Marca del destino: Las Crónicas de Kerrigan, #9

Por W.J. May

Marca del destino es el noveno libro de la serie superventas de la autora del USA TODAY, W.J. May, Las crónicas de Kerrigan. 

Rae Kerrigan ha demostrado ser un activo vital para el Consejo Privado y, sin embargo, siguen cuestionando su lealtad. 

De vuelta a Londres, Rae regresa para descubrir que no todo es exactamente como parece. Puede que el Consejo Privado les ofrezca oficialmente a ella y a sus amigos recuperar sus puestos de trabajo, pero no todos están tan dispuestos a hacer una tregua.

Los bandos están elegidos. Las líneas se dibujan en la arena. Rae se encuentra dividida, no sólo entre dos futuros, sino entre dos amores.

Cuando un objeto dejado por su padre revela un espantoso secreto, Rae se enfrenta a la pregunta más difícil de todas.

¿Puede haber alguna vez un final feliz para una Kerrigan?

Mark of Fate es el noveno libro de la serie Crónicas de Kerrigan.

Sigue a Rae Kerrigan mientras aprende sobre el tatuaje en su espalda que le da poderes sobrenaturales, mientras se entera de las malvadas intenciones de su padre y mientras trata de averiguar cómo la mayoría de edad, el enamoramiento y las peleas de alta acción no son tan fáciles como lo hacen ver los cómics.

Orden de la serie:
 

Serie de pdecuelas:
La Navidad antes de la magia
Cuestionar la oscuridad
Hacia la oscuridad
Lucha contra la oscuridad
Solo en la oscuridad
Perdido en la oscuridad

Serie Crónicas de Kerrigan
Rae of Hope
Nebulosa oscura
La casa de las cartas
Té Real
Bajo el fuego
Fin a la vista
Oscuridad oculta
Juntos enredados
Marca del destino
Fuerza y poder
El último en pie
Rae of Light

Las Crónicas de Kerrigan Secuela
Una cuestión de tiempo
Pieza de tiempo
Segunda oportunidad
Un fallo en el tiempo
Nuestro tiempo
Tiempo precioso

Las crónicas de Kerrigan: Gabriel
Vivir en el pasado
Presente para hoy
Mirando al futuro

Crónicas de Kerrigan

Detener el tiempo

El paso del tiempo

Ticking Clock

y la serie de los niños Kerrigan también.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 25 mar 2022
• ISBN: 9781667429205

W.J. May

About W.J. May Welcome to USA TODAY BESTSELLING author W.J. May's Page! SIGN UP for W.J. May's Newsletter to find out about new releases, updates, cover reveals and even freebies! http://eepurl.com/97aYf   Website: http://www.wjmaybooks.com Facebook:  http://www.facebook.com/pages/Author-WJ-May-FAN-PAGE/141170442608149?ref=hl *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* W.J. May grew up in the fruit belt of Ontario. Crazy-happy childhood, she always has had a vivid imagination and loads of energy. After her father passed away in 2008, from a six-year battle with cancer (which she still believes he won the fight against), she began to write again. A passion she'd loved for years, but realized life was too short to keep putting it off. She is a writer of Young Adult, Fantasy Fiction and where ever else her little muses take her.

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Todos los derechos reservados

Copyright 2016 por W.J. May

Diseño de la cubierta por: Book Cover by Design

Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida de ninguna manera sin permiso escrito, excepto en el caso de breves citas incorporadas en artículos y reseñas.

TODA LA SERIE DE CRÓNICAS DE KERRIGAN:

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Las Crónicas de Kerrigan: PRECUELA–

La Navidad antes de la magia

Cuestionar la oscuridad

Hacia las tinieblas

Lucha contra la oscuridad

Solo en la oscuridad

Perder la oscuridad

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Las crónicas de Kerrigan

¡Libro I - Rae of Hope es GRATIS!

Trailer del libro:

http://www.youtube.com/watch?v=gILAwXxx8MU

Libro II - Dark Nebula

Tráiler del libro:

http://www.youtube.com/watch?v=Ca24STi_bFM

Libro III - House of Cards

Libro IV - Té Real

Libro V - Bajo Fuego

Libro VI - End in Sight

Libro VII - La Oscuridad Oculta

Libro VIII - Twisted Together

Libro IX - La Marca del Destino

Libro X - Fuerza y Poder

Libro XI - El último en pie

Libro XII - Rae of Light

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SECUELA Las Crónicas de Kerrigan

Cuestión de tiempo

Pieza de tiempo

Segunda oportunidad

Glitch in Time

Nuestro tiempo

Tiempo precioso

Las Crónicas de Kerrigan: Gabriel

Vivir en el pasado

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Presente para hoy

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Mirando al futuro

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Kerrigan Chronicles

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––––––––

Libro 1 - Detener el tiempo

Libro 2 - Un pasaje del tiempo

Libro 3 - Ticking Clock

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Marca del Destino

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Marca del Destino es el noveno libro de la serie superventas de W.J. May, Las crónicas de Kerrigan.

