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Cuatro sombras y media de fantasía
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Libro electrónico685 páginas9 horas

Cuatro sombras y media de fantasía

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Luz de Esperanza

¿Cuán difícil puede ser sacudir el árbol genealógico para encontrar la verdad sobre el pasado?
     Rae Kerrigan, de quince años, jamás supo la verdad acerca de la historia de su familia. Sus padres murieron cuando era pequeña y, al aceptar una beca para el prestigioso Internado Guilder de Inglaterra, se revela un misterioso secreto familiar.
     ¿Serán los pecados del padre los pecados de su hija?
     Mientras Rae lucha con sus nuevos amigos, el nuevo colegio y un deslumbrante amor prohibido debe, además, enfrentar un último reto: aceptar un tatuaje para sus dieciséis, con poderes específicos que, tal vez, puede llegar a atarla a una oscuridad horrible. Dependerá de Rae deshacer la maldición familiar de su pasado y tener un rayo de esperanza para su futuro.

La Séptima Marca (Parte I)

Como la mayoría de los adolescentes, Rouge está intentando descubrir quién es y lo que quiere ser. Con poca información acerca de su pasado, tiene muchas preguntas, pero nunca intentó buscarles respuestas. Todo cambia cuando se acerca a una extraña familia embriagante. Los hermanos Grace y Michael guardan secretos que la conectan con Rouge. Su intuición se confirma cuando ocurre un incidente espantoso en una fiesta al aire libre. Rouge podrá ser la única que pueda encontrar la respuesta.
     Un diario antiguo, un collar precioso y una marca especial obligan a esta niña indefensa a tomar decisiones drásticas y a luchar por su vida y la de otros.
     Todos los secretos tienen un precio. La determinación de Rouge para encontrar la verdad puede llevarla a tener problemas, o a algo más siniestro.


Sombra de Dudas (Parte I)

¿Qué sucede cuando te enamoras de una persona prohibida?
     Erebus es un alma perdida. Es un tipo que debería salir y divertirse; pero, a diferencia de los demás, él es solemne y distraído. Hasta que conoce a Aurora, una estudiante de Derecho de la Universidad de Cornell. Todo su mundo se perturba. Lo comienzan a dominar sentimientos y urgencias que nunca antes había tenido. Estos deseos extraños lo llevan a cuestionarse todo sobre sí mismo.
 

Luces Radioactivas

Todos necesitamos ser héroes en algún momento de nuestras vidas.

La pequeña ciudad de Elliot Lake ya no volverá a ser igual.

Atrapados en una tormenta repentina, Zoe, una estudiante de preparatoria de Elliot Lake, junto a cinco amigos deciden refugiarse en una mina de uranio abandonada. En los próximos días, la audición de Zoe se agudiza drásticamente, más allá de lo que cualquier ser humano normal puede detectar. Les cuenta a sus amigos y se da cuenta de que ellos también han tenido un cambio en sus sentidos.  Solo Kieran, el chico nuevo de Escocia, no ha sido afectado.

Un escéptico grupo de héroes. Un traidor en el medio. Algunos sueños se escriben en sangre.


Coraje y Sangre

¿Y si el coraje se vuelve tu única opción?

Cuando Kallie llega a una entrevista en la universidad con el nuevo oficial de policía de la ciudad, no tiene idea de que todo en su vida está a punto de cambiar. El detective es joven, guapo y parece tener una habilidad antinatural para detener el creciente índice de criminalidad local. El interés particular del detective Liam en Kallie hace que su corazón y su cabeza tropiecen.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento20 mar 2018
ISBN9781547521999
Cuatro sombras y media de fantasía

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    Vista previa del libro

    Cuatro sombras y media de fantasía - W.J. May

    Contenido

    Cuatro sombras y media de fantasía

    Contenidos:

    Libro 1

    Resumen:

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Libro 2

    Agradecimientos:

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Libro 3

    Prólogo:

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Libro 4

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    MUESTRA GRATIS

    Coraje y sangre

    Descripción del libro:

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    MÁS LIBROS de W.J. May

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    Cuatro sombras y media de fantasía

    Por W.J. May

    Derechos reservados 2014.

    Este libro electrónico tiene licencia solo para su disfrute personal. Este libro electrónico no puede revenderse ni regalarse a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, compre una copia adicional para cada destinatario. Si está leyendo este libro y no lo compró, o no lo compró solo para su uso; por favor, diríjase a Smashwords.com y compre su propia copia.  Gracias por respetar el esfuerzo del autor.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse, almacenarse o introducirse en un sistema de recuperación, ni transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro) sin la autorización previa por escrito del propietario y del editor antes mencionado de este libro.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares, marcas, medios e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. El autor reconoce el estado y a los propietarios de las marcas registradas de varios de los productos mencionados en esta obra de ficción que han sido utilizados sin permiso. La publicación y/o el uso de estas marcas comerciales no está autorizada, asociada ni patrocinada por los propietarios.

    Contenidos:

    Libro 1

    Luz de Esperanza

    Las crónicas de Kerrigan

    C:\Users\hjnru_000\Documents\CoKcovers\bestared.jpg

    ¿Cuán difícil puede ser sacudir el árbol genealógico para encontrar la verdad sobre el pasado?

    Rae Kerrigan, de quince años, jamás supo la verdad acerca de la historia de su familia. Sus padres murieron cuando era pequeña y, al aceptar una beca para el prestigioso Internado Guilder de Inglaterra, se reveló un misterioso secreto familiar.

    ¿Serán los pecados del padre los pecados de su hija?

    Mientras Rae lucha con sus nuevos amigos, el nuevo colegio y un deslumbrante amor prohibido debe, además, enfrentar un último reto: aceptar un tatuaje para sus dieciséis, con poderes específicos que, tal vez, puede llegar a atarla a una oscuridad horrible. Dependerá de Rae deshacer la maldición familiar de su pasado y tener un rayo de esperanza para su futuro.

    6BookBANNERforBOOKS

    Libro 2

    La séptima marca (Primera parte).

    Saga «Secretos Escondidos»:

    C:\Users\hjnru_000\Documents\Seventh Mark\NewCovers\part1a\SeventhMarkHALFSIZE.jpg

    Como la mayoría de los adolescentes, Rouge está intentando descubrir quién es y lo que quiere ser. Con poca información acerca de su pasado, tiene muchas preguntas, pero nunca intentó buscarles respuestas. Todo cambia cuando se acerca a una extraña familia embriagante. Los hermanos Grace y Michael guardan secretos que la conectan con Rouge. Su intuición se confirma cuando ocurre un incidente espantoso en una fiesta al aire libre. Rouge podrá ser la única que pueda encontrar la respuesta.

    Un diario antiguo, un collar precioso y una marca especial obligan a esta una niña indefensa a tomar decisiones drásticas y a luchar por su vida y la de otros.

