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El elegido: Eclipsis, #1
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El elegido: Eclipsis, #1
Libro electrónico198 páginas2 horas

El elegido: Eclipsis, #1

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Información de este libro electrónico

David, un joven que desea tener una vida normal según lo que dictan las normas sociales, estudia en la universidad sin saber que una lucha que lleva eones de duración lo envolverá sin pedir permiso. Los ángeles comandados por Miguel y Los oscuros comandados por Lucifer compiten por quien alineara primero en sus filas al muchacho, ya que su esencia es fundamental para tener el dominio de la raza humana. Debido a su fuerza de voluntad, David pone resistencia a ambos bandos, alegando que deberían dejar a la humanidad en paz, desatando así el mayor de los conflictos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 mar 2022
ISBN9781393303794
El elegido: Eclipsis, #1
Autor

Andres Escalona

Curso estudios de Licenciatura en matemáticas en la U.C.L.A Venezuela, al igual que Licenciatura en Educación Mención Matemáticas en la U.N.E.S.R Venezuela. Se ha desempeñado como programador y diseñador de paginas Webs. Actualmente reside en Ecuador y se desempeña como productor y creador de contenidos audiovisuales.

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    El elegido - Andres Escalona

    Agradecimientos

    Agradezco, a mi madre, por guiarme en el camino mientras no veía rumbo, a mi padre, que, aunque con simples palabras, podía entender algún mensaje de enseñanza de su parte, quisiera agradecer a mi acompañante de vida, la mujer que siempre ha estado ahí desde que decidí tomar un rumbo con ella y me ha dado dos motivos para no desmayar. Agradezco a cada una de las personas que han formado parte, aunque sea de un segundo de mi vida, ya que, de no haber estado, de seguro el camino fuese sido distinto. Quisiera agradecer en especial, mi abuelo materno, quien en vida fue el responsable, con sus historias, con su sabiduría, que mi mente lograra expandir hacia un sinfín de ideas y maravillas para así materializarse en una gran historia escrita, en fin, agradecer a todas esas personas que trabajaron para que la misma pudiera ser compartida.

    LA CAIDA DE UN GRANDE

    SmallVille, un pueblo a las afueras de la ciudad, donde la mayoría de sus casas son de una sola planta, con la sencillez de la clase media de una sociedad, cercos perimetrales que apenas pasan el metro de altura, sin temor a que la delincuencia haga de las suyas, muy tranquilo el lugar y con gran frescura la personalidad de sus habitantes. La diversidad de vecinos es evidente y más si se trata de la señora Boguel.

    La señora Boguel, simpática a la vista, pero en carácter un poco peculiar, SmallVille no necesita ningún medio de prensa cuando está ella presente, peculiar personaje de avanzada edad, un poco menos de lo que aparenta sí, aun así, ya ha pasado bastante tiempo en esta vida. Da la impresión de tener no menos de sesenta años, aunque muy pocos se atreven a indagar en su verdadera edad, ella misma la evade cuando tiene la oportunidad A mis treinta y cinco aun me veo de veinte dice en una conversación en la tienda de Don Leal, es la señora más querida y a su vez mas despreciada de SmallVille, conoce los detalles de muchos habitantes, sino, los inventa como toda una reportera amarillista, aunque su aprecio por los Sáenz es indiscutible, ellos son los únicos hasta ahora que no han sido blanco de sus tan bien planteados temas.

    La casa de los Sáenz está ubicada en la intersección entre la calle Fort y Garden, la calle Fort da frente a la casa terminando ahí, mientras la Garden pasa de lado a lado. A dos calles hacia la izquierda, por la Garden está un pequeño parque de recreación, donde las familias suelen pasar las tardes con los niños y las mascotas. Tomando la Fort desde la casa Sáenz, pasando tres calles está la tienda más conocida, en la Fort y Mistron incluso la preferida por la señora Boguel, la tienda de Don Leal. En la tienda se consigue desde comida, artículos de bellezas, productos para el aseo personal, para limpieza del hogar y artículos infantiles, entre otros. La tienda lleva más de veinte años abierta al público del lugar y aquellos que vengan de visita, todos aprecian a Don Leal, quien es un hombre de setenta y algo más de años, nadie quiere perder ese pequeño recuerdo del pasado, a pesar de que a unos doscientos metros de ahí acaba de abrir un pequeño centro comercial de lujo.