La vida no siempre tiene sentido, y el corazón no siempre entiende lo que la cabeza comprende.

Rae Kerrigan ha demostrado ser un activo vital para el Consejo Privado y, sin embargo, siguen cuestionando su lealtad.

De vuelta a Londres, Rae regresa para descubrir que no todo es exactamente como parece. Puede que el Consejo Privado les ofrezca oficialmente a ella y a sus amigos recuperar sus puestos de trabajo, pero no todos están tan dispuestos a hacer una tregua.

Los bandos están elegidos. Las líneas se dibujan en la arena. Rae se encuentra dividida, no sólo entre dos futuros, sino entre dos amores.

Cuando un objeto dejado por su padre revela un espantoso secreto, Rae se enfrenta a la pregunta más difícil de todas.

¿Puede haber alguna vez un final feliz para una Kerrigan?

Mark of Fate es el noveno libro de la serie Crónicas de Kerrigan.

El libro 1, Rae of Hope, es actualmente gratuito.

Sigue a Rae Kerrigan mientras aprende sobre el tatuaje en su espalda que le da poderes sobrenaturales, mientras se entera de las malvadas intenciones de su padre y mientras trata de averiguar cómo la mayoría de edad, el enamoramiento y las peleas de alta acción no son tan fáciles como lo hacen ver los cómics.

Orden de la serie:

Rae of Hope

Dark Nebula

Casa de Cartas

Té Real

Bajo el fuego

Fin a la vista

Oscuridad oculta

Juntos enredados

Marca del destino

Fuerza y poder

El último en pie

Rae of Light

Índice

TODA LA SERIE DE CRÓNICAS DE KERRIGAN:

Encuentra W.J. May

Marca del Destino:

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

‘Cuando todo se va al infierno, las personas que te apoyan sin inmutarse son tu familia.’

― Jim Butcher

Capítulo 1

‘Cuando todo se va al infierno, las personas que te apoyan sin inmutarse son tu familia.’

― Jim Butcher

––––––––

A menos que seas un Kerrigan. En ese caso, los que están haciendo un escándalo son probablemente tu familia...

¿Qué estás haciendo en la casa de mi madre? Rae dijo las palabras lentamente, con cuidado, dando un paso estratégico alrededor de la mesa mientras hablaba para poner su cuerpo entre su madre y Kraigan. Sí, ella era la que había iniciado el contacto esta vez, pero también lo había hecho la última vez y creía que todos recordaban con dolorosa claridad lo bien que había ido.

Kraigan respondió a su pregunta con una sonrisa malvada y perfecta. Vamos, Rae. ¿Es esa la forma de saludar a tu hermano pequeño? Abrió los brazos de par en par. Danos un abrazo.

Nadie se movió.

¿Por qué? Molly siseó desde la puerta. ¿Para poder robarle un tatú? Sus dedos crujieron con una advertencia eléctrica mientras cruzaba los brazos amenazadoramente sobre el pecho. A cada lado de ella, Devon y Julian dieron un paso amenazante hacia adelante.

Oh, sí... todos recordaban lo bien que les había ido la última vez.

Eso es adorable, Kraigan miró a la pequeña pelirroja de arriba abajo. Kitty tiene garras.

¿Qué estás haciendo en la casa de mi madre? Preguntó Rae de nuevo, más deliberadamente esta vez.

Kitty tiene... Molly tiró su bolso y levantó las manos en el aire. ¡Oh, eso es!

Kraigan se echó a reír y volvió a adoptar una postura de lucha informal.

Pero, antes de que ninguno de los dos pudiera mover un músculo, Julian se interpuso entre ellos, con sus ojos brillando peligrosamente.

Tú no ganas.

No lo haré. No ganaré.

Julian tenía una forma especial de saber esas cosas con seguridad, y como era Julian quien lo decía, Kraigan dio un paso atrás, enderezándose como si nunca hubiera tenido la intención de pelear en primer lugar.