    Todos los secretos tienen un precio. La determinación de Rouge para encontrar la verdad puede llevarla a problemas, o a algo más siniestro.

    C:\Users\hjnru_000\Documents\Fantasy Anthology\FourandaHalfSOFE-BookCover\BoxSet\Books1-4FacebookCoverArt.jpg

    Libro 3

    Sombra de dudas (Primera parte):

    C:\Users\hjnru_000\Documents\Shadow of Doubt\SodPrt1newcover.jpg

    ¿Qué sucede cuando te enamoras de una persona prohibida?

    Erebus es un alma perdida. Es un tipo que debería salir y divertirse; pero, a diferencia de los demás, él es solemne y distraído. Hasta que conoce a Aurora, una estudiante de Derecho de la Universidad de Cornell. Todo su mundo se perturba. Lo comienzan a dominar sentimientos y urgencias que nunca antes había tenido. Estos deseos extraños lo llevan a cuestionarse todo sobre sí mismo.

    Cuando aparece una ex novia nuevamente en su vida, debe decidir si arriesgará todo para estar con Aurora. Su deseo por ella la podrá destruir; o, peor aún, podrá borrar su propia existencia para siempre.

    Libro 4

    Luces radioactivas

    Serie «Sin Sentido»

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    Todos necesitamos ser héroes en algún momento de nuestras vidas.

    La pequeña ciudad de Elliot Lake ya no volverá a ser igual.

    Atrapados en una tormenta repentina, Zoe, una estudiante de preparatoria de Elliot Lake, junto a cinco amigos deciden refugiarse en una mina de uranio abandonada.  En los próximos días, la audición de Zoe se agudiza drásticamente, más allá de lo que cualquier ser humano normal puede detectar. Les cuenta a sus amigos y se da cuenta de que ellos también han tenido un cambio en sus sentidos.  Solo Kieran, el chico nuevo de Escocia, no ha sido afectado.

    Al convertirse en superhéroes, el grupo trata de detener las extrañas situaciones que ocurren en su pequeña ciudad.  Comienzan a suceder asaltos, robos, desapariciones y homicidios muy cerca de casa. Esto lleva al grupo a pensar que alguien conoce sus secretos... Alguien que los quiere muertos a todos.

    Un escéptico grupo de héroes. Un traidor en el medio. Algunos sueños se escriben en sangre.

    Libro 4 y medio

    Coraje y Sangre

    Serie «Rojo Sangre»

    Amazon-SmashwordsCourageRunsRedE-Book - Copy

    ¿Y si el coraje se vuelve tu única opción?

    Cuando Kallie llega a una entrevista en la universidad con el nuevo oficial de policía de la ciudad, no tiene idea de que todo en su vida está a punto de cambiar. El detective es joven, guapo y parece tener una habilidad antinatural para detener el creciente índice de criminalidad local. El interés particular del detective Liam en Kallie hace que su corazón y su cabeza tropiecen.

    Cuando una furiosa disputa de sangre entre vampiros se derrama en su casa, Kallie queda atrapada en el medio. Dividida entre el amor y la lealtad familiar, debe encontrar el coraje para luchar contra lo que más teme y arriesgarlo todo, incluso si eso significa morir por quienes ama.

    ––––––––

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    Libro 1

    Resumen:

    ¿Cuán difícil puede ser sacudir el árbol genealógico para encontrar la verdad sobre el pasado?

    Rae Kerrigan, de quince años, jamás supo la verdad acerca de la historia de su familia. Sus padres murieron cuando era pequeña y, al aceptar una beca para el prestigioso Internado Guilder de Inglaterra, se reveló un misterioso secreto familiar.

    ¿Serán los pecados del padre los pecados de su hija?

    Mientras Rae lucha con sus nuevos amigos, el nuevo colegio y un deslumbrante amor prohibido debe, además, enfrentar un último reto: aceptar un tatuaje para sus dieciséis, con poderes específicos que, tal vez, puede llegar a atarla a una oscuridad horrible. Dependerá de Rae deshacer la maldición familiar de su pasado y tener un rayo de esperanza para su futuro.

    Dedicado a:

    Todo libro que escribe un autor, tiene una historia por detrás. Mi vida tomó un rumbo diferente cuando perdí a mi padre en 2008 por el cáncer. Este libro está dedicado a él; inclusive en la muerte me enseñó que la fe es una guía y que somos un ejemplo para los demás (aunque no estén mirándonos) Este libro, así como también todos mis trabajos, son el resultado de su búsqueda de «lo imposible» y la búsqueda de los sueños. Gracias papá, te extraño cada día.

    Tengo tantas personas para agradecer el apoyo y por señalarme la dirección correcta para mostrar el potencial de Rae.

    A mi marido, quien me alienta y me hace sentir la persona más importante del mundo (te amo). Y a mis tres adorables hijos (quienes ya están cansados de ver a mami tras la computadora y siguen amándola). A mi gran familia por su entusiasmo: mi mama, hermanos y hermanas (también cuñados y cuñadas) y mis sobrinos, lectores críticos que leen mis obras y que, además, han escrito un informe del libro sobre Rae antes de publicarlo.

    Capítulo 1

    Internado Guilder

    No puedes deshacer el pasado. Los pecados del padre, son los pecados del hijo; o, en este caso, de la hija.

    Las siniestras palabras del tío Argyle seguían resonado en la mente de Rae mucho después de que la dejara en el aeropuerto. «Un proverbio de la verdad», lo había llamado. ¿Quién hablaba así hoy en día? Una especie de adiós. Ajustó su cola de caballo tratando, inútilmente, de meterse en ella para siempre. Dejó unos rizos oscuros detrás de sus orejas, miró su reloj y, luego, miró por la ventana del autobús al paisaje arbolado. Parecía extraño ver el sol. Todo lo que recordaba era la lluvia cuando vivía en Gran Bretaña hace nueve años.

    Mientras intentaba ponerse cómoda, Rae colocó su pie en el asiento y apoyó la cabeza contra su rodilla mientras miraba el paisaje que pasaba. Un letrero afuera de la ventana mostraba las millas antes de que el autobús llegara a Guilder. Serían otros veinticinco minutos. Se puso los auriculares, se quitó el flequillo de la frente y miró por la ventana a través de los campos de cultivo, tratando de dejar que la música de su iPod la distrajera.

    No funcionó. Justo cuando sintió que la tensión comenzaba a aliviarse de sus hombros y comenzó a adentrarse en la canción, algo llamó su atención. El humo negro ondeaba justo en la cima de una exuberante colina verde. Rae lo observó mientras su corazón palpitaba un viejo recuerdo que comenzaba a afianzarse. Ella sabía lo que significaba ese humo. Lo había visto antes, hace mucho tiempo.

    La casa de alguien estaba ardiendo.

