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Cómo evitar el matrimonicidio
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Libro electrónico477 páginas11 horas

Cómo evitar el matrimonicidio

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El argumento central de esta obra sostiene que mientras la sociedad no esté integrada por parejas nutritivas seguirá condenada a no evolucionar, en virtud de que la atmósfera que se produzca en una relación es la que los niños incorporan a su frágil realidad. Si tomamos en cuenta que las estadísticas de divorcios legales, infidelidad y maltrato, nos indican que el matrimonio se ha convertido en una zona de desastre en caída libre, esto significa que los padres se han convertido en una fábrica de hijos neuróticos, a quienes terminan heredando a la población. Po lo tanto, si queremos legar seres humanos que marquen diferencia, las parejas deberán aprender a generar un clima de armonía, plenitud y respeto en su relación con la finalidad de llenar el alma de sus hijos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 ene 2022
ISBN9781005955144
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    Cómo evitar el matrimonicidio - Rubén González Vera

    Introducción

    Nuestros personajes interiores

    Capítulo I. Proyecto de vida y contrato de pareja

    El proyecto de vida y las necesidades personales

    La importancia de planificar la relación

    El amor y el contrato de pareja

    El examen semestral del amor

    ¿Se puede elegir enamorarse o amar?

    Crecimiento personal

    Mi compañero de evolución

    Orientación individualista

    Orientación de mutuo aprendizaje

    El secreto de la pareja de élite: la gran alianza

    Capítulo II. Sin conocimiento no hay compromiso

    Los compromisos matrimoniales

    Primer gran obstáculo para cumplir con los compromisos contraídos

    El primer factor de desconocimiento: el viejo paradigma del amor

    El segundo factor de desconocimiento: el proyecto inconsciente.

    La gran omisión

    Mecanismos para evadir nuestra sombra

    La negación

    La proyección

    La prueba de fuego

    No culparás a tu pareja de las carencias de tu matrimonio

    La regresión

    La versión moderna de la prueba del amor

    Cómo elegimos a la pareja

    El escultor y el proyecto inconsciente

    Capítulo III. Sin competencias no hay compromiso

    Segundo postulado del nuevo paradigma del amor.

    El perfil de la pareja de élite

    Capítulo IV. Integración de los conocimientos y de las competencias

    ¿Para qué casarnos? Las funciones de la pareja

    1) La pareja para crear intimidad

    2) La pareja como espejo para evolucionar

    3) La pareja como vehículo para sanar nuestras heridas de la infancia

    4) Inflar y desinflar el ego del compañero

    5) La pareja como recurso para activar nuestra parte adulta y neutralizar la primitiva

    6) La pareja como maestro

    7) Gánate el derecho a tener hijos

    8) La pareja como camino para reinventarnos

    Capítulo V. La constitución conyugal, cómo hacer el contrato del amor en pareja

    Los personajes del contrato de pareja

    El contrato de pareja

    Las cláusulas del contrato

    Categoría I. Expectativas del matrimonio

    Categoría II. Características internas o psicológicas.

    Rasgos de personalidad

    Categoría III. Áreas externas

    Categoría IV. Cláusulas no negociables

    Categoría V. Cláusulas maestras

    Negociación de las cláusulas

    Niveles de conciencia

    ¿Qué sucede cuando la mayoría de las cláusulas no son complementarias, pero sí conflictivas?

    Beneficios del contrato

    Capítulo VI. Psico-coaching y contrato de pareja

    ¿Por qué el término Psico-Coaching de pareja?

    Compromisos incumplidos

    -Las promesas

    -Pedir y ofrecer

    El reclamo fértil y la disculpa

    Ofrecer disculpas

    Las tres etapas de la conquista de la relación de pareja de excelencia

    Introducción

    Malas noticias: ¡la pareja está en crisis!

    Sin duda, un ámbito en el cual los logros personales enriquecen de manera significativa tu calidad de vida es el de la pareja. La mayoría de las personas no nos imaginamos navegando por los mares de la vida sin haberla compartido plenamente en algún momento con una pareja. Resulta escalofriante pensar en esta travesía sin la compañía nutritiva de otra persona, sin haber paladeado y compartido el néctar del amor.

    Si hiciéramos un repaso de la ruta que hemos recorrido a lo largo y ancho de nuestra vida, nos daríamos cuenta de que desde la adolescencia este tema ha sido una de nuestras prioridades. Poblamos nuestro mundo interno con sofisticadas fantasías, inspiradas en modelos pletóricos de romanticismo, como el de Romeo y Julieta o el de la película Titanic, con las que nos identificamos por el profundo deseo de emular ese encuentro sagrado. En la juventud luchamos por hacerlas realidad, primero a través de un noviazgo esplendoroso, y después con la consumación del matrimonio. Una vez casados conversamos de manera apasionada con nuestras amistades de lo bien, mal o regular que nos ha ido. Si estamos divorciados o hemos enviudado, suele resurgir la necesidad de la pareja, ya sea con un nuevo matrimonio o con otra modalidad de relación. Finalmente, no importa la edad que tengamos ni nuestro estado civil, el tema siempre es recurrente, aunque sea con diferentes matices y texturas, porque estamos sedientos de afecto.