    Tomando la calle Mistron hacia la derecha, pasando dos calles más hasta llegar a la esquina Mistron y Bolívar, nos conseguimos con este centro comercial, que nos recibe con una gran plaza frente a él, una colina de rocas en medio del cual sale una pequeña cascada que cae hasta una laguna donde vemos varias especies coloridas de peces, todo con una barrera de piedras no más de cincuenta centímetros de alto, puertas altas de cristal, al igual que casi todo el edificio. Dentro, tres grandes pasillos, uno a la derecha, otro a la izquierda y el tercero al frente, este último es un puente de cristal que pasa por arriba de una especie de pecera donde fluye agua de la fuente que está en las afueras, se ven las mismas especies de peces pero esta vez iluminadas con luz indirecta que hacen ver el agua cambiar de color, el puente termina en la parte central del centro comercial, la parte de comida rápida, con más de treinta locales de comida asiática, mexicana, europea, ancestrales, panaderías, pastelerías, entre otros. Volviendo a la entrada, el pasillo que va hacia la izquierda está repleto de tiendas de ropa, unas de ropa deportiva, unas de ropa de gala, otras de ropa casual, unas con ropa íntima y las de ropas para niños que claramente son las que más clientes tienen, el pasillo da un cruce hacia la derecha y al final otro pasillo hacia la derecha que conecta con el segundo, formando el cuadrado del centro comercial. En la entrada de nuevo nos vamos por el pasillo de la derecha y esté contiene tiendas de tecnología, de consolas de videojuegos, otras de computadores, una de teléfonos celulares entre muchas más, ambos pasillos tienen escaleras eléctricas a los lados, una segunda planta que hace el mismo recorrido de los pasillos principales, sin la parte central donde se encuentra el área de comida rápida, la segunda planta está repleta de tiendas de jugueterías, golosinas, tiendas para compras del hogar, entre otras. El pasillo trasero, donde los dos pasillos principales se encuentran de nuevo esta en su totalidad conformado por un cine.

    Ahora, a las afueras del centro comercial, si terminamos de bajar unas siete calles por la Bolívar, saldríamos de SmallVille, esta es la calle principal del pueblo, que queda a media hora de la ciudad, conectada a esta por una carretera de dos carriles, cada uno a direcciones contrarias, si subimos por la Bolívar desde la entrada del pueblo y cruzamos en la Denzel hacia la izquierda, nos conseguimos con la estación de bomberos, la estación de policía y un pequeño modulo hospitalario, al lado de éste la escuela, grande escuela donde ve clases nuestro protagonista, David.

    Si seguimos subiendo por la Bolívar, llegamos hasta la Garden, cruzamos a la derecha y llegamos nuevamente a la Fort, a casa de los Sáenz.

    Carlos Sáenz, de buen porte, estatura de un metro ochenta y cinco, cabello corto al estilo militar, muy pegado en la parte de abajo y cuadrado en la parte de arriba, con un tono blanquecino por el que para las otras personas denota experiencia y carácter, todo un caballero a la hora de relacionarse con algún otro. Carlos está por cumplir los sesenta, pero su esposa, Flavia, no llega aun a los cuarenta, ella, tan estilizada como toda una dama de antaño, con su cabello castaño, fina figura que cautiva al andar, piel morena, sus ojos de distintivo tono miel, estatura de metro setenta, de serena personalidad. Los Sáenz tienen un hijo, un niño de ocho años de edad, ya mencionado anteriormente como el protagonista, David.

    David heredo el color de ojos de su madre un poco más oscuro, para su edad es un niño ya avanzado de estatura, tal vez seguirá el desarrollo de su padre, cabello color negro.

    La casa Sáenz tiene dos plantas, la primera donde está la cocina, una pequeña sala y un estudio que es usado por Carlos cuando trae trabajo de investigación, la segunda planta está compuesta por un baño, y dos dormitorios, uno de ellos para David que da con una ventana al patio trasero.

    Carlos trabaja en un laboratorio en la ciudad, él es biólogo genetista, por su parte, Flavia es docente en la escuela del pueblo, escuela donde estudia su hijo David.

    Carlos y Flavia conversan en el solar, viendo hacia la Fort y todo su recorrido, siempre acostumbran a charlar con una tasa de café en la mano de cada uno, la casa está a un nivel más alto que el de su entrada, por lo que prácticamente quedan por encima del obstáculo de su valla perimetral.

    -Si pudiera Tan solo conseguir la manera, ¿Qué me está faltando? - Se pregunta así mismo él.

    -Ya Carlos, no pienses más en eso, debes relajarte y despejar tu mente un poco, estas en tu casa-

    -Es que aún no entiendes, no tengo mucho tiempo-

    - ¡Por favor, tú eres Carlos Sáenz! Uno de los científicos más reconocidos del país, ¿En verdad crees que alguien te exigiría apresurarte en una investigación? –

    -Esto esta mas allá que un reconocimiento, hay fuerzas fuera de este plano que me apresuran-

    -Carlos, no comiences con tus cosas sobrenaturales, tú eres un científico, lo tuyo es explicar con ciencia lo que los otros creen paranormal-

    - No es algo paranormal, por eso quiero terminar mi investigación, para que la gente pueda desarrollar esa parte de la conciencia que creen imposible –

    -Ya basta, voy a preparar la cena-

    Ella se retira incrédula, aunque Carlos sabe que en el fondo su esposa le cree, piensa que ella solo tiene miedo a experimentar lo que aún no se conoce.

    ¿Cómo estas Carlos? -  Grita saludando desde la calle la señora Boguel. Ella vive a dos casas en la acera contraria a la de los Sáenz.