    «Mierda, mierda, no, no, no quiero ir allí». Su corazón comenzó a acelerarse y su estómago se revolvió, haciéndola sentir náuseas.

    Bajó la rodilla, se agarró al asiento frente a ella, hundió la cara en el dorso de sus manos y respiró profundamente, como los terapeutas le habían enseñado a hacer. Había hecho años de terapia para tratar lo que se llamaba «ataques de pánico». No importaba cómo lo llamaran otras personas. Para ella era simplemente un infierno; como ser succionado en el tiempo en contra de su voluntad a un lugar que nunca quiso volver a visitar. Así que respiró como le habían enseñado: inhalar lentamente y, luego, exhalar lentamente; todo el tiempo diciéndose en su cabeza: «No es real, no es real».

    Todo eso le ayudó a calmar su acelerado corazón y la hizo sentir más en control, pero su memoria no se había borrado. Nada en el mundo lo haría. Estar de regreso en Inglaterra y ver el extraño humo hizo que Rae volviera a sentir que tenía seis años.

    Antes de acostarse, había estado en la sala coloreando con sus marcadores nuevos. Su madre le dijo que los llevara a la casa del árbol que su padre le había construido y que jugara allí hasta que ella la llamara. Esa llamada nunca llegó. El fuego comenzó a reflejarse como horribles sombras en el interior de la casa del árbol. El apestoso humo negro se entró y asustó a su pequeño «yo» de seis años de una forma que los monstruos debajo de su cama nunca habían podido asustarla.

    Rae se estremeció y se tambaleó, obligándose a regresar al presente. «¿Podría esta escuela estar más adentro de los palos?»

    Echó un vistazo al autobús ahora vacío y se preguntó si el conductor la había dejado deliberadamente hasta el final. Había visto a las últimas personas bajarse en una escuela hace unos quince minutos, Roe... algo. Todos se veían igual: chicas bonitas con cabello rubio, ninguna de ellas delgada, pálida ni alta como ella. No habían sido amistosas. ¡Qué sorpresa! Ya estaba acostumbrada. Su tendencia era tener un perfil bajo. Y lo manejó de la misma forma en que siempre manejaba a las personas que no la querían al instante y sin ninguna razón aparente. Rae evitó hacer contacto visual y trató de parecer inmersa dentro del folleto del Internado Guilder. No era que no quisiera hacer amigos. Ella nunca había tenido realmente un amigo. A la mayoría de los niños de su edad, no les caía bien, o no se fijaban en ella.

    Le molestaba que el tío Argyle hubiera presionado tanto para que ella se fuera cuando Guilder envió la carta. Él había sido el que los movió a todos de Escocia a Nueva York cuando ella fue a vivir con ellos para llevarla lejos de la horrible tragedia de la muerte de sus padres y ahora, de repente, había aprovechado la oportunidad para que ella... ¿Regresará? No tenía sentido. Era una porquería haber dejado su actual escuela secundaria. No tenía amigos cercanos, pero tampoco tenía enemigos, lo cual era una ventaja en su libro. Allí, las chicas parecían tan estúpidas como las que habían bajado del autobús antes; sin embargo, la habían ignorado. Rae siempre se dijo a sí misma que, de todos modos, no tenía importancia. Para ella, tener un círculo íntimo estaba pasado de moda.

    Otra cosa extraña para la que no parecía encontrar una respuesta era el motivo por el cuál Guilder la había elegido. ¿Cómo sabían que ella existía? Su tío alardeaba de lo extraordinaria que ella era para ser seleccionada, pero nunca le había explicado cómo habían llegado a conocerla. Ella tenía buenas calificaciones, la cuestión «razón» siempre le había resultado fácil; pero no tenía actividades extracurriculares, nada que la hiciera destacar. Entonces, ¿cómo esta escuela increíble de la que nunca había oído hablar decidió llevarla? No tenía sentido. Varias veces, antes de irse, intentó arrinconar a su tío y hacer que le explicara todo, o una parte; pero siempre parecía estar ocupado.

    Si bien este no era exactamente un comportamiento anormal para él, le generaba un presentimiento, algo que se había aferrado a ella desde que recibió la carta. No podía entender por qué, pero tenía una fuerte sensación de que algo importante estaba por venir. Bueno o malo, ella no lo sabía.

    Un movimiento percibido a través del rabillo del su ojo le llamó la atención, sacando su mente del interminable círculo de preguntas en su cabeza. Se volvió para mirar por la ventana y se sorprendió al ver el pájaro más grande que había visto en su vida. «¿Tal vez un águila?» El ave voló en paralelo con el autobús, justo al lado de ella. Presionó su rostro contra el vidrio frío y centró su mirada intensamente en la vista curiosa. Retrocedió bruscamente cuando sus grandes alas se agitaron y rozaron la ventana para luego desviarse. Observó su grácil vuelo al elevarse. Luego, el ave se abalanzó sobre la rama de un árbol muy grande que se encontraba justo delante. Cuando el autobús pasó, el pájaro pareció fijar su mirada con la de Rae, dejándola hipnotizada. Rae siempre se había preguntado qué se sentiría ser un pájaro, volar tan libre, ir a cualquier lugar donde el viento la llevara. Continuó observando al pájaro hasta que ya no pudo verlo más; luego, se dejó caer de nuevo en su asiento mientras el autobús avanzaba a gran velocidad por el largo camino.

    «Internado Guilder». Mordió la cutícula de su uña demasiado fuerte y rasgó su piel, lo que le dibujó una mueca de dolor. No pudo evitarlo, siempre lo hacía cuando estaba nerviosa. Ella sería la única chica estadounidense. «Bueno, no realmente estadounidense». Tenía un pasaporte británico, pero se había mudado a Nueva York luego de que sus padres murieron en el incendio y la dejaron huérfana. Entonces... No era realmente estadounidense, ni tampoco británica; era un poco de ambos, pero que no pertenecía a ninguno de estos países.

    El autobús cruzó por una señal envejecida de piedra. «Internado Guilder, fundado en 1520. Una de las mejores instituciones educativas de Gran Bretaña». Rae leyó el letrero y se preguntó cómo una escuela podría ser tan vieja y no aparecer en ninguna historia, ni en línea. No había encontrado ninguna información cuando intentó investigarlo. El autobús pasó bajo un arco viejo que soportaba un camino cubierto. Estaba salpicado de ventanas de plomo conectadas por dos torres redondas de ladrillo rojo. La gente que entraba y salía de las puertas del fondo la hizo pensar que debía tratarse de algún tipo de oficina. Estiró su cuello para poder tener una mejor vista. Los edificios eran antiguos, pero estaban bien conservados y tenían un aura casi mágica de su época Tudor original. La vista la invitó a pensar que vería a hombres con mallas y atavíos pavoneándose por el camino y guiando a sus caballos, con damas en sus corsés posando delicadamente encima de ellos. La imagen mental la entretenía y sonrió distraídamente. Sus ojos se vieron atraídos por las chimeneas de ladrillo ornamentadas a lo largo de los techos de los edificios. Vislumbró los otros edificios que estaban más lejos. «Este lugar parece enorme... espero no perderme.»