    La mala noticia con la que nos enfrentamos es que resulta muy difícil llevar a buen puerto dicho anhelo tan atesorado. En algún momento nos toma por sorpresa la dolorosa paradoja de que lo que más deseamos en la vida es lo más difícil de alcanzar.

    Después de exhaustivas investigaciones, muchos especialistas en el comportamiento humano han concluido que las estadísticas relacionadas con la pareja, arrojan resultados muy desalentadores. Te comparto 4 indicadores para que juzgues por ti mismo.

    El primero de ellos es el de los divorcios. El prestigiado investigador estadounidense, el Dr. Daniel Goleman, en su revolucionario libro La inteligencia emocional, expone lo siguiente:

    De los matrimonios norteamericanos que se formaron en 1890, alrededor del 10% acabó en divorcio. Para aquellos que se casaron en 1920, el índice fue aproximadamente del 18%; para las parejas casadas en 1950, el 30%. Las parejas que se casaron en 1970 tenían el 50% de probabilidades de separarse. Y para las parejas casadas en 1990, las posibilidades de que su matrimonio acabaría en divorcio estaban cerca de un asombroso 67%. Si el cálculo se mantiene, solo tres de cada diez matrimonios recientes pueden contar con que seguirán unidos a su nueva pareja.1

    1 Goleman, Daniel, La inteligencia emocional, Editorial Vergara, Ciudad de México, 2000, p. 159.

    Hay que tomar en cuenta que estos datos son de 1995, año en que el libro fue publicado por primera vez y que, de acuerdo con la tendencia ascendente que exhiben los divorcios, posiblemente podríamos estar hablando hoy que de cada 10 matrimonios, ocho estén condenados a ese triste destino.

    Por si no fuera suficiente tragedia, consideremos como el segundo indicador: ¿qué ocurre con las parejas que continúan casadas? ¿Aquellas que se salvaron de que el divorcio legal las decapitara con su necrófila e implacable guillotina? La respuesta es que un número significativo de ellas están divorciadas emocionalmente. No continúan juntos porque sus integrantes hayan estado dotados de los atributos que se precisan para erigir un matrimonio de élite. Por desgracia, el pegamento que las ha mantenido unidas está elaborado con insumos como el miedo, inseguridad, carencias o la conveniencia.

    En México, las cifras se reparten de otra manera. No obstante que la tasa de divorcios legales es menor, la de divorcios emocionales resulta mayor, de tal forma que, aunque permanezcan juntos, padecen indigencia afectiva. Lo que sucede es que nuestra idiosincrasia inhibe la decisión de la ruptura legal con más eficacia que la de otras naciones.

    El tercer indicador es la infidelidad. Muchos especialistas estiman que tres de cada cuatro parejas en algún momento de la relación incurren en ella. Por supuesto que existen muchos tipos de infidelidades, que van desde algún fortuito y efímero encuentro sexual de fin de semana hasta relaciones tan intensas y duraderas como el propio matrimonio. Los integrantes de las parejas, sea él, ella o ambos, están acudiendo a este territorio con inusual frecuencia porque encuentran en él un bálsamo, un salvavidas afectivo, un vergel emocional y sexual que constituye una alternativa para soportar ese infierno, cárcel, desierto o sitio de aburrimiento en que han convertido a su matrimonio. Al respecto, Alexandre Dumas hijo señaló: La cadena del matrimonio es tan pesada que se necesitan dos para cargarla, y a veces hasta tres.

    Un cuarto indicador, el más escalofriante de todos, es que en nuestro país en dos de cada tres matrimonios reina lo que llamo: el inframundo conyugal. Son los matrimonios en los que un depredador misógino de mujeres con baja autoestima ejerce algún tipo de abuso físico, psicológico, económico o sexual en ellas. Terrible, ¿verdad?

    Después de dar a conocer estos indicadores, estoy seguro de que a algunos de ustedes les parecerá desolador y lúgubre el panorama, y a otros desproporcionado y fatalista. Si tu perspectiva es esta última, mira a tu alrededor y dime cuántos matrimonios maduros y nutritivos conoces, de esos que reivindican al amor, que al mirarlos provocan tal deleite que te alimentan la esperanza y la fe en él. Por supuesto que no me refiero a las relaciones de noviazgo, sino a matrimonios que han permanecido unidos durante años y en los que el tiempo, lejos de erosionar la relación, la hace cada vez más exuberante. Hablo de esas parejas que son como el buen vino, cuya calidad mejora con el tiempo.