    La familia Sáenz vio pasar los días, Carlos tuvo fracaso tras fracaso en su laboratorio, no lograba conseguir la fórmula que él, decía ser el secreto contra la ceguedad de la humanidad.

    El sol sale en SmallVille otro día, Carlos se marchan temprano a su laboratorio con un beso de su esposa, ella se dirige a la cocina a terminar los quehaceres del hogar antes de prepararse para ir a su trabajo, David juega en el patio trasero con unos pequeños carros y varios muñecos, ella lo tiene visible desde la ventana que esta frente al lavaplatos, es en ese momento que se escucha algo dentro del estudio de Carlos, ella intrigada piensa que su esposo regreso por algo que había olvidado.

    -Amor, ¿Ahora que olvidaste? – Le grita desde la cocina sin respuesta alguna

    Otro sonido, un poco más fuerte que el primero la hace ir a ver que busca su esposo, mira una vez más a David por la ventana y entre susurros va camino al estudio.

    Para su sorpresa, la puerta está cerrada, algo muy extraño, ya que, su esposo cuando se encuentra dentro deja la puerta abierta para que su hijo sepa que está ahí y lo consiga fácilmente.

    Ella abre la puerta sin pensarlo y queda aún más sorprendida. De espalda, detrás del escritorio, parado frente a la librería, un Hombre alto, parece ser un poco más alto que Carlos, cabello largo amarrado con una pinza que parece ser hecha de carbón, todo vestido de traje negro.

    - ¿Quién es usted y que hace en mi casa? –

    -Dime Xaphan –

    - ¿Cómo dice? –

    El hombre termina de darse vuelta, dejando ver su pálida piel

    –Soy Mario, amigo de su esposo, me dijo que le buscara unos documentos y pensó que usted no estaría, por eso me dio órdenes de entrar sin tocar la puerta-

    Flavia, sabiendo que su esposo no enviaría a un desconocido a su casa, retrocede un poco intentando alcanzar el teléfono que estaba en la mesa de la sala

    –Déjeme llamarlo para saber que documentos son-

    Giro la cabeza para tener visión del teléfono y al momento de ver de nuevo a Mario, ya él no estaba. ¿Y a dónde fue? ¿Por dónde salió? ¿Quién es ese hombre? Estas eran algunas de las preguntas que tenía en la mente, tanto fue el pensar en lo sucedido, que olvido ir al trabajo, por lo tanto, David tampoco fue a clases.

    Con el salir de la luna, Flavia deja dormido en su cama a David, ya ha pasado un poco la noche y Carlos aun no llega, ella decide esperarlo fuera, como hace tiempo no lo hacía.

    –Buenas noches cariño- dice el con voz cansada y sin ganas de hablar

    - ¿Cómo te ha ido en el trabajo mi amor? –

    Carlos termina de sentarse, resoplando, le da un beso en la frente a su mujer y le contesta

    -Bien, lo mismo de hace ya mucho tiempo, pienso a creer que no soy ese científico que me expresaste hace varios días –

    - Carlos, ¿Ahí alguien oponiéndose a tu investigación? –

    – Cariño, siempre habrá desadaptados que se opongan a cualquier cosa, gajes del oficio –

    -Pero, ¿No es eso acaso lo que todos los científicos quieren conseguir? –

    El señor Sáenz mira hacia el cielo, era una noche nublada, extraña, el viento no soplaba, el silencio se sentía a cada rincón de las calles del pueblo, ya la Fort en toda su longitud no tiene a nadie transitándola, solo se ven gatos pasando cada cierto momento, él se da cuenta de esto y comienza a decirle a su esposa

    –Todo está como se esperaba, ya los tiempos se acercan, no puede ser de otra forma-

    En eso notan que alguien se acerca por la Garden, desde la derecha, con el ladrido de los perros a su paso, Flavia nota que esta persona esta vestida igual que el hombre en el estudio hace ya varias horas.

    El hombre viste traje de gala negro, la piel un poco más bronceada que aquel que se hizo llamar Mario. Tiene el cabello corto y cuadrado de forma militar, alto como el señor Sáenz, perfilado, en su mano llevaba la especie de un anillo con un peculiar y suave resplandor. Carlos se sorprende de la presencia de aquel individuo, actúa como si lo conociera y esto lo nota Flavia

    –Abaddon- Dice él entre susurros y preguntándose a sí mismo – Pero ¿Qué hace el aquí? –

    Flavia, desorientada, ve como Carlos se pone de pie y va al encuentro de aquel extraño

    –Qué bueno verte la cara de nuevo Rehael- le dice Abaddon a Carlos

    –Hermano, sabes que no me detendré, el remedio está cerca de conseguirse- Dice Carlos con un tono de suplica

    –Tranquilo, no vengo a eso, por los momentos, pero sabes lo que hice con ellos cuando Moisés me invoco, sabes que lo volveré a hacer-

    - ¡Pero en aquel tiempo era distinto! y sabes que todos estuvieron de acuerdo con eso, ¿Esta vez quieren hacerlo simplemente porque a algunos no

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