    El conductor se detuvo frente a un edificio con una placa en relieve que decía «Aumbry House». El antiguo edificio tenía hiedra creciendo por todas partes. Parecía más viejo que Enrique VIII, lo que dejó a Rae con horribles visiones de orinales danzando en su cabeza. «Espero que los baños estén dentro...»

    La puerta del autobús se abrió con un siseo. Rae juntó sus dos maletas pequeñas y su mochila, caminó por el pasillo y finalmente, bajó del autobús.

    —Bienvenida a Guilder, Srta. Kerrigan. Rae giró torpemente para mirar hacia la voz y descubrió que una mujer alta y delgada estaba parada en los escalones de cemento del edificio. Su mirada parecía errante al comienzo, pero luego la detuvo en Rae por apenas unos pocos segundos.

    Rae lo miró, se preguntaba de dónde había aparecido la dama. «No estaba allí hace un momento». Rae miró la larga falda de lana de la mujer. «Puede ser Inglaterra, pero hoy está sofocante. ¿Cómo no se está derritiendo con este calor?»

    —Soy Madame Elpis, tu ama de llaves de tu casa. La dama bajó los grandes escalones de cemento y se detuvo en el último escalón; con un movimiento fluido, colocó su portapapeles bajo una axila y le extendió la mano.

    Las facciones de la mujer le recordaron a un pájaro: su cabello negro azabache, sus ojos oscuros y, especialmente, su nariz prominente. Rae asintió y dejó caer una maleta para devolverle el apretón de manos. La garra de la mujer le aplastó sus dedos. «¡Ay, ay, ay! Eres monstruosamente fuerte, lo entendí.»

    —Entra. No hay tiempo que perder. Dio media vuelta y subió los escalones, sin ver si Rae la seguía o si necesitaba ayuda con sus bolsos.

    Soltó un respiro, y agarró sus cosas. Comenzó a seguirla, mientras oía al conductor del autobús riendo al cerrar la puerta detrás de ella. «¿Voy a pasar los próximos dos años aquí? Qué alegría; Qué maldita bienaventuranza.»

    Unos martilleos y ruidos de perforación que venían desde arriba la saludaron mientras caminaba por la entrada. El clamor se hizo eco en todo el edificio.

    —Las de quince y dieciséis años están en el segundo piso —gritó madame Elpis por encima del ruido—. Tu habitación es la última puerta a la izquierda. Ella revisó la tabla que había estado sosteniendo debajo de su brazo: —Molly Skye es tu compañera de cuarto. Supongo que puedes encontrar el camino. La última parte fue más una declaración que una pregunta.

    —Gracias —respondió Rae con incertidumbre, sin saber qué más decir.

    Madame Elpis le señaló una puerta a su izquierda: —La sala de estudio está por allí. Las puertas de vidrio conducen a la sala de juegos. La puerta a tu derecha es mi habitación. No se le permite entrar allí. —Condujo a Rae hasta la escalera caracol de mármol blanco y negro—. Los de preparatoria están en el segundo piso, los de nivel superior en el tercero y el cuarto. —Echó un vistazo a un viejo reloj de bolsillo que colgaba de una cadena alrededor de su cuello y, como si todavía fuera posible, se enderezó aún más—. La cena es a las cinco en punto, sin excepción. Giró, su falda se arremolinaba mientras entraba corriendo a su habitación y cerró la puerta con una patada de su bota.

    Rae exhaló el aliento que no se había dado cuenta que había estado sosteniendo. El golpeteo de los martillos y el chillido de las sierras eléctricas reverberaban por el pasillo. Estaba tan nerviosa que el martilleo podría haber venido de su corazón y no habría sido capaz de notar la diferencia.

    Rae se tomó su tiempo en las escaleras de mármol y, una vez en el rellano, se dirigió a la izquierda hasta el final del pasillo. Mordiéndose el interior de la mejilla, llamó levemente a la puerta que estaba ligeramente abierta y miró dentro. «Vacío». Rae abrió la puerta cautelosamente y examinó su nueva habitación.

    Una gruesa y exuberante alfombra marrón cubría el piso. Dos camas, con acolchados de edredón haciendo juego y almohadas de gamuza color canela, descansaban contra las paredes opuestas. Una de las camas ya estaba llena de maletas medio vacías. Los armarios modernos y amplios coincidían perfectamente con los escritorios antiguos integrados a la pared en cada ventana salediza. Rae inhaló profundamente y asimiló una mezcla entre el olor de la pintura fresca y el aroma único de las antigüedades.

    «¡Finalmente!» Había sido un largo e infernal día de viaje. Gran parte de la tensión decayó a través de sus hombros y, por primera vez en horas, sonrió.

    Dejó caer sus maletas del lado despejado de la habitación. Su compañera de cuarto, Molly, debió haber salido ya que la mitad de sus cosas estaban sin desempacar. Las puertas del armario estaban abiertas, con perchas ya llenas de ropa y más zapatos de los que Rae habría tenido en toda su vida. Nunca había sido muy buena vistiéndose; sin embargo, conocía las marcas de diseñador cuando las veía y, en ese armario, había muchísimas. Con suerte, su compañera de cuarto no terminaría siendo superficial. Rae se quedó allí preguntándose cómo lidiaría con eso si tenía que compartir habitación con la siguiente «súper modelo de Guilder». Se distrajo con unas visiones de su compañera de cuarto, yendo y viniendo en tacones, practicando su «caminata». No escuchó los pasos que se dirigían hacia la puerta.

    —¿Qué estás haciendo en mi habitación? Rae saltó y dejó caer su bolso. Una chica elegantemente vestida estaba de pie en la entrada. Tenía el pelo oscuro y caoba, era del tipo de mujer que pagaba enormes cantidades de dinero para intentar parecerse a alguien más. «Oh genial... bueno, aquí vamos».

    —¿Molly? —Rae tragó saliva—. Soy tu nueva compañera de cuarto.

    Molly miró a Rae de arriba abajo: —¿Eres Rae Kerrigan? Me imaginé a alguien totalmente diferente. ¡No eres para nada escalofriante! —Ella se rio como si se tratara de alguna broma privada. «¿Escalofriante? ¿Yo? ¿De qué está hablando?»—

    Mi nombre es Molly Skye. Soy de Cardiff, Gales. —Empujó una de sus maletas del piso y se dejó caer en el pequeño espacio que quedaba en la cama.

    Rae observó, confundida. ¿Por qué alguien pensaría que ella era escalofriante? ¿Porque vivía en Nueva York? Tenía una terrible premonición de ser la chica rara y ni siquiera había comenzado a asistir a clases—.