Devon cruzó los brazos sobre el pecho con una sonrisa de satisfacción. No eres tan engreído ahora que no llevas un arma, ¿eh? ¿El hermano pequeño de Rae?

Un sonido de rotura estalló junto a la chimenea cuando una taza de café vacía se deslizó de las manos de Beth. Has sacado una pistola en-

¡KRAIGAN!

Todo el sonido de la habitación se detuvo en seco mientras todos se volvían al unísono para mirar a Rae.

Ella estaba de pie con las manos apoyadas ligeramente en las caderas, con una sola ceja levantada en señal de acusación. ¿La casa de mi madre?

Los labios de Kraigan se volvieron en una sonrisa sarcástica. Bueno, no podíamos quedar muy bien en casa de mi madre, ¿verdad?.

Se podría haber oído una gota después de eso.

Miró con displicencia alrededor de la habitación a las cinco miradas idénticas de asombro. ¿Qué? ¿Demasiado pronto?

Rae cerró los ojos durante una fracción de segundo, y luego tomó asiento en la mesa, tratando deliberadamente de ralentizar el ritmo de la conversación antes de que las cosas pudieran calentarse demasiado. Casi había olvidado lo psicópata que era su hermanastro. Un poco como Gabriel.

Se quitó ese pensamiento de la cabeza y, una vez acomodada, apartó la silla de enfrente y le indicó a Kraigan que se sentara. Bueno, veo que alguien ya se está recuperando de la verdad sobre la prematura muerte de su madre...

La verdad es que no. Observó la silla con atención durante un momento, antes de acomodarse con un elegante movimiento. Podía tratar de parecer despreocupado, incluso frívolo, pero Kraigan no era estúpido. Incluso él tenía que darse cuenta de la potencia de fuego a la que se enfrentaba al entrar en esta casa. Era el hijo de Simon Kerrigan, después de todo. En realidad, eso es lo que he venido a hablar contigo.

Oh, y yo que pensaba que habías venido a un picnic de verano, refunfuñó Molly.

Rae levantó una mano para cortarla, inclinándose sobre la mesa con repentino interés. ¿La has encontrado?

Kraigan asintió lentamente, manteniendo sus ojos fijos en Rae todo el tiempo. La encontré.

Rae supuso que no debería estar tan sorprendida. Puede que Jennifer Jones fuera una de las mejores superagentes entintadas del planeta, pero Kraigan era su propia marca de locura. Y cuando se canalizaba en algo tan poderoso como la venganza, Rae no podía ver demasiadas cosas que se interpusieran entre él y su objetivo. Era la razón por la que había acudido a él en primer lugar. Por supuesto que sí, respiró ella.

La boca de él se volvió en la más tenue de las sonrisas, y un segundo después Rae se dio cuenta de que ella misma estaba sonriendo; sonriendo incluso, un sentimiento de oscura anticipación revoloteando en su estómago. Maldita sea, Kraigan. Sus cejas se apretaron. ¿Está muerta?

Todavía no.

Devon miró entre los dos con una expresión casi de preocupación. Por mucho que odie interrumpir este primer momento de unión entre hermanos... Tiró de la silla que había entre ellos y la dejó caer al suelo con un fuerte estruendo. El sonido sacó a los dos hermanos de su trance vengativo. ¿Quieres decirnos por qué te has largado y has dejado que se pierda el rastro? Ya sabes, hace un tiempo se inventaron esas cositas llamadas teléfonos móviles.

La frente de Rae se arrugó con un repentino ceño. Devon tenía razón. ¿Por qué diablos Kraigan habría quitado los ojos de Jennifer ni siquiera por un segundo?

Devon -suspiró Kraigan, pasándose las manos por el pelo castaño rizado-, sigue exactamente igual que la primera vez que te conocí en Guilder. Corriendo detrás de éste, sacudió la cabeza en dirección a Rae, sólo tratando de mantener el ritmo.

Devon abrió la boca para una réplica aguda, pero Kraigan se le adelantó.

Para responder a tu pregunta, no dejé que el rastro se enfriara. Lo seguí -hizo una pausa para lograr un efecto dramático- hasta aquí.

En el momento en que dijo las palabras, ocurrieron varias cosas a la vez.

Julian se desplomó de repente en la silla más cercana, sus ojos se volvieron del blanco iridiscente que adquirían cuando escudriñaba el futuro. Molly y Beth se agacharon inmediatamente bajo la línea de las ventanas. Y como si lo hubieran sincronizado, Devon y Rae se volcaron sobre la mesa de la cocina para proporcionar una barricada entre la gente de dentro y la puerta.