    Si ya hiciste una revisión de lo que te pedí y advertiste que eres la persona afortunada que conoce a cuatro o cinco matrimonios de excelencia, es decir, que puedes contarlas con los dedos de una mano, ahora te sugiero que contabilices cuántos son los que conoces en total; es probable que sean ochenta, cien o más. ¿Es así? De todo esto se desprende que el porcentaje de parejas fulgurantes es la excepción, no la regla. Resulta muy reducido su número, comparado con el de las tóxicas; por desgracia, abundan las parejas mediocres y de inframundo conyugal, y escasean las luminosas y evolucionadas.

    El siguiente chiste nos ilustra la crisis que atraviesa la pareja:

    —Querido hijo, recibe mis sinceras felicitaciones. Estoy seguro de que recordarás este día como el más feliz de tu vida.

    —Gracias, papá, pero mi boda es mañana.

    —Créeme, hijo, yo sé lo que te digo.

    Otro indicador que refleja escasez amorosa aparece en refranes como éstos:

    ‡ Cuando un ciego guía a una ciega, los dos caen en el matrimonio.

    ‡ Sólo los tontos juegan el albur del matrimonio.

    ‡ El matrimonio ideal es aquél en que la mujer es el tesoro, y el hombre el tesorero.

    ‡ El amor es lo ideal. El matrimonio es la realidad.

    ‡ El matrimonio sirve para resolver problemas que nunca hubieras tenido si hubieras seguido soltero.

    ‡ Matrimonio: un intercambio de malos humores durante el día y malos olores durante la noche.

    ‡ Barriga llena... matrimonio próximo.

    ‡ Recuerdo cuándo y dónde nos casamos, lo que no recuerdo es por qué.

    ‡ El matrimonio es la única sentencia a cadena perpetua que se cancela por mal comportamiento.

    ‡ El matrimonio es una violación legal.

    ‡ El matrimonio es una institución tan poco práctica que la gente tiene que obligarse por medio de un contrato.

    ‡ Marido: lo que queda del novio después de la boda.

    ‡ Marido: individuo que cuando vacía un cenicero, adquiere una expresión que significa: Acabo de realizar el quehacer de toda la casa.

    ‡ Esposas: mujeres a las que nadie —según ellas— sabe comprender.

    Y si estas expresiones no fueran suficientes para asumir que la pareja se encuentra en un severo estado de descomposición, no sólo en tiempos recientes, sino también desde siglos atrás, te expongo las creencias que tenían del matrimonio algunos ilustres escritores e intelectuales de diferentes épocas y países:

    Hay buenos matrimonios, pero ninguno que sea delicioso. La Rochefoucauld

    Un plato de amor conyugal se enfría pronto. Lord Allan Ramsay

    Los matrimonios son arreglados en el cielo y concretados en la tierra; por eso es tan grande la diferencia antes y después del matrimonio como entre el cielo y la tierra.

    G. Saphir

    El matrimonio une para toda la vida a dos seres que se desconocen totalmente. Honoré de Balzac

    No debe olvidarse que el primer deber, en el matrimonio, consiste en hacerse perdonar por estar ahí. Jean Rostand

    El mundo mira con desconfianza todo cuanto tiene la apariencia de una vida conyugal feliz. Oscar Wilde

    Nada requiere tanta Acción como un ¶matrimonio feliz•. M. von Galat

    El matrimonio es una trampa elaborada con simulacros de cariño y retazos de romanticismo. George Bernard Shaw

    De lo comentado anteriormente se desprenden dos cuestiones: primera, que lo verdaderamente importante no es contar con un compañero, sino establecer una relación plena y longeva. No es ningún mérito tener una relación, ya que cualquier neurótico puede acceder a una sin mucha dificultad. El verdadero desafío consiste en construir una relación de excelencia.

    La segunda, como ya lo señalé, que la pareja se encuentra en crisis. En verdad, el horizonte luce sombrío. Si queremos promover un cambio sustancial, debemos ser valientes para enfrentar esta penosa realidad; tenemos que mostrarnos audaces y perspicaces para realizar un diagnóstico certero de la situación actual de la pareja, y así prescribir los remedios necesarios que curen y vigoricen a esta enferma que se encuentra en estado crónico de anemia y raquitismo.

    Cuando hacemos el esfuerzo por conocer el origen de dicha crisis y por entender el laberinto de su dinámica, nos percatamos de que las causas son tan vastas y complejas que nos resulta fácil comprender por qué la pareja nada en contra de una poderosa corriente.

    Si piensas en casarte, ¿quieres saber cuáles son en este momento las probabilidades del éxito de tu proyecto amoroso? De inicio toma en cuenta que formas parte de las estadísticas mencionadas. Después, considera que el estado de enamoramiento en que te encuentras hará que pienses que perteneces al pequeño grupo de parejas que están destinadas al éxito.