    No tienes dieciséis años, ¿no? ¿No tienes un tatuaje? —Molly deliberadamente bajó su mirada hacia la cintura de Rae, como si esperara que ella le mostrara algo.

    ¿Un tatuaje? Rae entrecerró los ojos, tratando de escuchar con mayor claridad el acento de Molly. Por la forma en que hablaba, algunas de las palabras eran difíciles de entender. ¿Por qué ella me preguntaría si tengo un tatuaje?

    Mi cumpleaños es en tres días. ¡Va a ser tan maravilloso! —Molly se apoyó sobre sus codos—. ¿Cuándo es el tuyo?

    —¿Mi cumpleaños? Uh... Recién en noviembre. «Directamente a la información personal. De acuerdo, creo que sé cómo será mi compañera de cuarto».

    —¿Noviembre? Tienes una larga espera —Molly hizo una mueca y negó con la cabeza—. Pobrecita. Serás la última en tatuarte, de seguro —Saltó de la cama. Rae notó el extraño comentario, pero el motor en la boca de Molly se aceleró, por lo que lo archivó para analizarlo luego—.

    ¿Qué te parece nuestra habitación? Genial, ¿no? Excepto por la obra en construcción de los pisos superiores. —Miró el techo con una mirada molesta—. Acabo de hablar con uno de los trabajadores. Dijo que terminaban a las cuatro. ¡Y como a las ocho de la mañana comienzan de nuevo! ¿Puedes creerlo? ¿Quién se levanta a esa hora, de todos modos?

    «¡Guau! Molly tiene la habilidad de hablar sin detenerse para respirar». Rae asintió e intentó mantenerle el ritmo. Vio a Molly rodar de las puntas de los pies a los talones, ida y vuelta continuamente. Era un gesto de nervios típico que Rae se lo atribuía al hecho de conocer gente nueva. «Todos tienen sus problemas, pero no deja de ser algo sorprendente, teniendo en cuenta lo rápido que habla»—.

    ¿Puedes creer que fuéramos invitadas a Guilder? Somos dos de dieciséis mujeres, en una tierra de chicos guapos y ricos, supuestamente inalcanzables —Al ver que Rae no respondía, Molly la miró con sus ojos entrecerrados—. Sabes por qué estás aquí, ¿verdad?

    Rae se encogió de hombros. El cambio horario parecía estar comiendo sus células cerebrales. —Para ser honesta, realmente no sé a qué te refieres. No he estado en Inglaterra desde que tenía seis años y no sé nada sobre Guilder. «A pesar haber hecho numerosas búsquedas en Google en casa y de haber enterrado mi nariz en el folleto durante una hora en el trayecto hasta aquí».

    —No eres lenta, o algo así, ¿verdad? —Rae negó lentamente con su cabeza y se preguntaba si su nueva compañera parlanchina acababa de insultarla. Molly la miró, rascándose la cabeza—. Realmente no sabes, ¿verdad? —Miró hacia arriba y a la izquierda, obviamente tratando de recordar algo importante. Se enderezó, como para citar una parte del folleto de memoria—. «Guilder es una institución educativa muy deseada; pero, principalmente, es una escuela para los superdotados». Las personas que consiguen llegan a Guilder saben por qué. ¡El resto del mundo no tiene idea!

    Rae apretó los dedos con fuerza, clavándose las uñas en las palmas de sus manos. Se sentía estúpida y también irritada consigo misma por sentirse así. No era algo con lo que quisiera lidiar, especialmente después de un día tan largo de viaje: —¿Qué nos hace... superdotados?

    Los ojos de Molly se agrandaron. Empezó a caminar por la habitación: —

    Oh, por... No puedo creerlo. ¡¿De verdad no sabes NADA?!

    —Rae sintió que su presión arterial aumentaba. Sabía que estaba cansada, confundida y nerviosa. Nada de eso le ayudaba a su temperamento, pero estaba decidida a no perder los estribos con una total desconocida. Apretó los labios para detener cualquier comentario brusco que se le pudiera escapar. «¿No puede simplemente  responder una pregunta con una respuesta concreta?»

    Molly se dio vuelta y se paró frente a Rae con sus hombros dramáticamente firmes y el rostro serio—. Cuando cumplimos dieciséis años, recibimos nuestras «manchas de tinta».

    —¿Qué?

    —Un tatuaje —Se inclinó hacia adelante y susurró—: Nos otorga poderes especiales.

    «Aguarda... ¿Qué quieres decir?» —¿P... Poderes? —Rae intentó no reírse. ¿Su tío la había enviado a una institución para locos—? ¿Estás bromeando, verdad? —El tío Argyle le había dicho que la experiencia le cambiaría su vida, pero no le había dicho cómo. Rae pensó que quería decir que la haría crecer, madurar. Y, por supuesto, estaba ese tonto proverbio. Pero tal vez la había enviado por error a un loquero gigante.

    Molly agitó una mano: —Lo digo en serio. El don se transmite de generación en generación —Ella exhaló un aliento exagerado—. Cualquier hombre de aquí, que tenga dieciséis años, ya tiene un tatuaje en el interior de su antebrazo —Arrastró a Rae hacia la ventana y señaló el edificio frente a ellas—. Ese es el dormitorio de los chicos. Salgamos y caminemos. Le pediré a uno de ellos que te muestre lo que te quiero decir.

    Sus ojos se posaron en la ropa de Rae y apretó sus labios: —¿Te apetece un cambio rápido antes de irnos?

    Rae se rio, a pesar de la expresión seria de su compañera de cuarto. Molly, definitivamente, estaba loca; pero tenía razón. Se había vestido cómodamente para viajar y, aunque no era muy aficionada a la moda, tenía decidido no conocer a sus nuevos compañeros de clase luciendo como una vieja bruja. Podía lavarse un poco. —Sí, dame un momento.

    —Iré abajo para tratar de encontrar algunos chicos lindos. Encuéntrame afuera cuando estés lista. Molly se fue, todavía conversaba sola y sin parar por el pasillo.

    Rae abrió la maleta más cercana y agarró el primer par de jeans a su alcance y una remera. Vaciló y hurgó un poco más profundo en su maleta. Los jeans estaban bien, eran nuevos; pero una remera blanca parecía demasiado simple. Encontró una remera rosa sin mangas Converse con la frase «UNA ESTRELLA» con destellos. Se soltó el cabello con el deseo de que sus rizos negros e ingobernables fueran rectos como el cabello perfecto de Molly. Nunca se preocupó por el maquillaje porque tenía unas largas pestañas locas en las que, la máscara para pestañas, solo parecía que quería contraatacar. Casi todo lo demás la hacía lucir como una prostituta descuidada. Que sea simple, eso es lo que su tía siempre le había dicho. Se conformó con brillo de labios y desodorante. Luego, tomó un par de sandalias antes de arrojar su bolso debajo de la almohada. Ahora, es hora de descubrir todo lo que Molly ha estado hablando; o, al menos, conocer a algunos chicos lindos. Podía pasar desapercibida la mayor parte del tiempo; sin embargo, un bombón era una ricura en cualquier extremo del Atlántico.

