estudio, las mujeres conservadoras, generó un hermoso apoyo entre colegas, a veces tan escaso. Por último, por supuesto a mis compañeros de generación de magíster y en especial al grupo de la divina tesis, Cristóbal Hernández, Leonardo Cisternas, Matías Moreno y Gabriel Nachar, estos dos últimos, presentes desde prácticamente el primer día de clases del pregrado en Historia UC, y que han sido testigos de este largo camino.

    También, es necesario reconocer la labor que realizan todos los días los trabajadores y trabajadoras de las bibliotecas y archivos, especialmente en estos últimos tiempos en que ha sido tan complejo trabajar en ellos. En este caso, agradezco a quienes me ayudaron en la Sala de Prensa Camilo Henríquez de la Biblioteca Nacional, a los trabajadores de la Biblioteca del Congreso Nacional por su disponibilidad y amabilidad, y también a Ángela Acevedo, quien amablemente me recibió en nombre del Archivo Histórico del Servicio Electoral.

    No habría podido sortear este largo proceso sin el apoyo de mi familia y amigos. Primero, mis padres: Mauricio Sanhueza y Carolina Acuña, los dos pilares fundamentales en mi vida y las personas a quienes más admiro. A Pedro Acuña Briones, JL, y Mónica Zapata, por ser mis segundos padres. Por último, agradezco a Gabriela, mi casi hermana, por estar siempre para mí, independiente de todo; y también a Pedro y Nikolas Acuña, mis hermanos primos que me han dado su amor y cariño desde que nací.

    En la misma línea, quiero agradecer a mi amiga de toda una vida, Daniela Arancibia, mi apoyo de siempre, que estuvo al tanto de todo y acompañándome como lo ha hecho desde el primer día. A mis amigos que me apoyaron durante este proceso de publicación: Trinidad Leyton, por acompañarme siempre con su amistad en las buenas y en las malas; Armando Álvarez, por su comprensión de siempre, generosidad y amabilidad gigantes; Francisco Cortés, por su compañía y apoyo constante en todos mis proyectos, incluso teniendo más fe en mí que yo misma; Álvaro Salinas, por sus comentarios tan certeros y su apoyo y cariño constante. A Caterina Labrín, por ese cariño, por esos consejos personales e intercambios interdisciplinarios. Por último, pero no menos importante, debo mencionar a Carlos Zúñiga Polanco quien, a pesar de la distancia, me acompañó en este proceso con su amistad, sus palabras de aliento y su cariño, e incluso me entregó sugerencias de escritura para este libro cuando se lo solicité.

    Por último, agradezco a todas y todos quienes decidieron adquirir este libro y conocer esta investigación. Este libro es fruto de un interés personal que surgió en el año 2016 cuando me acerqué a la investigación de secciones femeninas a partir de la Falange Nacional, lo que me llevó a investigar, conocer y aprender más de la historia de las mujeres conservadoras y de derecha en la política y en los partidos políticos chilenos. Durante el transcurso de esta investigación y escritura, el mayo feminista de 2018, el estallido social de 2019 y el debate por la paridad de género en la Convención Constitucional, ha levantado más interés por la participación y la falta de representación de mujeres en la política, y este trabajo no busca más que contribuir en el debate y conocimiento en este tema. Espero que este libro sea del agrado de las y los lectores, pueda generar más interés en este tema, y sea un aporte al debate de la Historia y también de nuestro presente.

    INTRODUCCIÓN

    DE APOLÍTICAS A MILITANTES. UN ANÁLISIS TEÓRICO E HISTORIOGRÁFICO SOBRE LAS MUJERES CONSERVADORAS EN CHILE

    Martes 20 de mayo de 1941, 16:30 horas. En el Club Fernández Concha, ubicado en la calle Compañía 1263, entre Teatinos y Morandé, en pleno centro de Santiago de Chile, se realizó una reunión que cambiaría el curso que hasta entonces había llevado el Partido Conservador, respecto a la composición de sus militantes. En aquella reunión estarían presentes mujeres, en su inmensa mayoría pertenecientes a la elite y relacionadas familiarmente a militantes y dirigentes del Partido Conservador, con el objetivo de formar la Sección Femenina (SF) del partido, también conocido como el Partido Conservador Femenino.

    El día anterior, el periódico El Diario Ilustrado informó en sus páginas que la Junta Ejecutiva del Partido Conservador había acordado crear el Partido Conservador Femenino, contemplado en el Plan de Reestructuración elaborado por el senador señor Horacio Walker Larraín¹. En aquel artículo además se convocó a nombre del presidente de la colectividad, Fernando Aldunate, y del presidente provincial de Santiago del partido, el diputado Enrique Cañas Flores, a un grupo de mujeres a participar en una reunión para iniciar los trabajos de fundación de esta sección del conservantismo². Casi dos semanas después, en el mismo diario, se confirmaría la creación de este organismo.