    El siguiente proverbio refleja esta situación: Si vas a la guerra, reza una vez; si vas por mar, reza dos veces; si vas a casarte, reza tres veces.

    En caso de que las estadísticas vayan a contrapelo de tus deseos y sean apabullantes, ¿no crees que sería importante realizar un gran esfuerzo por comprender cuáles son los agentes que atentan en contra de los proyectos amorosos, para buscar antídotos que los neutralicen?

    ¿De qué trata este libro?

    Para explicar su contenido, te invito a que conozcas mi análisis de una conmovedora e impactante película llamada La lista de Schindler, en virtud de que en ella se encuentran implícitos los conceptos que iré desarrollando en este tratado. La cinta, dirigida por el genial cineasta Steven Spielberg, fue galardonada con siete premios de la academia, entre ellos el de mejor película.

    La historia de este melodrama biográfico es la siguiente: En septiembre de 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis habían invadido Polonia. Los judíos que no resultaban asesinados o enviados a los campos de concentración eran confinados en guetos. En ese contexto, Oskar Schindler, un hombre de origen alemán afiliado al partido nazi, quien se distinguía por frívolo, vanidoso, mujeriego, ambicioso, astuto, sin principios y con gran habilidad para las relaciones públicas, detecta en esta coyuntura la gran oportunidad de enriquecerse, de tal suerte que decide abrir una fábrica de utensilios de cocina. Para lograr su propósito, valiéndose de su encantadora y seductora personalidad, comienza a cultivar una relación con poderosos oficiales de la Gestapo y de la SS, a quienes soborna con la finalidad de que le adjudiquen una fábrica en Cracovia, que previamente les habían decomisado a los judíos después de la invasión de Hitler, y para que, además, le concedan la mano de obra, sin costo alguno, de los trabajadores hacinados en los guetos. Como era lógico esperar, en poco tiempo llega a amasar una importante fortuna, pues una empresa con una nómina de 1,100 trabajadores sin remuneración económica no podía dejar de considerarse como un negocio muy próspero.

    Sin embargo, en la medida en que va generando riqueza, también va creando conciencia de la miseria humana, tanto de la material de los judíos despojados como de la humana de los perpetradores alemanes. Paulatinamente se va sensibilizando al dolor de las víctimas provocado por la barbarie nazi, empeñada en exterminar a la raza hebrea. Es tan notable su transformación que toma la decisión de renunciar a sus ambiciones económicas, en aras de proteger la integridad física y la dignidad a sus trabajadores judíos. En esta gesta heroica arriesga su vida y renuncia a sus ganancias para cambiarlas por las vidas de sus numerosos empleados. Le paga a los líderes nazis, quienes se dejan sobornar, por la vida de cada uno de ellos. Pierde dinero, pero gana en integridad y, sobre todo, en uno de los valores supremos que nos confieren la calidad humana: la compasión, una de las virtudes ausentes en los nazis que hizo que se convirtieran en monstruos.

    Al final de la película, cuando en la fábrica dan la noticia de que los alemanes han sido derrotados y se han rendido, Schindler se ve obligado a escapar para que los aliados no lo tomen preso por sus vínculos con el nazismo. Al despedirse de los trabajadores, quienes están más que agradecidos porque saben que sacrificó todo para salvarles la vida, rompe en llanto, y al acercarse a su coche para partir se lamenta amargamente, pues afirma que con su venta hubiera salvado a diez personas más; también, al mirar su pluma de oro, afirma que se hubiera salvado, cuando menos, otra vida. Ellos lo consuelan y le dan un anillo de oro que fundieron con las amalgamas de sus muelas, en el que está inscrita la leyenda: La persona que salva una vida salva muchas, y como prueba del profundo agradecimiento por su bondad le dan una carta en la que explican todo lo que hizo por ellos, en caso de que los aliados lo tomen preso.

    Hasta ahí la trama. Ahora veamos por qué le confiero tanta importancia a esta historia y qué tiene que ver con el libro. De manera paralela a esta historia, transcurre otra, de la que se ocupa este libro: la vida conyugal de Schindler y su relación con las mujeres en el contexto del drama de una de las guerras más cruenta de la que tenga registro la humanidad.

    Oskar era un hombre casado, pero mujeriego y poco comprometido. Al inicio de la película, una vez que se ha instalado en Cracovia, su esposa va a visitarlo. Cuando llega al departamento, una mujer joven y atractiva, en ropa interior, le abre la puerta. Ella se percata de que es amante de Oskar, lo cual no parece perturbarla porque, al parecer, está acostumbrada a sus infidelidades. En cambio, la chica cuando se entera de que llegó la esposa, se retira muy avergonzada. Sin que se registre entre ellos ninguna discusión por el incidente, deciden ir a cenar a un restaurante para conversar. Al bajar del edificio se encuentran con el portero, quien los saluda, y se dirige a ella diciéndole: Buenas noches, señorita. Oskar lo corrige: Señora Schindler, por favor.