    Una vez afuera, protegió sus ojos de la brillante luz del sol usando su mano y buscó a su nueva compañera de cuarto.

    Molly estaba más abajo en la acera, hablando con un tipo muy ardiente de cabello castaño, ojos oscuros y un hoyuelo en la mejilla derecha. El hoyuelo desapareció cuando comenzó a hablar nuevamente y dejó de sonreír; lo que dejó a Rae un poco triste. Ella quería ver ese hoyuelo de nuevo. Rae saltó por los escalones y, luego, disminuyó la velocidad para no parecer demasiado emocionada. Se estremeció y se cubrió la cabeza en el momento en que un ruido fuerte y estruendoso sonó desde arriba. Un gran escombro cayó desde el cuarto piso y aterrizó en el cubo azul que estaba a su lado. Ruborizada, fingió que no le había molestado y continuó caminando. Molly y el chico voltearon a mirar en su dirección.

    Rae escuchó a alguien gritar desde arriba, pero no pudo entender lo que el tipo decía. Avergonzada por su reacción previa, ignoró el grito y siguió caminando. Los ojos de Molly se agrandaron, sus manos volaron a sus mejillas y su boca se abrió. Ella gritó. Rae miró fijamente mientras Molly apuntaba frenéticamente sobre su cabeza. Rae levantó la cabeza. Se congeló de horror al ver un enorme trozo de madera cortada balanceándose como un columpio en el alféizar de la ventana varios pisos más arriba.

    La madera arañó el alféizar de la ventana y se tambaleó, como si no decidiera de qué manera debería caer. «¡Oh mierda!» Una ráfaga de viento cálido y seco pasó volando, derribando la viga austera, hasta dejarla finalmente decente. Giró al caer y todo el sonido desapareció.

    «Pelea o vuela». Rae bajó la mirada, sus ojos se movieron rápidamente. El chico al lado de Molly se movió hacia su cuerpo congelado. Todo se movía en cámara lenta, a excepción del tipo que corría como un tren de carga. Se movió como un rayo, más rápido que cualquier cosa que Rae hubiera visto alguna vez. No parecía posible que una persona se moviera tan rápido. «¿Y por qué me concentro en él cuando estoy a punto de ser aplastada como un insecto?».

    Capítulo 2

    Proverbio de la verdad

    Justo cuando estaba a punto de colocar sus manos sobre la cabeza para ofrecerse una protección, el cuello de Rae se sacudió de costado para salir volando por el aire y aterrizar en la tierra seca con un golpe sordo. Antes de que pudiera reaccionar, unos cálidos brazos la envolvieron, dejando que su cabeza reposara contra un pecho firme. Rodaron juntos un poco y, justo cuando dejaron de moverse, Rae sintió el impacto de los paneles golpeando el suelo exactamente donde había estado parada un momento antes. Con la cabeza hacia atrás contra el suelo, trató de recordar cómo respirar. El aire se le escapaba de los pulmones, abrió los ojos y esperó a que se focalizaran. El chico guapo estaba encima de ella y la viga de madera se había estrellado en el lugar donde acababa de estar parada. El guapo comenzó a rodar, justo cuando ella comenzó a sentir una gran emoción por el aroma a almizcle de una deliciosa crema de afeitar. «¡Guau!»

    Ella se quedó en la hierba, incapaz de saber si le faltaba el aire por la caída, o por el chico. Rae escupió un poco de suciedad de su boca y trató de componerse. No sentía nada roto ni lastimado con gravedad. Aún aturdida, miró hacia el edificio, tratando de descubrir si lo que acababa de pasar era real. Los hombros y las cabezas de dos hombres con cascos aparecieron por la ventana.

    —¿Todo el mundo está bien allá abajo? —gritó el que llevaba un sombrero blanco.

    El chico miró a Rae y luego respondió: —¡Creo que estamos bien, pero ustedes están locos!

    —Sí, disculpas por eso. Ya hemos terminado por hoy, de todos modos. Los hombres se rieron y desaparecieron de la ventana. Rae pensó que estaban siendo un poco groseros, pero tenía otras cosas más importantes para concentrarse en ese momento.

    El chico quitó el polvo y la hierba de sus rodillas y luego extendió sus manos para ayudarla a levantarse: —Soy Devon Wardell.

    Rae se secó la frente, sintiendo la suciedad y la mugre mezclarse en su piel. «Gran primera impresión Rae». Se obligó a volver su atención al chico y asintió con la cabeza. Su mirada flotaba desde su hermoso rostro hacia abajo de su delgado torso y sobre sus brazos desnudos. Debajo del codo de su brazo derecho tenía tatuado un lindo zorro de orejas grandes. Parpadeó y se sentó, señalando en silencio. De repente, sintió temor de que toda la alocada charla de Molly fuera cierta, pero no tuvo el coraje de preguntar.

    —Es un zorro Fennec. Son originarios del desierto del Sahara —La expresión de Devon se mantuvo seria—.

    No tienes orejas largas. —declaró Molly al pasar por encima de Rae para pararse junto a él. Rae apenas podía creer la falta de preocupación por su bienestar. «Gracias, compañera.»

    Devon se rio: —No, yo no. La mayoría de nosotros no adopta el mismo aspecto del tatuaje. Le guiñó un ojo a Rae, mientras metía las manos en los bolsillos. Tragó saliva y luego abrió la boca para hablar, pero Molly comenzó antes de que tuviera oportunidad.

    —¡Eso es tan genial! Entonces, ¿cuál es tu don? Quiero decir, además de la velocidad que acabamos de ver. ¿Te diste cuenta de inmediato? Se movió frente a Rae y bloqueó su vista.

    Devon suspiró y se sentó en la hierba. Molly lo siguió, se sentó junto a Rae y se inclinó hacia ella, haciendo que Rae se preguntara qué había hecho para merecer que sus límites personales fueran invadidos. Sin embargo, ya no era algo de importancia, debido a que Devon estaba hablando nuevamente y destellando ese hoyuelo en su camino.

    —No, no lo hice. La mañana en que cumplí dieciséis años no tenía idea del poder del tatuaje. Mi padre tiene casi el mismo, pero nunca hablamos de eso —Miró hacia el cielo y bufó, luego le sonrió a las chicas—.

    Esa noche lo descubrí rápido —Soltó una risita irónica—. Obtuve algunas habilidades nocturnas bastante geniales.

    —¿Impresionante visión nocturna? —preguntó Molly.

    —Sí; también un oído increíble. Además, los zorros Fennec pueden saltar y son súper rápidos.