Fue un borrón de velocidad, que duró sólo unos tres segundos.

Kraigan aún parpadeaba sorprendido. Su boca se abrió y tuvo que cerrarla al echar un vistazo a la cocina, repentinamente defendible, y por primera vez Rae lo vio enrojecer con lo que parecía un indicio de vergüenza.

...a Escocia. No a esta casa.

Respondió a sus furiosas miradas con bastante timidez antes de bajar los ojos al suelo.

Uy. Quizá debería haber empezado con eso.

Rae se golpeó la frente contra la mesa mientras el resto relajaba lentamente sus posiciones estratégicas. Kraigan. Le habría dado una bofetada en la nuca si hubiera estado a su alcance, y se habría asegurado de que no absorbiera uno de sus tatús.

Lo sé. He dicho que oops.

Devon miró con odio mientras se ponía en pie. Hijo de puta demasiado teatral.

Supéralo, espetó Kraigan.

Esa era la única disculpa que iban a recibir. Uy. Rae intuyó que la parte de disculpas de una sola vez en su vida había terminado.

Así que la seguí hasta Escocia. Al principio no estaba seguro de por qué se había molestado, miró con desdén el impresionante panorama iluminado por la luna, quiero decir, qué basurero, ¿no? Pero entonces me acordé de un archivo que había robado del Consejo Privado-

Robaste un Consejo Privado- Devon hizo una mueca de dolor.

-Que vivías aquí. Kraigan asintió con la cabeza a Beth en lo que claramente tomó como una forma de gracia. Así que pensé, ¿por qué no matar dos pájaros de un tiro?.

Por segunda vez en menos de un minuto, toda la cocina se paró en seco y, en un torbellino, el grupo de los cuatro se puso en pie de forma protectora alrededor de Beth, todos mirando a Kraigan como si fuera a explotar en cualquier momento.

Los ojos de Kraigan se fijaron en sus rostros con una pizca de confusión, antes de echar la cabeza hacia atrás con un suspiro exasperado. No me refería a matar realmente... ¡es una maldita expresión!

Del tipo que deberías evitar por completo mientras estés en la casa de mi madre, siseó Rae con frialdad.

Oh, relájate, bostezó, no quiero matar a tu madre. Aunque eso tiene cierta simetría... Se echó hacia atrás en su silla con una sonrisa cuando Rae se acercó a él de un salto con rabia. Relájate, dijo de nuevo. Sólo quería decir que no sólo podría matar a la infame Jennifer Jones, sino que podría conocer a la igualmente infame Beth Kerrigan. Es un honor. Ladeó la cabeza y la estudió con curiosidad. Hablando de archivos de casos. El tuyo me mantuvo leyendo durante media noche. ¿Realmente pasaste de contrabando una caja llena de granadas de percusión por la aduana colombiana? Me encantaría saber cómo lo hiciste...

¡Basta, Kraigan! Rae le cortó, sintiéndose repentinamente agotada por todas las bromas. Acababa de bajarse de un avión por lo que parecía ser la millonésima vez ese verano, habiendo entrado en el cuartel general de la alianza tatú más poderosa del mundo, para decirles que no sólo ella y sus amigos habían estado corriendo por todo el mundo persiguiendo a un misterioso hombre no realmente muerto empeñado en dominar el mundo, sino que estaba dejando su trabajo de una vez por todas. Ah, sí, y también se había cargado a la mitad de sus mejores guardias en el proceso.

Había vuelto a Escocia con el único propósito de que su madre le gritara y de dormir un millón de noches. Sus planes no iban mucho más allá de ese punto. Desde luego, no incluían este inesperado encuentro con el loco de su hermano.

Kraigan levantó la barbilla, con cara de afrenta. ¿Qué demonios te ha pasado, Rae? Creí que te alegraría saber que había localizado a nuestro pequeño traidor como querías. Incluso más feliz de saber que había descubierto que venía aquí -tan cerca de tu propia madre- para que pudiéramos adelantarnos a ella.

Rae se frotó las sienes. Y lo estoy; es sólo que...

Su pausa hizo que Kraigan volviera a hablar al instante. De hecho, me pareció muy caballeroso por mi parte pensar en incluirte en su asesinato. Podría haberlo hecho yo solo, ¿sabes? Pero sentí que debía ser un asunto de familia.

¿Un asunto familiar?

Beth aspiró con fuerza. Se había puesto rígida al