    Durante la cena, Schindler la hace partícipe de sus planes de emprender un negocio, aprovechando la gran oportunidad que le brinda la guerra de beneficiarse de empleados a los que no tendría que remunerar económicamente. Oskar le pide que permanezca con él para que compartan esta nueva aventura. Ella le responde que se queda con la condición de que no la vuelvan a llamar de otra manera que no sea señora Schindler; en otras palabras, le pide fidelidad y compromiso en su relación conyugal. En la siguiente escena, él aparece dejándola en la estación de trenes para que se regrese. De esta estrujante manera, los espectadores nos enteramos de que no estaba dispuesto a cambiar su disipado estilo de vida.

    En estas escenas iniciales se esbozan los dos retos que el protagonista tendrá que enfrentar: por una parte, su falta de escrúpulos y su insensibilidad ante el dolor de los judíos, y por otra, su actitud egoísta y cínica ante la pareja. Como ya expuse, del primero sale heroicamente victorioso. Logra transformarse de manera prodigiosa. Es capaz de renunciar a su riqueza, de ir a la cárcel, de dar su vida, si es necesario, con tal de ayudarlos. En cambio, en el desafío de la pareja resulta todo lo contrario, pues ahí sucumbe de manera estrepitosa. Al final de la historia, Spielberg nos narra que después de terminada la guerra, Oskar intentó rescatar su matrimonio, pero no pudo hacerlo, de tal manera que terminó divorciándose de su esposa. En este ámbito no fue capaz de transformarse y evolucionar.

    Alguien podría objetar: ¿no será que Oskar nunca se comprometió con su esposa porque eran como el agua y el aceite? ¿Porque no eran almas gemelas? ¿Porque padecían de incompatibilidad de caracteres? ¿No tenía derecho a no querer a su esposa y pensar en una opción para ser feliz? Ése es el punto. A pesar de que se relacionó con infinidad de mujeres, puesto que tenía perfil de don Juan, nunca pudo establecer una relación de compromiso y fidelidad. Siempre las trató como objetos sexuales desechables. ¿Te imaginas el extraordinario matrimonio que Oskar hubiera construido si se hubiera comportado con su esposa con la misma generosidad, sensibilidad y compromiso como lo hizo con los judíos?

    En síntesis, esta película es la paradójica historia de la espectacular metamorfosis de un hombre frívolo, egoísta y sin escrúpulos, en uno generoso, compasivo y bondadoso. De un hombre que puede darlo todo por sus semejantes, pero no por su pareja. Que puede salvar a miles de judíos de las garras del nazismo, pero no rescatar a su matrimonio de las fauces de sus fieras internas. Es la historia de un hombre que arriesgaba su vida –como, por ejemplo, cuando los nazis lo obligaron a dejar de hacer utensilios de cocina para en su lugar manufacturar proyectiles–, y optaba por descalibrar las máquinas para que salieran defectuosos y no dieran en el blanco. Prefirió comprárselos a otros fabricantes, pues no estaba dispuesto a que de su fábrica saliera un solo proyectil que pudiera matar a una persona. No quería hacer daño. No obstante, no pudo aplicar ese principio en su esposa y en las mujeres que seducía. En ese ámbito no le importó si resultaban heridas al usarlas como objetos sexuales. Fue empático y sensible con la chica judía que era sometida al maltrato por parte del militar nazi psicópata Hermann Göring, pero insensible ante el dolor que provocaba en las mujeres con las que se relacionaba.

    Fue capaz de invertir energía para rescatar a su grupo de judíos cuando por equivocación los llevaron al campo de concentración de Auschwitz, pero incapaz de hacerlo por su matrimonio o de construir un proyecto de pareja con otra persona.

    Esta contrastante historia (héroe aquí, miserable allá) nos muestra la existencia de fuerzas muy poderosas e irracionales que acechan a las personas que emprenden un proyecto conyugal. Que no es suficiente ser buena persona para construir una relación de pareja longeva y nutritiva. Que es necesario hacernos preguntas como éstas: ¿A qué nos enfrentamos cuando iniciamos un proyecto de pareja? ¿En qué nos estamos metiendo? ¿Qué misterios y peligros encierra ese ámbito, que personas como Schindler pueden realizar cambios admirables en una guerra, pero no en la pareja? ¿Qué es aquello que nos convierte en faroles de la calle y oscuridad de casa? ¿Por qué, en este caso, parecen menos poderosos los demonios alemanes en comparación con los que habitan en el interior del protagonista al relacionarse con una pareja? ¿Qué hay de complicado en la pareja que puede costarnos más trabajo desplegar nuestra mejor versión en ella, que en una guerra? ¿Cuáles son esas fuerzas tan poderosas a las que nos enfrentamos, las cuales pueden resultar más poderosas o difíciles de vencer que a los funestos nazis?