    «Subestimación», pensó Rae. «Rápido como bala...»

    —¡Fantástico! —Molly se dejó caer al suelo y se sentó cerca de Devon—. ¡No puedo esperar! Solo me faltan tres días más. Mi padre consiguió un poco de cuerda que usa en su joyería y en algunos otros lugares que posee. ¡Es como si tuviera un par de cables de puente en lugar de manos! Con suerte, tendré algo más femenino para mi poder.

    Rae finalmente logró encontrar su voz al mismo tiempo que su cerebro entendía la conversación.

    —Espera. ¿Tu padre se hizo un tatuaje?

    Molly le dio una mirada divertida: —Por supuesto. Tus padres...

    —¿Estás segura de que estás bien? —interrumpió Devon a Molly.

    Rae no se perdió el movimiento. Se preguntaba de qué se trataba todo eso; pero no estaba dispuesta a volver a dirigir su atención a la conversión. —Creo que estoy bien —Se estiró hacia atrás—. Simplemente sorprendida, eso es todo. Lo decía para no darle importancia. «Simplemente evité la muerte por poco, y ahora estoy rodeada de gente obsesionada con los tatuajes que también tienen súper poderes.  Fantástico... Claro... Estoy genial...»

    —¡Rae! —Molly se volvió, como si de repente recordara el reciente evento traumático—. ¡Guau! ¡Podrías haber sido asesinada! Si Devon no te hubiera salvado, tal vez me habría quedado atascada con alguna idiota como compañera de habitación —Colocó su cabello detrás de su hombro—. ¿Y el tuyo? ¿Tienes alguna idea de lo que será el tuyo? ¿Alguna pista de tu papá? ¿O de tu mamá? Devon le dio un codazo a Molly en las costillas, pero mantuvo sus ojos en Rae.

    —Yo... Mmm... Mis amigos... —Rae no sabía qué decir ni qué pensar. ¿Por qué sus padres deberían estar relacionados con esto? ¿Podía ser remotamente posible lo que estaba oyendo? Pero, por más que parecía extraño, sabía que era verdad. En el fondo, parecía tener sentido; solo que no podía precisar por qué. «O... podría estar volviéndome loca...» Su estómago se apretó y giró. De repente se sintió mareada—.Yo... Creo que necesito caminar un poco y tomar algo de aire fresco. Comenzó a pararse.

    —Espera. Iré contigo. Por si acaso te desmayas, o algo así. —Devon tomó su mano y la ayudó a levantarse. Una vez de pie, él no la soltaba. Rae tampoco quería que lo hiciera. —Molly, ¿crees que podrías darle a Rae una botella de agua o algo así?—La tomó de la mano y la tironeó hacia su lado. Sonrió y el lindo hoyuelo apareció de nuevo.

    —Por supuesto. Los alcanzo en los escalones de Aumbry House.

    Rae disfrutó la emoción de la mano cálida y fuerte de Devon en la de ella. Lo siguió por la acera y se concentró en inhalar y exhalar lentamente. Los mareos comenzaron a desaparecer, pero un sordo dolor de cabeza le latía en la parte posterior del cráneo.

    Pasaron por un edificio llamado Joist Hall. —Lo siento, Molly tiró todo esto sobre ti. Que conste que no estamos locos. El director Lanford me dijo que probablemente no sabías nada sobre nuestro arte en tatuajes —Él miró fijamente hacia adelante—. La escuela no tiene certeza de cuánto te habrían informado tu tío o tu padre —La miró por el rabillo del ojo—. ¿Sabías que ambos asistieron a Guilder?

    «¿Qué?» Planeaba matar a su tío la próxima vez que lo viera. Obviamente, le debía una larga conversación repleta de información pertinente antes de haberla subido al avión. «Pero todo lo que obtuve fue un estúpido proverbio.» Ella sacudió su cabeza. —¿Por qué sabes tanto de mí?

    Devon se rio y le dio unas palmaditas en el hombro. —En este momento, eres la comidilla de Guilder: la inglesa-norteamericana que convenció al director y al Decano de abrir la universidad a las chicas —Tosió, como tratando de cubrir sus palabras—. O, ya sabes, abrir otra universidad solo para mujeres... técnicamente hablando, eso es...

    —Espera un momento —Rae se detuvo en seco—... ¡Yo no convencí a nadie! Ni siquiera he hablado con el director o el Decano. Un día recibí una carta que me decía que había sido admitida. Asumí que mi tío me había postulado sin preguntarme. Como él es originario de Escocia, pensé que tal vez sabía sobre este lugar.

    Devon esperó unos pasos más adelante. —Extraño —La expresión perpleja de su rostro se convirtió en una burla—. Bueno, la institución está muy emocionada de que hayas venido. Puede que no los conozcas, pero créeme, ellos lo saben todo sobre ti.

    —¿De qué estás hablando? Cruzó sus brazos y comenzó a sentir la irritación que emergía de su confusión interna.

    —Eres especial.

    El rostro de Rae subió la temperatura. Aturdida por su comentario, no pudo evitar reírse: —No, no lo soy. Solo soy como el promedio; de la clase que son tranquilas, del tipo ingenioso. Aunque, en este momento, me siento bastante tonta —Golpeó la punta de una de sus sandalias contra el talón de la otra—. ¿Por qué demonios pensaría el Decano, el director o cualquier otra persona que soy especial?

    —Por quién eres.

    Eso no tenía sentido. —¿Por ser Rae Kerrigan?

    —Sí, tonta; y por tus padres.

    —¿Qué hay de mis padres? Rae apenas podía recordar algo de ellos. Era tan pequeña cuando murieron en ese terrible incendio casi diez años antes.

    —No creo que sea yo quién tenga que explicártelo —Devon, nerviosamente, cambió su peso de un pie al otro—. Tal vez deberías hablar con el director Lanford.

    —Eso planeo —Se mordió la uña mientras imaginaba a un director escalofriante y loco, vestido con túnicas largas y sucias y que se comunicaba con proverbios de verdad, como su tío—. ¿Cómo es él?

    —Es bueno. Un tipo enorme. Pelo enmarañado. Te gustará y responderá a todas tus preguntas —Devon distraídamente rastreó su tatuaje con los dedos—. No hagas tus maletas para saltar hacia el primer avión de regreso a Nueva York. Dale una oportunidad a Guilder. Es incluso mejor de lo que dicen los folletos —Sonrió, mostrando su adorable hoyuelo—. Te agradaremos. Y créeme, cuando recibas tu tatuaje, te alegrarás de estar aquí.

    —¿En mi decimosexto cumpleaños, como dijo Molly? ¿Me haré un tatuaje en el brazo?

    —No, el tuyo estará en tu espalda baja. Las mejillas de Devon se volvieron de un tono rosado claro—. Es mucho mejor para las chicas que para los chicos.