    Este proceso respondió, en realidad, a las peticiones de las mismas mujeres que fueron citadas a aquella reunión de mayo de 1941, cuando meses antes formaron la Legión Femenina Conservadora³. Aquella instancia fue creada con el objetivo de colaborar con el trabajo del partido en las elecciones municipales que se realizaron ese año. Para esto, apoyaron al candidato Carlos Flores Vicuña, militante conservador, lo que terminó generando una serie de conflictos con una de las organizaciones femeninas identificadas con el conservadurismo, la Acción Patriótica de Mujeres de Chile (APMCh) (1934-1941), quienes consideraban que ellas mismas eran las encargadas de organizar a las mujeres para las elecciones⁴.

    Este aparente pequeño conflicto derivaría en la formación de la SF del Partido Conservador, e implicó un cambio de estrategia del partido para con el voto femenino: si desde 1934 el partido se había relacionado electoralmente con agrupaciones de mujeres conservadoras, las cuales se mantenían en un aparente margen del sistema de partidos, ahora estas mismas mujeres presionaron para formar parte y ser militantes del Partido Conservador. Mientras que otros partidos como el Partido Radical, el Partido Liberal, el Partido Socialista, e incluso la recientemente creada Falange Nacional ya habían conformado sus secciones femeninas entre las décadas de 1920 y 1930, los conservadores —que tuvieron el mayor apoyo de las mujeres desde las elecciones municipales de 1935, las primeras en las que mujeres pudieron sufragar—, serían los últimos en crear su filial femenina, producto de la presión de quienes buscaban militar en su partido.

    Setecientas veinte mujeres fueron registradas durante esta investigación ligadas de alguna u otra forma al Partido Conservador y a las colectividades que resultaron de su división en 1949, el Partido Conservador Social Cristiano y el Partido Conservador Tradicionalista. La presencia cercana o al interior de estas mujeres en el Partido Conservador fue bastante variada: algunas en cargos dirigenciales a nivel nacional, departamental o provincial; como regidoras o candidatas a regidora, otras tuvieron participación en convenciones, directorios nacionales del partido, y otras lo hicieron como adherentes de candidaturas, organizadas en comités o como firmantes de candidaturas.

    El presente estudio buscará adentrarse en el proceso de incorporación de mujeres a la militancia del Partido Conservador, que puede enmarcarse en dos etapas: la primera entre los años 1934, cuando organizaciones femeninas forjaron alianzas con el partido, hasta 1941, cuando se oficializa la conformación del Partido Conservador Femenino; y la segunda entre los años 1941 y 1952, que rastrea la trayectoria de la SF, su división en conjunto con la del Partido Conservador, hasta la profusa derrota electoral que sufriría la colectividad en las elecciones presidenciales de 1952. Pero ¿por qué las mujeres del Partido Conservador? El presente libro, a partir del ejemplo de este partido en particular, busca analizar la participación política de mujeres en partidos políticos, —y probablemente sin respuestas concretas— los orígenes, motivaciones y trayectorias de mujeres en la institucionalidad del sistema de partidos.

    Al cuestionarse la falta de equidad de la participación de mujeres en partidos y cargos políticos, lo que fue evidentemente subsanado a través de las elecciones de convencionales constituyentes del 15 y 16 de mayo de 2021 con el mecanismo de paridad —en el contexto del proceso de redacción de la nueva Constitución—, cabe hacerse la pregunta desde el rol de historiador o historiadora, ¿cuándo y cómo se incorporaron las mujeres al Partido Conservador? ¿Dónde podemos encontrar el origen de aquella dispar participación en esta colectividad? ¿Cómo militaron en un partido político en años donde esto —aparentemente— era incompatible con el rol tradicional de las mujeres en la sociedad de aquel tiempo? Para muchas de estas mujeres integrantes de la Sección Femenina, participar en una organización política no era nuevo. Sin embargo, la particularidad de la creación de la SF es que significó formalmente la integración de estas mujeres al sistema de partidos chileno, específicamente, en el Partido Conservador.