    De esto se trata el libro, de explicar por qué es tan difícil tener un desempeño ejemplar en la vida de pareja. De fundamentar por qué existen pocas parejas de excelencia. De hacer un diagnóstico que nos permita comprender la problemática a la que nos enfrentamos, pero también de ofrecerte un antídoto contra ese veneno, una medicina contra ese padecimiento. De dotarte de un método que te permita hacer realidad el sueño de tener un compañero y una relación de la que puedas sentirte orgulloso.

    Dicho de manera metafórica, nos invita a que tomemos conciencia de que somos matrimonicidas en potencia, y que así como existen muchas formas de cometer un homicidio, que van desde hacerlo con las mal llamadas armas blancas –que nada tienen de blancas, como por ejemplo objetos punzocortantes, el suministro de veneno, la acción de atropellar– hasta las armas de fuego, existen sus equivalentes en el matrimonicidio, que incluyen sus correspondientes armas blancas, como la indiferencia, hasta las ráfagas y envenenamiento con violencia verbal, el atropello del maltrato físico e, incluso, el asesinato del cónyuge.

    Te exhorta a que, por un lado, evites ese funesto desenlace tomando conciencia de cuáles son las armas psicológicas que portas, sin saberlo ni asumirlo, para que las neutralices y no termines, en el mejor de los casos, en la prisión autoimpuesta del hastío, la frustración y del resentimiento conyugal, o en el peor: cavando la tumba llamada divorcio emocional o legal, si llegaras a emplear dichas armas. Para que no formes parte de uno de tantos matrimonios que acaban sepultados en el panteón de las parejas que no supieron amarse y hagas un inventario de las herramientas con las que cuentas, para que las utilices tanto en la autoconstrucción psicológica como en la conyugal y desarrolles las que te hacen falta para que puedas edificar un gran monumento al amor. Se trata, en última instancia, de que aprendas que el matrimonio es una constructora de proyectos afectivos luminosos, no una sucursal destructiva del departamento de guerra.

    La explicación y los recursos del método que te ofrezco están sustentados en mi convencimiento de que una de las razones por las que la mayoría de las relaciones de pareja están tan desnutridas y corroídas obedece a que se han dejado guiar por lo que llamo el viejo paradigma del amor, que consiste en la creencia errónea de que el éxito conyugal depende de la suerte que tengamos para encontrar a la persona adecuada, aquella que te haga experimentar mariposas en el estómago, sentirte entre las nubes o tener química.

    Esta anticuada creencia te convence de que la persona que despierte en ti estas sensaciones te ofrece la garantía y la certeza de que encontraste el alma gemela, que te hará dichoso el resto de tu vida. Contrastando con esta idea, he propuesto lo que llamo el nuevo paradigma del amor, el cual está integrado por tres premisas:

    La primera sostiene que el verdadero causante del deterioro conyugal eres tú. Que el terrorista conyugal que dinamita los proyectos conyugales habita en nuestro mundo interior. En esa parte que llamamos sombra, y que tanto nos disgusta y amenaza porque ahí moran nuestras carencias.

    La segunda plantea que para alcanzar el éxito marital se requiere lo mismo que se precisa para llegar a la cima de cualquier otra actividad que emprendamos, es decir, un conjunto de competencias, atributos o cualidades que resumo con el nombre de perfil. Estos componentes del perfil de las parejas de excelencia son doce:

    Conocimiento de la función de la pareja

    Conocimiento de la diferencia entre amor y enamoramiento

    Autoapoyo

    Desarrollo de capacidad autocrítica

    Conocimiento de tu historia personal y de los contenidos de tu inconsciente

    Contrato de pareja Lenguaje del amor Manejo del conflicto Sexualidad plena Sentido del humor Respeto Espiritualidad

    La tercera afirma que para construir una pareja de élite es necesario hacer lo mismo que llevamos a cabo para ser expertos en otras disciplinas o actividades, es decir, capacitarnos, entrenarnos o, como me gusta llamarlo: profesionalizarnos.

    Uno de los objetivos del presente libro es exponerte uno de los doce ingredientes mencionados de las parejas de excelencia: el contrato de pareja.

    La finalidad de mi trabajo es generar un movimiento social para que este poderoso modelo llegue a toda la sociedad, en especial a las clases económicamente desfavorecidas, de tal suerte que el dinero no sea un obstáculo para que se beneficien de él. La manera de implementarlo es a través de la creación de células de trabajo de parejas, dirigidas por especialistas entrenados en este método. También aspiro a que diversas instituciones lo incorporen en sus prácticas una vez que conozcan sus fundamentos y se den cuenta de que si no hacemos los cambios que aquí propongo, estaremos condenados a no evolucionar como sociedad, y por ende, como individuos.