    «Más sexy» era la frase que no dijo, pero Rae podía leerla en su rostro. Ya había visto tatuajes en la espalda de las niñas, pero nunca pensó en ellos como algo más que tinta. Un sello de vagabundo. Necesitaba comenzar a tomar notas si planeaba encajar en esta escuela. —Supongo que tendré que esperar tres días y ver el de Molly. Tenía tantas preguntas burbujeando dentro de ella. Quería preguntar si podían elegir su tatuaje o si ya habían sido preseleccionados. Tal vez tenían alguna clase de lista. Y si había una lista, ¿cuándo la habían apuntado en ella? Apretó los labios; no quería parecer más densa de lo que ya estaba segura que lucía.

    —Seguro, o las otras chicas te lo mostrarán —Señaló hacia Aumbry House—. Molly está hablando con Haley y Maria. Ambas tienen dieciséis. ¿Quieres ir a conocerlas?

    Las mariposas golpearon dentro de las entrañas de Rae. ¿Y si supieran todos sobre ella como lo sabía Devon? ¿Qué significaba eso de todos modos? Dejó salir un lento suspiro. —Por supuesto. No tenía sentido actuar como una persona tímida frente al chico ardiente y, probablemente, mayor. Por alguna razón, ella quería impresionarlo y sabía que actuar como una ermitaña no la ayudaría.

    Mientras caminaban de regreso a Aumbry House, Molly corrió a saludarlos. Las otras dos chicas la siguieron con lentitud.

    —¡Rae, te presento a Haley y a Maria! Molly las presentó efusivamente y Rae comenzó a darse cuenta de que era su costumbre típica.

    —Hola —dijo la chica rubia y de ojos marrones—. Soy Haley.

    Una pequeña niña de pelo oscuro se asomó por el hombro de Haley.

    —Hola.

    Rae parpadeó. Podría haber jurado que María acababa de decir «hola», pero no había visto los labios de la niña moverse. Echó un vistazo a los demás para ver si también la habían oído, pero no pudo precisarlo. «Tal vez es el cambio de zona horaria que está jugándome malas pasadas en mi cabeza.»

    Devon consultó su reloj: —Damas, me encantaría quedarme a charlar, pero tengo un partido de fútbol. Mis compañeros se molestarán conmigo si no aparezco. Ya llego tarde. Le dio una palmadita en el hombro a Rae.

    Mientras corría, Rae notó que las chicas miraban su figura mientras se alejaba. «No me sorprende. Él, en parte, se asemeja a un superhéroe.»

    —Está tan ardiente, —murmuró Molly.

    —Y sexy. Definitivamente vale la pena mirarlo —dijo Haley—, y perseguirlo.

    —Nada de citas, ¿no lo recuerdas? —reprendió Molly a medias—. Guilder no lo aprueba. Es algo tabú, pero no es que pretenda prestarle atención a esa regla. Molly caminó detrás de Haley y tomó la parte de atrás de su camisa. Haley salió hábilmente fuera de su alcance.

    Molly ni siquiera se dio cuenta de la esquiva. Se acaba de impulsar directamente a la conversión. —¿Podemos ver tu tatuaje?

    —¿Has descubierto cómo usarlo? «Molly, definitivamente, no es tímida.»

    Haley se rio: —No he dominado mi habilidad aún. De ninguna manera. Pero estoy segura de lo que puedo hacer. Venir aquí me hará más fuerte y mejor. Se levantó la camisa y se dio vuelta para mostrarle la espalda a los dos. Arriba de su pantalón vaquero, había un deslumbrante tatuaje de un torbellino o un tornado.

    —Entonces, ¿qué puedes hacer? —preguntó Molly mientras golpeaba impacientemente con su pie.

    —Tengo la habilidad de hacer viento.

    Molly resopló.

    Haley le lanzó una mirada molesta. —No, tonta, no «ese» tipo de viento. Tengo la habilidad de crear viento. Vientos enormes o, incluso, pequeñas ráfagas —Haley lanzó una risa aguda que Rae encontró molesta—. En mi antigua escuela, solía enviar pequeñas ráfagas para estropear las pilas de papeles de mi maestro u otras cosas. Sin embargo, si en este momento intento hacer algo más fuerte, termino volando hacia atrás.

    Molly se adelantó al siguiente tema, sin mostrarse impresionada por el poder de Haley. —¿Cuál es el tuyo, María? ¿Cuál es tu tatuaje?

    Rae sintió pena por la pequeña niña. Lucía como si tuviera ganas de desaparecer. Rae decidió salir al rescate y terminar con la pequeña inquisición improvisada de Molly: —Oye, ¿por qué no vamos donde está jugando Devon?

    —¿Y conocer a más chicos lindos? —Molly dio un saltito infantil—. Vamos.

    Las chicas se dirigieron al campo deportivo.

    —«Gracias.» Rae sintió una voz suave dentro de su cabeza, lo que la hizo tropezar; pero se contuvo rápidamente. Miró a María por el rabillo del ojo y asintió. Cuando María sonrió, Rae la acompañó. «¡Santo Dios! ¡Eso realmente sucedió! ¡Ella me habló en mi cabeza! Esta escuela va a ser tan increíble.»

    Molly sugirió que se dirigieran al medio de las líneas laterales para poder ver a ambos equipos. Se sentaron en las gradas a mirar. Rae no tardó en darse cuenta de que Devon era el más rápido y talentoso de su equipo. Los chicos parecían ajenos a las chicas sentadas en las gradas, pero Rae le restó importancia. Tuvo un tiempo como para poder calmar las mariposas de su estómago.

    Un chico del equipo opuesto pateó el balón cerca de su portería. En un abrir y cerrar de ojos, había pasado por el centro del campo y rodeado a un defensor. Disparó a la red y anotó con facilidad. Rae parpadeó y se frotó los ojos; se preguntaba si estaba viendo cosas.

    —¡No fue gol! ¡No fue gol! —Devon agitaba sus brazos en el aire—.Riley, conoces las reglas. Solo juego normal, ¡nada de habilidades!

    —¡Dame un respiro! No puedo evitar que mi forma de correr sea más rápida que la de todos los demás —gritó Riley. Sus compañeros de equipo lo alentaron y le golpearon el hombro.

    —¡No eres más rápido que la velocidad de la luz sin tu habilidad! De ninguna manera puedes discutir con las leyes de la física —Devon se golpeó la cabeza y los otros muchachos se rieron—. ¿Tratando de impresionar a las chicas? Los chicos comenzaron a caminar hacia donde estaban sentadas las chicas.

    —Como sea. Riley lo miró con el ceño fruncido.

    Devon se inclinó dramáticamente.

    —Hola, mi nombre es Riley. Él se paró frente a Devon.

    Rae logró divisar un tatuaje de guepardo en su muñeca. Eso explica su velocidad.

    —Chicas, este es mi

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