    Al ahondar sobre las organizaciones conservadoras desde sus comienzos a mediados de siglo XIX en torno a la asistencia médica⁵, pasando por la Liga de Damas Chilenas y otras agrupaciones de similares características a comienzos del siglo XX, hasta la formación de la SF, es posible observar un cambio en la autopercepción sobre su participación política, su concepción de la política y del rol de la mujer en este ámbito. Si a comienzos del siglo XX este tipo de organizaciones femeninas marcaron su trabajo político estrictamente en un enfoque social y asistencialista, al integrarse a la SF del Partido Conservador, ya se consideraban una militante más. Participaron en lo que ellas mismas declaraban un trabajo político, a la par desde su visión, de sus correligionarios masculinos y cuyo trabajo estuvo dirigido no solo hacia los derechos políticos de la mujer, sino que también, y en ocasiones principalmente, por los intereses del Partido Conservador.

    Este proceso, en paralelo a la discusión de la ley de sufragio femenino en el Congreso —y promulgado en 1949—, fue paulatino, y estuvo estrechamente relacionado con la transformación en la autopercepción de este grupo de mujeres sobre su agencia política, que conllevó a que decidieran ser parte de nuevos espacios políticos, tales como el Partido Conservador. Es así como este trabajo plantea, como hipótesis general, que la autopercepción de este grupo de mujeres conservadoras fue transformándose producto tanto de la coyuntura política del período, como por el mismo movimiento feminista que abogó por derechos civiles y políticos para las mujeres durante la primera mitad del siglo XX. Ambos procesos fueron los que impulsaron la motivación de formar la filial femenina en el partido.

    El presente libro propondrá que previo a la obtención del voto municipal para las mujeres en 1934, las asociaciones de mujeres conservadoras se percibían a sí mismas como apolíticas, lo que para ellas implicaba marginarse de los partidos políticos, compuestos solo por hombres hasta el momento. Junto con esto, el concepto de apoliticismo incluyó recalcar su ausencia en la participación de prácticas de la política, tales como las elecciones, y las malas prácticas asociadas a estos elementos durante este período, tales como el cohecho o fraudes electorales. Sin embargo, luego de la obtención del voto municipal en 1934 y su participación en la competencia electoral en las elecciones municipales al año siguiente como candidatas, fue cambiando su postura y autopercepción respecto al apoliticismo, acercándose cada vez más a la militancia, dentro del Partido Conservador.

    De ‘apolíticas’ a militantes, señala el título de esta obra. Pero, ¿por qué apolíticas? ¿Y por qué, luego, militantes? El apoliticismo, a diferencia de como pudieron plantearlo las mujeres conservadoras antes de 1934, era una clara postura dentro de la política. Pierre Bourdieu, por ejemplo, define el apoliticismo como una contestación del monopolio de los políticos que represente el equivalente político, de lo que fue, en otros tiempos, la revuelta religiosa contra el monopolio de los clérigos⁶. Desde esta definición se desprende que el apoliticismo es una automarginación de los grupos tradicionales de la política, al no responder a las demandas y a los ideales de ciertos grupos, en el sistema tradicional.

    Ahora bien, no necesariamente estas mujeres percibían el concepto de apoliticismo tal como lo definió Bourdieu sesenta años después de que ellas lo mencionaron. El apoliticismo, si bien lo entendían como una marginación del sistema de partidos —y así lo fue entendido también por mujeres feministas cercanas a la izquierda—, no fue necesariamente por un rechazo a este sistema de partidos por las mujeres conservadoras, sino que también por una percepción de que las mujeres no debían participar en este sistema formal de partidos. Pero, tras la obtención del sufragio municipal en 1934, este precepto comenzó a ser desechado, al abrirse a la competencia electoral a través de cupos en el Partido Conservador. En palabras simples: nunca fueron realmente apolíticas, desde el momento que se organizaron en agrupaciones extrapartidarias y levantaron sus voces respecto a la realidad nacional. El apoliticismo fue más bien una palabra, un concepto para desmarcarse de la política partidaria, aun cuando esto no fuese del todo cierto en la práctica, y para mantenerse en los márgenes tradicionales de las mujeres de aquel período, que su mismo partido defendía.

    En contraparte, si bien los tipos de militancia y sus características han sido estudiadas especialmente a partir de estudios sobre la izquierda revolucionaria de mediados del siglo XX en América Latina, o bien sobre el comunismo y socialismo europeo, una definición exacta de este concepto no está tan difundido o internalizado. Una definición de militancia afirma que produce un modo específico de inversión de los individuos en actividades que implican una disponibilidad y sacrificio de sus necesidades personales en la defensa de una ideología⁷ y que la militancia es una metodología para producir acción colectiva que busca intervenir o interferir en normas sociales⁸. Es decir, la militancia, independientemente del tipo de organización, grupo o partido político, implica un estrecho compromiso de la vida personal hacia el espacio de la

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