    Nuestros personajes interiores

    Considero que una manera sencilla y atractiva de entender la vida psicológica de las personas sería conocer el modelo de los héroes interiores de Carol S. Pearson. Quisiera que te familiarizaras con ellos, ya que voy a incorporarlos en algunas partes de este libro para hacerlo más ameno y accesible. Esta teoría explica, por medio de fascinantes símbolos y metáforas, que cada uno de nosotros representa un reino, en el cual habitan doce personajes maravillosos. Éstos tienen funciones específicas y primordiales para lograr armonía, equilibrio, plenitud, libertad y las metas que anhelamos. Cuando alguno de ellos no está suficientemente activado o trabaja en forma deficiente, surgen desequilibrios en el reino, los cuales repercuten en tu calidad de vida. Mientras más personajes tengas funcionando mal, mayores serán el desasosiego, la desdicha, la ineficacia, la inmadurez o la enfermedad que te acompañarán.

    Estos doce arquetipos, a los que prefiero referirme como personajes, se llaman héroes interiores, porque cada uno ofrece dones para emprender con más recursos una travesía hacia el crecimiento y la realización personal. Son nuestros héroes, porque junto con ellos enfrentamos diversos dragones y peligros que se presentan en el camino, los cuales impiden que alcancemos nuestros objetivos. En el caso de la pareja, representan los poderosos recursos con que enfrentaremos al enemigo que habita en nuestro interior, los cuales se empeñan en obstaculizar que tomemos en cuenta las opiniones y necesidades del compañero cuando intentamos resolver alguna discrepancia.

    Los doce personajes son: el guerrero, el sabio, el buscador, el bienhechor, el destructor, el amante, el huérfano, el bienhechor, el inocente, el gobernante, el mago y el bufón. Es muy importante subrayar que ante cada personaje siempre tendremos una alternativa: lo gobernamos y utilizamos a voluntad, o él terminará poseyéndonos y nos convertirá en esclavos o en sus marionetas, lo cual deteriorará nuestra vida e, incluso, podría llegar a destruirla, y en lo que se refiere a la pareja, la someterá hasta aniquilarla.

    Un aspecto muy atractivo de este modelo es que el estudio de los personajes abarca virtualmente los distintos ámbitos de la psicología del ser humano. De hecho, las depresiones, ansiedades, adicciones, dependencias, abusos, maltratos, infidelidades, divorcios e incapacidades afectivas no son sino la expresión fehaciente de que hemos sido poseídos o estamos sometidos al control de aquellos personajes. A la posesión de la cual podemos resultar víctimas la llamaremos estar en la sombra del personaje.

    Para aclarar y precisar estas ideas, a continuación presento un resumen de las funciones, dones y sombra de cada uno de ellos. Hay que aclarar que esta última abarca dos aspectos contrastantes: la exageración deformada de los dones y su distorsión empobrecida o adormecimiento.

    El guerrero

    Lo primero que debo mencionar es que estos personajes son energías psíquicas universales y que durante la historia se han representado de diferentes formas en las diferentes culturas.

    Si analizas detenidamente al guerrero, notarás que a través de los tiempos hay una manifestación de él en cada aldea, pueblo o nación, lo cual quiere decir que vive en nosotros o nosotros en él.

    Funciones: puesto que cada uno de nosotros es un reino, requerimos protegerlo de ataques e invasiones. El guerrero es el personaje que se encarga de defender y preservar nuestra nación personal para que permanezca segura, libre y soberana. Su segunda función es impulsar la prosperidad del reino, para lo cual es menester construir, generar, progresar. Lo anterior se consigue por medio de logros, conquistas y realizaciones personales. Nuestro guerrero interno es quien nos brinda el carácter y el temple para Finiquitar una carrera, lograr un ascenso laboral o luchar por construir una relación nutritiva de pareja.

    Dones: la fuerza, valentía y aplomo para defender el reino, junto con la disciplina, coraje y energía para obtener logros en la vida.

    Sombra: muchas personas son tan débiles que no saben decir no, es decir, poner límites. Por lo mismo, otras invaden sus reinos imponiéndoles criterios y necesidades que no son suyas. Otra expresión es el reverso de la moneda: son tan débiles que la sombra del guerrero las convierte en individuos prepotentes, controladores, impositivos y dominantes.

    Un aspecto muy relevante de la sombra del guerrero es que instala en la mediocridad a quienes carecen del ímpetu, motivación, empuje y coraje necesarios para alcanzar sus objetivos.

    El sabio

    Funciones: todos necesitamos un marco de referencia que nos oriente por la senda más adecuada. El sabio es el faro que ilumina nuestro camino en la oscuridad de la vida. Es el personaje que nos aconseja, que dice lo que es correcto, adecuado. Es quien nos señala el sendero de la verdad a través de los diferentes sistemas de creencias. Es, asimismo, quien nos ofrece mapas del territorio de la realidad que visitaremos. Por último, es quien aconseja al gobernante lo que conviene hacer. El sabio es el equivalente a los asesores del presidente de una nación; con esta idea puedes calibrar la relevancia que tiene para la vida de un país o para la de tu propio reino. Piensa en lo que le ocurriría a la nación o a tu vida personal si poseyeran una perspectiva errónea, limitada y deficiente. ¿Te imaginas qué catástrofe?

    Tener al sabio en la sombra es algo delicado y trascendental. La sombra del sabio, es decir, la ignorancia, ha hecho mucho daño a la humanidad durante la historia. Te doy algunos ejemplos para que evalúes con precisión la magnitud de lo que digo:

    A lo largo del tiempo, en la educación de los niños se ha impuesto la ideología de la obediencia, la disciplina, el castigo y la represión. Hasta hace poco tiempo no nos habíamos dado cuenta de que los padres, de acuerdo con estos lineamientos, funcionábamos como fábricas de niños lastimados, neuróticos y con una autoestima muy debilitada.

    Otro ejemplo es el de las mujeres. La perspectiva de la sombra del sabio pretendió convencernos de que eran seres inferiores, de segunda. Con la revolución feminista, el sabio salió de su sombra, ¡y ya viste qué cambios tan extraordinarios han acontecido!

    Otra manifestación se ha presentado durante milenios y de manera devastadora en el terreno de la sexualidad. La sexualidad de muchas personas se ha visto mutilada por la mirada primitiva y cruel de la imposición puritana, la cual, con sus aberrantes métodos basados en la culpa, la vergüenza y el castigo, ha llevado a millones de seres a reprimir, empobrecer, enfermar o renunciar a algo tan vital y natural. Por fortuna, con el desarrollo de la sexología –basada en investigaciones científicas– se ha dejado atrás esa pesada y perniciosa sombra. Esto permite que emerja un prometedor rescate de la invaluable vida sexual.

    Espero que con los ejemplos anteriores puedas valorar la relevancia que el personaje del sabio tiene en nuestra vida.

    Don: el afán de llegar a la verdad por medio de una actitud crítica, objetiva, abierta y flexible.

    Sombra: 1) La ignorancia. 2) Ser fácilmente influenciable. Aceptar y hacer propias las creencias que se nos ofrecen, sin que seamos capaces de cuestionarlas. 3) El dogmatismo o actitud rígida y cerrada con que sostenemos que nuestras afirmaciones son verdades absolutas e infalibles. 4) El fanatismo, que implica promover o defender con vehemencia una idea sin comprenderla cabalmente. Es una exageración provocada por la carga emotiva y la ausencia de reflexión.

    Las ideas que se expresan en este libro son creación de mi propio sabio. Con él, muestro el viejo modelo del amor que, a mi modo de ver, forma parte de la sombra del sabio, y te propongo uno nuevo, que espero descubras más cercano de su modalidad evolucionada que de su sombra.

    El buscador

    Funciones: las personas tenemos una trayectoria evolutiva, cuya verdadera y suprema tarea es crecer y madurar. El buscador es el resorte interno, el impulso que nos lleva a tratar de encontrar caminos para alcanzar la trascendencia y mejorar nuestra calidad de vida. Este personaje fue el que te condujo a este libro para obtener nuevos conceptos y herramientas que te permitan construir una relación de pareja satisfactoria y plena.

    Dones: la ambición y la motivación para actualizar lo mejor de ti.

    Sombra: 1) El conformismo y la mediocridad que paraliza el impulso hacia el crecimiento. 2) Buscar la trascendencia de maneras equivocadas, como las drogas, el consumismo, el poder, el estatus, etc. 3) Procurar la superación con una actitud compulsiva y perfeccionista.

    El bienhechor

    Funciones: uno de los medios por los cuales contactamos y desarrollamos nuestro poder y potencial se encuentra en el maravilloso acto de dar. Mientras más generoso eres, más vives en la abundancia, y la magnitud de ésta es un reflejo de tu calidad humana.

    Dones: la compasión y generosidad para darnos a nosotros y a los demás.

    Sombra: por un lado, el egoísmo, y por el otro la incapacidad de darte a ti por darle a los otros.

    El destructor

    Funciones: la vida es cambio. En todo proceso de transformación hay cosas que deben morir para que otras nazcan. Para que surja la mariposa, es preciso que desaparezca la oruga. En muchas ocasiones tenemos que contar con el destructor como aliado, ya que es el arma con la cual vamos a desintegrar o a eliminar situaciones que no nos permiten florecer, como traumas, complejos, ansiedades, depresiones, etc. Cuando alguien logra superar estos inconvenientes o tomar distancia de personas que le hacen daño, ¿cuál de estos personajes crees que se

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